lunes, 29 de agosto de 2011

Las críticas a los movimientos (I)


Publicamos hoy un correo de nuestro lector Ludovicus sobre las críticas a los movimientos. 

Con motivo del acto de los neocatecumenales en Madrid al cierre de las JMJ, se ha suscitado un fuerte debate respecto de los alcances de las críticas a los neomovimientos. Algunos señalan que tales críticas resultan inoficiosas, habida cuenta del respaldo con que contarían en la jerarquía católica, manifestado en la presencia de un centenar de obispos y las constantes referencias laudatorias del magisterio pontificio.
Otros arguyen que considerar enemigos a los integrantes de estructuras eclesiales aprobadas por ese magisterio denota desobediencia e incluso soberbia diabólica al pretender saber más que los pastores. Otros, en fin, sugieren que el motivo de tanta oposición es la envidia y el pecado de quienes impugnan los frutos innegables del Espíritu, que se evidencia en tantas conversiones, rescates de la droga y del suicidio, etcétera.
Habrá que explicar nomás los motivos de nuestra posición frente a los neomovimientos, que no es enemistad hacia los miembros, ni hacia los neomovimientos en sí, sino a las derivas sectarias y heteropraxis de los mismos. Esto es importante, porque en estas estructuras los miembros, sus cuitas pasadas, su presente redento suelen aducirse como "rehenes" de la estructura fallida. Bombardear dicha estructura conlleva herir a los miembros, parece ser la falacia.
En primer lugar, dejar claro un principio doctrinal-moral: las consecuencias no justifican ni santifican ningún instrumento. Los adventistas, los mormones, los testigos, pueden ostentar miles de personas rescatadas de la droga y del suicidio, sin que por ello sus estructuras queden justificadas en lo más mínimo. Aún en el caso de que en estas sectas la gente se acerque a Dios, deberá ponerse en la cuenta de la acción directa y misteriosa de la gracia, no de las estructuras. El Espíritu Santo no se vale de las estructuras fallidas como instrumento, al menos qua fallidas, en cuanto fallidas, diga lo que diga cierta teología posconciliar. Si acaso, serán ocasión de conversión, no causa, ni siquiera instrumental, como puede ser ocasión de conversión una enfermedad o el mismo pecado. Etiam peccata. La consecuencia no justifica los medios. El fin no justifica los medios, ni los miedos.
Lo que justifica una estructura social, cualquiera sea, es su ordenación al bien común, a través de relaciones intersubjetivas sanas tanto desde la perspectiva natural como sobrenatural. Dicho de otro modo, una sociedad, cualquiera sea, se juzga por la conformidad de sus relaciones humanas con la razón y la fe. Nada más. Será sana, desde el punto de vista natural, una estructura en que los miembros, en primer lugar, sean respetados como personas morales libres y autónomas psíquica, social y económicamente, se estimule el ejercicio de la razón crítica, en la que no exista manipulación ni coerción, ni se fomente la inmadurez psíquica, ni el culto al líder, etcétera.  Será sana, desde el punto de vista de la fe, la estructura que no suplante a la Iglesia universal, que respete íntegramente las fuentes de la Revelación, Escrituras y Tradición, que mantenga el orden de prelación jerárquica de las verdades de fe, que no genere idiosincrasias particulares al margen de la tradición católica, etcétera. Esta sanidad sobrenatural no es suplida por la aprobación canónica, es intrínseca y debe ser corroborada y corregida permanentemente, a través de un control eficaz de la autoridad que ha  brillado por su ausencia, como lamentablemente se ha constatado en las últimas décadas.
¿Cuál es el peligro de una estructura fallida desde el punto de vista natural? Pues la reproducción del patrón sectario, que responde a tendencias patológicas de la psiquis humana y de la sociología de las organizaciones, de cualquier organización por más católica de nombre que sea. Un fundador con tendencias narcisísticas y con miembros con baja autoestima son una invitación permanente a la reproducción de tendencias sectarias, para peor con una licencia de corso por el añadido de la nota de "católica" a la organización. Las similitudes que surgen con sectas no católicas constituye inmediatamente un escándalo tanto para el observador creyente como para el escéptico. Al final, todo parece dar en lo mismo. Ahora bien, una estructura social fallida genera víctimas, produce o agrava patologías psíquicas. Dolor en los miembros pues, dolor que puede ser santificante -de nuevo la ocasión de la gracia- pero que no es lícito inferir gratuitamente. La gracia no puede ser excusa para lesionar lo natural.
¿Cuál es el riesgo de una estructura sectaria a la luz de lo sobrenatural? En primer lugar, el antitestimonio referido, que lleva a identificar modos sectarios con la praxis  católica. Se llega a pensar que ser católico es buscar el éxito a rajatabla; o que consiste en justificar todas las acciones del fundador; o vivir en un estado de permanente acriticismo, de embobamiento alegre y conformista; o preterir la familia a los fines de la organización, etcétera. En segundo lugar, los famosos "rebotados". Ex miembros que al salir de las organizaciones, sufren el efecto de acople entre la "fe" tal como la han recibido de la organización y la verdadera fe, y tiran el agua sucia de la bañera con el bebé adentro. Infidelidad pues, odio a la Iglesia, y los innúmeros males de la apostasía, agravados por la acusación de los de adentro de "resentimiento".
¿Qué hacer?  Pues lo dejamos para otro artículo. En principio, no propiciamos ninguno de los dos temperamentos viciosos: ni la destrucción de los movimientos, en un acto similar al de la bañera, ni seguir en una actitud pasiva donde la falta de control permite absurdos que saltan a ojos vista y que producen irrisión en los increyentes. La virtud está en el medio, y se llama control de la autoridad, abnegación de los fundadores, sobre todo de particularismos e idiotismos inútiles, y renuncia de los miembros a querer ser distintos. Y en todo, mucha fe, pero también mucha razón. Mucha razón.
Seguiremos...

