Occidente, víctima de su corrección política con el islamismo radical
Por George Chaya
Más allá de cualquier debate
ideológico y lejos de rozar la sensibilidad hipócrita de aquellos que se
escudan en una supuesta islamofobia victimizante, es un hecho concreto la
influencia del islam en los asesinatos que las organizaciones extremistas ejecutan
sin piedad. Sobran ejemplos en los que el accionar y la presencia de la
religión son un factor desencadenante de estos crímenes. Como es lógico, ante
la brutalidad que ejerce el extremismo, el desconocimiento sobre él y las
excusas que provienen del propio islam ayudan a que las cosas parezcan ponerse
cada vez más difíciles para funcionarios, analistas políticos y periodistas
occidentales.
Esto es notorio frente a la
creciente expansión del terrorismo, más aún cuando se trata de abordar y lidiar
con algo que nunca han podido entender. Sin embargo, es tiempo de frenar a los
asesinos y desenmascarar sus falacias victimistas. Para ello, la comunidad
internacional debe enfrentar esta endemia en la forma correcta y sin temblor de
mano. Sólo así se podrá detener la expansión del terrorismo islámico, pues está
demostrado que el propio islam no lo hace ni lo hará. En consecuencia, es
tiempo para el mundo libre de vestirse
con pantalones largos y poner fin a esta situación. El éxito o el fracaso de
los criminales está conectado con la corrección política y el doble discurso de
Occidente, y ya no puede ocultarse. Ya no es relevante que el mundo árabe
islámico sindique de enfermos, locos o malos creyentes a sus propios fieles.
Ellos matan en nombre del mismo Dios que une a todos los musulmanes. Por ello,
lo que definitivamente debe entenderse es que estamos frente a una guerra
contra el mismo enemigo que no duda en asesinar inocentes en nombre de su Dios.
El nazismo hoy está prohibido por ser una ideología supremacista, extremista y
fascista que representa una amenaza directa a la humanidad. Su historial
sangriento es relativamente reciente, y el odio de su fuego aún quema bajo las
cenizas de la destrucción, como los crímenes que generó en el siglo pasado.
En este tiempo, se percibe el
comienzo de un camino hacia un tipo similar de destrucción que proviene del
islamismo, y ello ocurre porque la comunidad internacional y muchos gobiernos
árabes han permitido que los extremistas impongan sus agendas. Años atrás,
éramos pocos los que alertábamos sobre este fenómeno. Hoy, el mundo es
plenamente consciente de la gravedad de la situación a la que los terroristas
musulmanes nos han arrastrando. Los extremistas han tenido éxito en las
percepciones de personas confundidas respecto de lo que es justo y lo que es
injusto, sobre quién es amigo y quién, enemigo.
También, están tratando de dividir
a la gente de acuerdo con su secta, grupo étnico y pertenencia. Así definen las
cosas entre el bien y el mal en la medida en que las ideas de la identidad
alternativa supera la lealtad a su país, algo que se supone que debe tener
prioridad sobre la propia fidelidad, incluso a la tribu o a la secta, y que
debería asegurar que todo el mundo tenga los mismos derechos e iguales
responsabilidades. En medio de esta atmósfera ponzoñosa, el concepto del
islamismo y la religiosidad son las mayores amenazas para la destrucción de las
estructuras civiles para dividir las sociedades, y los discursos del islam
pretenden quebrar y violentar la columna vertebral del mundo libre y de su
estructura jurídica y normativa. No se debe, ni se puede, concesionar ya
nuestros valores occidentales, nuestros derechos ni libertades ante quienes
mienten y asesinan con falsos discursos que han demostrado ampliamente que –de
paz y hermandad– sus creencias religiosas no tienen nada.
Visto en:
4 comentarios:
Una cosa es querer frenar el Islam, resultado de una deseable restauración de la Cristiandad, y otra cosa muy distinta es querer frenar el Islam para que triunfen universalmente los valores de la masonería, es decir esos valores "occidentales" esos "derechos y libertades" conseguidos con la Revolución según creo entender del párrafo:
"los discursos del islam pretenden quebrar y violentar la columna vertebral del mundo libre y de su estructura jurídica y normativa. No se debe, ni se puede, concesionar ya nuestros valores occidentales, nuestros derechos ni libertades ante quienes mienten y asesinan con falsos discursos que han demostrado ampliamente que –de paz y hermandad– sus creencias religiosas no tienen nada."
Jorge:
De acuerdo.
De todos modos hay cosas en Occidente que son restos de un pasado cristiano y que son ajenos al mundo islámico.
Saludos.
De acuerdo con Rodriguez, este es un articulo escrito desde la corrección politica para quejarse de lo politicamente correcto
PATO
Interersante
https://www.jihadwatch.org/2016/07/fearing-reprisal-frommuslims-french-publisher-reverses-decision-to-publish-book-critical-of-islam
Johan Ph.
Publicar un comentario