Reproducimos
en esta entrada el texto completo de la Encíclica que Benedicto XV dedicara a
Dante Alighieri. Seguramente esta traducción mejora lo que ayer
publicamos.
ENCICLICA "IN PRAECLARA”
(30
- I V - 1921)
A
LOS AMADOS HIJOS, DOCTORES Y ALUMNOS EN LETRAS Y BELLAS ARTES DEL ORBE CATOLICO
EN EL SEXTO CENTENARIO DE LA MUERTE DE DANTE ALIGHIERI
Venerables Hermanos: Salud y
bendición apostólica
1. Introducción. La Iglesia Católica y Dante Alighieri. En la
ilustre corte de hombres eminentes, —que han dado esplendor y gloria
a la fe católica, que se han distinguido en todos los campos, y en el
de las letras y las artes en particular, de modo que por las
inmortales obras de su ingenio han merecido bien, tanto de la
sociedad civil como de la Iglesia—, ocupa un lugar privilegiado DANTE
ALIGHIERI, de cuya muerte se celebrará en breve el sexto
centenario. La excelencia de este varón, en verdad, nunca ha sido más
confirmada que en estos tiempos, pues para recordar su memoria no
sólo se apresta Italia, que bien pudo gloriarse de un hijo tal,
sino que todas las personas cultas, sabemos, han constituido consejos
especiales de personas eminentes a fin de que en todo el orbe sea
celebrada dignamente la memoria de esta gloria de la humanidad. Ahora
bien, no sólo no podemos faltar en tan admirable v excelente
coro, sino que es preciso que estemos entre los primeros. Ya que
desde un principio la Iglesia consideró a DANTE ALIGHIERI como
hijo suyo. Porque, además, en la iniciación de Nuestro Pontificado
enviamos una carta al Arzobispo de Ravena, en que mandábamos decorar
el templo que contiene el Sepulcro de DANTE ALIGHIERI, para su centenario. Ahora,
después de auspiciar esta solemnidad, Nos pareció, amados hijos, que
cultiváis bajo la mirada de la Iglesia el estudio de las letras, Nos
pareció bien que instruyáis a todos en el significado de lo que
hacemos, en las estrechas relaciones de Alighieri con esta Cátedra de
PEDRO, en la gran necesidad que hay de unir con la fe católica
las alabanzas tributadas a tan gran nombre. Ante todo, ya que éste
durante toda su vida confesó la religión católica en forma ejemplar,
parece conveniente que con los votos y auspicios de ella se haga su
solemne conmemoración, como esperamos. Cuya culminación tendrá
lugar en Ravena, en el templo de SAN FRANCISCO, y cuya iniciación en
cambio tendrá lugar en Florencia, en la Iglesia de SAN JUAN, que
recordaba su emoción, allá en su destierro en su avanzada edad,
deseando con ardor recibir los laureles de poeta en la misma
fuente bautismal en que fuera bautizado en su niñez.
2. Formación escolástico de Dante. Al llegar a la edad en que
floreció por sus estudios filosóficos y sagrados, con el auxilio de
los doctores escolásticos que habían recogido lo más selecto de sus
predecesores y lo habían entregado a la posteridad después de
iluminarlo con sus claros raciocinios, en medio de la variedad de sus
estudios, siguió en todo a TOMÁS DE AQUINO, el jefe de la Escuela; y
de este maestro, cuya mente angelical es famosa, aprendió casi todo su
saber filosófico y también teológico, ya que no descuidó ninguna clase
de conocimientos y ciencias, ya que fue muy versado en las Sagradas Escrituras y
en los libros de los Santos Padres. Así, doctísimo en todas las
ciencias, pero ante lodo sabio en la sabiduría cristiana, al
aplicarse a su obra tomó del campo mismo de la religión,
para desarrollar en sus versos, un asunto inmenso y sublime. En lo
cual podemos admirar la grandeza y fuerza increíble de su ingenio;
pero al mismo tiempo se presenta ante los ojos el que haya
obtenido gran parte de esa fortaleza por inspiración de la fe divina,
y que haya obrado de modo que distinga a su obra máxima con el gran
esplendor de la verdad revelada, no menos que con los resplandores
del arte.
