domingo, 11 de noviembre de 2012

El fetiche de la constitución


UNO. El martes 6 de noviembre de 2012 será recordado en España como el de la comisión de uno de los mayores dislates jamás cometidos por institución alguna. En esta fecha se ha hecho pública la sentencia dictada por el Tribunal Constitucional sobre la constitucionalidad de la Ley 13/2005, de 1 de julio, por la que se modifica el Código Civil en materia de derecho a contraer matrimonio permitiendo a los homosexuales el hacerlo (además de poder adoptar niños). Tras siete largos años el Tribunal se ha pronunciado y ha dicho que la Ley no va en contra de la Constitución.
DOS. Charles Evan Hughes, presidente de la Corte Suprema de los Estados Unidos (1930-1941) dijo: “Nos regimos por una Constitución, pero la Constitución es lo que los jueces dicen que es”. Es un hecho que debiera ayudar a disipar las mitificaciones constitucionales. Porque en los sistemas políticos conocidos como estados constitucionales democráticos la Constitución es un texto legal a interpretar, y en casos controvertidos hay un tribunal superior de última instancia que resuelve sobre el sentido de las normas constitucionales.
TRES. Fetiche es el ídolo y objeto de culto al que se atribuyen poderes mágicos, especialmente entre los pueblos primitivos. En los sistemas políticos occidentales existe el fenómeno denominado fetichismo constitucional, que en términos muy simples podría definirse como la tendencia a considerar a las constituciones como la solución a todos los problemas sociales.
No pensemos que el fetichismo constitucional es una patología mental propia de leguleyos, liberales o idólatras que están fuera de la Iglesia. Martin Rhonheimer es uno de los más destacados e inteligentes ideólogos clericales del neoliberalismo católico. Afectado por este fetichismo, Rhonheimer reivindica como destacables valores políticos al "Estado constitucional democrático" y una "moral de ciudadanía" que impone un “patriotismo constitucional”.
El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, más gravemente afectado por el fetichismo constitucional ha declarado que “hay una falta de fidelidad” a la Constitución Española en el fallo del Tribunal Constitucional sobre el sodomonio. 
CUATRO. Quien esto escribe no puede menos que concluir esta entrada con dos comentarios de Museros:
- El Tribunal Constitucional y la Constitución son anticonstitucionales. Los católicos liberales acaban de darse cuenta y amenazan con inflar miles de globitos de colores para hacérselo saber al gobierno...
- Exigimos que se cumpla la constitución, pero no acatamos las sentencias del TC que no nos gustan... Somos católicos liberales y el principio de no contradicción es nuestro mortal enemigo...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Munilla es un crack!

Isaac García Expósito dijo...

Efectivamente, eso es lo que pasa por aceptar pulpo como animal de compañía.

Y no es sólo el fetichismo. Cualquier comentario que desvele la realidad, será opacado, orillado, para que de esta forma no llegue al común de los mortales.

Así es la vida.

Miles Dei dijo...

Ahora solo falta otro comentario iuspositivsta del ínclito Rouco invitando a dimitir a todos los católicos que no quieran aplicar la ley y ya estamos todos. Porque no olvidemos que si existe un Munilla es porque existe un Rouco que limpia, fija y da esplendor.

Munilla podría escribir una tesis preguntándose si es fidelidad o infidelidad a la constitución que el ejemplar princeps de la Constitución se abre con un escudo que la ley de memoria histórica pena por ser preconstitucional. Los vaivenes del principio de no contradicción podrían ser aún más alucinantes.

Es más le pagamos para que dimita de obispo y se vaya a una Cartuja a escribir dicah tesis. Y con él todo los demás liberobispos.

Firmus et Rusticus dijo...

Con dos palabras lo ha dicho todo.