sábado, 10 de octubre de 2015

Rusia en Siria

Definitivamente estamos presenciando el fin de EUA como potencia hegemónica a nivel mundial: ha sido un largo proceso iniciado en el 2001 tras los ataques a las torres gemelas de Nueva York, pero que finalmente ha acabado con la era en que Washington fungió como capital del mundo: fue un breve periodo: 1989-2015, sólo veintiséis años de ser el único punto de decisión global, aunque ya desde el 2008 podría decirse que EUA vio cada vez más contestada tal posición ante el creciente poderío económico y político de Moscú y Pekín, así como la recuperación de posiciones en el aspecto militar por parte del gigante eslavo, y la obtención de ese rubro por parte del imperio de los dragones, tras siglos de encierro en sí mismo y ser superado por las potencias occidentales.
Rusia se encuentra interviniendo en Siria en apoyo a su aliado regional: el gobierno de Bashar el-Assad, en contra del Estado Islámico, este naciente Imperio Musulmán encabezado por el autoproclamado Califa Abú Bakr II Al Baghdadí, mismo que surgió como resultado de las intervenciones norteamericanas y occidentales en Irak y Medio Oriente, y las Primaveras Arabes de 2011, que no trajeron la Democracia al estilo occidental, sino prepararon el camino para que los intereses de los regímenes absolutistas e islamistas radicales de Arabia, Kuwait, Emiratos Arabes y Qatar planteasen la creación de un nuevo imperio o al menos, de un cinturón de regímenes fundamentalistas sunnitas con la finalidad de contener a un Irán que, desde la década de los 90 y pese a las sanciones, se perfilaba por un camino de desarrollo y empoderamiento destinado a regresar a los Persas a la cumbre como potencia dominante en la región, capaz de desestabilizar al mundo con sus decisiones como ha sido desde el siglo VII a.C., objetivo que fue claramente mostrado bajo la presidencia de Mahmoud Ahmadinejhad y su activa y casi temeraria política exterior por un lado y mantenida bajo un perfil más prudente, pero constante, por su sucesor: Hassan Rohani, que se saldó con la capitulación de EUA aceptando su programa nuclear, y la readmisión plena de Teherán en el panorama internacional con el levantamiento de las sanciones económicas que pesaban sobre el régimen chiíta persa desde 1979.
A mi parecer, esta es la primera guerra de la nueva era que está iniciando: es el primer enfrentamiento entre dos poderes imperiales de nuevo cuño: la Rusia resurgente de la mano de Vladimir Vladimirovich Putin, hoy por hoy el estadista más poderoso del mundo y el Estado Islámico, ante el cual, un EUA, pasmado, permanece como espectador, al lado de una espantada Europa a la que se ha venido encima la avalancha de refugiados (¿o colonizadores?) musulmanes provenientes de Siria, Irak y Norte de Africa, sin saber qué hacer.
¿Qué sucederá? ¿Putin destruirá a la amenaza del ISIS? ¿O entrará junto a éste y a sus patrocinadores: las monarquías árabes y Turquía, a un juego geopolítico en que acepten cambiar de ruta de expansión hacia Europa (sacrificando y destruyendo en el camino al nefasto Erdogan) a fin de que los débiles y emproblemados países del Viejo Continente acudan ante Moscú por su maternal auxilio? ¿O simplemente para que se distraigan con el Islam mientras recupera tranquilamente toda Ucrania o al menos el este, los Países Bálticos y Moldavia? Putin ha hecho gestos para ganarse al Islam ruso y hasta más allá de sus fronteras, como poner fin al separatismo checheno con una estrategia de palos y zanahorias, quedando reducida la insurgencia a un movimiento casi residual, sin capacidad para llevar ataques a gran escala, y finalmente, inaugurando una gigantesca mezquita en el corazón de Moscú.
