En una entrada ya publicada comentamos acerca de un rasgo de la devotio moderna: el menosprecio por la Liturgia como fuente de piedad personal. El cardenal Antonelli señalaba la «tendencia individualista creada y divulgada por la devotio moderna» como causa de un proceso de «clericalización» de la Liturgia: «los fieles son simples espectadores obligados a asistir sin entender y sin tomar parte de lo que se está desarrollando»
La presente reproduce páginas de un libro que explican mejor esta característica de la devotio. La bastardilla está presente en el original, mientras que los subrayados nos pertenecen.
La presente reproduce páginas de un libro que explican mejor esta característica de la devotio. La bastardilla está presente en el original, mientras que los subrayados nos pertenecen.
El empleo de la expresión devotio moderna data de finales del siglo XIV y se sitúa
en el área geográfica flamenca. Se trata de una corriente espiritual que nació en los Países
Bajos por obra principalmente del diácono holandés Gerardo Groote (†1384). Esta corriente tomó cuerpo en
las congregaciones agustinas de Canónigos regulares y en las asociaciones
de vida común, siendo enriquecida, a partir de finales del siglo XV y
comienzos del XVI, con diversos escritos ascéticos y místicos, especialmente con
La
imitación de Cristo,
obra del canónigo agustino alemán Tomás de Kempis (†1471), considerada
como la obra más significativa de esta espiritualidad.
Caracterización de la
devotio moderna
La devotio moderna viene a confirmar la expatriación del
pueblo con respecto a la liturgia; y no solo del pueblo, sino también de
importantes círculos espirituales. El acento se pone en la interioridad
que debe preceder a cualquier otra forma de encuentro con Dios. Tomás de Kempis insiste en la «soledad
del corazón y del cuerpo» en cuanto medio para la oración auténtica y
fructuosa. El nacimiento, la infancia, la vida y la pasión del Señor se
convierten en objeto de contemplación; una contemplación y una plegaria que
se hace con el corazón y que precede siempre a cualquier otra oración hecha con palabras,
incluida la oración litúrgica. Se precisa cerrar las puertas de los sentidos
para escuchar lo que dice Dios. Para este modelo de espiritualidad,
conviene prescindir de los sentidos externos para poder escuchar sin
distracciones a Dios, llegando a una devoción sumamente intimista. Se da,
pues, un distanciamiento con respecto al encuentro con Dios en la acción
litúrgica de la Iglesia, que, por implicar a toda la persona, convoca a los sentidos
del cuerpo y a las facultades del alma.
Se intentará espiritualizar las
celebraciones litúrgicas con métodos de oración que robustezcan el convencimiento
sobre la vanidad del mundo, la trascendencia del juicio de Dios y del amor
de Cristo. Para la devotio
moderna, la vuelta a la vida
interior auténtica requiere, si no la superación, sí, al menos, la
relativización del rito. Surge de aquí el individualismo religioso: la salvación ya no se concibe como
una realidad donada, como una acción sagrada que, al ser celebrada, actúa
salvíficamente el misterio de Cristo, sino más bien como resultado de un empeño
psicológico asistido por la gracia divina.
Si
tuviéramos que escoger un texto que mostrara el clima de la devotio moderna, propondríamos estos fragmentos
del De
imitatione Christi:
El que me sigue no
anda en tinieblas, sino que tendrá luz de vida. Estas palabras son de
Cristo, y por ellas somos invitados a que imitemos su vida ysus costumbres, si
queremos ser librados de la ceguera del corazón, y verdaderamente
iluminados. Sea, pues, todo nuestro empeño pensar en la vida de Jesús.
Cuando Jesús está
presente, todo es bueno, no hay cosa difícil; mas, cuando está ausente,
todo resulta gravoso. Cuando Jesús no nos habla por dentro, vano es el
consuelo; pero, si Jesús habla una sola palabra, se siente un gran consuelo.
¿Acaso María no se alzó del lugar donde había llorado, cuando Marta le
dijo: «el Maestro está aquí y te llama»? ¡Oh bienaventurada la hora en la
que Jesús llama de las lágrimas al gozo espiritual! ¡Cuán seco y duro eres sin
Jesús; y cuán necio y vano si codicias algo fuera de Él! Dime: ¿no es este peor
daño que si perdieses el mundo entero? ¿Qué puede dar el mundo sin Jesús?
Oiré lo que diga el
Señor en mí. Bienaventurada el alma que oye al Señor que habla en ella, y
de su boca recibe palabras de consolación. Bienaventurados los oídos que
perciben lo sutil de las inspiraciones divinas, y no cuidan de las murmuraciones
mundanas (…). ¡Oh alma mía!, fíjate bien en esto, y cierra las puertas de
tus sentidos para que puedas oír lo que el Señor, tu Dios, habla en ti.
Señor Dios mío, derrama la bendición de tu dulzura sobre tu
siervo, para que merezca llegar digna y devotamente a tu augusto
Sacramento (…). En la simplicidad de mi corazón, con fe recta y firme, me
acerco a ti, Señor, lleno de respeto y esperanza, y creo verdaderamente
que estás aquí presente en este santo Sacramento, Dios y Hombre. Y puesto
que quieres, Salvador mío, que yo te reciba, y que me allegue a ti en
caridad, imploro y suplico a tu clemencia que me sea dada una gracia
especialísima por la que me derrita enteramente en ti, y rebose de amor a
fin de no distraerme en ningún otro consuelo.
Tomado de:
Arocena, F. Teología litúrgica. Una introducción. Ed. Palabra, Madrid (2017),
pp. 251 y ss.
2 comentarios:
No pretendo ridiculizar a nadie, ni insultar ni nada, y soy consciente de que puede sonar mucho a falacia ad hominem y lo entiendo, pero: refriendo a teólogos como este, ¿como explicar que vean bien la reforma litúrgica?
Porque resulta evidente que este hombre (y muchos otros) sabe muchísimo más que un wanderer o un infocaótica. ¿Por qué quienes saben la ven bien?
Así, ¿por qué aquí se ve como algo peor, hecha la reforma de forma horrorosa...?
Gracias de antemano.
A mi me dieron la Imitación de Cristo a los 17 años... Yo era un muchacho algo tímido o con poca vida social y creo q me hizo daño en cierto sentido porque "reforzó" con argumentos religiosos aparentemente tradicionales mis deficits psicológicos.
Quizás hubiera sido mejor q me hagan leer solo el Evangelio.
En aquellos años me gustaban las lecturas de autores espirituales mas q las del Evangelio.
Ahora q tengo mas de 40 veo q el fiel de la balanza esta en el Evangelio leído a la luz de los Santos Padres... Y q es de profundidad infinita...
Juancho el del Sur de GBA.
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