TINELLI, VATTIMO
Y FRANCISCO
Por Antonio
Caponnetto
Saben los lectores amigos, y sobre todo quienes no lo son, que
seguimos con dolorosa pesadumbre el pontificado del Cardenal Bergoglio. Y
ello, en principio, motivado por una doble causa. La primera, la de sus
antecedentes preñados de heterodoxia, de los que nos hemos ocupado en La Iglesia Traicionada,
libro cuya no buscada vigencia se ha vuelto trágica. La segunda, la de muchas
de sus enseñanzas y declaraciones, a los que nos hemos visto obligados a
calificar -no sin la mortificación que esto supone- de atentatorias contra la
Verdad, sea por vía de la confusión, la ignorancia, el error o la
mentira.
Parece sumársele ahora una tercera causa, no menos hiriente. Y es
la de ciertas actitudes o conductas de Francisco que -para abreviar el
amargo trago- calificaríamos de impropias de la silla petrina. Puesto que bien
decía San Norberto de Magdeburgo que la silla de Pedro exige la conducta de
Pedro. La gravitas y el decus no son virtudes que puedan
menoscabarse, sin menoscabo inmediato de la personalidad que opta por
conculcarlas. Tanto más si tales virtudes son reemplazadas por talantes rayanos
en el plebeyismo, la vulgaridad o el simple mal gusto.
Acaso baste un solo y angustiante ejemplo de cuanto decimos; que,
para nuestra desdicha, no constituye un caso aislado. Y es la
cálida, hospitalaria y frecuente recepción de la que goza en Roma el
señor Marcelo Tinelli, de quien sólo diremos lo que es: un corrupto y
degenerado millonario abocado a la industria pública de la prostitución colectiva.
No se trata de la visita de un pecador, con sayal de penitente y
rostro suplicante de reconvenciones y de endechas; sino la de un insolente y
orgulloso personaje envilecido, que ingresa cuando quiere y por la puerta
grande al Vaticano, portando trofeos futbolísticos o una troupe de sujetos
patibularios. Y que vuelve a sus ruines tareas habituales sin el más mínimo
asomo de haber modificado sus hábitos crapulosos tras las visitas a la Santa
Sede. Y que lejos de recibir apercibimientos o reproches públicos por sus
inconductas, como correspondería para
evitar el escándalo y la zozobra de tantas almas justas, recibe de
parte del Papa cordiales gestos de bienvenida, de simpatía y de aquiescencia,
sin la más mínima referencia a las perversiones que lo enjoyan, en el sentido
crematístico de la palabra.
Le debemos a nuestro amigo Luis Alvárez Primo, la autorización
para hacer pública la carta que el entonces Cardenal Bergoglio le hiciera
llegar, en respuesta a una suya, el 13 de junio de 2012. En uno de los párrafos
pertinentes, que ahora cobran particular relieve, decía el otrora Primado
de la Argentina: [hay] "una gran calamidad que está en la base de nuestra
civilización: el pensamiento débil; y esto, en la política, es desastroso. Ya
lo había advertido Platón, cuando decía que la retórica es a la política lo que
el maquillaje a la salud. Cuando el pensamiento no es consistente, termina en
maquillaje, una forma mentis que se asemeja a Tinelli o a Susana
Giménez".
Cuatro cosas, para simplificar, llaman la atención
del admirable párrafo.
La primera, que conociendo "la calamidad" que constituye
el "pensamiento débil", el Cardenal Bergoglio, máxima autoridad
de la Iglesia Argentina y Canciller de la Universidad Católica Argentina, no
prohibiera el ingreso a la misma del fundador y mentor del llamado
"Pensamiento Débil", el invertido y cristiano-comunista (ambas cosas
convicto y confeso) Gianni Vattimo, cuando en el año 2006, fue llevado
triunfante por el rector Alfredo Zecca a las aulas de la UCA.
La segunda, que el susodicho Gianni Vattimo -personaje
indecente,si los hay- cubra de elogios al ya convertido en Pontífice, Cardenal
Bergoglio, diciendo de él: "Me parece un personaje notable[...] Francisco
me parece que comenzó dando mucha confianza, se presenta muy bien. Tiene
estilo[...]. Empezar diciendo: “Felices Pascuas, buen provecho, buenas noches”
es algo que otros Papas jamás habían hecho. Merece atención por ese estilo.
Pero a la larga no bastará con eso. Sin embargo, Francisco tiene todos los
rasgos para ser un buen Papa [...].Por ahora hay un hecho estilístico, que
permite esperar. Yo espero que del estilo pase a la sustancia"
(Cfr.Suplemento "Ñ" de Clarín, 8-3-2013, Ver AQUÍ)
La tercera, que si Francisco posee tanta claridad conceptual
acerca de la amenaza del pensamiento débil,al punto de cuestionarlo como lo
hizo en su homilía de Santa Marta el 29 de noviembre de 2013, porqué lo
practica en no pocas de sus declaraciones, consejos, entrevistas, notas,
reportajes y ocurrencias múltiples. Los casos de pensamiento débil en la
pedagogía cotidiana de Francisco, conforman ya una preocupante antología del
desatino.
La cuarta, al fin, si Tinelli es, de mínima, quién queda
retratado en el párrafo de la carta mencionada, por qué ese juicio
descalificatorio no lo convierte el Papa de privado en público, para
edificación de los cristianos fieles, para la obligatoria prevención moral de
los miles de ciudadanos que diariamente se intoxican con sus basuras televisas,
y para que nadie pueda sospechar doblez ,fragilidad u oportunismo en
quien ocupa hoy la Silla de Pedro.
Dios permita que la Verdad resplandezca y Roma sea, como está
llamada a serlo, el Faro del Mundo. Pero si quienes están llamados a
custodiar ese Faro, con sus ritmos, sus vibraciones, sus pausas y sus signos,
tuvieran un plan distinto, que se cumpla de una vez la súplica de
Cristo: "lo que tengas que hacer, hazlo pronto"(Jn. 13,21).
Porque el Iscariotismo en la Iglesia tiene la solución teológica en el Campo de
Sangre (Hechos 1,17-19). Pero el Tinelismo no tiene solución alguna.
4 comentarios:
Me pregunto cual será la "forma mentis" de Francisco.
La de un psicópata. "googlee" los síntomas y verá que coinciden a la perfección con su personalidad y sus actos.
No hay forma mentis definida, sino puro "pensamiento líquido". Es un Papa posmoderno, en cierto modo un anti-Ratzinger. Es un hombre que dice una cosa y hace la contraria. O como dirían los cursis de ahora, que "preconiza con su vida una disociación absoluta entre dogma y pastoral". Algo así como: "sí, sí, la teoría nos la sabemos todos, pero es que yo vivo en la frontera ¿sabe usted? y en la frontera la teoría no aplica más que cuando yo decido que aplique, así que váyase usted a escardar cebollinos y déjeme a mí que haga lo que a mí me dé la gana".
No es la primera vez que oímos contar que las cosas que dice Bergoglio dependen de quien sea el interlocutor.
Publicar un comentario