En una entrada que dedicamos a dar noticia de la relación entre El Yunque y algunos miembros de Hazteoír, mencionamos la bitácora de José Luis N. Quijada, orientada a denunciar la deriva sectaria del grupo secreto de origen mexicano. Al analizar uno de los puntos del ideario de El Yunque, Quijada mezcla verdades con expresiones equívocas sobre la dimensión social de la Realeza de Cristo. Es verdad que el Reinado Social de Nuestro Señor no es un fin que pueda buscarse por medios antievangélicos. Pero es una verdad dogmática con proyección en el orden social y jurídico. Que exige –en la medida de lo posible- procurar que el Estado y el Derecho sean conformes con el Evangelio. Cosa que no se ha de identificar con una "teocracia" o una "clerocracia".
Para aclarar un poco más el tema transcribimos unos párrafos del Diccionario de teología dogmática de P. Parente.
REALEZA
(de Cristo): Con
la Encíclica de Pío XI e Quas primas (1925) la realeza de
Cristo entró en la Liturgia universal (fiesta de Cristo. Rey) y en la
categoría de las verdades declaradas por el Magisterio de la
Iglesia. Pero esta verdad es antigua: ya en el AT es vaticinada la
Iglesia con las características de un reino, el reino mesiánico,
fundado por Cristo, Hijo de Dios, constituido Rey de todos los
pueblos sobre el Monte santo de Sión, para administrar misericordiosa
justicia a los humildes y humillar a los soberbios; su imperio
universal se extenderá de mar a mar y hasta los confines de la tierra
y prevalecerá contra las insidias de todos sus poderosos enemigos coligados contra Él
(Salmos 2 y 11). Este concepto de la regia dignidad del Mesías se refleja
en los magníficos títulos con que le saluda Isaías al profetizar su
nacimiento. En el NT el Arcángel Gabriel dice a María (Lc. 1, 32): «... y
su reino no tendrá fin» (Cfr. Jo. 18, 37; I Cor. 15, 24: «…porque ha puesto todas las cosas a sus
pies»; Apoc. 19, 13: «Y Él lleva escrito
en su vestidura y en su muslo: Rey de los Reyes y Señor de los que
dominan». San Agustín recoge la tradición de los Padres (De Consensu Evang.): «Cristo
en cuanto Hombre ha sido constituido Rey y Sacerdote».
Razones: a) Cristo es
Rey por derecho de nacimiento,
porque es Hijo de Dios, aun en cuanto a su humanidad
subsistente en la Persona del Verbo; b) por derecho adquirido, porque
rescató con su sangre el género humano de la esclavitud del pecado, que
gravitaba sobre todo lo creado, como dice S. Pablo. (Roro. 18,
19); c) Cristo es Rey porque tiene la triple potestad legislativa,
judicial y
ejecutiva, como afirma el Evangelio (cfr. Mt. 5, 21 y 28,
18; Mc., 16, 16; Hechos 10, 42, etc.). El reino de Cristo es de
índole espiritual, pero no excluye la extensión a las cosas
temporales; es también
social, no sólo individual.
La Potestad real de Cristo ha sido
comunicada a la Iglesia y al Romano Pontífice, que es su Cabeza visible.
Recuérdense las palabras de Cristo: «Como el Padre me ha enviado así os envío
yo».
La doctrina de la realeza de Jesucristo
y de su Iglesia se puede reducir a este gráfico:
9 comentarios:
Y donde dice por derecho adquirido (jure quaésito) se podría concretar diciendo por derecho de conquista (jure belli).
Es muy digno de consideración que, entre las tribus de Israel, Cristo no nació del linaje sacerdotal de Leví y Aarón, sino del de Judá y David: leones y reyes.
También los friquis tenemos nuestros días buenos. El P. Ceriani ha publicado un excelente artículo sobre la realeza de Cristo en Radio Friquidad.
Pregunta de ignorante acerca de la realeza de Cristo sobre las cosas temporales, no ejercitada.
O más que pregunta, pedido de aclaraciones o explayación.
¿cómo se traduce esta realeza en la realidad de las cosas? Pregunto porque a mi modo de ver no se configuró nunca, ni siquiera en el esplendor de la Cristiandad.
Entonces, ¿qué significa exactamente esta realeza o lo que se llama "el reinado social" de Cristo?.
