lunes, 3 de julio de 2017

La conspiración


La Teoría de la Conspiración es atractiva, pero peligrosa para la salud mental.
Es atractiva porque satisface nuestra sed de sentido, de racionalidad. Nos sitúa en un universo en el que todo sucede por una razón comprensible, por un motivo racional y abarcable. Y es peligrosa porque es falsa.
¿Hay conspiraciones? ¡Por supuesto! No hay nada más fácil ni probable. Pero si existen conspiraciones, no puede existir LA conspiración como la conciben los conspiracionistas: mundial, infalible, omnicomprensiva y duradera.
Contradice toda nuestra experiencia de la realidad humana, donde hay coincidencias, accidentes, absurdos, errores, chapuzas y despistes. Imperfección, en suma, inseparable de nuestra naturaleza.
Los ‘malos’ -porque se da casi por supuesto que los conspiradores no actúan por nuestro bien-, a pesar de serlo, son cuasi divinos: no yerran, no pasan nada por alto, no dejan, en fin, que un solo gorrión caiga de la rama sin su aquiescencia. Son, en suma, una versión invertida de Dios.
Sobre todo, estos personajes, a los que hay que suponer sumamente ambiciosos y taimados, despliegan una insólita solidaridad. Ninguno se carga la conspiración por querer más poder que el otro. Tampoco hay ninguno que se arrepienta, en una visión muy calvinista de todo el asunto. Nadie se va de la lengua, ni en su lecho de muerte. Además, tratándose de una conspiración a largo plazo, hay que creer que los poderosos de una generación siguen fielmente las instrucciones de las precedentes, que no envejecen, al parecer, ni suenan obsoletas, raras o inútiles a los nuevos.
Pero probablemente el efecto más pernicioso de creer en esta conspiración universal es que implica creer que el mal es más poderoso que el bien. Y nos desanima a cambiar nada y a desconfiar de todo. Total, ‘ellos’ siempre van a ganar. Son más inteligentes, disciplinados, virtuosos, porque toda esta incesante y providente actividad exige extraordinarias dosis de virtud.
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16 comentarios:

Miguel Venegas dijo...

Está muy equivocado en sus conclusiones: es precisamente porque son falibles las conspiraciones que sabemos de ellas. ¿O Ud. todavía cree que a Kennedy lo mató Oswald con la bala mágica? ¿No sabe que se ha encontrado aluminio y otros contaminantes, en crecidas proporciones, y que hasta los mismos org. de gobierno norteamericano reconocen que son lanzados en "chemtrails" para contrarrestar el "calentamiento global"? Seguro que también cree en el tal "calentamiento", y que los hombres ahí sí somos los culpables, cuando de hecho científicos de todo el mundo lo desmienten. Quizás Ud. es de los que cree que los edificios de acero se derrumban, derretidos, gracias a un incendio. O que los aviones se estrellan y no dejan rastro ni huella... ¿Le parece? Y claro, también los extraterrestres viajan por el espacio sideral para venir a enseñarnos cosas nuevas, cuando no a abducir, violar y torturar; claro, hablan inglés, francés, alemán y chino mandarín, jajajaja ¡Qué burla Dios mío! Y deje de lado todas las revoluciones, "manifestaciones espontáneas de los pueblos oprimidos" seguramente, como la revolución rusa, más preparada y financiada que las guerras mundiales... ¡Pero en qué mundo vive! ¿Acaso la chapuza del año 2000 y el secreto de Fátima no fue una conspiración? ¿En qué circunstancias se guarda un secreto tan secreto para venir a contarlo 19 años después de que ocurrió? Absurdo. ¿Acaso el ocultamiento de la pedofilia no es una conspiración? Sí sr. lo es, y de las más crueles que hay en este mundo. Las conspiraciones son parte de la trama y de la vida, y las conocemos precisamente por la falibilidad de los autores (¿no vio los pasaportes de los "terroristas"? Un atentado, pero a nuestra razón), y no sé que es más difícil: no verlo o creerle a ud. que no lo ve.

Anónimo dijo...

"No hay nada oculto que no venga a saberse...." Definitiva la objeción del comentario anterior; las conspiraciones se conocen porque son falibles. Como cualquier otra obra humana, digamos.

Anónimo dijo...

Estimado Miguel,
No sé qué le van a contestar los demás. Tampoco sé si hay alguna manera de contestar a lo que dice que no quede des-legitimada por anti-conspirativa. Pero lo que la entrada dice, entre otras cosas, es que hay que distinguir entre las conspiraciones (plural) y LA conspiración (singular). Las primeras pueden existir, la segunda no. Creo que sus ejemplos van por el lado de las primeras, aunque quizás usted cree que están todas conectadas (no lo dijo en su comentario). Si es así...ya no sabría qué decirle, más que lo que dice la entrada.

