lunes, 5 de noviembre de 2012

Una carta a Pablo VI

En 1973, la revista argentina Roma (n. 29) ofrecía a sus lectores una carta de Jean Madiran a Pablo VI. Reproducimos en esta entrada la introducción de la revista (sin firma, posiblemente escrita por Andrés de Asboth) y en nuestro estante de scribd la carta de Madiran. 

Frente a la descomposición que se manifiesta actualmente en todos los aspectos de la vida de la Iglesia y que el Papa no ha dudado en calificar como una “autodemolición”, cuatro actitudes principales pueden ser adoptadas:
La primera consiste en lanzarse en la vía de las reformas contribuyendo a destruir o cambiar aquellas "estructuras" o "principios" que, a juicio de los reformadores, parecen poco en consonancia con el "mundo moderno". Es la posición de los progresistas y neomodernistas que, en el fondo, buscan nada más y nada menos que fundar una nueva religión, bajo el signo del ecumenismo, el liberalismo, el relativismo y el desprecio hacia las fórmulas dogmáticas. Van camino a una iglesia atea para el estado comunista.
La segunda posición es la de la comodidad y por lo tanto la más seguida. Sin preocuparse por las catástrofes posconciliares y sin hacer ningún esfuerzo para analizar la legitimidad o veracidad de las ideas y reformas, preconizadas por autoridades o por "expertos" más o menos corrompidos doctrinalmente, siguen la corriente invocando la obediencia. Son sujetos meramente pasivos.
La tercera posición admite que existen muchos abusos y exageraciones en las reformas en curso, pero estas exageraciones y estos abusos no se reconoce que sean originadas por el "espíritu del Concilio", sino únicamente porque algunos interpretan torcidamente los preceptos y los documentos del Vaticano II, pero las enseñanzas de la Jerarquía están siempre en el fondo de acuerdo con la doctrina ortodoxa.
La cuarta posición sostiene que las reformas realizadas como consecuencia de las ideas enunciadas en el "Concilio pastoral" Vaticano II, se han revelado pastoralmente ineficaces o perjudiciales y deben por lo tanto ser interrumpidas y abandonadas, volviendo a las formas, ideas y principios que inspiraban la actuación de la Iglesia anteriormente al Concilio. Los representantes de esta cuarta posición son más numerosos de lo que parece; si no se hacen oír más, no es por pasividad o apatía, pues en ellos se encuentran la almas más ardientemente celosas por la gloria de Dios y el triunfo de la Iglesia. Si se mantienen ordinariamente en silencio es por humildad o espíritu de obediencia quizá, a veces equivocada. Pero cuando alguna voz autorizada representativa de esta multitud silenciosa que sufre, se alza públicamente para denunciar el fondo de la tragedia que vive la Iglesia, consideramos nuestro deber informar a nuestros lectores, para que puedan a través de estas declaraciones y escritos obtener una visión completa del extenso abanico de opiniones que existe, entre los fieles y los sacerdotes, con respecto a las reformas consecuencia del espíritu "pos-conciliar".
Sin que su publicación suponga un acuerdo, solidaridad o aceptación incondicional, damos a conocer aquí una carta, algo reducida, a S. S. Pablo VI, que nos parece muy representativa de lo que hemos llamado la "cuarta posición" y que se ha hecho pública recientemente en Francia. Su autor es Jean Madiran, director de la revista "Itinéraires", ampliamente conocida en los ambientes intelectuales de Europa y en el mundo entero. Esta carta ha de tener sin duda una repercusión universal por su claridad y valentía y quizá llegue a adquirir una trascendencia histórica.

Madiran - Carta a Pablo VI

33 comentarios:

Anónimo dijo...

reformadores si como no.... manga de chantas

Walter E. Kurtz dijo...

Es interesante observar la fecha de la carta.

En 1972, apenas comenzado el "experimento" de Ecône con todas las autorizaciones de rigor, la Conferencia Episcopal Francesa mandaba un veedor y luego se quejaba a Roma y al obispo de Sion (Suiza) por celos jurisdiccionales. Al mismo tiempo, se amenazó a los seminaristas que se pasaran al seminario suizo y se suspendió a los sacerdotes franceses que colaboraran con la obra de Mons. Lefebvre. Poco antes, no hay que olvidarlo tampoco, fue que S. S. Pablo VI se refirió a que el humo de Satanás había penetrado en la Iglesia.

