martes, 7 de junio de 2011

De aquellos barros, estos lodos (I)



De aquellos barros, estos lodos. La degradación de la Liturgia es hoy una catástrofe eclesial. Suele decirse que sus causas están en el Vaticano II y el período posconciliar. Sin embargo, ya en 1918, Isidro Gomá, en su obra El valor educativo de la liturgia católica, daba una acertada descripción de "la crisis del ambiente litúrgico", que no ha perdido vigencia. Comenzamos hoy con unas entregas que nos ayudarán a ver mejor las causas mediatas de la presente catástrofe litúrgica.
1. INCOMPRENSIÓN DEL MINISTERIO LITÚRGICO. No hallamos otro epígrafe para concretar el desmedrado concepto que de su "situación" en el funcionalismo litúrgico puede tener la clerecía, y tiene casi siempre el pueblo.
Respecto a los ministros de la Liturgia, el último de ellos, que admira y venera a todos sus hermanos de ministerio, se atreve a puntualizar los principios y hechos siguientes:
a) El sacerdote está en el pueblo, ante todo, como liturgo: todos los demás oficios, sin ser secundarios, están subordinados al principal ministerio de las funciones sagradas, ejercidas en nombre de la Iglesia: él prolonga ante todo, la misión santificadora de Jesús: Sicut misi me Pater… A este principio, que es constitucional en la Iglesia, responde el hecho esplendoroso de la Liturgia católica, que es tan grande porque traduce esta realidad tan profunda. ¿Responde el saber sacerdotal a la doble exigencia de este principio y de este hecho? Cierto que la infusión de la vida de Dios ex opere operato, y la unión de la acción sacerdotal a la intención de la Iglesia, salvan lo sustancial de la acción litúrgica, que es su eficacia íntima; pero tal vez domine en la actuación ministerial litúrgica, en lugar del saber teológico, histórico y artístico, único que puede dar plenitud, gravedad y belleza a la acción litúrgica, el mecanismo rubricista, árido y pobre. De él a la rutina no hay más que un paso: ni la piedad impedirá salvarlo.
b) El culto social de la Iglesia es su mayor prestigio a los ojos del pueblo. Él es obra sintética de tradición, autoridad, verdad, santidad y belleza .
Este prestigio real debe ir a la par con el prestigio personal. Y no nos referimos al prestigio de las virtudes sacerdotales, que es indudable, sino al que resulta del rítmico acorde entre la grandeza del culto y la del ministro en sus funciones. "Un militar de uniforme, un magistrado con su toga, ejercen siempre su prestigio" , dice Le Bon; con más razón lo ejerce el sacerdote; pero es a condición de que no desentone en esta armonía maravillosa del culto; él es, cuando en su persona encarna el hecho litúrgico, quien da su sentido al templo, canto, objetos , ritos y textos. El liturgo es un artista, en el sentido más espiritual de la palabra: cuando comprende bien la Liturgia, puede darle todo su valor "sinfónico"; pero puede achicarlo y desconcertarlo todo si no se pone al nivel de los elementos que conjuga.
c) El liturgo es el ejecutor, oficial y público, de una ley que es la concreción de un derecho fundamental de la Iglesia : el ius liturgicum. Este derecho emana de la potestad legísfera del gran Liturgo, Cristo –Jesús. El lema del clérigo, en sus funciones litúrgicas, debe ser el Decet sanctitudo…; porque continúa la acción litúrgica de Jesús, concretada en una ley rituaria por la autoridad de su santa Iglesia. Contraponemos a este principio el hecho de la incuria y de la ignorancia, que podrían frustrar los altos fines de la autoridad en esta obra, secular laboriosa, de la legislación litúrgica.
Con respecto al pueblo, nótese estas ideas:
El Bautismo nos obliga a vivir la vida sobrenatural de la sociedad de que somos miembros. Esta vida se manifiesta por el servicio de Dios; por ello, dice Dom Moreau, la Liturgia es parte esencial de nuestra vocación cristiana.
La Liturgia es sobrenatural, en sí mima, por su origen, por su fin: nuestro pueblo ha perdido este concepto fundamental de la Liturgia.
Las funciones litúrgicas, dice el Tridentino, son "de disciplina y tradición apostólica"; por ellas entroncamos con las viejas generaciones cristianas. La Liturgia es el espejo de la vida íntima de la Iglesia, un medio eficacísimo de cristianización. Es prejuicio corriente, dice Gillet, considerar el culto como cosa "accesoria" a la organización de la conducta cristiana: nada más falso.
2. EL PARTICULARISMO EN EL CULTO. La Liturgia es el culto de la Iglesia, y, por lo mismo, es esencialmente social; es la manifestación externa de la vida social cristiana, y tiene un fin social que es la edificación del cuerpo de la Iglesia (…)
Pero la piedad popular la ha destrenzado en cien distintas hebras, invenciones más o menos efímeras que nutren la particular devoción, debilitándose con ello la fuerza juniculus caritatis, que es la Liturgia. Causa de esta situación, según unos, es el espíritu individualista de la época moderna, opuesta al espirilu "católico", es decir, social-cosmopolita; según otros, es el romanticismo y el sentimentalismo que dominaron el siglo pasado [s. XIX] en todas las formas de la vida. De todo hay: pero atendiendo sólo al mal, sin analizar sus causas, hemos de lamentar la decadencia actual de la "piedad de la Iglesia" por efecto de este desmenuzamiento de la piedad cristiana.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

La degradación de la liturgia suele ir seguida por la degradación del Magisterio que, a su vez, suele ir seguida por la degradación de la acción misionera.

En la p. 62 del nº 20 de la Revista Misión, correspondiente a este mes de junio, podemos leer:


"NO le tengas miedo al sexo.

