Definitivamente estamos
presenciando el fin de EUA como potencia hegemónica a nivel mundial: ha sido un
largo proceso iniciado en el 2001 tras los ataques a las torres gemelas de
Nueva York, pero que finalmente ha acabado con la era en que Washington fungió
como capital del mundo: fue un breve periodo: 1989-2015, sólo veintiséis años
de ser el único punto de decisión global, aunque ya desde el 2008 podría
decirse que EUA vio cada vez más contestada tal posición ante el creciente
poderío económico y político de Moscú y Pekín, así como la recuperación de
posiciones en el aspecto militar por parte del gigante eslavo, y la obtención
de ese rubro por parte del imperio de los dragones, tras siglos de encierro en
sí mismo y ser superado por las potencias occidentales.
Rusia se encuentra interviniendo
en Siria en apoyo a su aliado regional: el gobierno de Bashar el-Assad, en
contra del Estado Islámico, este naciente Imperio Musulmán encabezado por el
autoproclamado Califa Abú Bakr II Al Baghdadí, mismo que surgió como resultado
de las intervenciones norteamericanas y occidentales en Irak y Medio Oriente, y
las Primaveras Arabes de 2011, que no trajeron la Democracia al estilo
occidental, sino prepararon el camino para que los intereses de los regímenes
absolutistas e islamistas radicales de Arabia, Kuwait, Emiratos Arabes y Qatar
planteasen la creación de un nuevo imperio o al menos, de un cinturón de
regímenes fundamentalistas sunnitas con la finalidad de contener a un Irán que,
desde la década de los 90 y pese a las sanciones, se perfilaba por un camino de
desarrollo y empoderamiento destinado a regresar a los Persas a la cumbre como
potencia dominante en la región, capaz de desestabilizar al mundo con sus
decisiones como ha sido desde el siglo VII a.C., objetivo que fue claramente
mostrado bajo la presidencia de Mahmoud Ahmadinejhad y su activa y casi
temeraria política exterior por un lado y mantenida bajo un perfil más
prudente, pero constante, por su sucesor: Hassan Rohani, que se saldó con la
capitulación de EUA aceptando su programa nuclear, y la readmisión plena de
Teherán en el panorama internacional con el levantamiento de las sanciones
económicas que pesaban sobre el régimen chiíta persa desde 1979.
A mi parecer, esta es la primera
guerra de la nueva era que está iniciando: es el primer enfrentamiento entre
dos poderes imperiales de nuevo cuño: la Rusia resurgente de la mano de Vladimir
Vladimirovich Putin, hoy por hoy el estadista más poderoso del mundo y el
Estado Islámico, ante el cual, un EUA, pasmado, permanece como espectador, al
lado de una espantada Europa a la que se ha venido encima la avalancha de
refugiados (¿o colonizadores?) musulmanes provenientes de Siria, Irak y Norte
de Africa, sin saber qué hacer.
¿Qué sucederá? ¿Putin destruirá a
la amenaza del ISIS? ¿O entrará junto a éste y a sus patrocinadores: las
monarquías árabes y Turquía, a un juego geopolítico en que acepten cambiar de
ruta de expansión hacia Europa (sacrificando y destruyendo en el camino al
nefasto Erdogan) a fin de que los débiles y emproblemados países del Viejo
Continente acudan ante Moscú por su maternal auxilio? ¿O simplemente para que
se distraigan con el Islam mientras recupera tranquilamente toda Ucrania o al
menos el este, los Países Bálticos y Moldavia? Putin ha hecho gestos para
ganarse al Islam ruso y hasta más allá de sus fronteras, como poner fin al
separatismo checheno con una estrategia de palos y zanahorias, quedando
reducida la insurgencia a un movimiento casi residual, sin capacidad para
llevar ataques a gran escala, y finalmente, inaugurando una gigantesca mezquita
en el corazón de Moscú.
