Reproducimos la crónica del vaticanista
Robert Serrou (publicada en el diario ABC 29 de Abril de 1967) en la que menciona una anédcdota sobre Tito Casini, que no sabemos si es cierta, y de paso da algunas pistas sobre la personalidad de Pablo VI.
La campaña
antifrancesa, en realidad apunta al propio Papa. Como nadie osa atacarlo de frente,
se busca el intimidarlo.
Las acusaciones
inauditas que acaban de lanzarse contra el cardenal Lercaro (setenta y seis
años), arzobispo de Bolonia y presidente del «Consilium» para la reforma
litúrgica, forman parte de estas maniobras de intimidación.
La estocada
corre a cargo de un escritor católico florentino, Tito Casini (setenta años),
que la dirige en un panfleto titulado: «La túnica desgarrada». Sin nombrarlo,
arremete contra quien el Papa encargó la aplicación de la reforma decidida por
el Vaticano II. Este poeta, al que se creía más sereno, llega hasta ¡comparar
al cardenal Lercaro con el mismo Lutero!
Fue en Florencia, la anoche de Navidad, donde Tito Casini
comenzó a levantar escándalo. Pablo VI celebraba la misa de media noche en la
ciudad inundada. Mientras recitaba en italiano acompañado por la multitud,
según las directrices conciliares, las plegarias litúrgicas, de pie en medio de
la nave, un hombre con voz lo bastante potente, se obstinaba en recitar en
latín. Era Tito Casini, para quien el abandono del latín por la Iglesia es el
peor de los delitos.
No asombra,
pues, que se haya dirigido al más ardoroso defensor del latín para acudir en
abono de su «La túnica desgarrada». El cardenal Bacci, ochenta y dos años, es,
en efecto, el más eminente latinista de Roma. Antiguo secretario de Letras
Latinas, cargo que tiene por objeto traducir al latín oficial todos los
documentos pontificios, este prelado debe su púrpura a Juan XXIII.
«Estas páginas,
que recuerdan a Santa Catalina de Siena —escribe en el prefacio al panfleto de
Casini—, podrían enderezar ciertas ideas y producir el bien (...). Ciertas
innovaciones litúrgicas son, al parecer, verdaderas profanaciones.»
Que un cardenal haya apoyado los atrevimientos de
Casini muestra hasta qué grado de ebullición han llegado los espíritus en el
mismo Vaticano —nos ha dicho un prelado romano.
Ningún italiano recuerda que un cardenal haya
atacado abiertamente a otro cardenal. Todo el mundo se hace esta pregunta:
¿qué va a hacer el Papa? Pablo VI se ha dirigido al ultrajado cardenal Lercaro
con un telegrama caluroso: «Os renuevo la expresión de mi confianza.» Después,
al recibirlo hace unos días en audiencia, le declaró:
— La
publicación del panfleto no puede tener nuestra aprobación. No aprovecha en
modo alguno a la causa que pretende defender, es decir, la conservación de la
lengua latina en la liturgia.
Estaba claro;
definitivo. El incidente quedaba zanjado. Que se tenga por declarado. En Roma,
todavía se hace esta pregunta: ¿Obró el cardenal Bacci por cuenta propia? ¿O
fue animado, como sospechan algunos, por el clan de los nostálgicos de los
tiempos preconciliares?
Si se hace la
pregunta a los eclesiásticos de Roma, se limitan a levantar los brazos
sonriendo. Quien pueda entender, que entienda.
Cuando ha tomado una decisión, Pablo VI sabe
mantenerse firme. Nadie podría hacerlo volver atrás. Los últimos
acontecimientos lo demuestran. Si, por otra parte, estima que una decisión no
está madura, ninguna maniobra conseguirá intimidarlo. Todo lleva a creer que la
revelación intempestiva del informe de la comisión de la pildora no tendrá
consecuencias. Es una entrevista concedida en 1965 a abate Daniel Pezeril,
hoy vicario general de París, el Santo Padre le confió:
— Se dice que
estoy indeciso, desasosegado, temeroso, amordazado por influencias contrarias.
