Tomamos esta entrada y la siguiente de un artículo de L. Elders sobre el trabajo en Santo Tomás. En la primera entrada, el análisis es filosófico; en la segunda, teológico.
El análisis filosófico del trabajo según Santo Tomás.
El análisis filosófico del trabajo según Santo Tomás.
Algunos de los textos más importantes del Angélico sobre el
trabajo manual son obras de circunstancia, escritas para defender a los frailes
de las ordenes mendigantes contra ciertas críticas: sus adversarios les echaban
en cara la pereza y la explotación del pueblo cristiano; en vez de ganarse la
vida trabajando, los frailes preferían pedir limosna, para dedicarse
completamente al estudio y quitar a los seglares los puestos en la enseñanza
universitaria. Uno de estos textos es la Quaestio
quodlibetalis VII, q.7, a.1.
En su respuesta a aquellas críticas Santo Tomás procede
metodológicamente. En el primer artículo se estudia el problema sobre si es
precepto divino que todos los hombres trabajen de sus manos, —lo que san Pablo
parece decir en 2 Tesal. 3, 10 («él que no quiere trabajar,
no coma»)—, texto que era el grito de combate de los seglares en su lucha
contra los mendigantes. Ahora bien, escribe Santo Tomás, para juzgar de una
cosa, hace falta considerar su fin. El fin del trabajo manual es triple: cesar
de holgazanear; subyugar el cuerpo; ganarse la vida. Las dos primeras
finalidades pueden ser alcanzadas igualmente ocupándose con cosas espirituales.
Con relación a la tercera finalidad el trabajo manual parece imponerse, y tanto
más que la naturaleza ha instituido las cosas de tal modo que el hombre ha
recibido su intelecto y sus manos para producir lo que le hace falta para
vivir. Por consiguiente, la labor manual ha sido ordenada por la ley natural.
Sin embargo hace falta distinguir en las ordenaciones de la ley
natural entre preceptos que tienen por objeto remediar insuficiencias de los
hombres individuales (alimentarse; practicar las
virtudes); otros, al contrario, que tienden a remediar insuficiencias de los
hombres en su totalidad. El precepto de Génesis 1, 28 «Procread y multiplicaos, y
henchid la tierra» vale para los hombres en cuanto constituyen el género
humano, pero no prescribe que cada individuo debe engendrar descendientes. Los
hombres son considerados como una comunidad en la cual las tareas pueden y
deben dividirse. Esta diversificación resulta en primer lugar de la providencia
divina, pero también de las disposiciones y habilidades distintas de los
individuos. Desde luego, por su labor manual uno puede satisfacer las
necesidades tanto propias como las de otras personas. Si uno encuentra una
manera en la cual puede ganarse lícitamente la vida, el precepto no le obliga a
trabajar con sus manos.
Si uno objeta que sería fatal si todos los hombres se substrajesen
a la obligación del trabajo manual (como los mendigantes), santo Tomás responde
que el trabajo espiritual es tan difícil que es reservado a pocos elegirlo.
Esto vale también para la vida contemplativa. No trabajar por pereza es malo.
Después de esta exposición fundamental Santo Tomás propone una
división de los sentidos de la expresión «labor manual». La mano es un
instrumento del espíritu. La labor manual presupone siempre una actividad
intelectual. Así cualquier trabajo que se hace con instrumentos está también
entendido como «labor manual» y además cualquier otro «trabajo» que el hombre
ejecuta para ganarse lícitamente la vida. Por consiguiente las artes liberales
son también formas de trabajo manual.
Efectivamente entre la labor manual en un sentido estricto y la
contemplación se encuentra un grupo de actividades que llamamos «trabajo
intelectual». La vida contemplativa ocupa el rango más alto.
Resulta de este análisis que la labor manual tiene su propia
dignidad donde el origen está en el hecho de que procede de la persona humana:
el hombre trabajando intenta producir una perfección más grande en el mundo.
Así alcanza una semejanza más grande con Dios quien es la Causa primera de todas las
cosas. Puesto que el trabajo procede de la persona humana, exhibe una variedad
muy grande de modalidades. El animal, al contrario, actúa siempre de la misma
manera.
[...] según Santo Tomás, la labor manual no solamente es necesaria
para los hombres sino que tiene su dignidad y sus méritos: provee a las
necesidades propias y ajenas; ayuda a evitar los vicios; colabora con Dios en
el perfeccionamiento del mundo. En los casos en que un hombre trabaja al
servicio de otro, nota el Angélico, que el hombre no es jamás esclavo de su
dueño en su espíritu. El obrero que trabaja para su dueño tiene derecho a una
justa recompensa. Santo Tomás subraya que debe hacerse una proporción entre la
utilidad de trabajo y la remuneración. El pago debe ser equivalente a la
cantidad del trabajo, su calidad, su grado de dificultad y las circunstancias
del obrero.
