lunes, 21 de marzo de 2016

Sobre una carta de Antonio Caponnetto


En una bitácora (aquí) se ha publicado una carta del Dr. Antonio Caponnetto. El título y su contenido plantean una dicotomía: dos señores. No se puede servir a dos señores. Obviamente Caponnetto se ubica a sí mismo entre los seguidores del Señor. Los que no comparten su posición, mencionados o aludidos por su carta, sirven al Otro. 
Tiene toda la razón del mundo. Se puede servir a Cristo, el Señor, en su Iglesia; o se puede servir al señor Caponnetto, en sus elucubraciones. Puestos a optar, no tenemos dudas. ¿Nos perdonará por hacer la primera opción? Si supiera cuánto nos importa contar con su aprobación…
Respecto de la carta publicada, nos interesa ahora hacer dos precisiones:
1. San Ezequiel Moreno.
Del texto que hemos citado de San Ezequiel Moreno se siguen dos cuestiones: 1) el hecho: existió una carta pastoral del obispo –que tal vez no fuera la única- en la cual enseña que los buenos católicos deben luchar en el campo electoral; 2) su interpretación: lo razonable es pensar que el santo no vio en tal deber ninguna inmoralidad intrínseca, pues lo malo en sí nunca puede ser objeto de un deber. Lo cual está en armonía con el magisterio pontificio, que en ese tiempo distinguía ya nítidamente doctrina, legislación y régimen político; y que diferenciaba entre el sufragio universal (v. p. 464) como origen del poder político (doctrina errónea y reprobada por la Iglesia) y el sufragio universal como modo de designación de los gobernantes (institución criticable por muchas razones, pero que la Iglesia nunca condenó).
¿Existió el documento? Si se lo niega, hay que probarlo. Pero en las 1231 palabras que Caponnetto dedica a este punto, no afirma ni prueba nada contra la existencia del documento del obispo de Pasto.
Además, la “interpretación” que hace Caponnetto luce inverosímil por poco razonable. Lo que se debe presumir –salvo prueba en contrario- es que el santo conocía y aceptaba el magisterio pontificio (ya que era un obispo, no un logorreico infra-científico) y que lo aplicaba a las particulares circunstancias de su jurisdicción. Que no era tan ignorante de la ciencia moral como para llegar al absurdo de sostener que se debe luchar electoralmente si la conducta es mala en sí misma. Y que terminada la guerra de los mil días, esa “lucha” electoral no podía consistir en incendiar urnas, robarse boletas o hacer fraude electoral (todas conductas inmorales, que no consta que el santo aconsejara) sino la participación a través de partidos políticos dentro de las circunstancias de aquel tiempo.
Las elucubraciones que de todo esto exceden, no se siguen de nuestra entrada y corren por cuenta de quien las hace.
2. Pío XII.
La interpretación que hace Caponnetto del texto del papa Pacelli (completo, aquí) resulta muy llamativa por decir lo menos. El pontífice se ocupó del tema varias veces, siempre de manera clara, aunque no fuera exhaustivo en todas sus intervenciones.
Lo primero que enseña Pío XII es que hay un deber-derecho de votar (deber y derecho son correlativos; si debo hacer algo, tengo derecho a hacer lo debido). Y lo dice en Italia, en 1946, ante un público mayoritariamente femenino. Antes, cuando era cardenal, había encuadrado el deber-derecho de votar en la caridad social y la justicia legal. Como lo enseñaban pacíficamente los teólogos.
Pío XII califica al deber electoral de sagrado. Lo cual Caponnetto parece no comprender. Raro, porque el mismo Pío XII explica en ese documento el fundamento de su carácter sacro: obliga ante Dios; y obliga en conciencia. Nada nuevo, simplemente un eco del texto paulino (Rom 13, 1-7) que enseña que el poder que dimana de Dios y que quien resiste al poder, a Dios resiste, porque el gobernante es ministro de Dios. 
Pero la interpretación que hace del texto del papa Pacelli parece partir de una identificación equivocada entre sagrado y absoluto. Un deber moral puede ser sagrado y no absoluto. El deber de cumplir el precepto dominical es sagrado y no absoluto, pues como todos los deberes morales positivos admite causas excusantes (v. aquí, n. 420.3).
Llama la atención que Caponnetto no aplique aquí la tradicional distinción entre normas morales negativas o prohibitivas (absolutas, sin excepción, como el precepto que veda mentir) y afirmativas o preceptivas (no absolutas, que tienen excepciones, como el precepto de votar). Y decimos esto porque el autor ha citado el manual de Royo Marín en uno de sus libros y el dominico explicaba la doctrina tomista en términos muy claros (v. n. 113.1): “Las leyes afirmativas o preceptivas obligan siempre, pero no en cada momento (v.gr., la ley que manda dar culto a Dios). En cambio, las negativas o prohibitivas obligan siempre y en todo momento (v.gr., la ley de no robar: en ningún momento se puede prescindir de ella)”.
Además, se debe decir que no hay en el texto de Pío XII condiciones de conciencia excesivas para votar por algo católicamente potable. En efecto, en el análisis de la moralidad del voto –y de cualquier acto humano- lo primero es considerar el objeto, que determina su moralidad intrínseca. Y el votar es por su objeto un acto de suyo bueno, pues con este acto se cumple un deber de caridad social y de justicia legal. Pero el análisis de la moralidad del sufragio no se agota en la consideración intrínseca de su objeto. Hay que analizar en un segundo momento, posterior, la intención y el resto de las circunstancias. Y aquí Pío XII agrega la exigencia de votar bien, i.e. por los mejores candidatos. Ninguna novedad, sino doctrina moral tradicional, que se encuentra en Santo Tomás cuando trata acerca de la elección de una persona para un oficio público. Lo que no dice Pío XII en ese documento de 1946 es qué hacer cuando no es posible votar a un candidato digno, porque todos los candidatos son más o menos indignos. Pero la respuesta estaba muy clara en el magisterio previo (v.gr., San Pío X) y en el sentir común de los teólogos (principio de doble efecto). Pío XII volvió a ocuparse del tema en 1948, también para el caso de Italia, aplicando principios de validez universal.

