Un lector de nuestra bitácora ha realizado esta entrada con datos de distintas fuentes.
A la clausura del Vaticano II, Pablo VI dirigió un mensaje a los gobernantes en el que decía que la Iglesia hoy no pide más que libertad. Sin embargo, algunos obispos argentinos pidieron algo más que libertad al último gobierno militar.El 20 de julio de 1977 visitaba la Argentina Mons. Marcel Lefebvre luego de de ser suspendido por el Papa Pablo VI.
En los días
previos, el arribo del arzobispo francés fue objeto de especulaciones
periodísticas porque el canciller del gobierno, vicealmirante Oscar Antonio Montes,
calificó la visita como “inoportuna y perturbadora” para las relaciones entre
la Argentina y el Vaticano.
La visita tuvo
bastante repercusión en la prensa escrita de la época, que se hizo eco de conferencias,
comunicados, solicitadas y declaraciones. A tal punto que los medios de
comunicación se preguntaron si el gobierno autorizaría el ingreso al
país de Mons. Lefebvre.
El canciller
Montes, mantuvo una entrevista con el Arzobispo de Buenos Aires, cardenal
Aramburu, en la que se trató acerca de las consecuencias de la visita del arzobispo galo.
Hubo
declaraciones en contra de parte del Arzobispo de Corrientes, Jorge Manuel
López, y del rector de la catedral metropolitana Daniel Jeegar. La Jerarquía
advirtió a los fieles para que no participaran de ninguna misa ni oficio del prelado francés. El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, cardenal Raúl Primatesta, censuró a Lefebvre y dijo que "los grupos de laicos que lo apoyan no están reconocidos por la jerarquía católica nacional".
Además, el cardenal primado calificó de "reaccionaria” la conducta de su par francés. El
vicario general de las fuerzas armadas, Adolfo Tortolo, más matizado, opinó que “no
todo es negativo en las recriminaciones del arzobispo Lefebvre”.
Al final, el gobierno militar permitió el ingreso de Lefebvre a la
Argentina, pero prohibiéndole celebraciones públicas e incluso en lugares
privados. Así, la policía de la comisaría de Villa Martelli, invocando órdenes
superiores, impidió la celebración de una misa en un local alquilado para tal fin.
De resultas de
las prohibiciones gubernamentales, las misas del Arzobispo francés se
celebraron en casas y departamentos particulares a los cuáles solamente podía
ingresarse con invitación. A pesar de las restricciones, la visita ayudó a sentar las bases del actual Seminario de la FSSPX.
También en 1977 Mons. Lefebvre visitó Chile. El Cardenal Silva Henríquez lo recibió calificándolo de "Judas". A lo que el prelado francés respondió: “Yo no creo ser Judas, y no le repetiría al cardenal la misma cosa, pero debo confesar que estoy sorprendido de oír esto en la boca de quien fue amigo del presidente comunista Salvador Allende.”
Vídeo con imágenes de la
visita de Mons. Lefebvre a Chile (1977).
11 comentarios:
Bueno, el tema de tirar del cesaropapismo cuando interesa es muy postconciliar.
Así fue como sucedió. Mandaron la montada.
O sea, que la jerarquía vaticanosegundista azuzó a las sangrientas dictaduras del cono sur contra los lefes. Y eso que se llenaban la boca de libertad y derechos humanos.
¡Olé por Lefebvre! Algún día, no sé cuándo, la Iglesia lo declarará Santo, pues la obediencia tiene que estar encaminada al bien, no a permitir la autodemolición. La fe está por encima de todo.
O, como recientemente me dijo un sacerdote de la FSSPX: "mejor pedir perdón, que pedir permiso".
uf Primatesta, linda piedra para la honda...se ve que en en 77 ya estaba tomada la jerarquía por la progresía en pleno.
En los colegios pululaba de lo lindo la teología de la liberación, a esos no les mandaban la montada seguro.
¿y cual era la doctrina en los colegios? la doctrina monotemática de los pobres, lo pobres, los pobres...
Redacción,¿por qué usa fotos zurdas?
PEDRO HISPANO: ¿Qué es eso de "fotos zurdas"?
A mediados de 1977, el Secretario de Estado de la Santa Sede, el Cardenal Villot, ordena a los nuncios apostólicos acreditados ante las repúblicas sudamericanas que comuniquen a los gobiernos de éstas y a sus respectivas conferencias episcopales en nombre del Santo Padre Pablo VI que no reciban ni mantengan comunicación alguna con el Arzobispo Marcel Lefebvre y que intenten por todos los medios impedir la celebración pública de cualquier tipo de acto o celebración litúrgica.
El miércoles 20 de julio de 1977 a las 18 horas, procedente de Santiago de Chile, arribaba a Ezeiza Monseñor Lefebvre, siendo recibido por un grupo de unas 200 personas lideradas por el Padre Le Lay. Poco antes del arribo de Monseñor, los periodistas hicieron consultas a las personas presentes que fueron publicadas al día siguiente en los principales diarios causando gran revuelo.