Entre tanto, EUA no puede hacer
otra cosa más que presenciar pasivamente lo que pasa: ya no existe ningún
Curtis LeMay que con toda hombría y valor declarara que la entonces Unión
Soviética podía ser derrotada vía la Guerra Nuclear , a la que temería el pueblo
estadounidense, pero no él. Por el contrario, la administración Obama ha
actuado con abundantes dosis de cobardía y de subordinación a los intereses de
Riyadh, Doha o Abu Dhabi sin pudor alguno, además de una increíble ignorancia e
incomprensión sobre la realidad del Medio Oriente y el mundo islámico,
plantaron una bomba que les estalló en la cara. Este fracaso, por sí mismo,
debería llevar a la derrota absoluta de las pretensiones presidenciales de
Hillary Clinton y al nuevo Gobierno, que llegue a la Casa Blanca en 2017, a una auditoría
profunda de lo ocurrido durante los ocho años de administración demócrata y a
fincar responsabilidades a un gobierno que prefirió distraer al mundo entero
con frivolidades como el matrimonio homosexual, un demagógico y falaz debate
sobre migración y también sobre el calentamiento global, mientras el frágil
orden internacional construido por sus antecesores se le desmoronaba entre las
manos, la debilidad del Gobierno Obama se ha parecido, sólo en eso, al de
Carlos II en la crepuscular España de los Austrias y su incapacidad de tomar
decisiones firmes, ocultada bajo oropeles barrocos, ahora bajo pantallas
mediáticas.
La próxima administración
norteamericana la tendrá difícil, probablemente hará intentos para recuperar la
capacidad de influencia que ahora Putin le ha arrebatado: no podrá; el Kremlin
se ha garantizado quedar como la potencia que reordenará al Medio Oriente,
incluso la visita de Benjamín Netanyahu a Putin en los días previos al inicio
de las operaciones del Ejército Rojo en Siria puede explicarse a que Israel,
tras ser prácticamente abandonado por EUA, y ante un futuro sombrío rodeado de
enemigos: Irán por un lado, Assad, también, pues apoya a Hezbollá y mantiene su
compromiso con la causa palestina, su influencia sobre el Líbano y sus reclamos
por los Altos del Golán, y el radicalismo Sunnita representado por el ISIS por
el otro, también motivado por la situación de Palestina, ha buscado garantías
de parte del líder ruso: la preservación de la existencia del Estado Judío en
el rediseño que el Kremlin plantee para la región.
Falta por ver las consecuencias
que venga después de esto: el monopolio de las intervenciones armadas que
ostentaban Washington y sus aliados de la OTAN ha quedado roto por la primera intervención
en el exterior (lo de Georgia hay que ser sinceros: fue un asunto interior, el
país caucásico es una provincia separada del imperio) de Moscú desde la
malhadada guerra de Afganistán, claro, a EUA le quedará el tratar de aplicar la
misma táctica que en aquel conflicto financiando y entrenando a las fuerzas
antirrusas en Siria, lo que ha estado haciendo hasta ahora, sin embargo, Putin
no es un senil como Brezhnev, ni un enfermo terminal como Andropov o un ingenuo
como Gorbachov, si intervino en Siria es porque sabe que EUA no tiene con qué
enfrentársele, más que los arsenales nucleares, algo que nadie se atreve a
hacer.
¿Inspirará el actuar de Moscú a
China a intervenir también en contra de Taiwán o para arreglar el contencioso
que tiene con Japón, Vietnam y Filipinas por sus fronteras marítimas.
No cabe duda, estamos al inicio de
una nueva época, confiemos y esperemos.
Visto en:
6 comentarios:
Noticia relacionada:
http://secretummeummihi.blogspot.com.ar/2015/10/arzobispo-de-alepo-vladimir-putin-esta.html
MEXICANOS DECENTES PAREN A ESTOS MEXICANOS BESTIAS!!!!!!!!!
http://www.elimparcial.com/Movil/EdicionEnLinea/Nacional/Notas/1008771.html
POBRES ANIMALITOS!!!!!!!!!!!!!!!
ESTOS MEXICANOS BESTIAS PELUDAS MÁS BAJOS QUE LOS POBRECITOS ANIMALITOS INOCENTES!!!!
Mediante una petición a change.org, Érika Samara Roldán, solicitó al gobernador de Yucatán, Rolando Zapata Bello, acabar con un ritual que se realiza en el festival Kots Kall Pato, en el poblado de Citilcum y en que involucra a animales vivos.
