Lo que el autor de esta
entrada denomina reduccionismo neo-ecolástico
(no tomista, por cierto) un sabio liturgista designa como validismo. En cual, en términos simplificados, vendría a decir que, si
se asegura la validez del sacramento cualquier reforma litúrgica
es posible, legítima y oportuna.
En las discusiones acerca de la
liturgia, una premisa importante del campo progresista es, irónicamente, lo que
podría llamarse reduccionismo neo-escolástico, que define la
"esencia" de la Misa como una consagración válida. En casi cualquier
conversación sobre si, y hasta qué punto, el rito de la misa puede cambiar o no,
el defensor de la tradición es inmediatamente cuestionado con: "Pero no se
puede probar que el Novus Ordo (o
cualquier liturgia experimental, fabricada) es malo. Tiene las palabras de
consagración".
El problema con este enfoque, por
supuesto, es que falsifica la realidad de un rito litúrgico como una
encarnación definida de la tradición apostólica, existente a lo largo de la
historia. Cada rito tiene sus propias características profundas, que lo hacen
irreducible. Nadie soñaría con definir el rito bizantino como
"esencialmente" una consagración válida, con la cual se asocian
accidentalmente muchas oraciones floridas e himnos. Tampoco nadie, con un
mínimo de sentido, tratará de definir el rito romano de la misa con exclusión del
Canon romano, que es su característica definitoria, o haría el intento de
importar una epíclesis en el Canon Romano, cuando, propiamente hablando, no
tiene ninguna y no la necesita. Estos ritos son lo que son, y demos gracias a
Dios por eso.
Reducir la Misa a una consagración
válida es como reducir el acto nupcial a una concepción exitosa de un niño. Espero
sinceramente que nadie sea tan tonto como para definir el acto nupcial como la
concepción de un niño. El acto nupcial está ordenado a la concepción de un
niño, sin duda, pero tiene su propia realidad, su propio significado, que implica
más que la concepción. Es una expresión del amor conyugal, que está diseñada
para culminar en una nueva vida. Por la institución de Dios, se supone que la
vida procede del amor. Ambos elementos están involucrados en la definición del
acto. Esta es la razón por la cual la Iglesia se opone a la fecundación in vitro, lo que no podría hacer si el
único significado o valor de la unión del hombre y la mujer fuera un cigoto
viable.
De igual manera, la Misa es un
microcosmos privilegiado de la oración unitiva con una finalidad eucarística. La
presencia de la víctima sacrificial que ha de ser nuestro alimento divino es
concebida, por así decir, por la liturgia en su totalidad. Incluso si la
consagración tiene lugar en un momento determinado, ha sido preparada y será
seguida por una manifestación de amor que nos conviene para recibir al Señor y
regocijarnos en Su presencia. Cuando esto no sucede, estamos tratando con el
espectro de la transubstanciación in
vitro.
Desgraciadamente, puesto que casi
todos los que asistieron al Vaticano II o que trabajaron para el Consilium, fueron educados en este
reduccionismo neo-escolástico superficial, y se sintieron libres de desgarrar y
reconfigurar el Rito Romano mientras se conservaran (más o menos) intactas las
palabras de consagración. En este sentido, eran técnicos de laboratorio,
comprometidos con que el resultado del proceso fuera una misa válida, pero no moralmente
ligados a un contenido o proceso en particular.
De hecho, la arrogancia de los
reformadores no podía detenerse en el umbral del santo de los santos, sino que
llegó a alterar la fórmula misma de la consagración del vino mediante la eliminación
de la frase mysterium fidei desde
dentro de ella - una frase ya tan Bien conocida y tan venerable en la Edad
Media que Santo Tomás de Aquino en el siglo XIII podía atribuirla
plausiblemente a los Apóstoles.