3. La Divina Comedia. Pues en toda esta Comedia, justamente
llamada divina, las mismas cosas que narra como fingidas e
inventadas, o las referidas a la vida mortal, las relata para
mostrar la justicia y providencia de Dios, que gobierna el mundo en
el curso del tiempo y en la eternidad, que premia y castiga a todos y
a cada uno de los hombres según sus méritos. Consiguientemente, y en
perfecta concordancia con las creencias de la fe católica, brillan en
este poema, la augusta Trinidad de un solo Dios, la Redención del
género humano realizada por el Verbo Encarnado de Dios, y la excelsa
benignidad y liberalidad de la Virgen MARÍA, Madre de Dios, y
Reina de los cielos, y la celestial beatitud de los ángeles, de los
santos, y de los hombres. A esto se oponen en los infiernos
los suplicios establecidos para los impío; y en un lugar intermedio
la residencia de las almas que, una vez expiadas sus L culpas, pueden
entrar en los cielos. Una sapientísima arquitectura de éstos y
demás dogmas católicos se ve en todo el poema. Si, empero, la
progresiva investigación de la ciencia acerca de las cosas celestiales
demostró después que aquella estructura del mundo, que aquellas esferas,
que enseñaban los antiguos, no son tales, y que la naturaleza, el
número y curso de las estrellas y astros son absolutamente distintos
de lo que aquellos creían, sin embargo sigue siendo cierto el que
esta estructura universal, sea cual sea el orden que rige en
sus partes, está gobernada por la misma voluntad que la ha creado,
que es la de Dios Omnipotente, que mueve todas las cosas,
cualesquiera ellas sean, y que en todas partes resplandece con su
gloria. Aunque esta tierra que los hombres habitamos no puede
decirse, como se dijo, que era como el centro del universo; sin
embargo es cierto que ella fue el lugar de la edénica vida de nuestros primeros
padres y que fue después testigo tanto de nuestra tristísima
caída con que ellos perdieron aquel estado, como de la restitución de
la salud eterna de los hombres por la sangre de JESUCRISTO. En
consecuencia explicó los tres estados de las almas, que en su
mente había concebido, de un modo tal, que para describir antes del
día postrero del juicio divino, ya la condenación de los réprobos, ya
la purificación de las piadosas almas del purgatorio, ya la
felicidad de los bienaventurados, parecía auxiliarse con la luminosa
claridad que dan las profundas enseñanzas de la fe.
4. Enseñanzas preciosas dejadas en sus escritos. Ahora bien, de
entre lo que dejó en sus escritos todos, y principalmente en su
triple poema, creemos que esto podrá ser un excelente ejemplo para
nuestros hombres. Ante todo afirma que a la Sagrada Escritura le es
debida la mayor reverencia por parte de los cristianos y que es necesario
aceptar lo que contiene, con suma devoción, porque "aunque
son muchos los que transcribieron la divina palabra, el único que la
ha dictado a Dios, que se dignó explicarnos sus son - tos designios
por las plumas de muchos escritores" W. Esto está dicho en
forma tan exacta como hermosa. Lo mismo que aquello de que "el
viejo y el nuevo Testamento, que nos ha sido dado para la eternidad,
como dice el Profeta” tienen "enseñanzas espirituales que
superan la humana razón", entregadas a nosotros "por
el Espíritu Santo, que nos reveló la verdad sobrenatural y necesaria
para nosotros, por medio de los Profetas y hagiógrafos, por medio del
Hijo de Dios, como el eterno, Jesucristo". De aquello que
vendrá después de esta vida mortal, en la eternidad, dice que "nosotros
poseemos lo cierto, que consta por la doctrina veracísima de Cristo,
que es el Camino, la Verdad. y la Luz: Camino porque sin
obstáculo alguno por él nos dirigimos a la eterna beatitud; Verdad
porque no hay en ella sombra de error alguno; Luz porque nos ilumina
en medio de las tinieblas de la ignorancia". Tampoco es
remiso en honrar y observar "aquellos venerables Concilios, que
—ningún cristiano lo duda— han sido asistidos por Jesucristo". Tiene
en alta estima además "los escritos de San Agustín y demás
doctores" y dice que "quien duda que hayan
sido inspirados por el Espíritu Santo no ve en absoluto los frutos de
ellos, o si los ve no los ha gustado"
5.
