Por Andrew Denholm, corresponsal de educación.
[Escocia, The Herald, 31 de diciembre de 2011]
Un estudio realizado por investigadores escoceses demuestra que los alumnos que toman parte en lecciones de filosofía desarrollan más rápidamente habilidades de escucha, pensamiento y cuestionamiento más complejas que aquéllos que no.
La investigación de la Universidad de Strathclyde encontró que alumnos tan jóvenes como de cinco años demostraron también tomar decisiones más sofisticadas luego de un programa de ocho semanas.
Los exámenes realizados en más de cien alumnos de ocho escuelas diferentes en la zona central de Escocia --incluyendo algunos alumnos secundarios-- obtuvieron que en promedio mejoraban un 20% en el puntaje que evaluaba la comprensión de dilemas morales simples.
Si bien existió una clara correlación entre la edad de los niños y su rendimiento, el informe encontró que "el patrón de mejora se da consistentemente en todas las franjas de edades".
La Dra. Claire Cassidy, una de los autores del estudio y profesora en la Facultad de Educación de la Universidad de Strathclyde, llamó a un uso más extendido de la filosofía en las escuelas.
"Existe todo un cuerpo de evidencias que demuestra que los alumnos se benefician mucho más al explorar cuestiones filosóficas simples y al conversar sobre ello y escucharse unos a otros.
"Entendemos que puede ser difícil para las escuelas introducir filosofía puesto que exige inversiones de tiempo y esfuerzo por parte de maestros que ya están muy ocupados.
"También puede haber resistencia a ello debido a que los beneficios no son fácilmente mensurables y son difíciles de encarar.
"Sin embargo, en la investigación que realizamos pudimos ver claros beneficios en la manera en que los alumnos podían pensar acerca de cuestiones y llegar a juicios razonados."
En los últimos años, la filosofía ha tenido un papel cada vez más protagónico en las escuelas, con un mayor estudio de la obra de los grandes filósofos como Descartes, Platón o Aristóteles, que han tenido algo así como un renacimiento en el nivel educativo más alto.
Hace casi diez años, el Consejo Escolar de Clackmannanshire fue pionero al enseñar la llamada "búsqueda filosófica" en las escuelas primarias, cuando la materia fue introducida en algunas de las áreas geográficas más humildes.
Un inicio de estudio realizado en el ciclo 2003-2004 demostró que los niños de cinco a once años a los que se les enseña filosofía muestran una "ganancia" de inteligencia de más de siete puntos en el coeficiente intelectual.
Otro estudio demostró que estas "ganancias" se mantuvieron años después, incluso cuando los niños ya no tenían acceso al programa.
En el estudio más reciente realizado por la Universidad de Strathclyde, grupos pequeños de alumnos recibían al comienzo de cada sesión un "estímulo" en la forma de un poema, un artículo de diario, una fotografía, un fragmento de un video o una pieza de música.
Luego, los alumnos eran llamados a hacer las preguntas que se les ocurrían motivados por el estímulo. A continuación, el maestro seleccionaba una pregunta para ser debatida por el grupo.
Tras el proyecto de ocho semanas, se otorgaron puntajes que valoraban la habilidad de los alumnos para discutir un asunto, con mejores notas para quienes pudiesen justificar su postura o que pudiesen empatizar con los otros.
Las sesiones de evaluación con los alumnos fueron particularmente positivas, con todos los niños involucrados diciendo que las sesiones de filosofía los habían hecho pensar "más difícil" o "más profundo".
El informe concluye: "Ciertamente, los niños ven un vínculo entre su participación y su habilidad para tomar decisiones. Para algunos, la filosofía les ayudó a pensar antes de actuar.
"Les gustó la oportunidad de tener que escuchar perspectivas distintas e, incluso, disfrutaron el poder verse desafiados por otros o desafiar ellos mismos las ideas de otros. Nunca se les comunicó que debieran estar todos de acuerdo todo el tiempo o que el estar de acuerdo fuese algo buen en sí."
3 comentarios:
Claro, pero no será una filosofía consistente en que Santo Tomás tenía la verdad y los demás en la medida en que se le acerquen.
Algo es algo dijo un calvo al encontrarse un peine sin púas...
A quien no está acostumbrado a pensar, no se le puede enseñar tomismo. A quien sí lo está, sí.
Sobran apologías y apologistas, y falta predicación exacta, clara, concisa y ordenada.
Por otra parte, el objetivo de la pedagogía constructivista no es mejorar la educación sino destruirla, creando analfabetos funcionales que, en razón de su analfabetismo, teniendo «panem et circenses», sean ideológicamente sumisos.
Esa pedagogía constructivista es la que aborta y abortará cualquier intento de introducción y uso de la filosofía como herramienta propedéutica.
Así pues, tan grave tarea, la enseñanza de unos rudimentos básicos de filosofía a los hijos, queda en manos de sus padres, que no tienen otro remedio que asumirla ellos mismos, o buscar a quien lo haga por ellos. Lo contrario, además de una gravísima falta de caridad para con los hijos, en los tiempos que corren, equivale a una apostasía «a plazo fijo».
Cougar.
No hay que ir a a clase para ejercitarse en el rigor de la expresión; la observación precisa de la realidad, la contención en el juicio; el respeto a las personas, que supone el respeto a la verdad. Si las clases -la de cualquier materia- abundan en esto, pues mejor. Pero, fundamentalmente y en la medida de sus posibilidades, es tarea de los padres, como dice Cougar.
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