31 comentarios:

Pioquinto dijo...

Al vaciarse la misa novusordo de contenido "sólido", la gente empezó a abandonar la Iglesia. Primero poco a poco, lo que despúes se convertiría en estampida, con la llegada de innúmeras sectas protestantes al "mercado religioso". Esto se convirtió en McDonald´s contra Burger King, como lo planteó un padre novusordoísta.

Hubo que hacerle añadidos para entretener a la gente y no se fuera. Ya todos conocemos la letanía de variedades con música, collages, payasos, etc. que han plagado la liturgia por bastante tiempo.

Cómo fué posible todo esto? Las sectas ofrecían experiencias emocionales, fuera de la cotidaineidad, se portaban cariñosos con los recién llegados para atraerlos y les regalaban cosas, comida, ayuda económica y se los ganaban. Ya despúes les cobraría el diezmo y con intereses.

Los nuevos movimientos son algo similar, ofrecen "una experiencia diferente". Y empiezan a trabajar la psique de los individuos. Esto es un síntoma inequívoco de que a la liturgia se le ha vaciado de su contenido sobrenatural y divino, y que en lugar de volver a nuestras fuentes originales, imitamos el éxito de proselitismo de las sectas protestantes que tanto les ha funcionado.

Anónimo dijo...

Por favor, lean este artículo del Vicario del Opus Dei de Argentina:
http://www.clarin.com/mundo/europa/Papa-dice-via-Jesus_0_539346189.html
Creo que esta gente es más peligrosa de lo que parece. Sería interesante que info-catolica hiciera una critica a este articulo, para iluminar un poco a los buenos pero zonzos.

Richard

Miles Dei dijo...

Cuando he leído:

El Espíritu Santo no se vale de las estructuras fallidas como instrumento, al menos qua fallidas, en cuanto fallidas, diga lo que diga cierta teología posconciliar.

Creo que ha quedado mucho mejor explicado y menos chirriante con el bien que saca la providencia de las cosas malas en la segunda y más sencilla afirmación:

La gracia no puede ser excusa para lesionar lo natural.


