sábado, 27 de febrero de 2016

De cocodrilos y cazadores



Bastante tiempo después de la desaparición de la página Argentinidad, nos comentaron de la existencia de la bitácora de los cocodrilos, en la  cual se viene debatiendo sobre un libro del padre Devillers. Cabe aclarar que no hemos leído el libro -ni lo tenemos- y de momento carecemos de tiempo e interés para hacerlo. Por tanto, no podríamos traer a nuestra bitácora el debate sobre un libro cuyo contenido ignoramos. En varias entradas, los cocodrilos defienden las tesis del autor (suponemos que lo interpretan bien) y un comentarista, Jornadas, plantea objeciones, que le responden, en última instancia, mediante una remisión al libro...
Una mirada superficial a las entradas referidas al trabajo de Devillers nos lleva a pensar que un blog no es medio apto para una disputatio acerca de los temas que trata. En primer lugar, porque las cuestiones implicadas tocan temas muy complejos de orden filosófico y teológico, a saber: relaciones entre el orden natural y el sobrenatural, naturaleza y gracia, razón y fe, filosofía y teología; efectos del pecado original; fin del hombre; bien común; naturaleza y relaciones de la Iglesia-Estado; poder de la Iglesia en materia temporal; legitimidad de los gobiernos; exégesis de textos del Aquinate; etc.
En segundo lugar, porque para desarrollar una disputatio sobre tales cuestiones, sería muy conveniente, y hasta necesario, comenzar por un glosario común a todos los participantes, que explicite los conceptos, so pena de caer en algo parecido a las fiestas de los locos medievales. Y en dicho glosario, no debería faltar un registro de los distintos significados, sin jamás perder de vista la analogía y su misión sapiencial, ordenadora de los diferentes analogados. La analogía es un tema clave del tomismo (cumple una función tan importante, que es casi un preámbulo de la fe). Sin el pensamiento analógico, el tomismo deviene un sistema contradictorio, ininteligible, una ideología más, en el peor de lo sentidos. Sirva de ejemplo la noción de fin, que para ser empleada con precisión en diversas tesis requiere de varias divisiones: in intentione / in executione; cuius / cui; ultimus / intermedius; principalis / secundarius; operis / operantis; objectivus / formalis; etc. Veamos un ejemplo:
(a)  el fin último del hombre es la gloria de Dios;
(b)  el fin último del hombre es su felicidad.
Al parecer, dos sentencias (tomistas) opuestas. Pero si se emplea la precisión escolástica, no hay contradicción, y se puede decir que:
(a)  el fin último [primario, trascendente] del hombre es la gloria de Dios;
(b)  el fin último [secundario, intrínseco] del hombre es su felicidad.
Otro ejemplo lo tenemos en la noción de “sobrenaturalismo”. Cuando se discutió sobre una polémica obra de Henri de Lubac (Surnaturel, París: 1946) “sobrenaturalismo” se usó para calificar la posición del jesuita. Algo semejante ocurre con “naturalismo”: puede significar un error, la negación del orden sobrenatural; pero también puede designar algunas tesis de raigambre tomista originadas en la sentencia gratia supponit naturam (la gracia supone la naturaleza; no la elimina, ni la reemplaza, ni le quita su propia integridad y perfección) con lógica proyección en el orden socio-político.
En un futuro trataremos algunos temas mencionados en esta entrada, reproduciendo textos breves -aptos para un blog- que esperamos ayuden a que los lectores puedan formarse un criterio seguro, basado en Santo Tomás y la Escuela. Y si les interesa leer el libro de Devillers, podrán entrar en debate en el blog de los saurios. 


17 comentarios:

Anónimo dijo...

Tampoco leí el libro, pero evidentemente algo hay, ya que se puede ver que el prólogo habla de "errores" en la obra y el autor no es una persona que carezca de estudios suficientes para escribir sobre esos temas.
Me pregunto si, naturalmente, no se hace distinta la visión de ciertos temas entre laicos y sacerdotes. No debería ser así, pero no es posible que suceda?
No hay en esos temas más cuestiones de énfasis que otra cosa?
Frente a Inmortale Dei, no estaremos más o menos de acuerdo según dónde acentuemos nosotros la encíclica?
No hay además un problema semántico? Por ejemplo, cuando hablamos de "democracia", hablamos de la griega, de la que aceptaba Sto Tomás solo al nivel municipal cuando tenía en vista las ciudades italianas del S XIII donde muy pocos podían votar y ser votados,o del actual régimen político masificador y publicitario?
Leon XIII puede no gustar, salvo que se lean todas sus encíclicas para ver que jamás hubiese aprobado la democracia de partidos.
Un saludo.