La autoridad de la Iglesia y del Pontífice. Grande es la
importancia que DANTE ALIGHIERI atribuye a la autoridad de la Iglesia
Católica, lo mismo que a la potestad del Romano Pontífice, ya que de
ésta tienen fuerza todas las leyes y mandatos de la misma Iglesia. De
aquí la amonestación a los cristianos a que, con los dos
Testamentos que tienen, al mismo iiempo que un Pastor que los dirige,
vivan contentos con esta ayuda segura para su salvación. Se afligía
por los males de la Iglesia como si fuesen propios, y al deplorar
y condenar el total alejamiento de la jerarquía por parte de los
cristianos, habla de esta manera a los Cardenales italianos, después
del traslado de Roma de la Apostólica Sede: "¡Oh,
nosotros que creemos en un mismo Padre, e Hijo que es Dios y hombre,
y en la misma Madre y Virgen; nosotros, por los cuales y por cuya
salud han sido pronunciadas, después de una triple
interrogación, estas palabras: ¡Pedro, apacienta el sagrado rebaño!
¡Oh Roma, que después de tantas glorias y triunfos has sido
confirmada por Cristo con la palabra y con la obra como cabeza
del orbe; que has sido consagrada remo Sede apostólica por la sangre
de aquel Pedro, y de Pablo, el Apóstol de las gentes; que ahora
lloramos con Jeremías lamentando después de él verla abandonada y
desierta! ¡ay! ¡da pena, no menos que una plaga lamentable
de herejes!". Llama asimismo a la iglesia Romana con el
nombre de "madre piadosísima" o de "Esposa del
Crucificado", y a PEDRO le llama juez de la verdad
revelada, que no puede engañarse y a quien, en lo que hay que creer o
hacer para la salvación eterna, deben sujetarse todos con perfecta
obediencia Por lo cual, aunque juzga que la autoridad del Emperador
proviene del mismo Dios, sin embargo afirma que "esta verdad
no debe entenderse tan estrictamente de modo que el Príncipe Romano
no esté también sujeto en algún modo al Pontífice Romano; ya que esta
felicidad mortal está ordenada en alguna manera a la felicidad
inmortal". La razón verdadera y total de la sabiduría, si hoy se la observa
santamente, produce frutos abundantísimos de prosperidad para la
república.
6.
Razón de sus quejas contra
los Sumos Pontífices. No obstante lanzó acerbas invectivas contra
los Sumos Pontífices de su tiempo. Esto es, contra aquellos con
quienes estaba en desacuerdo en asuntos políticos, y que estaban en
el bando de los causantes de su destierro. Se comprende, en un varón
tan golpeado de la fortuna, si con ánimo exacerbado traspasó los
límites de la moderación: y más, porque, para inflamar su ira sin
duda que influyeron los rumores de hombres que, como sucede en estos
casos, interpretan mal todo lo que del adversario proviene. Por otra
parte, ya que "es preciso" —tal es la flaqueza de los
mortales— "que hasta los corazones religiosos se manchen con
el polvo del mundo", ¿quién negará que muchas cosas había en
aquel tiempo que no podían aprobarse en hombres consagrados; todo
lo cual llenó de aflicción y malestar su ánimo enteramente consagrado
a la Iglesia, y hasta hizo que varones de gran santidad de vida
dejaran sentir graves quejas? Ahora bien, lo que justa o injustamente reprendió
y vituperó en los clérigos, de ningún modo quiso extenderlo y
aplicarlo al honor debido a la Iglesia, o a la veneración debida a
las llaves de PEDRO; en consecuencia, en asuntos políticos defendió
su propia opinión "apoyado en aquel respeto que un hijo
piadoso debe al padre, a la madre, a Cristo, a la Iglesia, al
Pastor, y a todos los que profesan la religión cristiana, por el
triunfo de la verdad".