Pienso en la coronación de espinas y en la mofa de los soldados romanos durante dicho acto, inmediatamente previo a la declaración de Jesús como Rey, aunque diciendo que su reino no es de este mundo, sino que nació Rey y vino al mundo para dar testimonio de la verdad.
Gracias.
T.
http://www.gratisdate.org/nuevas/cristiandad/presentacion-prologo.htm
Desde el punto de vista espiritual, competía a la Iglesia semejante misión. Sin embargo, debemos dejar bien en claro que así como no es lo mismo el Cristianismo que la Cristiandad, tampoco lo son la Iglesia y la Cristiandad. La Iglesia es la depositaria de la doctrina de Cristo y la santificadora del hombre a través de los sacramentos, que comunican la gracia. La Cristiandad es la organización temporal sobre la base de los principios cristianos. Sin la Iglesia, por cierto, no podría existir Cristiandad. En cambio, aunque no haya Cristiandad, no por ello la Iglesia deja de existir. Es fácilmente perceptible el peligro y la tentación de confundir a la Iglesia, sociedad sobrenatural, con la Cristiandad, sociedad temporal iluminada por la doctrina de Cristo. Dicha confusión estuvo en el origen de las grandes luchas doctrinales e incluso políticas que sacudieron a la Edad Media. A ello nos referiremos en su momento. En vez de dejar que cada una obrase en su ámbito propio, surgió la tentación de identificarlas, sea porque los jefes políticos pretendieron manejar a la Iglesia, subordinándola a sus intereses terrenos, sea porque los dirigentes de la Iglesia se inclinaron a salir del plano espiritual para actuar indebidamente en el orden temporal (cf. Daniel-Rops, op. cit., 41-42).
Cerremos este apartado con una última distinción. Si bien la Edad Media fue una época de Cristiandad, y lo fue por excelencia, es preciso dejar bien en claro que la Cristiandad no se identifica con la Edad Media. La Cristiandad es una vocación permanente de la Iglesia y de los políticos cristianos. No siempre se podrá realizar hic et nunc, por ejemplo en los países comunistas, o incluso en los países liberales, mientras sigan siendo tales. Pero no por ello la Iglesia y los cristianos que actúan en el orden temporal renunciarán definitivamente a dicho ideal. Durante las persecuciones de los primeros siglos, o también en el transcurso de las invasiones de los bárbaros, que duraron décadas, los cristianos y sus jefes espirituales sabían perfectamente, como es obvio, que estaban lejos de vivir en un régimen de Cristiandad y que ese régimen era por aquel entonces irrealizable en lo inmediato. Sin embargo, en medio de las angustias y la sangre derramada, los mejores hombres de aquellos tiempos comenzaron a proyectarla. Fue precisamente en medio del torbellino de los bárbaros invasores que S. Agustín se abocaría a escribir su gran obra De Civitate Dei, donde quedaron esbozados los principios estructurales de lo que, siete siglos después, sería la Cristiandad medieval.
También hoy la Iglesia, si bien vive en un régimen a-cristiano o, como quería Péguy, post-cristiano, no puede renunciar para siempre al ideal de Cristiandad, que no es otra cosa que la impregnación social de los principios del Evangelio. Y si, por ventura, apareciese una nueva Cristiandad, sería sustancialmente igual a la de la Edad Media, aun cuando accidentalmente diferente, atendiendo, a la diversidad de condiciones que caracteriza a la época actual en comparación con aquélla, tanto en el campo económico como social. Todo lo rescatable deberá ser salvado. Pero el ideal sigue en pie.
La teoría de los tres poderes (legislativo-ejecutivo-judicial) ¿no es de Montesquieu, en L'esprit des Lois ???
Tiene gracia (¡je!) que se haga teología-cristología de Xtº Rey incluyendo un postulado de la Ilustración.
Me ha sorprendido tamaña asimilación, no me la esperaba.
+T.
La tripartición está presente en los manuales de Der. Púb. Ecl. de la época, como el de Ottaviani, etc. Algunos agregan un cuarto poder: el coactivo. La toman como distinción de funciones, no como poderes "autónomos" que se interfieren.
Saludos.
http://ordo-praedicatorum.blogspot.com.es/2014/11/la-realeza-de-cristo.html
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