Entre tanto, EUA no puede hacer otra cosa más que presenciar pasivamente lo que pasa: ya no existe ningún Curtis LeMay que con toda hombría y valor declarara que la entonces Unión Soviética podía ser derrotada vía la Guerra Nuclear, a la que temería el pueblo estadounidense, pero no él. Por el contrario, la administración Obama ha actuado con abundantes dosis de cobardía y de subordinación a los intereses de Riyadh, Doha o Abu Dhabi sin pudor alguno, además de una increíble ignorancia e incomprensión sobre la realidad del Medio Oriente y el mundo islámico, plantaron una bomba que les estalló en la cara. Este fracaso, por sí mismo, debería llevar a la derrota absoluta de las pretensiones presidenciales de Hillary Clinton y al nuevo Gobierno, que llegue a la Casa Blanca en 2017, a una auditoría profunda de lo ocurrido durante los ocho años de administración demócrata y a fincar responsabilidades a un gobierno que prefirió distraer al mundo entero con frivolidades como el matrimonio homosexual, un demagógico y falaz debate sobre migración y también sobre el calentamiento global, mientras el frágil orden internacional construido por sus antecesores se le desmoronaba entre las manos, la debilidad del Gobierno Obama se ha parecido, sólo en eso, al de Carlos II en la crepuscular España de los Austrias y su incapacidad de tomar decisiones firmes, ocultada bajo oropeles barrocos, ahora bajo pantallas mediáticas.
La próxima administración norteamericana la tendrá difícil, probablemente hará intentos para recuperar la capacidad de influencia que ahora Putin le ha arrebatado: no podrá; el Kremlin se ha garantizado quedar como la potencia que reordenará al Medio Oriente, incluso la visita de Benjamín Netanyahu a Putin en los días previos al inicio de las operaciones del Ejército Rojo en Siria puede explicarse a que Israel, tras ser prácticamente abandonado por EUA, y ante un futuro sombrío rodeado de enemigos: Irán por un lado, Assad, también, pues apoya a Hezbollá y mantiene su compromiso con la causa palestina, su influencia sobre el Líbano y sus reclamos por los Altos del Golán, y el radicalismo Sunnita representado por el ISIS por el otro, también motivado por la situación de Palestina, ha buscado garantías de parte del líder ruso: la preservación de la existencia del Estado Judío en el rediseño que el Kremlin plantee para la región.
Falta por ver las consecuencias que venga después de esto: el monopolio de las intervenciones armadas que ostentaban Washington y sus aliados de la OTAN ha quedado roto por la primera intervención en el exterior (lo de Georgia hay que ser sinceros: fue un asunto interior, el país caucásico es una provincia separada del imperio) de Moscú desde la malhadada guerra de Afganistán, claro, a EUA le quedará el tratar de aplicar la misma táctica que en aquel conflicto financiando y entrenando a las fuerzas antirrusas en Siria, lo que ha estado haciendo hasta ahora, sin embargo, Putin no es un senil como Brezhnev, ni un enfermo terminal como Andropov o un ingenuo como Gorbachov, si intervino en Siria es porque sabe que EUA no tiene con qué enfrentársele, más que los arsenales nucleares, algo que nadie se atreve a hacer. 
¿Inspirará el actuar de Moscú a China a intervenir también en contra de Taiwán o para arreglar el contencioso que tiene con Japón, Vietnam y Filipinas por sus fronteras marítimas.
No cabe duda, estamos al inicio de una nueva época, confiemos y esperemos.
Visto en:



6 comentarios:

Carlo dijo...

Noticia relacionada:
http://secretummeummihi.blogspot.com.ar/2015/10/arzobispo-de-alepo-vladimir-putin-esta.html

Anónimo dijo...


MEXICANOS DECENTES PAREN A ESTOS MEXICANOS BESTIAS!!!!!!!!!




http://www.elimparcial.com/Movil/EdicionEnLinea/Nacional/Notas/1008771.html

POBRES ANIMALITOS!!!!!!!!!!!!!!!

ESTOS MEXICANOS BESTIAS PELUDAS MÁS BAJOS QUE LOS POBRECITOS ANIMALITOS INOCENTES!!!!

Mediante una petición a change.org, Érika Samara Roldán, solicitó al gobernador de Yucatán, Rolando Zapata Bello, acabar con un ritual que se realiza en el festival Kots Kall Pato, en el poblado de Citilcum y en que involucra a animales vivos.
“El origen de esta tradición nadie lo conoce, ni siquiera los ancianos del pueblo. Y de lo que se trata es que en el centro de Citilcum cuelgan piñatas, pero en lugar de que éstas contengan fruta o dulces, como normalmente se acostumbra en México, dentro tienen animales que una noche antes fueron capturados por los niños de la localidad”.

“La mayoría de los animales que los niños atrapan son diferentes tipos de iguanas, pero el animal más preciado es la zarigüeya. Este marsupial está amenazado e, incluso, está protegido en otros países. Aquí los matan por diversión”.

Después colocan a los animales dentro de las piñatas y, sin más, éstas son golpeadas. Es inevitable que las iguanas y zarigüeyas mueran; y si acaso alguna sobrevive, la multitud empieza a lanzar a los animales de un lado a otro hasta que caen al suelo ya sin vida o, en su defecto, mueren aplastados a pisotones”.

“Pero el nombre de la festividad hace alusión a los patos, y estos hacen su aparición al final:Llos cuelgan de las patas en una estructura de madera, y los “concursantes” tienen que brincar para tomarlo por la cabeza. El pato suele morir en el momento en que se le rompe el pescuezo, pero a veces pasan minutos antes de que la cabeza se desprenda del cuerpo. Quien se queda la cabeza “gana”

Jorge Rodríguez dijo...

Parece que de nuevo estamos en el Gran Juego, ¿alguna vez dejamos de estar?

vela dijo...

http://www.sheptytskyinstitute.ca/can-theology-save-the-world/

Anónimo dijo...

"ya no existe ningún Curtis LeMay que con toda hombría y valor declarara que la entonces Unión Soviética podía ser derrotada vía la Guerra Nuclear, a la que temería el pueblo estadounidense, pero no él"

No se quién es el estratega de escritorio que escribió el artículo, pero arrasar todas las grandes ciudades de la URSS con bombas nucleares no parece el mejor camino. No pienso que negarse a seguir los consejos de LeMay haya sido una mala decisión. ¡Más de 100 bombas nucleares!

No se equivoquen, USA no será lo que fue, pero tiene las FFAA, por lejos, más poderosas del mundo, el arsenal nuclear más sofisticado, y es la primera economía. El juego que se viene es de varios jugadores, pero todavía hay un primus inter pares.

The Bomber Man

YORCH dijo...

Primero que nada, muchas gracias a InfoCaótica por reproducir por tercera ocasión un artículo de mi blog, en cuanto a la duda sobre el Gran Juego; aquí hay que recordar lo que decía el gran politólogo norteamericano Samuel Huntington, quien en 1996 predijera los acontecimientos que estamos viviendo desde el 2001:

Huntington decía que la Guerra Fría había sido una anomalía, puesto que en ninguna otra época se había dado la coexistencia de dos súperpotencias hegemónicas que se balancearan; en pocas palabras, el equilibrio del terror entre dos grandes poderes había sido en realidad, una garantía de la paz, pues ninguna de las 2 tenía la suficiente fuerza como para destruir a la otra y ser hegemónica,mientras que las demás potencias quedaban reducidas a ser consortes de las dos dominantes y no podían actuar por su cuenta, sino en el contexto de los intereses y las posiciones del bando en el que se encontraran encuadradas.

La caída del comunismo representó para Rusia un retroceso enorme, con la pérdida de su imperio construido desde el siglo XVII, sin embargo también significó una liberación que le permitió replantear su posición internacional; sin la URSS, además, el clima se hizo favorable para el ascenso de nuevas potencias: China, la India, Irán, las monarquías árabes y hasta cierto punto Brasil, por lo que efectivamente, regresó el Gran Juego por el poder tras la década de los 90 en que se vivió una aparente hegemonía norteamericana, pero que en realidad fue el periodo de preparación de lo que vemos ahora.

El Gran Juego, existente desde 1492 hasta 1945 significó que si bien hubo una potencia dominante en distintos periodos: España, Francia, Inglaterra, había otro conjunto de potencias rivales, no muy distantes de la hegemónica, como el Imperio Otomano, Portugal, Holanda, Austria, Prusia, etc. que podían rivalizar con aquella y evitar que obtuviese un poder absoluto e incontestable, de forma que se garantizaba un equilibrio, pero un equilibrio multilateral y en competencia permanente; eso es lo que está volviendo.