7.
Tesoro doctrinal y artístico de su obra. Habiendo
inspirado toda la arquitectura de su poema en los fundamentos de la
religión, no es de maravillarse si en él se encuentra oculto, puede decirse,
un tesoro de la doctrina católica, es decir, la savia de la filosofía 215
y teología cristianas, y el conjunto de las leyes divinas para el gobierno
y administración de los asuntos públicos. No era DANTE ALIGHIERI como
aquel que dijera públicamente que, con el fin de extender la grandeza
de la patria o de agradar a los gobiernos, podía descuidarse la
justicia y el derecho de Dios, en cuya conservación, bien lo sabía, está
el fundamento y consistencia de los pueblos. De aquí que pueda
hallarse en este | poeta el artístico placer de sus bellezas, f pero
también un provecho de no menor importancia, es decir, que es modelo para
el conocimiento del arte y para la práctica de la virtud; siempre que
quien a él se llegue esté libre de prejuicios y deseoso de la verdad. Más
aún, siendo no pocos entre los nuestros los buenos poetas, que
parecen tener la aprobación de todos, mezclando lo útil a lo agradable, posee
esto empero DANTE de un modo tal que, cautivando a cada lector por la
variedad de las imágenes, por el colorido, y por la grandiosidad de los pensamientos
y lenguaje, atrae y excita al amor de la sabiduría cristiana: nadie en
verdad ignora que confesó abiertamente haber compuesto este poema con la intención de facilitar a
todos un poco de sustento vital. Y así sabemos que algunos —Y aún de
reciente memoria, que estaban alejados de Cristo, sin ser contrarios a él— al
dedicarse principalmente a la lectura y estudio del poeta, con el auxilio
de Dios, se interesaron primero en la verdad de la fe católica y por
ese camino se acogieron gustosísimos al seno de la Iglesia.
Lo
oportuno y justificado de la celebración. Lo que hasta ahora se ha recordado es
suficiente para mostrar cuán oportuno sea, que en este centenario todos
los buenos se sientan más dispuestos a retener esa Fe, protectora de las bellas
artes, virtud ésta que en DANTE ALIGHTERI es magníficamente reconocida. No
sólo causa admiración en él la maravillosa facultad de su ingenio, sino también
esa inmensa grandeza del argumento, que la santa religión le inspiró en
su canto; y lo que de artista tenía por naturaleza, lo perfeccionaba sin cesar
con el estudio de los modelos de la antigüedad, y aún más, como se ha dicho,
con las obras de los Doctores y Padres de la Iglesia. Esto le permite
volar con el pensamiento y la mente hasta
alturas y extensiones mucho mayores que si estuviere atado a los estrechos
límites de las cosas naturales.
8.