En el opúsculo Contra
impugnantes Dei cultum et religionem reitera
su posición sobre la obligación de la labor manual. No es razonable afirmar que
cada uno debe trabajar con sus propias manos puesto que es lícito que el hombre
viva de lo suyo o de lo que le es debido. Quienes sirvan al bien común por
trabajos espirituales tienen el derecho de ser sustentados por los demás. Esto
es evidente porque la utilidad espiritual es más importante que la utilidad
material.
El fin del trabajo es el descanso. El descanso definitivo se
alcanza solamente cuando el hombre llega a su destinación eterna. Es preciso
interrumpir a ciertos intervalos el trabajo, porque el hombre necesita el
descanso del cuerpo y del espíritu. Tampoco puede utilizar el hombre sus
facultades espirituales sin cansarse en virtud de la necesaria colaboración de
sus facultades orgánicas. Necesita el descanso también en este trabajo.
4 comentarios:
Muy lindo todo pero los empresarios de la fraternidad hacen lo mismo que los del opus.-
Señor Bulat, podria ser mas especifico en su comentario? Para los que no estamos en el tema
La culpa es del Estado socialista delinkuente que mete impuestos por todos lados. ¿sabían que tener un empleado requiere pagar casi la misma suma del sueldo en leyes sociales??? cualquiera que viva en un edificio sabe que pasa eso, y un edificio no es una empresa pero la presión es como si lo fuera.
Cómo creen que algún inversor genuino en su sano juicio invertirá en un país que está gobernado con semejante frivolidad? Y eso no es todo lo que puede disuadir al más aventurado de los inversores. Hay mucho más y sobre eso, muy pocos hablan. Espert, por ejemplo, no dijo ni una palabra. Me refiero a la inexistencia de un Poder Judicial justo, independiente, honesto, decidido y capaz. Sin eso, no existe el Derecho y sin Derecho no hay garantía alguna de que las libertades, las propiedades y los contratos serán respetados, ni de que se podrá obtener amparo contra las arbitrariedades del Estado.
Los jueces actuales, incluyendo a los de la Corte Suprema, son casi todos creación del kirchnerismo, que jamás nombraba sino a sus incondicionales. Además de eso, la secta neo comunista que nos tiraniza desde el 2003 (probablemente el CELS, dirigido por Verbitzky) tuvo otra "gran idea" para someter al Poder Judicial, inclusive a los jueces más antiguos: les aumentó los sueldos de una manera exorbitante. Según referencias que considero fidedignas, un juez de primera instancia gana hoy alrededor de $200.000 mensuales y no paga impuestos. ¿Cuánto ganará un juez de la Corte Suprema? El que paga esos sueldos es el Tesoro y el Tesoro lo maneja el Poder ejecutivo, luego los jueces lo pensarán dos veces antes de fallar contra el Estado y después de pensarlo...fallarán inexorablemente en favor de su “patrón”, desamparando a las personas particulares.
La prueba mortífera de esa sumisión la tenemos en la continuada "política de derechos humanos", como la llamó el prevaricador Presidente de la Corte Suprema Lorenzetti. Hay casi 2.000 secuestrados políticos esperando la muerte (ya han muerto 367 y 37 desde que Macri asumió) como consecuencia de actos judiciales absoluta y obscenamente nulos, que Macri mantiene a pesar de haber prometido en su campaña "acabar con el *curro* de los derechos humanos". Sin embargo, podría desbaratarla con un simple decreto de indulto de todos los secuestrados. Si esa promesa no vale nada, a pesar de que se trata de casos de vida o muerte, ¿qué puede esperar un inversor extranjero de las "promesas" obsecuentes de un Macri sin honor y sin palabra?
La legislación y el fuero laboral argentinos, sumados a la prepotencia de los dirigentes gremiales, convierte la contratación de personal para una empresa en una verdadera ruleta rusa que en vez de tener una sola bala en el tambor del revolver tiene insertas todas las balas. No hay cómo conservar la dirección y el control empresario. Macri ha dejado todo eso tal cual viene del peronismo y del kircherismo. También sigue, como si tal cosa, el caos social resultante de los "piquetes" continuos y las amenazas de huelgas súbitas y destructivas.
EL ARBOL DE LA ECONOMÍA NO DEJA VER EL BOSQUE DEL DESASTRE NACIONAL
la botella al mar
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