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Más allá de los dimes y diretes entre los polemistas Hernández, Caponnetto, etc -los cuales son importantes y espero alguna vez poder leer todos los textos en cuestión-, lo que queda más o menos claro para mí es que hic et nunc (tal vez en otro tiempo sí) yo no tengo ninguna obligación de votar entre los cachafases que se candidatean (aunque Benedicto XVI me dijera lo contrario). Sancho en Mendoza, según sus credenciales, era muy católico pero yo no lo hubiese votado porque se alió con Cristina, entre otras cosas...; y al gordo de la Torre en San Miguel, que también es católico, tampoco lo voté porque primero se alió con los K y ahora con Masa. No hace falta que explique por qué la Cris y el Sergio tienen banderas anticristianas...
Francis

Camilo Sirtori dijo...

Muy señores míos:

Los abajo firmantes, queremos expresar nuestra solidaridad con el cansancio del Dr. Caponnetto ante la presencia de “voceros”, “traductores” e “intérpretes”, amparados en el anonimato, que pululan en esta y otras bitácoras.

Firmas:

Cide Hamete (h.)
Jerónimo el Rey
Militis Militorum
Juan Palmeta
Pio Duca D'Elia
Desiderio Fierro

Martín Pescador

Marcial Castro Castillo

Casimiro Conasco

Hugo Wast

Epistemoloco dijo...

Complejo de Galileo: te haces (o te hacen otros por ti) el innovador y el visionario. Claro, nadie puede entenderte porque eres un autor de la más alta esfera que usa un lenguaje poético que nadie comprende. Al final, la idea es que como todo el mundo está en tu contra, lógicamente debes estar en lo cierto (al igual que Galileo obligado a retractarse).

Mero consultador de las fuentes dijo...

"Aviso Clasificado entonces: se necesita con urgencia alguien que coloque en el discurso de Pío XII que votar es un deber sacro,"

No es cuestión de colocar la afirmación sino de encontrarla, para lo cual es necesario buscarla en el discurso correcto, el cual no es el “Discurso a los párrocos y predicadores cuaresmeros de Roma, 10-III-1948” sino el “Discurso a la peregrinación de las jóvenes romanas en la Basílica Vaticana, 12 de mayo de 1946”, disponible en el sitio web del Vaticano solamente en italiano.

http://w2.vatican.va/content/pius-xii/it/speeches/1946/documents/hf_p-xii_spe_19460512_giovani-romane.html

"Un buon numero di voi gode già i diritti politici, il diritto di voto. A questi diritti corrispondono altrettanti doveri; al diritto di voto il dovere di votare, il dovere di non dare il vostro suffragio che a quei candidati o a quelle liste di candidati i quali offrano non promesse vaghe ed ambigue, ma sicure garanzie che rispetteranno i diritti di Dio e della Religione. Pensate bene: questo dovere è per voi sacro; vi obbliga in coscienza; vi obbliga dinanzi a Dio, poiché con la vostra scheda elettorale voi avete in mano i superiori interessi della vostra patria : si tratta di tutelare e conservare al vostro popolo la sua civiltà cristiana, alle sue fanciulle e alle sue donne la loro dignità, alle sue famiglie le loro madri cristiane."

Juan Diego dijo...

1)El que citó mal fue Hernández. Remitió a un discurso equivocado.2)Este que aquí se presenta es otro, también de Pío XII.3)Lo que parece querer decir Pío XII, al ver ahora el texto completo, no es tanto que votar en sí es un deber sacro, sino que lo es el votar evitando aprobar "a quei candidati o a quelle liste di candidati i quali offrano non promesse vaghe ed ambigue, ma sicure garanzie che rispetteranno i diritti di Dio e della Religione". 4)Sinceramente creo que se esté con uno u otro de los polemistas,este no es el fondo de la cuestión. Digo,nada más.Muchas gracias. Felices Pascuas
Juan Diego

Anónimo dijo...