Dragón de Comodo (que el tema de Devillers no me importa, pero me reconozco saurio por lo de anti entrista)

Martin Ellingham dijo...

Dragón:

El problema es que León XIII sí aprobó la intervención en una política de partidos. En “Immortale Dei” (n. 22), por ejemplo, lo asienta en dos pasos:

(1) “Es también de interés público que los católicos colaboren acertadamente en la administración municipal , procurando y logrando sobre todo que se atienda a la instrucción pública de la juventud en lo referente a la religión y a las buenas costumbres, como conviene a personas cristianas: de esta enseñanza depende en gran manera el bien público de cada ciudad.”
(2) “por regla general, es bueno y útil que la acción de los católicos se extienda desde este estrecho círculo [el expresado en (1)] a un campo más amplio, e incluso que abarque el poder supremo del Estado.” Esta “regla general” es parte de unas enseñanzas “dirigidas a todas las naciones”. Luego viene una excepción, que alude al “Non expedit” (=no conviene) vigente sólo para Italia.

León XIII hablaba de participar en la política que había entonces –no en el medioevo-, y no en algo que no existía más; y bajo bajo el paraguas del “derecho nuevo” (”derecho constitucional moderno” [sic]) que ya en el siglo XIX era una democracia de partidos, con un sufragio popular de universalidad creciente, al menos como tendencia, porque al principio había mixtura con el calificado, el censitario, no votaban las mujeres… O sea, la universalidad estaba más declamada que realizada, aunque propiamente como tal es un mito como lo es definir democracia como "gobierno del pueblo".

Saludos.

Martin Ellingham dijo...

Y San Pío X, más todavía, por ejemplo en el caso de España...

Martin Ellingham dijo...

P.S.: en "Notre consolation" León XIII habla sin rodeos de "partidos".

Anónimo dijo...

A Leon XIII, para poder digerirlo hay que leerlo también en Diuturnum illud. Ahí habla contra el contractualismo, contra la libre voluntad, contra el poder del número y las mayorías, etc.

Pone una cantidad de requisitos que quisiera ver de qué modo se hace practicable la democracia si se los respetase.

Por eso digo: Leon XIII "completo" se llega a hacer digerible, aunque ciertamente impracticable. De hecho, como él lo propuso, no se practicó ni es posible que se practique (salvo en las democracias, cuando con esa palabra se decía otra cosa).

Y hay más textos de Leon XIII que ahora no me acuerdo. Resumidas sus nunca (por imposibles e ilusas) practicadas posturas de "ajuste hacia el sistema democrático en términos modernos" se pueden ver en J. Ploncard D'Assac.
A qué punto son impracticables, pero ajustar, ajustan al menos en el campo limitado a la expresión de deseos, que hasta al viejo maurrasiano llegó a dejar conforme!

Un abrazo.

Dragón.

Anónimo dijo...

Pero León XIII habla de cualquier partido, o de partidos integrados por gente que respete una cantidad de cosas que escribió en otros sitios?

Para ponerlo con un ejemplo: les decía que se metan de macristas o peronistas o que formen un partido de ultramontanos?

Martin Ellingham dijo...

En Immortale Dei pone el ejemplo de los primeros cristianos, que se metían antes de que el Imperio fuera católico (no todos, por supuesto; ni todos de igual manera). Nunca existió la dicotomía: o se cumple A+B+C+D+E+... o se abstiene de cualquier participación electoral activa o pasiva. Quiero decir, que nunca León XIII planteó las cosas en términos "todoonadistas"(porque el "todo" perfecto, íntegro y sin mancha, sólo se da en el más allá y después de la Segunda Venida de Cristo). Siempre fue posibilista. Eso en el aspecto práctico.
En la cuestión teórica, las doctrinas equivocadas siempre lo han sido y lo serán.
Saludos.

Martin Ellingham dijo...

Lo del "partido católico" (o de católicos) también fue una respuesta variable según tiempo y lugar. Aunque mucho se delegaba en los obispos. En países como EEUU nunca se dio así ni se puso como condición sine qua non.

