lunes, 19 de diciembre de 2016

Cristiandad y laicidad

Hay palabras de diversos significados cuyo uso es problemático y a veces suscita confusión. Un caso paradigmático es el término laicidad. En efecto, a menudo se lo emplea en sentido opuesto a confesionalidad, para calificar la posición de un Estado respecto de la Iglesia: aconfesional, religiosamente neutro, separación Iglesia-Estado, “Iglesia libre en Estado libre”, etc. Así, se dice que España es un Estado laico, porque ninguna religión tiene carácter oficial. Si se hace de esta situación de hecho un principio por el cual Estado debe ser aconfesional, en tesis, se termina en uno de los errores de Maritain.  
Sin embargo, no es este el único significado que puede tener el término laicidad. El arzobispo M. Lefebvre (aquí) registró otro de importancia:
“2. Distinción de la Iglesia y del Estado. El Estado, que tiene por fin directo el bien común temporal, es también una sociedad perfecta, distinta de la Iglesia y soberana en su dominio. Esta distinción es lo que Pió XII llama la laicidad legítima y sana del Estado (2), que no tiene nada que ver con el laicismo, error que ha sido condenado. ¡Atención entonces de no pasar del uno al otro! León XIII expresa bien la distinción necesaria de las dos sociedades:
Por lo dicho se ve como Dios ha dividido el gobierno de todo el linaje humano entre dos potestades: la eclesiástica y la civil; ésta que cuida directamente de los intereses humanos; aquélla de los divinos. Ambas son supremas, cada una en su esfera; cada una tiene sus límites fijos en que se mueve, exactamente definidos por su naturaleza y su fin, de donde resulta un como circulo dentro del cual cada uno desarrolla su acción con plena soberanía. (3)
3. Unión entre la Iglesia y el Estado. ¡Pero distinción no significa separación! ¿Cómo los dos poderes se ignorarían, ya que recaen sobre los mismos súbditos y frecuentemente legislan sobre las mismas materias: matrimonio, familia, escuela, etc.? Seria inconcebible que se opusieran, cuando al contrario su acción conjunta es requerida para el bien de los hombres.”
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(2) Alocución a los habitantes de las Marcas del 23 de marzo de 1958.
(3) Encíclica Immortale Dei, en E. P., pág. 326, n. 11, cf. Dz. 1866
Aquí laicidad -calificada como legítima y sana- tiene un significado distinto de laicismo y de aconfesionalidad. Significa que el Estado, también cuando es confesional y católico, no deja de ser sociedad perfecta, una realidad distinta, aunque no separada de la Iglesia, una comunidad suprema en su orden, soberana, con naturaleza y fin propio no opuesto sino subordinado al fin de la Iglesia. De modo que un Estado católico es también laico, en este sentido sano y positivo, pues no se confunde con la Iglesia y posee una esfera de acción propia.
Quien esté interesado en profundizar este tema puede leer un valioso trabajo de Dr. Carlos Arnossi (completo, aquí). Reproducimos un fragmento de sus conclusiones:
“…contrariamente a lo que muchos piensan, Pío XII no opone legítima sana laicidad a Cristiandad. Por el contrario, las identifica al enseñar que la laicidad, cuando es legítima y sana es distinción mas no separación entre la Iglesia y el Estado. Y este tipo de unión se da en la comunidad política que es verdaderamente católica en cuanto tal, es decir, la Cristiandad…”.
  

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente. Es lo que vengo sosteniendo hace años, quizá por aquello de San Josemaria de defender una sana laicidad y secularidad, sin oposición al Estado Católico ni a las instituciones que por depender de una asociación civil y no religiosa, son laicas pero con una explícita identidad católica (centros educativos, asistenciales, culturales, etc). Muy buen post

Fernando Romero Moreno

Orestes dijo...

La verdad de la milanesa es que no sabemos de todo lo que pensaba San Josemaría, porque muchos de sus escritos permanecen ocultos y los miembros del Opus Dei no permiten que se difundan.
Es más, han hecho juicio a quienes intentaron divulgarlos por cuestiones de copywright.
Cuando se conozcan todos sus escrito sabremos realmente su pensamiento.

Anónimo dijo...

Yo fui numerario en el Opus Dei casi 17 años y lei gran parte de los escritos internos, además de los externos del Fundador. Además conozco por la tradición oral de la Obra el pensamiento de San Josemaria acerca del Concilio, el posconcilio, la reforma litúrgica, el laicismo, la masonería, el marxismo, la crisis de la Iglesia, etc. Si lo que pasó en la Iglesia en los 60-70 practicamente lo llevó a la tumba, no me cuesta mucho imaginar lo que pensaría ahora, con esta Iglesia "popular"...De todos modos con los escritos y las biografías publicadas, hay suficiente material para conocer su reacción frente a todos estos problemas...

Fernando Romero Moreno

Anónimo dijo...

aquí se plantea que la figura del seglar comenzó a ser redefinida en la época del Concilio Vaticano II,

... via Definicion ABC http://www.definicionabc.com/religion/seglar.php


¿hasta que punto entonces se puede confiar en la palabra laico?


que Pío XII hable de sana laicidad ¿significa que haya dicho que lo correcto es que el Estado se deba denominar laico? ¿no sería mejor utilizar la palabra seglar como se hacía antes?, pues la palabra laico parece que tuviera un sentido peyorativo:
Que es independiente de toda confesión religiosa. El Estado laico, Estado independiente de cualquier organización o confesión religiosa.
El laicismo, corriente de pensamiento que defiende la existencia de una sociedad organizada de forma independiente a cualquier confesión religiosa.



Martin Ellingham dijo...

Depende del significado del término, y de otras circunstancias, la conveniencia o no de su uso. En el sentido en que lo usó Pío XII todo Estado es laico y debe serlo porque así lo dispuso Cristo.
Saludos.

Anónimo dijo...
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