Saludos,
Joaquín

Miguel Venegas dijo...

Estimado Joaquín,
La pirámide con el "ojo que TODO lo ve" no es atribuible, de ninguna manera, al Dios Uno y Trino, sino que, y es suficientemente conocido por lo demás, es un símbolo ocultista (que representa, ni más ni menos, que al príncipe de este mundo) puesto, desde principios del s. XX, en el billete del país más poderoso del mundo (qué coincidencia). La frase "nuevo orden mundial" (NWO), de hecho, puede leerse en el mismo billete, y no deja mucho lugar al análisis de las intenciones que puede haber detrás de semejante aspiración (que no es la de "la paz de Cristo en el Reino de Cristo" precisamente). Y menos dudas quedan cuando la rimbombante frase está siendo utilizada por los mayores líderes políticos del orbe, comenzando por George H. Bush en 1990 y 1991. Pero supongo que Ud. no está al tanto de esto, y no ha visto esta frase multiplicarse entre los presidentes y líderes de occidente, como Henry Kissinger, en los últimos años. Tampoco estará al tanto de que el poder del dinero, los medios de comunicación masivos, la industria del "entretenimiento", las farmacéuticas, etc. etc. etc. están en manos de pocas familias, que la reserva federal no le pertenece al Estado norteamericano hace décadas, por decreto, y que los Bancos Centrales de incontables países tampoco son soberanos, y que, para el remate, los países se hunden en deuda por la usura impuesta en los organismos internacionales. Que la ONU y todas sus filiales están siendo plataforma para toda clase de aberraciones contra la cultura tradicional, promoviendo y patrocinando leyes, coaccionando gobiernos y legisladores en todo occidente. Supongo que todo esto es mera coincidencia del destino, que no existe voluntad férrea y constante de estar manipulando la genética, las mentes y la cultura, destrozando la inocencia de infinidad de niños. A más abundamiento, la filosofía "new age", la teosofía, la masonería, etc. son doctrinas luciferinas, redactadas y denominadas así por sus propios cultores, y se reducen, como haciendo una síntesis, a lo que hoy se puede escuchar en cualquier concurso de talentos: "brilla con luz propia" ¡Qué frase! Llena de contenido esotérico. Joaquín, no sé qué ve ud. exactamente, pero, para mi, LA conspiración es evidente, y existe desde que existe EL enemigo de Dios y de Sus planes. Que la última palabra la tendrá Dios, ¡totalmente de acuerdo! Pero eso no quita la realidad, es el príncipe de este mundo quien está detrás de LA conspiración, como lo ha sido siempre, desde que Judas (cuando entró satanás en él Lc. 22, 3) conspiró con los judíos para entregarle.

Jorge Rodríguez dijo...

Yo creo que sí hay una mente detrás, y es la de Satanás. Es el que coordina todo el tinglado anticristiano, sobre todo usando el método de dar ideas, inspiración, fuerzas y "buena suerte", a sus seguidores conscientes e inconscientes (la mayoría). Eso explica todo lo que al artículo considera inexplicable como p.ej. la persistencia a lo largo del tiempo.
Desde luego, esto es una prueba permitida por Dios para que se acrisolen los que tienen su nombre escrito en el libro de la vida.

Favila dijo...

El abuso de las teorías conspirativas es un claro indicador de que el sujeto no está sus cabales. Sirve para detectar frikitradis.

Hay en todo esto un aspecto de sucedáneo religioso. Creen en las conspiraciones con fervor religioso. La duda sistemática de todo les ha llevado a la mayor de las credulidades. Se sienten parte de una comunidad importante que lucha contra los enemigos de la Humanidad. Se sienten especiales por ver lo que otros no ven. En algunos casos forman verdaderas sectas. En la práctica es tipo de pensamiento sirve para hacer al sujeto más conformista: no se puede hacer nada para cambiar la situación, puesto que los omnipotentes "malos" siempre se encargarán de anularlo.

Hay también un componente comercial. Esto se ha convertido en un negocio para muchos. Alrededor de las conspiraciones hay toda una industria del entretenimiento que tiene su mayor plataforma en Internet.

Pero hay un componente a mi juicio más siniestro y que no se ha estudiado lo suficiente: la propaganda. Grupos de presión y sobre todo Estados lanzan al ruedo teorías de la conspiración para servir a sus intereses ideológicos y geopolíticos. Esta es la verdadera conspiración. Los conspiranoicos son las herramientas que utilizan los verdaderos conspiradores.