Hay que ver desde qué perspectiva se plantea la cuestión del "entrismo" (que confieso no entiendo bien lo que significa, por cortedad mía). Pero supongo que si vivo en un país como EEUU en el cual se eligen los fiscales de distrito, y se presenta un Zaffaroni contra un Quantin, no puede ser pecado ir a votar porque sería complicidad con un "Sistema Perverso" que habilita a votar igualitariamente hasta por los fiscales...

Saludos.

Blog El Joven Criollo dijo...

Con su permiso, me permito aportar lo siguiente:

Leoón XIII, en Inmortale Dei, dice esto:

"no queda condenada por sí misma ninguna de las distintas formas de gobierno, pues nada contienen contrario a la doctrina católica, y todas ellas, realizadas con prudencia y justicia, pueden garantizar al Estado la prosperidad pública. Más aún: ni siquiera es en sí censurable, según estos principios, que el pueblo tenga una mayor o menor participación en el gobierno, participación que, en ciertas ocasiones y dentro de una legislación determinada, puede no sólo ser provechosa, sino incluso obligatoria para los ciudadanos."

"si se trata de cuestiones meramente políticas, del mejor régimen político, de tal o cual forma de constitución política, está permitida en estos casos una honesta diversidad de opiniones."

Por lo que aquí deja totalmente abierta la puerta en favor de la democracia, y una en la que se de participación al PUEBLO.

Eso sí, la encíclica a que refiere Dragón, no la leí, y estaría bueno hacerlo para tener esa visión en conjunto.

Finalmente, cabe decir también, que el propio Donoso Cortés, por aquella época, sostenía que cualquier forma de gobierno es buena con tal de que se respeten los principios católicos.

Saludos,

Bruno

Otro saurio dijo...

Si usted no leyo el libro se ha perdido de mucho, si usted no tiene tiempo para leerlo le recomiendo abandone sus labores por unas cuantas horas y lea la obra de Devillers, pero si lo que no tiene es interes puede convertir su blog en una pagina de chimentos de la farandula, del futbol, o de los cuernos en la politica, q para eso no se necesitan glosarios y hay buen material ultimamente.

Santiago dijo...

Me temo que está usted en un callejón sin salida, la forma de responder y aclarar todas los temas que se presentan sería leyendo el libro... ahhh, me olvidaba... carecen de tiempo e interés para hacerlo. Bueno no dije nada, saludos.

Martin Ellingham dijo...

Imagino que nadie ha escrito un libro como el de Devilliers en toda la historia de la cristiandad y supongo que quien no lo lee, porque tiene otros por leer que considera más importantes, se quedará sin "iluminación" y carente de "gnosis"...

Walter E. Kurtz dijo...

Me parece que están errando la crítica. Los autores del blog no están criticando el libro del P. Devillers sino la recensión que de él se ha hecho en el (muy interesante) blog de los Cocodrilos del Foso.

Es un debate interesante y necesario por lo que sería bueno obviar las críticas ad hóminem, el etiquetado, etc., que sólo embarran la cancha, y centrarse en los temas en cuestión (naturalismo vs. sobrenaturalismo, participación política pasiva vs. entrismo, abstencionismo vs. jansenismo, tomismo vs. agustinismo, etc., etc.).


Anónimo dijo...

No se adelanten, que somos amigos.
Todo se puede discutir como entre los buenos hermanos que somos.
Son temas muy discutibles. Así, por ejemplo, cuando un muy consagrado autor argentino afirmó seguir en relación al Papado y el Imperio la postura medieval de los grandes papas del período, aclaró que: "es difícil para un hombre formado en los principios modernos entender estas ideas. Ellas suponen la fe y la revolución ha destrido la fe".

No digo que no tenga fe quien no comparta la postura de RCB (Sobre las causas del orden político, pág. 175), pero lo cierto es que al no ser una cuestión dogmática, no puede dejar de pesar en buena medida el siglo que nos acunó por más tradicionalista que pretendamos (todos) ser.
Sólo por ello sobran motivos para intercambiar pareceres por años y años.

Dragón.

Cabo dijo...

Sanctus Thomas invenit, Lumba perfecit, Devillers explicavit

Martin Ellingham dijo...

Dragón:
Ése es el espíritu de una disputatio amical, que ojalá podamos conservar siempre.
Saludos.

Anónimo dijo...

Por supuesto, ni tendría sentido que sea se otro modo.
No me mato con quienes son mis compañeros de oficina (ni con nadie) por diferencias vinculadas con la moral y el escándalo y vamos a perder los estribos por matices que nos interesan a veinte tipos? No me parece.

Dragón.