“El origen de esta tradición nadie lo conoce, ni siquiera los ancianos del pueblo. Y de lo que se trata es que en el centro de Citilcum cuelgan piñatas, pero en lugar de que éstas contengan fruta o dulces, como normalmente se acostumbra en México, dentro tienen animales que una noche antes fueron capturados por los niños de la localidad”.
“La mayoría de los animales que los niños atrapan son diferentes tipos de iguanas, pero el animal más preciado es la zarigüeya. Este marsupial está amenazado e, incluso, está protegido en otros países. Aquí los matan por diversión”.
Después colocan a los animales dentro de las piñatas y, sin más, éstas son golpeadas. Es inevitable que las iguanas y zarigüeyas mueran; y si acaso alguna sobrevive, la multitud empieza a lanzar a los animales de un lado a otro hasta que caen al suelo ya sin vida o, en su defecto, mueren aplastados a pisotones”.
“Pero el nombre de la festividad hace alusión a los patos, y estos hacen su aparición al final:Llos cuelgan de las patas en una estructura de madera, y los “concursantes” tienen que brincar para tomarlo por la cabeza. El pato suele morir en el momento en que se le rompe el pescuezo, pero a veces pasan minutos antes de que la cabeza se desprenda del cuerpo. Quien se queda la cabeza “gana”
Parece que de nuevo estamos en el Gran Juego, ¿alguna vez dejamos de estar?
http://www.sheptytskyinstitute.ca/can-theology-save-the-world/
"ya no existe ningún Curtis LeMay que con toda hombría y valor declarara que la entonces Unión Soviética podía ser derrotada vía la Guerra Nuclear, a la que temería el pueblo estadounidense, pero no él"
No se quién es el estratega de escritorio que escribió el artículo, pero arrasar todas las grandes ciudades de la URSS con bombas nucleares no parece el mejor camino. No pienso que negarse a seguir los consejos de LeMay haya sido una mala decisión. ¡Más de 100 bombas nucleares!
No se equivoquen, USA no será lo que fue, pero tiene las FFAA, por lejos, más poderosas del mundo, el arsenal nuclear más sofisticado, y es la primera economía. El juego que se viene es de varios jugadores, pero todavía hay un primus inter pares.
The Bomber Man
Primero que nada, muchas gracias a InfoCaótica por reproducir por tercera ocasión un artículo de mi blog, en cuanto a la duda sobre el Gran Juego; aquí hay que recordar lo que decía el gran politólogo norteamericano Samuel Huntington, quien en 1996 predijera los acontecimientos que estamos viviendo desde el 2001:
Huntington decía que la Guerra Fría había sido una anomalía, puesto que en ninguna otra época se había dado la coexistencia de dos súperpotencias hegemónicas que se balancearan; en pocas palabras, el equilibrio del terror entre dos grandes poderes había sido en realidad, una garantía de la paz, pues ninguna de las 2 tenía la suficiente fuerza como para destruir a la otra y ser hegemónica,mientras que las demás potencias quedaban reducidas a ser consortes de las dos dominantes y no podían actuar por su cuenta, sino en el contexto de los intereses y las posiciones del bando en el que se encontraran encuadradas.
La caída del comunismo representó para Rusia un retroceso enorme, con la pérdida de su imperio construido desde el siglo XVII, sin embargo también significó una liberación que le permitió replantear su posición internacional; sin la URSS, además, el clima se hizo favorable para el ascenso de nuevas potencias: China, la India, Irán, las monarquías árabes y hasta cierto punto Brasil, por lo que efectivamente, regresó el Gran Juego por el poder tras la década de los 90 en que se vivió una aparente hegemonía norteamericana, pero que en realidad fue el periodo de preparación de lo que vemos ahora.
El Gran Juego, existente desde 1492 hasta 1945 significó que si bien hubo una potencia dominante en distintos periodos: España, Francia, Inglaterra, había otro conjunto de potencias rivales, no muy distantes de la hegemónica, como el Imperio Otomano, Portugal, Holanda, Austria, Prusia, etc. que podían rivalizar con aquella y evitar que obtuviese un poder absoluto e incontestable, de forma que se garantizaba un equilibrio, pero un equilibrio multilateral y en competencia permanente; eso es lo que está volviendo.
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