Hay que recordar que en aquellos años en Francia, era común que se celebrase misa con pan común y vino de mesa, sentados en una mesa común. Todavía estaba en vigencia el llamado "catecismo holandés" y las versiones "comprometidas" de la Biblia.

Todo bajo el visto bueno de los obispos diocesanos y de Roma.

Es interesante también comparar esta carta de Madiran con la que 6 años después otro grupo de intelectuales franceses (Thibon, Salleron, el Cnel. Remy, etc.) dirigirá al Santo Padre en ocasión de la suspensión a divinis de Lefebvre por la primera tanda de ordenaciones "ilegales", donde se hace una desesperada relación del páramo en que se había convertido la Iglesia en Francia.

Por supuesto que no hubo respuesta del Papa.

Anónimo dijo...

Coronel, por favor, copie y pegue la carta de Thibon y los otros. Gracias.

Walter E. Kurtz dijo...

Si la puede traducir del francés al castellano, se la mando.

Anónimo dijo...


Todos miraban a Pablo VI, sin advertir que el mismo Pablo VI era quien estaba al mando de las brigadas de demolición. Y es por eso que no obtuvieron absolutamente nada de esas desesperadas quejas. Ahora, al cabo de cincuenta años, se puede ver con más claridad. Desgraciadamente, cuanto más nos acercamos al presente, la vista se vuelve a nublar y el entendimiento se extravía. Por ejemplo, todos deploran que al frente de la CDF se encuentre el hereje Müller, pero pocos parecen advertir que Müller no fue quien nombró a Müller, sino que fue Ratzinger, el heredero de Pablo VI en la jefatura de las brigadas, el que nombró a Müller, con pleno conocimiento de causa. Así que, una de dos: o se admite que un Papa católico puede por acción, omisión o delegación trabajar en la demolición de la Iglesia, o se admite que un tal Papa no puede serlo en realidad. Tertio excluso. Por alguna razón, en Infocaótica y en otros muchos sitios sienten tal horror por la segunda opción, que ni se plantea ni en general se puede plantear, sopena de ver eliminado el comentario. Quizás dentro de viente años, con el hereje Müller al mando de lo que poco que quede de la Iglesia, en Infocaótica echen la mirada atrás y empiecen a calibrar la responsabilidad de Ratzinger, de la misma forma que ahora, mirando atrás, se puede ver con claridad el daño espantoso que causaron a la Iglesia Montini primero y Wojtyla después.

A eso se llama imprudencia temeraria.

Redacción dijo...

Non praevalebunt!

Si estudiase un poquito nomás de Teología y de Historia de la Iglesia, se daría cuenta que su deducción es sofística pura (cual neocon espabilado). Además, en su caso, de, proposicionalmente, herética.

Anónimo dijo...

Si Pablo VI, el humo que ud dejó entrar...

Miles Dei dijo...

El tertio excluso hace tiempo que se demostró que existía, por ejemplo Meinvielle acerca de la publicitación de los actos del Papa.

Anónimo dijo...

Que han trabajado para la demolición está claro.

Anónimo dijo...

"Si estudiase un poquito nomás de Teología y de Historia de la Iglesia, se daría cuenta que su deducción es sofística pura"

Pero como no todo el mundo puede ser teólogo, de entrada uno observa y hace inferencias, y luego entra uno en Infocaótica con la esperanza de que le digan POR QUÉ su inferencia es sofística.

Pero, como dicen en mi pueblo, son "habas contadas". O Pablo VI trabajó en la demolición, o no lo hizo. Porque si lo hizo "poquito", lo hizo, ¿verdad? Entonces, uno sólo tiene que tomar los textos del propio Pablo VI, no las elucubraciones de los tradilocos, sino, insisto, los propios textos de Pablo VI. Por ejemplo, aquél en que Pablo VI redefine la Misa católica y borra su carácter sacrificial. Y ahora, me temo, si quiere usted enseñarme que mi razonamiento es sofístico, tendrá, muy probablemente, que acudir a argumentos a su vez sofísticos, habida cuenta de que los textos de Pablo VI no los he inventado yo...

Pero nada, le aseguro que nada, me gustaría más que enterarme de que estoy completamente equivocado, y de que la Iglesia católica sigue siendo católica.