Sin dudas, por tanto, tenemos que
empezar de nuevo haciendo mejores preguntas. No debemos preguntar: ¿Qué es lo
que hace que transustanciación se realice [1]?, sino: ¿Qué es lo que hace que una
liturgia sea cristiana? Y algo todavía
más importante, ¿qué hace que este rito litúrgico sea él mismo (romano,
ambrosiano, bizantino, siro-malabar, etc.) y no otro? Cuando estas son las
preguntas que buscamos, encontramos ricas respuestas que nos muestran la
adecuación, la belleza, complejidad y suficiencia de cada rito en sí mismo, y
por lo tanto, también nos muestra dramáticamente la naturaleza anti-litúrgica,
anti-ritual, anti-histórica y finalmente anticatólica de las reformas.
_______
[1] Como tomista, ciertamente
acepto que hay un momento de la consagración, como he defendido aquí y en otros
lugares. Pero si nos fijamos en Summa theologiae III, q. 83, se verá que Santo
Tomás está lejos de ser un reduccionista litúrgico. Ve la complejidad del Rito
Romano, el significado y valor de cada una de sus partes, y el respeto con que
debe ser tratado por los que adoran en él. La precisión escolástica no tiene
que convertirse en reduccionismo neo-escolástico.
Tomado y traducido de:
http://www.newliturgicalmovement.org/2017/07/the-long-shadow-of-neoscholastic.html
3 comentarios:
"Tampoco nadie, con un mínimo de sentido, [...] haría el intento de importar una epíclesis en el Canon Romano, cuando, propiamente hablando, no tiene ninguna y no la necesita."
Me pregunto si Peter Kwasniewski escribió esto ignorando o teniendo en mente que los Ortodoxos, específicamente la arquidiócesis de Norteamérica de la Iglesia Ortodoxa Griega de Antioquía, una de las autocéfalas de la comunión ortodoxa, hicieron exactamente eso, verbigracia "importar una epíclesis en el Canon Romano", "at the request of the Russian Holy Synod in September 1869."
Para fundamentar lo que acabo de escribir, y para info de quien pueda estar interesado en el tema:
Esa arquidiócesis tiene un vicariato del Rito Occidental, mayormente para ex-anglicanos conservadores que huyeron/huyen de la debacle doctrinal y moral de la comunión anglicana, más grave aún en su versión norteamericana, los episcopales. Ese vicariato celebra según una traducción al inglés del Rito Romano tradicional ligeramente modificado al cual llama "rito de San Gregorio", en línea con "rito de San Basilio", "rito de San Juan Crisóstomo", etc.:
http://www.antiochian.org/western-rite/ordinary-canon-mass-rite-st-gregory
La modificación principal en el Canon, además obviamente de no pedir por el Papa sino por el Metropolitano en el "Te ígitur", es introducir una epiclesis II de consagración entre el "Supra quae propitio" ("Upon which vouchsafe") y el "Supplices Te rogámus" ("We humbly beseech Thee"). Esa epiclesis II es:
And we beseech Thee, O Lord, to send down thy Holy Spirit upon us and upon these offerings, (he signs once over the host:) that He would make this bread the precious Body of thy Christ, and that which is in this cup (he signs once over the Chalice:) the precious Blood of thy Son our Lord Jesus Christ, (he signs once over
the host and Chalice together:) changing them by thy Holy Spirit.
Esto puede leerse en la pág. 39 del PDF apuntado en el último enlace. Para quien no quiera bajar el PDF, una parroquia de ese vicariato lo tiene directamente:
http://www.stgregoryoc.org/article/the-divine-liturgy-according-to-the-rite-of-saint-gregory/
Nota: Epiclesis I o II alude a la ubicación temporal de la plegaria respecto a la consagración. Epiclesis de consagración o de comunión alude al contenido de la plegaria, esto es si pide que el Espíritu Santo HAGA que el pan y el vino se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Cristo o que MUESTRE a los fieles que el pan consagrado es el Cuerpo de Cristo y el cáliz consagrado su Sangre.
Creo q no habéis leído ni las explicaciones de los documentos conciliares, ni habéis profundizado en el Magisterio de la Iglesia posterior, sean Encíclicas o los muchos escritos al respecto.
Sinceramente creo q os ceñis a la Letra y No al Espíritu. Y ya sabéis a qué me refiero con ese error de rasgarse las Vestiduras con la Letra de la ley
Muchas Gracias Johannes. Fabuloso el rito de San Gregorio
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