Y una pregunta que se me ocurre para Ludovicus es la siguiente:

¿Hasta que punto esta crítica a toda estructura fallida no es achacable a toda estructura eclesial -diócesis y parroquias incluídas-? ¿Cual es la diferencia?

Genjo dijo...

Magnífica fundamentación de la crítica a los movimientos que han entrado en la deriva que Ludovicus denuncia. Creo que faltaba esta explicitación del cuadro general, a partir del cual toman sentido las críticas particulares, los casos singulares, los análisis de esas estructuras, etc.

Anónimo dijo...

PEDRO HISPANO a PIOQUINTO: Totalmente de acuerdo. Es la destrucción, que no reforma, de la Liturgia Tradicional la que ha propiciado todos estos desastres y todas estas soluciones "de sustitución". Porque el culto divino es la principal, aunque no sea ni mucho menos la única, de las actividades de la Religión y con una misa con la fórmula de la consagración mal traducida, un ofertorio basura y en estado de constante evolución no se hace más que agravar los males. Por eso la solución pasa NECESARIAMENTE por la recuperación de la Tradición litúrgica lo antes y lo mejor posible. Y pretender otra cosa es como querer salvar la Ciudad dejándose dentro el caballo de Troya. ¿Cómo es que no lo ven Iraburu, LF y neocons en general? Para mi es un misterio.

Anónimo dijo...

Es un artículo muy acertado, donde el trasfondo es la libertad de conciencia, el tratar a los individuos como personas, como adultos no como adeptos o niños.

Solo falta una alusión a la FSSPX puesto que los pocos que conozco están tan fanatizados o más que los kikos y sus vidas no les pertenecen sino que pertenecen a la secta lefebvriana, especialmente a los laicos "numerarios" aunque se les llame de otra manera, que si retiros, que si Dios esta antes que la familia, sí,sí, sí, así de esta forma un imberbe me dijo que debía acudir a un retiro a Madrid so pena de arder en el infierno, esa es la verdadera cara,del FSSPX en España.
Hala! borrarlo sectarios.

Anónimo dijo...

PEDRO HISPANO a ANÓNIMO: "...los pocos que conozco... un imberbe me dijo"
Pues vistos los juicios que haces a partir de tan "representativo" muestreo: "...los pocos que conozco... un imberbe me dijo" también yo te digo que hagas un retiro y te conviertas porque según el Evangelio -"con la medida que midiereis se os medirá"- estás en serio peligro de acabar ardiendo en el infierno.
A no ser que estés como una cabra y te libres por ahí. Que todo es posible

Anónimo dijo...

"Hasta que punto esta crítica a toda estructura fallida no es achacable a toda estructura eclesial -diócesis y parroquias incluídas-? ¿Cual es la diferencia?"

Buena pregunta, Miles, que permite aclarar una objeción que he leído muchas veces. Si descalificamos la estructura de la Legión por haber sido fundada por Maciel, en el caso de un obispo pervertido, ¿deberíamos descartar a la diócesis?

La objeción ignora la diferencia cualitativa que existe entre una organización de fieles, cuya estructura es obra humana y por lo tanto falible, con la Iglesia universal, cuya estructura es de fundación divina. La estructura sociológica de toda Orden, congregación o movimiento está conformada por relaciones sociales cristalizadas en Normas, Costumbres y Creencias. Si hay normas fallidas (por ejemplo, el cuarto voto de la Legión o la práctica de la Dirección Corporativa del Opus), Costumbres fallidas (por ejemplo, suspender siempre el juicio ante las ordenes del superior, idolatrar al fundador, colgar el retrato de los papás del fundador en las sedes) y Creencias fallidas (por ejemplo, que el que sale de la organización se condena o que será un infeliz toda su vida o que fracasará en su matrimonio), la estructura está enferma. Aclaro que hay grados de enfermedad, habrá casos en que la estructura será sanable, en otros no.

