Un amigo de nuestra bitácora
nos envía esta traducción que ahora publicamos.
El cardenal Raymond Leo Burke
salió del reciente y tempestuoso Sínodo Extraordinario Sobre la familia como un
campeón de la moral sexual católica ortodoxa, justo cuando Francisco lo
despidió del puesto más alto de la Iglesia en Derecho Canónico.
Sin embargo, si usted se opone a
la batalla cultural planteada por el ex arzobispo de St. Louis, como hace
Alicia Ambrosio, productora y conductora de “Vatican Connections” en el canal
canadiense “Salt and Light Television “, usted lo verá atrapado en una
"torre de marfil" aislado del "desorden de vida" con el que
lidian los católicos homosexuales.
Actualmente ha surgido en Internet
el testimonio de uno de esos católicos homosexuales, agradeciendo al Cardenal
Burke por ayudarlo a escapar, en vez de dejarlo instalado, en el así llamado
desorden, y a recuperar su ciudadanía católica.
"Mientras que algunos
calumnian al arzobispo Burke por su fidelidad a Dios, a la Iglesia y a las
almas, yo digo que es un verdadero
pastor de los fieles y Atanasio de este tiempo."
El ex activista homosexual Eric
Hess, que escribía hace tres años en la revista Celebrate Life, rompió con varios dogmas sagrados de la
homosexualidad militante al relatar cómo regresó como el hijo pródigo y
encontró una cálida bienvenida por parte del hombre al que una vez despreció.
La primera herejía de Hess estaba
en señalar la causa de su homosexualidad: una relación terrible con un padre
alcohólico que frecuentemente golpeaba a su madre, "además de amenazarme a
mí y a mi hermano”. Hess escribe cómo respondió a esto buscando de un padre
sustituto en su adolescencia y pensó que lo había encontrado en un maestro
suyo, que se aprovechó de su vulnerabilidad para seducirlo.
Si bien esto coincide con lo que
la psicología había concluido a mediados del siglo XX como explicación de la homosexualidad y base para
el tratamiento, la feroz presión ejercida por el lobby homosexual obligó tanto
a la psicología como a la psiquiatría a suprimirla a mediados de los años 70.
Ambas profesiones ahora siguen mansamente la línea dictada por el lobby gay, que
dicta, sin pruebas, que la homosexualidad es innata, y por lo tanto inmutable e
intratable.
Pero Hess va más allá, atribuyendo
a la predicción del Papa Pablo VI de que la píldora, al desconectar la
sexualidad de su propósito divino, ha favorecido no sólo la homosexualidad,
sino el adulterio, el aborto y el uso de células madre embrionarias: que todas
son expresiones de las personas reducidas a "objetos sexuales".
En 1995, después de cuatro años de
tratar de combinar la practica esporádica del culto católico con la
cohabitación homosexual de tiempo completo, Hess se dio por vencido, y
dramáticamente guardó "en una caja de seguridad de todos mis crucifijos y
biblias y los dejó en la oficina del obispo de La Crosse, Wisconsin, con una
carta de renuncia a la fe católica".
Ese obispo era Raymond "Torre
de Marfil" Burke. Para sorpresa y disgusto de Hess, el obispo Burke le
respondió amablemente, diciendo que respetaba su decisión, pero que rezaría por
su regreso. Un Hess que se llamaba a si mismo "activista gay", se
indignó con el obispo por su "arrogancia", y le escribió de nuevo
acusándolo de acoso e intimándolo a que nunca más le escriba. Pero el obispo
Burke insistió una vez más, con una última y amable carta, prometiendo obedecer
el pedido de Hess, pero también prometiéndole que, "si quería
reconciliarme con la Iglesia, que él me daría la bienvenida con los brazos
abiertos."
Por supuesto, Hess no estaba en
nada de esto. Pero cuando le dijo a su amante tres años más tarde, después de
un corto pero intenso período de oración y discernimiento dirigido por un
sacerdote de la parroquia, que necesitaba volver a la Iglesia, este le
respondió: "Sabía desde el principio que este día llegaría. Haz lo que
tengas que hacer para ser feliz".
Hess luego describe la maravillosa
bienvenida que recibió. Su párroco oyó su confesión y le encontró una familia
católica para vivir con él hasta que pudo encontrar un nuevo apartamento. En
cuanto al obispo Burke, cuando Hess llamó a su oficina para reconciliarse con
él, "él me abrazó". También le preguntó si recordaba el paquete de
objetos católicos que en su enojo había dejado allí, que por supuesto Hess
recordaba. El obispo los había guardado, creyendo que Hess volvería, y ahora se
los devolvió.
Hess relata cómo él consideró en
ese momento -y aun estudió- para ser sacerdote, pero finalmente concluyó que su
vocación era la de "vivir en fidelidad la vida de soltero" en la
castidad.
Sin embargo, algunos sacerdotes
"apóstatas" (en su mayoría en sus 50 y 60 años) todavía tratan de
convencerlo, incluso desde dentro del confesionario, que Dios quería que él
reviviera su homosexualidad. Estos hombres no le ayudaban, él dice. "Como
alguien que sufrió el estado de pecado mortal muchos años, les aseguro que no
hay felicidad fuera del orden moral."
El hombre que le ayudó fué su
obispo, que le permitió salir de la Iglesia para que pudiera regresar a ella.
"Mientras que algunos calumnian al arzobispo Burke por su fidelidad a
Dios, a la Iglesia y a las almas, yo digo que
es un verdadero pastor de los fieles y Atanasio de este tiempo",
dice Hess. "Yo digo que él sigue siendo mi mentor y que me sigue
inspirando. Aunque mi propio padre biológico me rechazó, el Arzobispo Burke se
convirtió en mi padre espiritual, representando el amor de nuestro Padre que
está en los cielos".
Fuente:
5 comentarios:
Hola a todos. ¿Estuvo mal Burke? Para mí estuvo muy bien. Obró piadosamente y respetó el libre albedrío del sujeto, el cual volvió solito a Casa...
Alan Christian:
No estuvo mal para nada.
Justamente el articulo muestra como, el que los medios muestran como duro y alejado de la realidad de las personas, fue un padre cordial y cercano de quien acudió a él.
Y es importante porque se trata de una persona con tendencias homosexuales que le agradece haberlo ayudado a salir de ahí.
Esa fue su obra de misericordia: no dejar al pecador en el pecado, dandole una palmada en la espalda "no te preocupes, está todo bien". sino ayudarlo a salir de él.
Muchos de los que levantan la bandera de la misericordia deberían acordarse de que no hay caridad sin verdad.
Juancho.
Interesante testimonio, digno de ser publicado y difundido.
Saludo en Cristo.
Dureza contra el pecado ,caridad con el pecador.Clarisimo. Esa es la doctrina Catolica verdadera puesta en practica.
Ahora ,la moda francisquista es que ya no hay pecado,por lo tanto ,todo vale .
Esta onda de "misericordina",sin duda la fogonea el innombrable.
SAN MIGUEL ARCANGEL,DEFIENDENOS EN LA BATALLA.....
criollo y andaluz
Puesto que no dejan un correo lo expongo aquí. Creo que el caso de Sarlinga-Fsspx merece ser tratado en este blog. Saludos.
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