El poeta cristiano. De este modo, si
bien alejado de nosotros por largos siglos, pertenece casi a esta edad,
como dicen; y es de más actualidad que cual quiera de los actuales vates
renovadores del paganismo aquel que fuera barrido por la victoria de
Cristo en la Cruz. La misma piedad inspira a DANTE ALIGHIERI y a
nosotros; identidad de sentimientos inspira la religión; una misma
vestidura reviste a "la verdad venida a nosotros desde el cielo,
por la cual somos elevados a lo sublime". Esta es su más
noble alabanza, ser poeta cristiano, esto es, haber cantado con versos
casi divinos las instituciones cristianas, cuyo contenido y forma tan
animosamente profundizara, y tan admirablemente sintiera y viviera. Y
quienes pretenden negarle esta alabanza, comparando toda la naturaleza religiosa
de la Comedia como una fingida fábula, sin fundamento alguno de verdad,
éstos en verdad le niegan lo que es primario en nuestro Poeta y fundamento
de todas las demás alabanzas. Así, pues, si tanta parte de su fama y
grandeza debe DANTE a la fe católica, valga este solo ejemplo, que nos ahorra los
demás, para demostrar cuán falso es que la consagración de la mente y del
corazón a Dios corte las alas del ingenio, mientras, por el contrario, lo espolea
y lo eleva. Puede observarse rectamente aquí cuán mal se preocupan
por el adelanto de los estudios y de la humanidad aquellos que
pretenden quitar todo lo que sea religión en la educación de la juventud. Pues
da lástima ver que la enseñanza que se da públicamente a la juventud estudiosa
suele ser tal, como si el hombre no tuviera ninguna noticia de su Dios,
ni de aquellas máximas verdades que están por encima de la naturaleza. Pues
si bien a veces este "poema sagrado" no es extraño en las
escuelas públicas y está entre los libros que deben ser estudiados, sin
embargo aquel alimento vital, siendo escrito para ser esto, la
mayoría de las veces no llega hasta los jóvenes ya que, a causa de los defectos
de la enseñanza, no están inclinados como conviene a lodo lo que sea de
fe.
9.
Conclusión. Quiera Dios que se consiga
esto con el solemne centenario, de modo que, en todas partes en que haya preocupación
por la enseñanza de las letras a la juventud, se haga esto en honor a
Dante y se eduque a los alumnos en la doctrina cristiana; que no otro
fue su propósito al componer su poema, sino "elevar a los seres
vivientes de esta vida por sobre el estado de miseria", es
decir, del pecado, "y llevarlos al estado de felicidad que es
el de la gracia divina. Vosotros, amados hijos, que os ocupáis y
os dedicáis al estudio de las letras y de las bellas artes, bajo el
magisterio de la Iglesia, amad y apreciad, como lo estáis haciendo,
este Poema, que no vacilamos en llamar panegírico de la sabiduría
cristiana, y su pregonero, el más elocuente de todos. Acrecentaréis
así vuestro amor por él, y cultivaréis más vuestros ánimos en por del
esplendor de la verdad, y os mantendréis con más constancia en el amor
y cuidado de la santa Fe. Bendición Apostólica. Y ahora, amados hijos,
a todos os impartimos con todo amor la Apostólica bendición, que os
testimonia Nuestra paternal benevolencia, y os augura las gracias del
cielo.
Dada en Roma, en San Pedro, el día 30 del mes de Abril de 1921, en el año séptimo de Nuestro Pontificado.
Dada en Roma, en San Pedro, el día 30 del mes de Abril de 1921, en el año séptimo de Nuestro Pontificado.
BENEDICTO
PAPA XV
4 comentarios:
¡Genio! ¡Muchas Gracias!
a.a.
¡Genio! ¡Muchas Gracias!
Estimados:
Gracias, muchas gracias de corazón.
El Dante es un hombre tan católico, tan cristiano, tan medieval y tan humano; que creo, no tendrá jamas imitadores.
Pero podemos imitar algo que nos enseña en la Comedia: su libertad de espíritu y su Fe inclaudicable.
En el Purgatorio, creo que Canto XXIV, llama putaña a la Iglesia...¿ Que diría hoy de la Iglesia y de los últimos Papas?
Sin dudas: lectura no apta para neocones.
De nuevo gracias y gran abrazo.
CARLOS JOSE DIAZ
Lo que dijo el Dante sobre los papas y la corrupción eclesiástica de su tiempo, ¿ vale por "lo que dijo" en sí mismo o porque fue refrendado y confirmado por papas posteriores en una encíclica y en una carta apostólica ?
¡ Cuidado con los círculos viciosos del papoclericalismo !
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