Nada de eso puede predicarse de una diócesis o de una parroquia. La raíz es de fundación divina, y está a salvo de que su esencia estructural sea fallida. Un obispo no es un fundador, es un sucesor, y los sucesores reciben un acervo, no lo crean. Lo que no implica que no pueda superponerse una estructura sociológica fallida sobre esa raíz sana. Pues bien, en ese caso, bastará con barrer la adherencia superpuesta a la Institución.

Algo similar ocurre con las Ordenes religiosas tradicionales. Pueden estar plagadas de progresismo, de relajamiento, etcetera. Pero en general sus estructuras objetivas (Normas, Costumbres, Creencias), probadas a lo largo de los siglos e hijas de tiempos más sanos, menos subjetivistas, menos totalitarios, suelen ser intrínsecamente sanas. Desgraciadamente, desde la modernidad las cosas han cambiado.

Pioquinto dijo...

Conozco un poco a los de la FSSPX. No hay tal sectarismo, no están checándote si vas a Misa o no, ni que lees, ni te dan literatura obligada. Podemos acudir a las Misas Tridentinas del novusordo con toda tranquilidad, y lo hacemos cuando el obispo concede la Misa dominical ANUAL. Por ahora autorizó una misa los miércoles a las 7 pm. Y la parroquia regular de la FSSP, la desterró a las montañas. Como diciendo: "tengan su Misa Tridentina!!".

Yo puedo acudir a la Misa, dejar de ir 2 o 3 meses o sólo en Navidad, como yo quiera. El único requisito es la modestia, velo y falda en las mujeres y sin escote, corbata en los hombres y nada de bermudas. No veo el culto por ningún lado.


Eso del infierno, sí se menciona seguido, en el novusordo nunca lo oí mencionar, incluso un sacerdote SSPX dijo que si fallaba en predicar el Evangelio como Dios manda, él mismo iba ir a parar al infierno. No sé dónde leí que partes del infierno están empedradas con las calaveras de muchos obispos. Y creo firmemente que las de aquellos que les niegan a la grey la Santa Misa Tridentina irán a parar allí mismo.

Anónimo dijo...

Ludovicus dijo,

olvidé firmar el comentario de las 15:04

Tulkas dijo...

Dante menciona que en el circulo de los avaros la mayoría son clérigos. Otro tanto pasa con aquellos que van cubiertos de pesadas capas, que no recuerdo porvque pecado estaban condenados.

Chaucer, mas simpatico, decía que los clérigos en el infierno están debajo del culo de Satanas.

También decía Dante que el infierno esperaba al papa reinante por simonia.

Que lejos estaban los católicos de lo del súbito subidon.

"Dante es nuestro"(Benedicto XV).

Pioquinto dijo...

Algunos curas han sido sancionados por el obispo por el simple hecho de mencionar el infierno. Y es que la gente se asusta, como es lógico. Mejor que se asusten ahora y no despierten en él por no haberse confesado sus pecados mortales y haber comulgado dignamente.

Pero en la nouvelle theologie , el infierno o no existe, no es un lugar físico o está vacío, como dijo Urs von Balthasar. Pero esto está fuera del tópico, me disculpo. Pero que no se peque de omisión.

Anónimo dijo...

Pioquinto: ¿Alguna vez en tu vida leiste algo de la Nouvelle Theologie? ¿Leiste algo de von Balthasar? ¿O simplemente hablas por hablar todo el tiempo?

Un Profesor

Anónimo dijo...

Solo queréis vengaros de Juan Pablo II porque excomulgó y por tanto envió al infierno a Lefebvre, bórralo de nuevo!!!, que sepas que no sois Iglesia Católica, y que los defectos que achacáis a los demás los padecéis vosotros, el Espiritu Santo inspiró el Concilio Vaticano II¿ no lo aceptas? no aceptas a Dios,ergo estas fuera de la Iglesia y no te salvas, así de claro allí podréis reencontraros con Lefebvre y Lutero.

Martin Ellingham dijo...

Muy bueno el escrito de Ludovicus.

Saludos.

Pioquinto dijo...

