Bastante tiempo después de la desaparición de la página Argentinidad, nos comentaron de la existencia de la bitácora de los cocodrilos, en la cual se viene debatiendo sobre un
libro del padre Devillers. Cabe aclarar que no hemos leído el libro -ni lo tenemos- y de momento carecemos
de tiempo e interés para hacerlo. Por tanto, no podríamos traer a nuestra
bitácora el debate sobre un libro cuyo contenido ignoramos. En varias entradas, los cocodrilos defienden las tesis del
autor (suponemos que lo interpretan bien) y un comentarista, Jornadas, plantea objeciones,
que le responden, en última instancia, mediante una remisión al libro...
Una mirada superficial a
las entradas referidas al trabajo de Devillers nos lleva a
pensar que un blog no es medio apto para una disputatio acerca de los temas que trata. En primer lugar, porque las
cuestiones implicadas tocan temas muy complejos de orden filosófico y
teológico, a saber: relaciones entre el orden natural y el sobrenatural,
naturaleza y gracia, razón y fe, filosofía y teología; efectos del pecado original; fin del
hombre; bien común; naturaleza y relaciones de la Iglesia-Estado; poder de la Iglesia en materia
temporal; legitimidad de los gobiernos; exégesis de textos del Aquinate; etc.
En segundo lugar, porque para
desarrollar una disputatio sobre tales cuestiones, sería muy conveniente, y hasta necesario, comenzar por un glosario común a todos los
participantes, que explicite los conceptos, so pena de caer en algo parecido a
las fiestas de los locos medievales. Y en dicho glosario, no debería faltar un
registro de los distintos significados, sin jamás perder de vista la analogía y
su misión sapiencial, ordenadora de los diferentes analogados. La analogía es
un tema clave del tomismo (cumple una función tan importante, que es
casi un preámbulo de la fe). Sin el pensamiento analógico, el tomismo deviene
un sistema contradictorio, ininteligible, una
ideología más, en el peor de lo sentidos. Sirva de ejemplo la
noción de fin, que para ser empleada
con precisión en diversas tesis requiere de varias divisiones: in
intentione / in executione; cuius / cui; ultimus / intermedius; principalis / secundarius;
operis / operantis; objectivus / formalis; etc. Veamos un ejemplo:
(a) el fin último del hombre es la
gloria de Dios;
(b) el fin último del hombre es su
felicidad.
Al parecer, dos sentencias (tomistas) opuestas. Pero si se emplea la precisión escolástica, no hay contradicción, y
se puede decir que:
(a) el fin último [primario,
trascendente] del hombre es la gloria de Dios;
(b) el fin último [secundario,
intrínseco] del hombre es su felicidad.
Otro ejemplo lo tenemos en la
noción de “sobrenaturalismo”. Cuando se discutió sobre una polémica obra de Henri de
Lubac (Surnaturel, París: 1946) “sobrenaturalismo” se usó para calificar la posición del jesuita. Algo semejante ocurre con “naturalismo”: puede
significar un error, la negación del orden sobrenatural; pero también puede designar algunas tesis de raigambre tomista originadas en la sentencia gratia supponit
naturam (la gracia supone la naturaleza; no la elimina, ni la reemplaza, ni le quita su propia integridad y perfección) con lógica proyección en el orden socio-político.
En un futuro trataremos algunos
temas mencionados en esta entrada, reproduciendo textos breves -aptos para un blog- que esperamos ayuden a que los lectores puedan formarse un criterio seguro, basado en Santo Tomás y la Escuela. Y si les interesa leer el libro de Devillers, podrán entrar en debate en el blog de los saurios.