Desde el Aeropuerto, la caravana que llevaba a Monseñor iba a dirigirse a Villa Soldati, donde en un galpón acondicionado al efecto, iba a celebrar Misa para unas mil personas. Pero se conoció la triste noticia de que la Policía de la Provincia de Buenos Aires había clausurado dicho galpón y puesto una fuerte guardia en la calle para impedir cualquier tipo de incidente.
Por este motivo, Mons. Lefebvre fue conducido al domicilio particular del Ing. Gorostiaga en el barrio de Retiro de la Ciudad de Buenos Aires, donde se celebró una Misa privada.
Al día siguiente, el Arzobispo se reunión con los representates de todas las organizaciones que conformaban la Comisión Coordinadora de Defensa de la Fe de Siempre; entre otras, la Falange de la Fe, el Círculo San Atanasio, la Hermandad Seglar San Pío X, la Corporación Nacional de Profesionales Católicos, la Cruzada Tradicionalista Santo Tomás Moro, la Sociedad Argentina de Defensa de Tradición, Familia y Propiedad y la Agrupación Nacional de Familias Católicas. También se celebró Misa privada.
Estos días asimismo conoce a Andrés Morello, Alfonso Ruiz de Galarreta y Luis María Canale, que eran seminaristas en La Plata y que, después de este encuentro, viajarán a Ecône.
(sigue)
(continuaciòn)
El viernes 22, en un salón alquilado al efecto en un hotel la calle Lavalle al 500 de la Ciudad de Buenos Aires, Mons. Lefebvre brindó una conferencia ante más de 50 periodistas que hicieron todo tipo de preguntas; curiosamente los más agresivos fueron los representantes de publicaciones católicas que lo calificaban de arrogante, soberbio, desobediente, cismático, antisemita y nazi; causando verdadero escándalo entre los seguidores de Monseñor que varias veces quisieron desalojar la sala. Terminadas las preguntas, cantó misa para un grupo de unas 150 personas.
El sábado comenzó a prepararse una misa multitudinaria en una quinta del Gran Buenos Aires para el día domingo. Por la tarde-noche, comenzó a llegar muchísima gente, juntándose rápidamente más de 500 personas. A pesar de que la misa iba a tener lugar en una propiedad privada, la Policía de la Provincia con efectivos montados y de a pié, apoyada por el Cuerpo de Infantería de la Policía Federal, intervino brutalmente para dispersar a las familias que se estaban reuniendo. Hubo empujones, golpes, gritos y corridas. No se hizo miramiento para con ancianos, mujeres o niños.
El domingo 24, en un cuasi secreto, Mons. Lefebvre celebra la Misa de siempre en una quinta de Villa Tesei (Partido de Hurlingham).
Mientras tanto se sucedían las declaraciones agraviantes a los medios de prensa por parte de los obispos argentinos y las autoridades del gobierno militar. El arzobispo de Córdoba y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina en aquel momento, Mons. Primatesta, declara que "dada la promulgación del nuevo misal el 26/IV/1970, está completamente prohibido el misal de San Pío V" y que "(celebración) de la Eucaristía según el llamado rito de San Pío V es tenida por todos los fieles como una grave desobediencia que atenta contra la unidad de la Iglesia", en una nota que será publicada por todos los diarios bajo control del gobierno de facto.
Días después, la Comisión Coordinadora de Defensa de la Fe de Siempre pagará una solicitada en los diarios "La Nación" y "Clarín", rechazando los agravios de Mons. Primatesta y que éste se arroje una autoridad que sólo compete al Santo Padre. Asimismo se hace enumeración de las persecusiones a las que son sometidos, por parte de la Jerarquía en sociedad con las autoridades del Proceso, los sacerdotes y fieles apegados a la Misa tridentina, las sanciones, suspensiones, extorsiones y todo tipo de presiones e injusticias.
De aquel tiempo, es deber recordar a los protagonistas. Además de los ya recordados P. Hervé Le Lay e Ing. Mateo Roberto Gorostiaga, a sacerdotes como Antonio Félix Mathet y Raúl Sánchez Abelenda, y a laicos como Andrés de Asboth, Gustavo Guasti, Alejandro Julio Aliaga, Holofernes López Badra, Atilio Carlos Neira, Manuel Fernández, Carlos Alberto de León, Álvaro Ramírez Arandigoyen, Julia J. Guillén, Alberto Mensi, Olga Moreno, Margarita Demontis.
Finalmente, tenemos que recordar que fue también durante estos días que el R.P. Leonardo Castellani le obsequió a Mons. Lefebvre un ejemplar de su hermoso libro "El ruiseñor fusilado" con la dedicatoria: "A Monseñor Marcel Lefebvre, recuerdo de su paso fructuoso y meritorio por este país. Homenaje del sacerdote simple L. Castellani, Julio de 1977."
Zurdo es usted Edgar ¿a quién quiere engañar?
Monseñor Lefebvre,tambien celebro la Santa Misa en un departamento de la calle Entre Rios en Capital Federal.Alli estuve con mis 20 años sin entender aun demasiado que todo lo que decia Monseñor era casi profetico ,del desastre que se acercaba a velocidad inusitada.Para llegar hoy a esta tristisima realidad....
criollo y andaluz
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