Claro que los seguidores de los neomovimientos son más bien víctimas de los vivales. Espero con ansia la siguiente entrega.

Estamos más adentro que los que juran que están adentro. No hacemos nada diferente que lo que hacía toda la cristiandad antes de 69.

Y al agente provocateur, le dejo de tarea que lea el sacrosanto catecismo de Trento.

Una de las pocas cosas imposibles para Dios, es contradecirse. Abur.

Anónimo dijo...

Pioquinto: jajaja! El catecismo del Concilio de Trento???!!! Jajaja!

Redacción: Por favor, está claro ahora que Pioquinto es un infiltrado neocon que nos quiere hacer quedar a todos los tradicionalistas como burros e ignorantes. Este Pioquinto no existe!!! Es una caricatura dibujada por un neocon!!!

Profesor

Tulkas dijo...

Vale, si te excomulgan vas al infierno. Ok.

Pero eontonces que alguien me explique por que puerta han salido de allí santa Juana de Arco o, caso mas notable aun, Miguel Cerulario.

LA Excomunión no es una especie de sacramento que realizado por el Pontífice actúe ex opere operado, como a muchos les gustaría en el caso de Lefevre.

El Papa no es ministro de la excomunión como tampoco lo es, ya si en el ámbito sacramental, del matrimonio.

La excomunión es consecuencia del acto, no del decreto de Roma que en todo caso solo reconoce y hace publico.

Hizo Lefevre algo que le colocara ipso facto fuera de la Iglesia? por que?

- porque si
- porque lo digo yo
- porque Juan Pablo II le echo de la Iglesia (respuesta neocon)
- porque sus actos constituyen siempre e inexcusablemente una ruptura con la Iglesia (esto hay que demostrarlo)

Miles Dei dijo...

San Agustín, en su libro “Sobre la verdadera religión” (cap. 6, 11), habla de los católicos injustamente excomulgados que, por la paz de la Iglesia, soportan pacientemente esta afrenta inmerecida. Y termina diciendo: “A esos, el Padre, que escudriña el interior, coronará secretamente. Parece rara esta categoría de hombres, pero ejemplos no faltan, y son más frecuentes de lo que uno podría creer”.

La Universidad Gregoriana de Roma aprobó la tesis del padre americano Gérald Murray, que afirma: “El examen de las circunstancias en las que Mons. Lefebvre procedió a consagrar obispos a la luz de los cánones 1321, 1323, 1324, provoca al menos una duda significativa, incluso una certeza razonable contra la validez de declaración de excomunión pronunciada por la Congregación de los Obispos (...) Sus convicciones (de Mons. Lefebvre) subjetivas sobre el estado de necesidad que él alegó fueron pura y sencillamente omitidas, cuando el Derecho Canónico ordena que el hecho de tener una convicción de este tipo y actuar en consecuencia, incluso estando equivocado, libra a la persona de incurrir en la pena latae sententiae” (The latin Mass Magazine, fall 1995).

Genjo dijo...

Qué interesante los textos que aporta Miles. El se San Agustín nos devuelve a un tema tan tratado aquí: el de la obediencia. Si la obediencia hubiera de ser ciega o, digamos, absoluta, no cabría el supuesto que señala el santo.
En los movimientos, en lo que yo conozco, no se contempla esa posibilidad, que uno sea santo en contra de cualquier criterio el superior, aunque este vaya en contra del sentido católico.

Anónimo dijo...

PEDRO HISPANO: El problema de la obediencia en el caso representado por Mons. Lefebvre -y que incluye a muchísimo más católicos- es que aplicándola ciegamente a Pablo VI y Juan Pablo II suponía inevitablemente desobedecer a los antecesores de esos Papas y al modo tradicional de proceder de la Iglesia. Ese es el problema que los neocons no quieren reconocer.
Una reforma litúrgica fabricada y no recibida con la prohibición de hecho del rito secular aplicada con brutalidad -expresión del liturgista Klaus Gamber prologado por Joseph Ratzinger- un beso público al Corán -la peor arma de guerra contra el cristianismo en toda su historia, y que sigue...- son sólo algunos poquísimos ejemplos de esta ruptura desde la cúspide de la Iglesia que ha trastornado toda la vida del Catolicismo y fuera de cuyo contexto no se puede juzgar el caso que nos ocupa sin caer en una total injusticia.
Mons. Lefebvre no creó el problema. Lo crearon los responsables de esa ruptura. Mons. Lefebvre lo padeció.