Quizá soy lento. Pero sé lo que quiero. Después de todo, tengo perfecto derecho
a reflexionar.
14 comentarios:
He empezado a leer el libro. El arranque es impresionante. La actitud de Pablo VI, el contraste entre lo que predica en documentos magisteriales y lo que Lercaro promueve y el Papa aprueba, produce escalofríos.
"Veterum Sapientia" es muy clara sobre el Latín. Para quien quiera más argumentos, las "Adnotationes" de Florentius Romita aclaran, amplían y refuerzan. "Iota Unum" es también muy claro. Pero para quien se conforme con un argumento más flojo, "ad hominem", aquí va: los modernistas son mucho más astutos. La prueba es el daño tan inmenso que han hecho en tan poco tiempo. Un daño que no sabemos si será reparable. Desde luego, humanamente es muy dudoso. Pues bien, si estos astutos destructores tienen ese odio por el Latín, es seguro de que hay una buena razón por la que el Latín tiene que ser la lengua de la Santa Iglesia. Luego esa misma razón es la que tiene que servirnos para defender la lengua en que escribieron tantos santos y doctores y en que se celebró la liturgia durante tantos siglos, hasta la época de la gran tribulación.
no solo odian el latín, también la verdadera misa..
Por si es de utilidad para alguien:
"Pro Lingua Latina Una recopilación de distintas fuentes sobre el estado del Latín. Contiene las "Adnotationes" de Florentius Romita, un capítulo de Iota Unum, versiones en español y latín de "Veterum Sapientia" y algunas entrevistas y consejos para su estudio:"
http://www.disc.ua.es/~gil/libros.html
Cougar.
PEDRO HISPANO: Siguiendo lo que dice GENJO recuerdo la anécdota atribuida a Juan de Borbón cuando en una audiencia privada le expresó Pablo VI sus temores respecto a cómo iba a ser recibida su designación en España. Juan de Borbón contestó con aplomo: "¡Santidad en España ya no hay más Montini. Ahora es Pablo VI!"
¡Como si Pablo VI no siguiera siendo Montini!
Pedro Hispano: yo tenía entendido que esas palabras (ya no es Montini; ahora es Pablo VI) las pronunció el Generalísimo Franco cuando la elección de este Papa. Un allegado se apresuró a informar al Caudillo de que habían elegido a Montini, que, como se sabe, no gozaba de buena prensa entre las autoridades españolas, a lo que el Jefe del Estado repuso aquellas palabras dando una vez más muestras de ser por encima de todo un católico a carta cabal.
Hermenegildo
PEDRO HISPANO a HERMENEGILDO: Pues las habrán dicho, más o menos, los dos. Y en ambos casos se equivocaron porque Pablo VI siguió siendo Montini.
Pedro Hispano: creo que Vd. no ha entendido bien las palabras del Caudillo. Franco no se refería a que Montini fuese a cambiar de ideas por ser Papa, sino a que, con indenpendencia de las diferencias de opinión que él tuviera con Giovani Battista Montini, por encima estaba la devoción que todo católico le debe al Romano Pontífice.
Hermenegildo
PEDRO HISPANO a HERMENEGILDO: las he entendido perfectamente. El problema es aplicar sin discernimiento esa devoción al Papa que vendió la tiara y se colgó el pectoral judío, al que hizo obispo a Setién y otros más de 50 auxiliares desastrosos solo en España, al que devolvió a los Turcos el pendón de Lepanto. No se trata -aunque también- de diferencias de opinión sino de quien lideró la autodemolición en la Iglesia y, por tanto ante quien había que proceder con muchísima mayor cautela de la que de hecho se empleó porque "ya no es más Montini ahora es Pablo VI".
Y esto es todo HERMENEGILDO y doy por terminada mi intervención aquí porque le conozco a Vd y sé que le gusta contar los pelos a un conejo. Hasta otra.