Respecto a que mis afirmaciones son heréticas, solo le recuerdo que muchos insignes teólogos, mucho más preparados que yo, han teorizado sobre un Papa herético, y que mi herejía sería en todo caso, al apoyarse en evidencias que no he inventado yo, como por ejemplo los sacrificios los dioses paganos de Juan Pablo II, digo, que serían en todo caso materiales, ya que yo soy un simple fiel que observa a un Papa haciendo cosas que miles de mártires, indudablemente católicos, se negaron a hacer. Por consiguiente, se requerirían argumentos bastante sutiles para convencerme de que lo que ví no lo ví en realidad. Pero bueno, para eso están los teólogos, para darnos luz a los pobres fieles de a pie.

Redacción dijo...

Anónimo:

Antes de afirmar que Pablo VI redefinió la Misa tenemos que precisar qué entendemos por "redefinir".

Una definición real puede ser esencial(v.g. el hombre es animal racional) o descriptiva (v.g. el hombre es animal locutivo). Se redefine, en sentido propio, cuando se cambia la esencia de lo definido (v.g. el hombre es animal irracional; el hombre es el lenguaje) no cuando se explicita o enfatiza una propiedad o un accidente sin alterar la esencia de lo definido (v.g. el hombre es un animal que juega, pero no es su juego).

Supuesto lo anterior, hay que probar que Pablo VI redefinió la Misa y que lo hizo en sentido heterodoxo.

Walter E. Kurtz dijo...

Anónimo:

Que un Papa cometa un error o, incluso, pronuncie una herejía o una heterodoxia, no lo "depone" como Papa. Eso es una herejía y, además, un desconocimiento total de la Historia de la Iglesia. Puesto que así fuera, entonces vendría a ser que los Papas de las épocas tusculanas, el Papa que no quiso aprobar Calcedonia y tuvo que firmar a punta de espada, etc., no habrían sido Papas. Y, entonces, tendríamos que no ha habido continuidad, y entonces las puertas del infierno hubiesen prevalecido sobre la Iglesia.

Los teólogos a que Ud. hace referencia y que suelen ser (mal) citados por los sedevacantistas no sostienen la tesis de éstos, sino una hipótesis teológica (proponer como verdad de Fe --con todos los requisitos que hacen a un pronunciamiento "ex cáthedra"-- una herejía) que alguno de ellos llama literalmente "de imposible ocurrencia". Pero, además, porque estas hipótesis están expuestas dentro de determinados marcos teóricos (por ej., la intervención del Emperador, etc., "marcos" que hoy no existen). Finalmente, debe recordar que si la doctrina de los Padres de la Iglesia está sometida a la regla de la unanimidad, más aún cuando se trata de teólogos en su magisterio privado. Y claramente en estas hipótesis no existe unanimidad, por lo que son meras opiniones eruditas.

Aunque un Papa se arrodillara frente a los ídolos y les diese culto (lo que no ha hecho ningún Papa "stricto sensu", aunque sean gestos lamentables y todo lo que Ud. quiera), no deja de ser Papa. Decir lo contrario es caer en la herejía donatista.

Otra cosa es que, en todo aquello en que el Papa se aparte *claramente* de la Tradición bien entendida (quod semper, quod ubique, quod ab omnibus), no se le deba obediencia.

Con respecto a la Misa, no creo que haya habido realmente una redefinición, sino un olvido lamentable (voluntario o no, no lo sé) y un resaltar otros aspectos como memorial, comida del Señor, sacramento del altar, ágape, asamblea, que si bien están en los Padres y en Santo Tomás, en estos tiempos han llevado a malas interpretaciones.

Redacción dijo...

Recordamos al Coronel y al Anónimo que esta bitácora no tiene como intención discutir el sedevacantismo. Ya hemos dicho lo que teníamos que decir al respecto y la refutación del mismo se da en abundante bibliografía que se puede encontrar fácilmente en la web. Entre otros, recomendamos el libro del P. Alvaro Calderón SSPX al que ya nos hemos referido.

Miles Dei dijo...

Volviendo a la carta. ¿Como está uno seguro que este tipo de cartas llegan al Papa y no directamente a la papelera? O caso contrario, que habiendo llegado al Papa su destino fuera la papelera. O también que habiendo sido contestadas debidamente, fuera la respuesta la que acabara traspapelada en lugar de envíada.

¿No se reduce al final todo a una publicitación determinada de las intenciones del Papa?