Anónimo dijo...

Ludovicus:

El artículo está muy bien escrito, pero no creo que demuestre lo que pretende demostrar. ¿Dónde estaría lo específico, lo esencial (metafísicamente hablando) de los movimientos que los hace condenables? Las características que Ud. pone se pueden dar en toda la Iglesia... es más, en toda organización de tipo altruísta.

Tomemos una de esas notas que percibe Ludovicus, quizá la nota más característica, dadas las críticas que aparecen en este blog desde hace tiempo: el "culto" al Fundador.

Pues, bueno, tomemos las tres órdenes tradicionales más grandes del mundo (tan grandes que la cuarta no es ni la mitad de la que se encuentra en tercer lugar): la Familia Franciscana (franciscanos menores, capuchinos, clarisas, congregaciones afiliadas a la tercera orden, etc.), la Familia Salesiana y la Compañía de Jesús. (Curiosamente representan tres épocas bien características: la Edad Media [¡el bendito siglo XIII!], el siglo XIX y el Renacimiento. Ahora bien, en las tres existe culto al fundador; culto fuertísimo, al punto que su pensamiento es continuamente reinterpretado para adaptarlo a lo que sea que haya que legitimar, desde la teología de la liberación, hasta el ecologismo o el psicologismo religioso.

Antes de pasar a presentar "sus" soluciones, ¿sería tan amable de explicar dónde está lo esencialmente condenable de los movimientos?

¿O será un caso de racionalización voluntarista de filias y fobias?

Pioquinto dijo...

Pasa como en las sectas protestantes. Cualquier hijo de vecino adquiere patente de corso para iniciar su Iglesia, Inventar un "carisma" y empezar a ordeñar la vaca.

Y lo que es más grave: ES LA IGLESIA UNA? Vamos a atomizarla en incontables movimientos, a cual más disímbolos, la unidad en la diversidad, una especie de Asís católica. Los carismáticos, los focolares, los kikos, cada quien con un rito inventado y diferente entre sí. Ahí yo veo el peligro.

Miles Dei dijo...

El problema es que toda figura canónica es susceptible de esta crítica y aún la Iglesia en su parte humana.

Lo que salva a la Iglesia es la asistencia del Espíritu Santo y su unión íntima a lo divino que visiblemente se ve en la infabilidad de la misma. Desde el sensum fidelium hasta el non praevalebunt.

Pero para el resto de las figuras canónicas basadas en la potestad de jurisdicción, tal infabilidad no existe. De hecho pueden menguar hasta la mínima expresión, incluída la misma jurisdicción de la Iglesia. El asunto eclesiológicamente nos remite a la hipótesis eclesiológica de Julio Meinville sobre una Iglesia acogotada por el mundo en su misma publicitación y comunicación visible. Los movimientos serían otra expresión eclesiológica de esta iglesia que puede defeccionar.

Anónimo dijo...

Ludovicus dijo,

Estimado anónimo de las 13.40, su pregunta es demasiado buena, tanto, que tiene en sí su contestación.

Me dice que siempre ha habido tendencias heteroprácticas, lo cual no rebato. Como también herejías. El hombre es hombre siempre. Prueba demasiado, o mejor, prueba lo que me cuestiona. Me dice que el culto a la personalidad se usa para justificar todo tipo de tendencias heterodoxas, ayer y hoy. Tampoco lo discuto. El hombre es hombre siempre. Por algo Cristo dejó la admonición, "nadie es bueno sino Dios" y condenó usar la expresión "Padre" sino en el sentido analógico que le ha dado la tradición cristiana, con todos los caveats del caso.