Pero que poquito cuesta investigar un poco y encontrar que lo que se piensa que se pone en boca de unos y otros no es más que una información que corría por esa época y que tuvo su éxito y que seguramente se repitió muchas veces en muchas bocas, pero que el origen no está en ningún español ni en España.
Lo que sigue está tomado del ABC en la edición de la mañana del 22 de junio de 1963 (un día después de la elección de Pablo VI) donde hace un resumen de la prensa internacional entre diversas noticias.
"París Presse" y "France Soir" también dedican cálidos comentarios al nuevo Papa, entre las frondosas informaciones'de la elección. En el primero escribe Pierre Charpy un breve artículo que titula: "Ya no hay cardenal Montini". Después de conjeturar sobre las tendencias diferentes en cuanto a lo que pudiéramos. llamar política en los cardenales, dice: "No se puede admitir el dogma dé, la infalibilidad del Papa y despojar su. elección de todo carácter sobrenatural. Por su voto, los cardenales llaman a la Gracia Divina para que descienda sobre el elegido. No es un Sacramento, pero la elección del Cónclave es la de Dios. Pablo VI ya no es el cardenal Montini: "Tú eres Pedro, dijo Jesús, y sobre esta piedra levantaré mi Iglesia." "France Soir", en su comentario principal, que encabeza a lo ancho de una de sus páginas consagradas al nuevo Papa, afirma: "No es un Papa de izquierda el elegido por la mayoría del Cónclave; está lejos de ser de izquierda. Las opiniones políticas de Montini nunca, han sido pronunciadas. Su actitud, por el contrario, siempre ha sido reservada^ y^ llena de matices. Pero es un Papa decidido a que la Iglesia se abra, el preferido a otros candidatos, cuya elección^ hubiera significado un repliegue del catolicismo en si mismo."
Así que cuando un personaje usa esa frase, sin duda estaba refiriéndose al artículo del redactor jefe del Paris-Presse que estaría en el aire gracias al ABC.
En un católico, la devoción al Papa no puede depender de que lo que éste haga o deje de hacer, salvo que incurra en apostasía; la devoción se le debe sólo por ser el Papa.
Distinto es que respetuosamente se pueda disentir de aquellas decisiones papales que no constituyen magisterio infalible.
Por lo demás, Miles Dei, independientemente de quien fuera el autor de la frase, está claro por multitud de testimonios que Franco la hizo suya, lo que dice mucho en su favor teniendo en cuenta la escasa simpatía que Montini mostró siempre por el régimen político español.
Hermenegildo
Al Papa en cuanto actúa como Papa, esto es obispo de Roma y sucesor de Pedro en cuanto a confirmar en la fe a la Iglesia militante, toda la devoción que haga falta y más. Al hombre que bajo esta figura actua pues no le doy más crédito que a cualquier otro hombre en cuanto actua como un hombre.
Y permítanme corregir el artículo del francés:
Al Papa lo eligen los cardenales, no Dios. Dios sanciona esa elección mediante su providencia del acto eclesial, o sea mediante un acto segundo propio y perteneciente a los hombres de la Iglesia militante con todo lo que ello supone, incluída la elección simoniaca o la elección de alguien inapropiado o poco capacitado, como cualquiera que conoce la historia de la Iglesia puede comprobar.
Franco o cualquier otro simplemente mostró el respeto debido al sucesor de Pedro. Nada más. El hombre que hay debajo de la figura del Papa sigue siendo el mismo hombre.
Otra pregunta interesante sería que hay que entender por devoción al Papa.
Sería bueno ya que hablamos del latín ver el origen del término devotio y lo que significa cuando se aplica a la devoción hacía una persona. Luego a los nazis los enjuiciaron por los mismos principios.
¿Deshabilitaron los comentarios en los dos últimos posts? HORRIBLE LO DE LOS CEREALES.
Publicar un comentario