Miles Dei dijo...

Y podemos ponernos a día de hoy: que ante el cincuentenario del concilio, el decano de los teólogos italianos haya escrito una carta al Papa acompañada de firmas de historiadores de prestigio (alguno con obra premiada sobre la historia del concilio) y que el Papa teólogo no se haya ni dignado contestar es más de lo mismo. ¿Qué pasa con estas cartas?

Walter E. Kurtz dijo...

¿Y desde cuándo un anciano de 85 años, que tiene una agenda que a nosotros con 40/50 años menos nos cansaría de sólo verla, tiene que responder todas las cartas que le llegan?

Tampoco pidamos peras al olmo.

Miles Dei dijo...

Claro, pero perfectamente puede dar un recibido a través de su secretario, que para eso está.

Seguro que la maquinaria que dirige el anciano contesta cuando lo que llega es el cheque millonario de Mendoza o la pepita de oro o cosas similares.

Y si no nos remitimos al Vatileaks a ver que es lo que contesta o no. Ya está bien del cuento del pobre anciano, porque entonces estamos hablando de sede impedida.

La única función real de ese anciano es precisamente la de contestar y confirmar en la fe a los catçolicos que tienen serias dudas sobre la verdad católica que los obispos no pueden solucionar.

Walter E. Kurtz dijo...

¿No se nos va un poco la mano si no contestar una carta es para nosotros "Sede impedida"?

Estoy de acuerdo que para eso tiene secretarios y una burocracia. No iban por ahí los tiros. Pero pueden haber cientos de razones por los cuales no se responde individualmente. De hecho, ahora que lo pienso, casi nunca se ha hecho, excepto a algunos obispos y, a veces, pasados varios años.

Estoy de acuerdo con Ud., Miles, no se crea lo contrario. Si hago de "abogado del diablo", es porque creo que a veces tendemos a sacar las cosas de su quicio.

Es decir, en muchos aspectos es muy posiblemente que la Sede Petrina esté impedida. ¿Pero sabe qué? Así ha sido por dos mil años.

Anónimo dijo...

Redacción: "Una definición real puede ser esencial..." "Supuesto lo anterior, hay que probar que Pablo VI redefinió la Misa y que lo hizo en sentido heterodoxo."

¿Me están diciendo que el carácter sacrificial de la Misa es accidental? ¡Por favor! La Misa se ha definido desde siempre como Sacrificio. ¡No hace falta ser un teólogo encumbrado para saber eso! ¡La Misa es un SACRIFICIO! La Misa no es una cosa donde, accidentalmente, ocurre un sacrificio.

¿Y cómo la define Pablo VI? Así se define en el Ordo Missae, capítulo segundo, "De structura missae eiusque elementis et partibus":

"Cena dominica sive Missa est sacra synaxis seu congregatio populi Dei in unum convenientis, sacerdote praeside, ad memoriale Domini celebrandum"

¿Está claro? No lo dicen los tradilocos, lo dice Montini, y ESA DEFINICION NO ES CATOLICA. Precisamente, esa definición contiene sólo notas accidentales, que pueden eliminarse sin alterar la esencia, que es el SACRIFICIO, que en la nueva definición ni se nombra.

Q.E.D.

Saludos.


Redacción dijo...

Anónimo:

Es evidente que no decimos que la Misa no es un Sacrificio. La definición esencial es la de la Misa como sacrificio.

Pensamos que con los ejemplos antropológicos (aninal racional, animal locutivo, etc.) era suficiente. Al parecer nos equivocamos y le hace faltan nociones de lógica (de la definición y sus clases) para aplicar a los sacramentos.

Si su razonamiento fuera correcto habría que condenar por herejía a los Santos Padres, a Santo Tomás... a todo el mundo. Si no se puede diferenciar la esencia de una propiedad, todo se confunde en una herejía ininteligible.

No somos una academia de lógica por correspondencia.

Es imprudente que un cristiano se entrometa en cuestiones teológicas si no maneja rudimentos de filosofía. Lo que ocurre no sólo en los progresistas sino en algunos tradicionalistas ideológicos.

Walter E. Kurtz dijo...

¿Esa definición no es católica? Ud. acaba de condenar a los Padres de la Iglesia y a Santo Tomás de Aquino. ¿¡Qué nos queda a los demás!?

Anónimo dijo...