Por: Sylwester Szefer.
Páginas: 238.
PVP: 18,75€.
Editorial: RJL Ediciones.

A través de una entrevista al padre Ksawery Knotz, el libro rompe con la idea falsa de que el placer en el acto conyugal es poco menos que pecado. El monje habla sin rubor de cómo vencer la frigidez y el sentimiento de culpa, de la importancia relativa del orgasmo o de lo que está o no 'permitido' en una relación sexual. Un libro que no se despega un ápice del Magisterio de la Iglesia."



Fin de la cita. Ksawery Knotz es autor del libro "El kamasutra católico":

http://libros.fnac.es/a428700/Ksawery-Knotz-El-Kamasutra-catolico-No-le-tengas-miedo-al-sexo



En la p. 8 de la Revista Misión, podemos leer:

"Edita: Fundación Logos, vinculada a la Universidad Francisco de Vitoria (www.ufv.es) y a la Congregación de los Legionarios de Cristo."


Y en la portada podemos leer:

"La revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España"


No comment (abro la ventanilla de apuestas para ver cuánto tarda en aparecer el primer bromista de turno).

Sofronio dijo...

No conocía ese libro. He buscado en internet y he leído alguna de las respuestas que ofrece. Por lo poco que he podido leer, es la manifestación de un error tras otro, sin parar. El enfoque que da no se asemeja nada a los principios de la moral católica de siempre, bien expresada, por ejemplo por Royo Marín; ni, por supuesto, tiene mucho que ver con los sagrados fines del matrimonio manifestados, v.g., por Pío XI, en su Encíclica Casti connubii,.

Creo que estos errores son una exageración de la confusa teología del cuerpo enseñada por el reciente papa beatificado, audiencia tras audiencia durante un montón de años y de la concepción personal de Bendicto XVI sobre el asunto, que en daclaración libresca -no magisterial- se aleja de la doctrina y la moral católica, en relación con el uso del preservativo por motivos de salud.Aunqueb luego se explicó a través del portavoz, que al meter la pata, dijo que había dicho Diego donde escribió dijo, poniéndolo aún peor. Confusión, oscuridad, circeterismo. Nada que ver con el espíritu Santo, que siempre es Luz y Claridad

Anónimo dijo...

¡Felicitaciones Infocaótica!

Son los primeros tradicionalistas que conozco que reconocen las causas mediatas de la crisis actual más allá del Concilio Vaticano II y sobre todo del postconcilio. Es decir, reconocen que había una crisis antes de 1960. El P. Castellani la llamaba "fariseísmo". Que esta crisis explotó con ocasión CVII y más precisamente con el famoso "espíritu del Concilio", no hay dudas. Pero la crisis era anterior.

El descreído

Walter E. Kurtz dijo...

Descreído: Eso es evidente. Nadie se acuesta tradicionalista y se levanta progresista.

A propósito de Castellani, como bien señala su biógrafo, el mismo Jorge Mejía que acusaba al primero de milenarista, sospechoso, politiquero, etc. (tan bien retratado como Mungué Murray en Los papeles de Benjamín Benavides, un epígono de los caza-modernistas de principios del siglo XX), fue el mismo J.M. que luego, en el Post-Concilio, llevó a la revista Criterio por los caminos del progresismo, y hoy es el cardenal emérito que se jacta de ser "ciudadano del mundo".

Juancho dijo...

No es importante que el sacerdote, además de Liturgo, sea Doctor?

Puede ser solo el que administra los sacramentos? No debería agregarse también que está para predicar? El munus docendi, el magisterio, la doctrina, etc... etc...

Se puede separar el ser Doctor de ser Liturgo?

Sabemos de la confusión actual, que muchos sacerdotes y obispos tienen mala doctrina, etc...

Pero, en sí, ellos deberían ser nuestros maestros, y no tener que ser nosotros autodidactas leyendo por nuestra cuenta.

Juancho.

Anónimo dijo...

Juancho, sí es importante que el sacerdote sea docto. Dice el Cardenal que los demás oficios, sin ser secundarios, están subordinados a la misión santificadora.

Anónimo dijo...

Mi querido Coronel

Vaya Panorama Católico y plantee la misma custión: que había crisis antes del CVII. Los más honestos van a hacer silencio y los demás ya verá.
Pero reconocerlo ... mmm todavía no lo he visto.

El descreído

Walter E. Kurtz dijo...

Estimado Descreído: ¿Por qué se cree que casi nunca comento en Panorama?

Una cosa es Dardo C., el Moderador o "el Carlista", pero después hay tanto freak...

;-)

Anónimo dijo...

Supongo que en Panorama Católico habrán oído hablar del Papa San Pío X y de su encíclica "Pascendi Dominici Gregis". Y quizá hasta hayan leído algo de mons. Marcel Lefebvre hablando de su profesor durante los años de seminario, el p. Le Floch. Por eso, no creo que nieguen la existencia de una gran crisis dentro de la Iglesia antes de la celebración del Concilio Ecuménico Vaticano II.

Otra cosa es el típico sectarismo propio de todo grupo, dirigido por la llamada "línea del partido", causa de tantos males y daños sin cuento. Entre otros, la huida de los apóstoles más preparados y esforzados.

Quizá el sectarismo de grupo funcione en los grupos religiosos tradicionalistas y en los grupos religiosos y laicos de la "primavera" vaticanosegundista. Pero no funciona con los fieles tradicionales.

Hemos visto a muchos pastores. Hemos vivido en muchos rebaños. Nos han aconsejado obedecer y seguir ciegamente muchas "líneas del partido", a veces mútuamente excluyentes aún procediendo de la misma "dirección".