Los complotistas enarbolan el famoso "¿a quién beneficia?" cada vez que ocurre un suceso. Pero más bien habría que preguntarse a quién benefician ciertas teorías conspirativas que venimos escuchando machaconamente en los últimos años. Para mí está claro que Rusia e Irán son dos de los Estados más implicados en esta clase de propaganda, aunque no los únicos. Y los gnósticos han encontrado en la conspiranoia un vehículo perfecto para su propaganda corrosiva. No por casualidad los grandes difusores de estas teorías abordan temáticas típicamente gnósticas, en ocasiones lindantes con la Nueva Era.

Además se sabe que muchos de los antimasonistas clásicos eran en realidad masones que así lograban difundir sus doctrinas gnósticas. Nos han metido un gol a los católicos.

mecheverria dijo...

Una visión conspiratoria de la realidad y de la historia es falsa...? ¡Dios mío!, entonces gran parte del Nuevo Testamento y en especial el Apocalipsis es falso...¡Jo, y yo con estos pelos!

Anónimo dijo...

Me parece que se están mezclando peras con manzanas. Por supuesto que el Príncipe de este mundo "conspira" contra todo lo que es bueno, bello, y verdadero. Y, por supuesto, hay muchos agentes del mal en el mundo, entre ellas, organizaciones internacionales con mucho poder que también "conspiran" contra lo mismo.
Me parece que la breve entrada en cuestión no niega nada de eso. Más bien, advierte sobre una psicología peligrosa que ve conexiones conspirativas a nivel humano entre todos los males que pasan en el mundo. Por supuesto que Satanás conspira, pero eso no significa que haya un grupo de personas poseídas por Satanás que le rinden culto, que saben perfectamente cómo hacer avanzar sus planes, y que buscan la destrucción de la humanidad, gozándose de cómo sus planes avanzan sin oposición efectiva de generación en generación...
Satanás puede hacer todo eso sin una necesaria coordinación a nivel humano. Y es esa coordinación a nivel humano la que, si entiendo bien, niega la entrada.

El problema está en jugar con la palabra "conspiración". "Conspirar" se dice de muchas maneras. Y es que, por lo demás, todo el mal en el mundo es permitido por Dios...¿alguien se atrevería a decir que Dios es también parte de la "conspiración"? Habría que afirmar que sí, si es que conspirar se define en el sentido lato en que algunos comentaristas parecen usarlo. ¿El Nuevo Testamento y el Apocalipsis son libros que implican "una visión conspiratoria de la realidad y de la historia", en los términos definidos en la entrada? Me parece que no.

Saludos,
Joaquín

Anónimo dijo...

La conspiración existe, lo que quizás no exista es el halo esotérico y nocturno. O si existe, no lo sabemos.
La conspiración existe, yo la he visto, en almuerzos de trabajo, mails, decisiones de directorio, tomando un whisky after hours. La conspiración existe en las reuniones en las oficinas de la ONU, en las salas de profesores de los colegios y universidades, en los pedagogos que hacen dibujitos animados para que vean nuestros hijos.
La conspiración está frente a nosotros, nos envuelve, vivimos en ella. Siempre habrá quienes la nieguen, porque niegan la realidad que los rodea y no la pueden exolicar. Yo no sé que les pasa a Uds, Infocaóticos, pero han cambiado mucho.

Miguel Venegas dijo...

No aclarés que oscurece, dice el dicho. Es simple: la entrada se equivoca rotundamente, al idealizar la acción del mal como argumento de la inexistencia de las conspiraciones, y concluir, con Favila incluida, que los que las vemos (objetivamente por lo demás), incluyendo LA conspiración [de satanás], seríamos los "frikitradis" (qué apelativo más siútico).

Martin Ellingham dijo...

La postmodernidad sigue causando estragos…

I. Dice el autor de la entrada:

“¿Hay conspiraciones? ¡Por supuesto! No hay nada más fácil ni probable. Pero si existen conspiraciones, no puede existir LA conspiración como la conciben los conspiracionistas: mundial, infalible, omnicomprensiva y duradera.”

Dos ideas contiene este párrafo, que es claro y no necesita glosa:

a) Existen las conspiraciones;
b) Niega que exista UNA CONSPIRACIÓN COMO LA CONCIBEN LOS CONSPIRACIONISTAS, una que tenga estas notas:
- mundial,
- infalible,
- omnicomprensiva
- y duradera.