Redacción: creo que llego a los rudimentos de la lógica. Yo no digo que ustedes digan que la Misa no es un Sacrificio. Digo que Pablo VI no la define así.

He demostrado que Montini redefine la Misa de forma heterodoxa. Con sus mismas palabras. Pablo VI la define como una reunión conmemorativa. ¿Quizás es que no entienden ustedes el latín? La definición de Pablo VI por tanto no es católica. Por tanto es heterodoxa. El carácter sacrificial es esencial y en la definición montiniana ha sido eliminado.

Si yo eliminase de la definición de hombre la nota de "racional" no tendría un hombre, sino otra cosa. Si se elimina de "Misa" la nota de Sacrificio no se tiene una Misa sino otra cosa. El Sacrificio no es una propiedad de la Misa, sino su esencia. Eso precisamente es lo que Pablo VI elimina, y para demostrarlo enseño el texto original de la definición.

¿A cuento de qué entonces esa displicencia? ¿A cuento de qué esa chulería? ¿Quieren ustedes ridiculizarme? ¿Qué ganan con eso? ¿Creen que eso les da a ustedes la razón? ¿Creen que porque yo soy más prudente y no uso del sarcasmo soy tan ignorante como para no distinguir entre esencia y accidente?

Saludos.






Martin Ellingham dijo...

Anónimo:

1. ¿Entiende la diferencia entre una definición esencial y una definición por propiedades? No parece. Si confunde una propiedad con la esencia cae en herejía. Si no las confunde, no cae en herejía. ¿Quién le enseñó que sólo se pueden dar definiciones esenciales?

2. Usted copia una definición de Misa de la IGMR (en su primera versión, luego enmendada; y a partir de 2005 recontra enmendada) pero no sabe qué clase de definición es esa.

3. Si se quiere alguna definición de Pablo VI habría que buscarla en algún documento doctrinal. Por ejemplo:

"Con estas palabras [se refiere a la definición de Trento del párrafo anterior] se enaltecen a un mismo tiempo el sacrificio, que pertenece a la esencia de la misa..."

http://www.vatican.va/holy_father/paul_vi/encyclicals/documents/hf_p-vi_enc_03091965_mysterium_sp.html

4. Pablo VI no me cae nada bien y creo que su pontificado fue de los peores del siglo XX. Pero inventando herejías hacemos lo mismo que hace Arráiz con los protestantes: creamos hombres de paja.

Saludos.

Walter E. Kurtz dijo...

Lo que Ud. dice, sería así si Pablo VI dijese expresamente que la Misa no es sacrificio. Lo cual no hace, ni hizo nunca.

Los Padres de la Iglesia han usado las expresiones siguientes para referirse a la Misa: fractio panis; liturgia; Coena Dominica; oblatio; prosfora; synaxis; collecta; congregatio; misteria; agape; mensa Domini; missa.

Por su parte, Santo Tomás usa la expresión memorial muchas veces.

De hecho existe toda una serie de bulas pontificias sobre la Misa "In Coena Domini", también llamadas "Bulla coenae Domini", que se leían y publicaban los Jueves Santos o Lunes in albis, y se condenaban una serie de herejías y errores, y que algunos teólogos toman como modelo de lo que debe ser una definición papal para ser dogmática.

¿Dónde está la heterodoxia?

Miles Dei dijo...

Es que los sedevacantistas no son más obstinados porque no pueden.

¿Así que Pablo VI no define a la Misa como sacrificio?

Traduzca esto del latín:

Nunc vero, ut novam Missalis Romani compositionem, summis saltem lineamentis, quasi praefiniamus, in primis animadvertimus, Institutione Generali, qua in libro tamquam prooemiο usi sumus, novas normas Eucharistici Sacrificii celebrandi proponi, sive quoad ritus persolvendos et officia uniuscuiusque astantis et participis propria, sive quoad supellectiles et loca rei divinae peragendae necessaria.

Pues resulta que eso está en la constitución apostólica donde promiulga el Novus Ordo en 1969 y como pueden ver dice que establece nuevas normas para el SACRIFICO EUCARISTICO.

Y está firmado por él, no por el doble. Que ahora son capaces de decir que era el doble y que el auténtico no hubiera dicho sacrificio.

Pero es que aunque no hubiera dicho nada no importa en absoluto, porque Pablo VI no niega en ningún lado a la Misa su caracter sacrificial, por muy escondido que quede al potenciar otros aspectos. Así que mala suerte.

