«58. Sumisión a las autoridades. 13, 1-7.
1 Toda
alma se someta a las autoridades superiores. Pues no hay autoridad que no sea
instituida por Dios; y las que existen, por Dios han sido ordenadas.
2 Así
el que se insubordina contra la autoridad se opone a la ordenación de Dios, y
los que se oponen, su propia condenación recibirán.
3 Porque
los magistrados no son objeto de temor para la buena acción, sino para la mala.
¿Quieres no temer a la autoridad? Obra el bien, y obtendrás de ella elogio;
4
porque de Dios es ministro respecto de ti para el bien. Mas si obrares el mal,
teme; que no en vano lleva la espada; porque de Dios es ministro, vengador para
castigo del que obra el mal.
5 Por
lo cual fuerza es someterse, no ya sólo por el castigo, sino también por la
conciencia.
6 Que
por eso también pagáis tributos, ya que funcionarios son de Dios, asiduamente
aplicados a eso mismo.
7
Pagad a todos las deudas: a quien contribución, contribución; a quien impuesto,
impuesto; a quien respeto, respeto; a quien honor, honor.
13, 1.
Declara el Apóstol el precepto de Jesu-Cristo: Dad al César lo que es del César: recomendando la sumisión y acatamiento
a toda autoridad que esté sobre nosotros. Y da la razón. Porque la autoridad,
en abstracto, es de origen divino; y, en concreto, los que actualmente la poseen,
la han recibido de Dios, que en su providencia ha ordenado que sean éstos
y no otros los que de hecho la poseen. Recuérdese que entonces imperaba
Nerón.
3-4. Es
digno de consideración este optimismo de San Pablo respecto de la autoridad,
cuando imperaba Nerón. Las excepciones de esta ley general, introducidas por
la malicia humana, no han de cambiar el criterio cristiano sobre la sumisión
debida a las autoridades. Si el justo padece por su justicia, al mérito de
la obediencia añadirá la aureola del martirio.
5. Expresa
San Pablo los dos motivos de obediencia: el inferior que es el temor del
castigo, y el superior, que es el dictamen de la conciencia.
6. Funcionarios: el término griego
correspondiente λειτουργοὶ [leitourgoi] expresa el carácter sagrado de la autoridad, cuyas funciones
son una especie de sagrada liturgia.
7. Las
dos clases de tributos mencionados corresponden a los que más técnicamente
se llaman directos e indirectos.»
Tomado de:
Bover, J. Las epístolas de san Pablo. 2ª ed., Balmesiana, Barcelona (1950), pp.
79-80
6 comentarios:
Respecto al punto 6, disiento con la noción de Bover de que el término leitourgoi expresa de por sí el carácter sagrado de la autoridad. Ese carácter sagrado está expresado por la calificación "de Dios", aplicada al plural leitourgoi en el vers. 6 y a diakonos en el 4.
Leitourgós significaba originalmente "uno que ejerce un ministerio para el pueblo a su propio costo", y luego, más generalmente, "servidor o funcionario público". Su significado propio es de orden secular.
Cita de una parte del comentario de Santo Tomás al mismo pasaje:
Objeción.-Pero contra esto parece estar que los Apóstoles y los Mártires resistieron a los magistrados y a las potestades; y no por ello merecieron la condenación por Dios sino el premio.
Respuesta.-Pero débese decir que aquí habla el Apóstol de quien resiste a la potestad inferior en cuanto está ordenada por Dios. Y esta divina ordenación establece que a la potestad inferior no se le obedezca contra la superior, así como también en las cosas humanas, que al Procónsul no se le obedezca contra el Emperador, ni al Valido contra el Rey. Y toda potestad humana está ordenada bajo la potestad de Dios, y a ninguna potestad humana hay que obedecer contra Dios, según los Hechos (5,29): Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.
http://www.clerus.org/bibliaclerusonline/es/index.htm
Lounasse
En efecto, para Santo Tomás quien resiste no desobedece sino que obedece a una autoridad superior. Sólo desobedece en apariencia porque no se considera la ordenación de las autoridades humanas a la divina.
Saludos.
Johannes:
San Pablo no pudo aceptar toda la concepción griega de la polis, porque era contraria a la Revelación. En este sentido, la autoridad política es profana y no sagrada. Pero en otro sentido, en cuanto disposición providencial de Dios, creador y gobernador, sí puede designársela como “sagrada” (con analogía).
Saludos.
Martín, totalmente de acuerdo. Mi punto es que ese carácter sagrado está denotado, en el texto de 13:6, por el calificador "de Dios", no por leitourgoi, el cual en sí mismo es un término de significado secular.
Aprovecho para notar que el significado original de leitourgós, "uno que ejerce un ministerio para el pueblo a su propio costo", se aplica de manera literal y excelsa a Nuestro Señor Jesucristo, Quien en su vida pública "ejerció un ministerio para el pueblo a su propio costo", ¡y qué costo! Por lo que es totalmente apropiado para Él el título de "Theîos Leitourgós", Divino Liturgo, y de la celebración en la que Él, por medio de sus ministros, renueva y representa de manera incruenta su sacrificio de obediencia al Padre hasta la muerte de cruz, el nombre "Theíā Leitourgía", Divina Liturgia (en la cual realiza además otras dos facetas de su ministerio: enseñar al pueblo y alimentarlo).
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