En efecto, la Orden franciscana, surgida en la Edad Media, tardó poco en convertirse en una olla de grillos atravesada por la herejía y la heteropraxis nacida de una hipertrofia de la noción de pobreza y dar origen a un cisma. Apuntemos no obstante el culto al Fundador era tan "intenso" que lo depuso, en vida. Y era San Francisco, respecto de quien resulta inimaginable pensarlo organizando su culto. No puedo abundar aquí, pero dejo planteado el tema de hasta qué punto las organizaciones tienen vida propia y reescriben la vida de sus fundadores, volviendola bastante opaca y usándola para fines corporativos. En San Ignacio tenemos un buen ejemplo de ello.

Habría que recurrir al fino análisis de Bouyer y encontrar que, efectivamente, el Occidente cristiano a partir del segundo milenio va desarrollando un élan individualista que no conoció el Oriente y que se manifiesta, entre otras cosas, en cierto culto antrópico a las personalidades, bastante diferente del rendido a los santos. Pero sería largo de contar. Baste apuntar que, como todo proceso histórico, los rasgos se van acusando y lo que es atisbo, tendencia, al final se delinea íntegramente en el marco de la cultura totalitaria del siglo XX. Comparar al culto a la personalidad de los franciscanos o los salesianos con el culto de Maciel es como comparar a Felipe el Hermoso con Hitler. O al Estado capeto con la maquinaria totalitaria de la I o V República.

Las tendencias son probablemente las mismas, porque el hombre es el mismo. Los frenos, las instancias morigeradoras de dichas tendencias cambian o desaparecen. La Edad Media era un vasto complejo de pesos y contrapesos, tanto en el orden temporal como en el espiritual. El gran Santo Tomás, de una Orden muy poco cultista, señaló que la obediencia, en una organización, se debe a la regla más que al superior y a Dios a través del superior, objetivando de una vez y para siempre las relaciones intersubjetivas.

Desaparecidas las instancias objetivadoras, los checks and balances, las analogías ideológicas y sociológicas, como ha ocurrido en el Estado moderno, la organización eclesiástica tiene dos instancias: el cero del miembro, el infinito del Fundador o Superior, que expresa la Voluntad divina. He aquí la diferencia cualitativa.

Miles Dei dijo...

Admitida la línea eclesiológica que planteas, Ludovicus, ¿como evitar caer en una interpretación lineal de la historia que obvia toda la complejidad humana? ¿Está acaso condenada la eclesiología a un callejón sin salida?

Miles Dei dijo...

Vamos que parece que la cosa está muy enlazada con el desvelamiento progresivo del anticristo y la desaparición del katejón tal como era interpretado por los Santos Padres en esa referencia a las deficencias del Estado moderno.

Anónimo dijo...

Pioquinto: Ya cállate. Te hemos descubierto. Eres un neocon infiltrado para hacernos quedar como ignorantes y ridículos. Cada intervención tuya es más desopilante que la anterior... Ya nadie cree que seas un tradicionalista de verdad. Haz el favor de volver a Infocatólica. Tu misión de troll ha fracasdo.

Profesor

Anónimo dijo...

Ludovicus dijo,

Mira Miles yo tampoco creo que la cosa sea para tanto, aunque puede serlo. De hecho, ya Roland Knox, en "Entusiasmo", escribió acerca de la fisiología histórica de la deriva carismático sectaria en Occidente. La diferencia es que cuando escribió su libro la mayor parte de estas tendencias estaban, al menos orgánicamente, fuera de la Iglesia católica. Hoy tenemos "entusiastas" que nada tienen que envidiarle a los "quakers" y "shakers".

Miles Dei dijo...

Claro que puede serlo. Fíjate que dentro de lo que cabe estamos teniendo pontífices de relativamente buenas costumbres y vida ordenada. Imagínate un pontificado disoluto en esta tesitura.

Anónimo dijo...

Ludovicus dijo,

Si, mejor no imaginemos.