Miles Dei dijo...

Para los nombres de la Eucaristía estudie el anónimo el catecismo romano, que enseña todos los que tiene desde antiguo. ¿Será obra de herejes?

Martin Ellingham dijo...

P.S.: aunque no lo dije en esta entrada, si fuera por mi que supriman la reforma liturgica completa.

Otra cosa es que se le inventen al projimo errores que no cometio.

Anónimo dijo...

Perfecto Miles la eucaristía tendrá todos esos nombres que dice el catecismo romano pero P VI no tenía porque cambiar la MISA. LO QUE ESTABA BIEN NO TENÍA PORQUE SER CAMBIADO. PORQUE EN REALIDAD NI SIQUIERA FUÉ REFORMADO FUÉ TRASTOCADO. Y ESE ERROR SI COMETIÓ P VI. ¿PORQUE SI LOS DOS RITOS ERAN LÍCITOS A UNO LO IMPUSIERON A LA FUERZA Y AL OTRO LO REPRIMIERON CON FEROCIDAD?

Miles Dei dijo...

Como verá, que Pablo VI impusiera una reforma errónea en cuanto a lo adecuado de la misma no le quita la legitimidad. Así que esas preguntas no dicen nada sobre la preocupación que tiene.

Póngase en la peor de las hipótesis. Pablo VI era un homosexual escondido que además adoraba a satanás y que intentaba trabajar por la destrucción de la Iglesia conspirando contra ella con todo el que pudiera. Precisamente lo maravilloso de la promesa de la asistencia está en que: A) Jamás ha enseñado como verdad definitiva un error. B) Hace más de treinta años que pasó Pablo VI y la Iglesia sigue.

Miles Dei dijo...

En cuanto a la pregunta sobre el porqué de hacer de ese modo la reforma son los protagonisatas los que deben responderla. Dado que casi todos han muerto, pues es cosa de los historiadores de la Iglesia.

Los teólogos sólo pueden decir que la reforma no supone herejía, aunque por lo poco adecuado de la misma haya dado lugar a ellas y a un daño enorme para la fe. Esto nos sirve para comprender lo adecuado de volver a lo que había antes, que no es ni más ni menos que una nueva reforma y no un paso atrás.





Anónimo dijo...

PEDRO HISPANO: La definición, sea del tipo que sea, levantó escándalo en su dia tanto que, como recuerda MARTIN, fue enmedada y recontra enmendada. Por algo sería.
Porque si bastase con invocar otros textos en los que quedara clara la doctrina al respecto parece que no hubieran tenido por qué hacer otra cosa que exhumarlos suficientemente. ¿A qué fin eso de enmendar y recontra enmendar?
De todos modos la herejía, o como la quieran llamar, de Pablo VI queda clarísima, por desgracia, en los hechos. Él y su Nuncio en Madrid Dadaglio nombraron en poco más de 4 años 55 obispos auxiliares entre los que figuran muchos personajes nefastos para el catolicismo español. Que hablen al respecto los que sepan de lo sucedido en otros paises.
Él convocó en 1968 el capítulo general extraordinario de todas las órdenes y congregaciones católicas para ponerlas en sintonía con el Vaticano II. Capítulo general cuyos resultados todos podemos admirar.
Los hechos ahí están y su relación con las declaraciones doctrinales es más bien tenue.
Que esto suponga herejía o simplemente un pésimo gobierno es lo que habría que aclarar. Porque quede claro que a pesar de todos sus lloros no modificó su linea de conducta a lo largo de su pontificado ¿Que, a pesar de todo, como dice MILES, la Iglesia sigue? Desde luego que sí pero en un estado de decadencia que ninguno de sus sucesores ha corregido. Si no la ha acentuado.

Anónimo dijo...

Miles tan legítima como la legalización del aborto.

¿se entiende?



Acaso la legalización del abuso de autoridad no es abuso de autoridad.

Anónimo dijo...

La iglesia sigue por una cuestión de la promesa hecha por Cristo no por otra cosa.

Tal vez si P VI hubiera sido todo eso no hubiera hecho tantos desbarajustes o en su defecto no hubiera sido Papa. Pero NO PASA POR AHI EL TEMA. Me extraña de usted miles que siempre enfoca bien los temas en esto se le chispoteó.