viernes, 24 de marzo de 2017

Santo Tomás, como una abeja


«Esta originalidad y esta profundidad, que fueron en aumento pasando los años, no se ocultaron a sus contemporáneos, los cuales las hacen resaltar con frecuencia(2): ellas están a base de su espíritu, a la vez tradicional y progresista; porque aquella profundidad con que penetraba las cosas, junto con una grande amplitud de criterio y una laboriosidad inmensa con que buscaba la verdad en dondequiera se encontrase, aunque fuese de una manera fragmentaria, le daban un fondo de tradicionalismo por nadie superado ni igualado. Por otra parte aquella labor depurativa de los datos tradicionales filosóficos y teológicos a través de los primeros principios de la razón y de la fe, vistos en Dios y juzgados desde Dios natural y sobrenaturalmente considerado, hizo que las corrientes de la fe y de la razón, ya cristalinas, se deslizasen paralelas y fecundizasen los campos de la Filosofía y de la Teología. En eso consiste su profunda originalidad, no ya material y aparente, sino formal y realísima. “Santo Tomás -escribe Et. Gilson-, que condena tan secamente, como teólogo, las doctrinas que juzga falsas, es, por el contrario, apasionadamente curioso en lo tocante a extraer de las filosofías más diversas el alma de verdad que puedan contener” (1).
[…]
Santo Tomás, como verdadero amante de la verdad, no repara en medios para conseguirla. Por eso le vemos ir a estudiar en las fuentes, cosa tan rara en su tiempo, procurando se le hiciesen traducciones nuevas y directas de las obras de Aristóteles y de las de muchos Padres de la Iglesia(5); y en sus Comentarios sobre el Filósofo manifiesta tener presentes y muy leídas las exposiciones de Alejandro, de Simplicio, de Filopón; de Boecio y de Averroes, y lo mismo los tratados de Avicena y de algunos otros árabes. Aunque en esto es justo reconocer que debe su vocación y su iniciación al Beato Alberto Magno, el cual, según una frase feliz del padre Mandonnet, O. P., poniéndole sobre sus hombros, le hizo ver un inmenso horizonte por los campos de la FIlosofía (1). 
No resolvía el Angélico ningún problema filosófico ni teológico sin tener en cuenta todo lo que sobre él se había escrito y podía tenerse a la mano en su tiempo: Nullum fuit scriptorum genus -dice la Iglesia- in quo non esset diligentissime versatus (2). Persuadido de que la verdad completa no es monopolio de ningún hombre particular, sino que todos contribuyen de un modo o de otro a conquistarla y a esclarecerla, iba de uno a otro como abeja solícita y laboriosa, sacándoles el néctar en ellos contenido y elaborándolo en sí mismo, convirtiéndolo en propia substancia, para fabricar después ese panal de miel tan dulce y tan simétrico que admiramos en sus obras. Su Cadena de oro y sus Opúsculos de controversia con los griegos y con los enemigos de los mendicantes son un testimonio perenne de sus maravillosos conocimientos patrísticos, que tantos sudores le costaron, como él mismo lo confiesa ingenuamente (3).
Respetando siempre a las personas y tratánd0las con suavidad y dulzura, aun en las luchas más encarnizadas y a pesar de las provocaciones de sus adversarios rabiosos y de la exquisita sensibilidad del Santo Doctor, nunca se dejó llevar de afectos personales, ni de simpatías 0 antipatías, cuando se trataba de la verdad.»
Fuente:
Ramírez, S. ¿Qué es un tomista?, en rev: La Ciencia tomista, 27 (1923), pp. 272-301. (aquí

6 comentarios:

el hombre del bisoñé dijo...

Exacto: Patrística y Tomismo no se excluyen y es posible la salvación sin Tomismo. Pero el Tomismo supera, mejora,corona el conocimiento filosófico y teológico anterior a él, sin que luego haya sido superado por ninguna nueva o vieja escuela.

Platense dijo...

Si no se hablara del Aquinatense alguno diría que era un "diletante".-

Anónimo dijo...

Gracias infocaoticos. Es el espíritu.
Pocho.

hiena barrios dijo...

Se puede decir más:
Hay salvación y conocimiento suficiente sin Tomismo y sin Patrística.
Pero el que conoce el Tomismo sin conocer la Patrística (o conociéndola solo por la citas de Sto. Tomás) sabe más y tiene mejores armas que el que conoce la Patrística y desconoce al Tomismo.

Walter E. Kurtz dijo...

Depende qué entendamos por Patrística y Tomismo.

Si por patrística entendemos la "doctrina" de los Padres, lo que técnicamente llamamos "consenso unánime", está claro que no; puesto que es parte íntegra de la Santa Tradición y como tal es materia de Fe.

Si por patrística entendemos la vida, obras, polémicas, etc. de cada uno de los Padres de la Iglesia o el Migne de cabo a rabo, está claro que no.

Y con el tomismo pasa lo mismo e incluso se complica algo más. Si entendemos por tomismo la doctrina de Santo Tomás, en particular su metafísica, teología natural y teología revelada, es decir la Summa y las obras "adultas" más las mejores sistematizaciones, sí.

Si por tomismo nos referimos a la "escuela", está claro que no. Tampoco si nos referimos a "la letra" de todas y cada una de las proposiciones del Aquinate tomadas en forma separada, descontextualizada y desarmonizada con la doctrina tomista sin tener en cuenta evoluciones del pensamiento, contradicciones y proyecciones a circunstancias muy distintas a la Europa Occidental de mediados del siglo XIII.

Resumiendo, no se puede resumir la riqueza del Aquinate en una sentencia tipo "patrística sin tomismo versus tomismo sin patrística". Es una falta de respeto hacia este grandísimo santo.

hiena barrios dijo...

Por supuesto, pero el consenso unánime de los Padres no se pone en discusión ahora, pues Sto. Tomás lo toma (como autoridad y con reverencia) y -como dijeron arriba- lo corona y supera al dar con el mejor método conocido hasta hoy para arribar la Teología y la Filosofía.