II. Respecto de la acción del demonio, se la divide en dos:
a) Acción ordinaria. Puede tentar a los hombres. Pero la tentación nunca suprime la libertad humana ni la posibilidad del rechazo. Por lo cual están muy equivocados quienes deducen de la acción ordinaria del demonio una conspiración infalible, en el sentido de capaz de determinar de modo necesario el obrar humano individual y colectivo y, por ende, cerrada a la contingencia que aporta el obrar libre del ser humano.
b) Acción extraordinaria. Ni la posesión, ni la obsesión, ni el obrar demoníaco sobre el mundo material suprimen la Providencia –el demonio está “atado” a menos que Dios le permita actuar- ni tampoco eliminan el libre albedrío humano.

III. Al final, el conspiracionismo termina en una herejía maniquea. ¡Y este disparate le parece una realidad evidente!

Saludos.

Martin Ellingham dijo...

Miguel Venegas:
Si Ud. “ve” la conspiración de Satanás debo concluir que posee naturaleza angélica, o es sujeto de alguna revelación particular, carisma o don análogo…
El resto de los católicos de a pie, creemos lo que la Revelación nos enseña sobre la acción del demonio; por ende, sabemos con certeza que sólo puede hacer lo que Dios le permite y que sus tentaciones nunca pueden suprimir la libertad humana. Y es esta libertad humana –don de Dios- la que hace esencialmente falible cualquier conspiración diabólica. Fuera de la Iglesia, en el campo del “determinismo” y del “maniqueísmo”, se piensa de otro modo… Pero es un pensamiento acatólico (y falso).
Saludos.

Miguel Venegas dijo...

Martin: No tengo dones o carisma particular que yo sepa, sólo digo esto: LA y las conspiraciones existen, y son:
- mundial
- falibles
- "semicomprensivas", si me permite el término
- y duradera
Es absurdo y simplista reducir a la herejía la creencia en las conspiraciones, y, de cierta manera, hasta irresponsable. No tengo que ser un acatólico, hereje, desquiciado, o un iluminado, carismático, pseudoprofeta para ver lo evidente Martin.
Y como soy un católico de a pie de verdad no tengo conocimientos técnicos o académicos tan elevados, o la autoridad moral para definir a alguien a través de una discusión de "blog", que ud. sí parece tener.

Martin Ellingham dijo...

Pareciera que no hay un vocabulario común o que se usan las mismas palabras para designar cosas distintas.
Lo que el autor entrada considera un error es la idea de una conspiración infalible. Esta infalibilidad no puede aceptarse porque implica errores y hasta herejías opuestas la realidad de la Providencia divina, el libre albedrío humano, la gracia actual, etc.
Pero si por conspiración se entiende un plan diabólico esencialmente falible para que la humanidad se condene, que deja abierto el resultado por la indeterminación fruto de la libertad de los seres humanos, entonces no hay dificultad en admitir esta conspiración. La existencia de este «plan maestro» que Satanás procura actualizar -mediante su acción ordinaria y extraordinaria- es una verdad católica. Pero esto dicho en términos generales, pues no se nos ha revelado un plan detallado, que podamos conocer en pormenores históricos.
Saludos.

Miguel Venegas dijo...

Se podría concluir: reemplace infalible por falible y omnicomprensiva por su antónimo y tendrá LA conspiración. Es cierto que la entrada proponía que no podía existir la infalible y omnicomprensiva, ahora, honestamente, es bastante obvio y absurdo pensar que pudiera existir de esa manera, por eso que no parece acertado haber puesto el tema en esa perspectiva, porque la realidad es que las conspiraciones mundiales, falibles, "semicomprensivas" y duraderas están a la orden del día.

Anónimo dijo...

No le concedo la infalibilidad (dudo que alguien lo haga) pero la conspiración es mundial, omnicomprensiva y duradera.
Es mundial, porque sus acciones se desarrollan en todo el orbe, al unísono y concertadamente, aunque descentralizadamente.
Es omnicomprensiva, porque abarca (o tiene pretención de abarcar) la totalidad de las actividades del hombre y sus relaciones.
Y vaya si es duradera.
Desde el punto de vista teológico el P. Meinvielle la interpretó muy claramente en De la Cábala al Progresismo, donde justamente expone al maniqueísmo que la embebe. A la Conspiración, no a los que la sufrimos.
Y desde el punto de vista social o político la vemos todos los días, todo el tiempo. Llamenlá pensamiento hegemónico, si quieren. El pensamiento hegemónico no surge ni se sostiene de la nada.
Después, que haya frikis y delirantes es otro tema. Y son "funcionales", como se dice ahora.

El de las 14.58.