Y muchos de nosotros, puestos a elegir entre Infocaótica -buen blog en tiempos añorados- y nuestro querido amigo Antonio, lo elegimos a él; por amistad, primero; porque nunca abandonó a los suyos, segundo; y porque tiene razón, tercero.
Y tiene razón porque, aquí y ahora, votar un partido político es un acto netamente inmoral porque es participar en algo decididamente malo, o bien, dudosamente aceptable; y la regla moral manda que en la duda, lo menos que hay que hacer es abstenerse. Y si vuelve San Pedro y me dice que hay que votar, no le haría caso, porque yo sé todo lo que sabía San Pedro más lo que se yo por mi cuenta que, bien escaso que sea o pueda ser, es el recto ejercicio de MI virtud de la Prudencia. No la prudencia de Pío XII, ni la de San Ezequiel Moreno (a quien el Nuncio, por orden del cardenal Marry del Val, le mandó "por obediencia" escribir la famosa carta "a favor" de la democracia y destinada a Rafael Reyes, presidente del país -despiértense muchachos y lean una buena biografía del santo, v. gr. Padre Ángel Peña, O.A.R., "San Ezequiel Moreno, un valiente misionero"), ni la de quien fuera. Sino la nuestra, que es más parecida a la de Antonio Caponetto que a la de esos autores tan apocadamente citados. De hecho, hace más de 15 años que no vamos a votar, por lo cual nunca tuvimos que confesarnos de haber errado la elección del figurón de turno que se dedicaría despedazar la Nación, ni tuvimos que arrepentirnos de habernos quedado en casa los domingos de timba que acá se conocen como "comicios generales".
Atentamente
Ludovico ben Cidehamete

Anónimo dijo...



No me gusta la democracia ...pero es el único que tengo ..

Lindor

Camello dijo...

Los nacionalistas debimos sacarnos de encima a este inquisidor laico hace años. Pero nadie se animó a contradecirlo. Así llegamos a esto. Los que no están con él sirven al Anticristo. Mirá vos.

Me lo dijo un grande hace poco (qepd): es un…

Hagamos una colecta y regalémosle una tortuguita.

Anónimo dijo...

Y mientras ellos se pelean, los devoran los de afuera.

Esculapio Charlatani

Juan Argento dijo...

Coincido con Juan Diego en que el deber sacro es el "di non dare il vostro suffragio che a quei candidati o a quelle liste di candidati i quali offrano non promesse vaghe ed ambigue, ma sicure garanzie che rispetteranno i diritti di Dio e della Religione." Por lo que, para que exista tal deber, se requiere que entre las perspectivas realistas sobre los temas no negociables, usando el término de Benedicto XVI, ofrecidas por al menos dos de los candidatos o listas presentes exista una sustancial diferencia cualitativa.

Destaco que el requisito es que exista una diferencia de calidad entre dos opciones y no una calidad absoluta en una de ellas. Si hay dos candidatos o listas, uno de las cuales ofrece garantías de una violación de magnitud X de los derechos de Dios y de la religión católica, mientras que el otro ofrece perspectivas razonables de una violación de magnitud X/2, entonces existe el deber de votar por el segundo. Lo cual es exactamente el ejemplo de Lan y Lin en el artículo inmediato anterior de este blog.

Concretando a Argentina 2015, la presencia del frente troskista en el menú electoral de primera vuelta era condición suficiente para la existencia del deber de votar por una de las listas menos malas, y yo voté por Macri/Michetti y diputados del Frente Renovador (Massa). En la segunda vuelta, en contraste, al ser ambas opciones, en términos absolutos, de similar calidad lamentable en cuanto a los temas no negociables para un católico, voté en blanco.

Finalmente, la razón por la cual voté en blanco en vez de quedarme en mi casa es que, desde el punto de vista de terceros, los motivos más probables por los que alguien no acude a votar son desinterés o pereza, no rechazo de las opciones disponibles.

Martin Ellingham dijo...

Juan:
Es et et, y no aut aut. Es como un cono invertido, que progresa en determinación. Se refuerza la conclusión si se consideran las circunstancias: mujeres, Italia, 1946.
Saludos.

Anónimo dijo...



Sigo las ideas de Jean Ousset , cuando hablaba de " la Sociabilité "...

En este mundo , Dios nos puso....Hagamos nuestro deber de Estado ....

Lindor

Anónimo dijo...


No entiendo Antonio Caponnetto...

Paso su vida a criticar a los políticos , los curas , los obispos , los papas ( algunos Santos Papas ) a las instituciones , ...perdió la mayor parte de sus seguidores y amigos por sus exageraciónes .....

PS

Redacción dijo...
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Adolfo dijo...

La extensión del libelo del Prof. Antonio Caponetto, contreras profesional de todos los gobiernos habidos y por haber desde creo yo, Isabelita, mueve a la reflexión acerca de si hace de esos mamotretos una profesión.
Y no de fe.
Su tenaz oposición a todo lo argentino en nombre de lo argentino, su impracticable pretensión política de restaurar todo en Cristo y su falta de caridad a la hora de la crítica merecería un profundo debate acerca de a que señor terrenal realmente sirve este maestro.
Saludos.
En especial al Prof. Antonio Caponetto.
A. V.