lunes, 8 de junio de 2015

Ecosofía (1)


Iniciamos hoy la publicación de un breve ensayo del Dr. Bernardino Montejano sobre la Ecología considerada desde el derecho natural y cristiano. Esperamos sea de utilidad para contrarrestar la marea de confusiones que seguramente inundará la web en los próximos meses.


ECOSOFIA: LA MORADA DEL HOMBRE

"¡Oh, ciudadela, mi morada, te
salvaré de los proyectos de la
arena y te ornaré de clarines a
tu alrededor para sonar contra los
bárbaros".
Saint-Exupéry
I.— El ecologismo integral.
Hace poco más de diez años participamos en un simposio organizado en Buenos Aires por OIKOS, Asociación para Ja Promoción de los Estudios Territoriales y Ambientales, acerca del tema: "La conservación del patrimonio material y espiritual de la Nación", el cual fue considerado en múltiples aspectos. Y al comienzo de nuestra conferencia titulada: "La conservación de las instituciones naturales o el ecologismo integral", nos formulamos dos preguntas que hoy podemos reiterar junto a sus respuestas: conservar ¿para quién? y ¿por qué?
Conservar los suelos, la flora, la fauna, los ambientes naturales, el potencial energético, los ambientes humanizados, la cultura, la hispanidad, el acervo historiográfico e histórico-artístico, las instituciones naturales, la tradición y la fe para el hombre, para el hombre argentino del siglo XX, pues la temática del simposio es refería a nuestro patrimonio nacional.
Conservar porque el hombre de nuestro tiempo, en especial el que vive en las grandes concentraciones urbanas, debe tomar conciencia de que muchos de los males que lo aquejan, en especial su desvitalización, se originan en una doble ruptura de vínculos, de lazos que urge restaurar para que el hombre pueda crecer a través del desarrollo de sus potencialidades; vínculos que lo unen con la naturaleza física y con sus contornos institucionales, enriquecidos por la tradición espiritual y cultural.
Y ante el ecologismo parcial, entonces y hoy tan en boga, que se limita a defender el orden natural físico y a reclamar la adecuada reinserción del hombre en el mismo, levantamos la bandera del "ecologismo integral" que sin desconocer la necesidad de esa reinserción, señala la necesidad paralela de restaurar los vínculos que unen entre sí a los hombres en las instituciones naturales y el ajuste a la ley natural moral en el ámbito individual, familiar, social, económico y político.
II.— La ecosofía.
Desde entonces, se observa que la concepción amplia de la ecología, con distintas denominaciones, se manifiesta cada vez más.
El Papa Juan Pablo II, ya en su primera encíclica "Redemptor hominis" del año 1979 había mostrado su inquietud por el tema. El hombre teme que algunos de sus productos puedan convertirse en medios e instrumentos de una auto destrucción inimaginable. A su vez cierto desarrollo incontrolado de la técnica amenaza el ambiente natural del hombre, quien no percibe en ese ambiente otros significados que aquellos que sirven a los fines de uso inmediato y de consumo. En cambio era voluntad del Creador que el hombre se pusiera en contacto con la naturaleza como "dueño" y "custodio" inteligente y noble, y no como "explotador" y "destructor" sin ningún reparo. Para el Papa este es un "signo de los tiempos" y no precisamente positivo.
En su encíclica "Sollicitudo rei socialis" del año 1987, vuelve sobre el problema al hablar del respeto que el desarrollo debe tener por el cosmos. El dominio del hombre sobre la naturaleza visible tiene sus límites, impuestos por el Creador desde el principio y expresados simbólicamente con la prohibición de "comer del fruto del árbol" (Génesis: 2,16). Y propone tres consideraciones: tomar mayor conciencia de que no pueden ser utilizados impunemente las diversas categorías de seres, vivos o inanimados —animales, plantas, elementos naturales— como mejor apetezca, según las propias exigencias económicas. Al contrario, conviene tener en cuenta la naturaleza de cada ser y su mutua conexión en el cosmos: considerar la limitación de los recursos naturales, algunos de los cuales no son renovables; usarlos como si fueran inagotables, pone en peligro su futura disponibilidad y considerar las consecuencias de cierto tipo de desarrollo sobre la calidad de vida de las zonas industrializadas; la contaminación del ambiente y las graves consecuencias sobre la salud de la población.
Finalmente, en su encíclica "Centesimus annus" del año 1991, habla de "ecología humana". Allí señala que en la insensata destrucción del ambiente natural hay un error antropológico. El hombre olvida que su trabajo se desarrolla siempre sobre la base de la primera y originaria donación de Dios, El hombre suplanta a Dios y provoca la rebelión de la naturaleza. Pero más grave aún es la destrucción del ambiente humano. Mientras nos preocupamos justamente, aunque mucho menos de lo necesario, de preservar los "habitat" naturales de las diversas especies animales amenazadas de extinción, nos esforzamos muy poco por salvaguardar las condiciones morales de una auténtica "ecología humana", cuya primera estructura fundamental es la familia que hay que volver a considerarla como el santuario de la vida. También destacaba el papel del Estado que debe proveer a la defensa y tutela de los bienes colectivos, como son el ambiente natural y el ambiente humano, cuya salvaguarda no puede estar asegurada por los simples mecanismos de mercado. Es que hay bienes que están fuera del comercio y que "por su naturaleza, no se pueden ni se deben vender o comprar".
Un psicoanalista y escritor francés Félix Guattari después de señalar que "la mayoría de los ecologistas todavía no tomaron conciencia de la necesidad de operar una unión entre la ecología ambiental, la ecología social y la ecología mental", propone el término ecosofía, "cuya perspectiva sería la de nunca mantener separadas las dimensiones materiales y morales de los problemas considerados. Habría que tener en cuenta, hoy en día, que no son sólo las especies animales y vegetales, los paisajes naturales, los que están amenazados. También lo están las especies culturales... morales y existenciales".
Más allá de las discrepancias que tenemos con la terminología y ciertos contenidos del autor francés, nos parece ajustado el término propuesto: ecosofía, visión, intelección, reflexión acerca de la casa, de la morada del hombre.

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(1) "Hay que crear un nuevo eje progresista", en Le Monde y Clarín, 7-7-92.

3 comentarios:

Morse dijo...

Para Jorge Rondón y/o Jorge de la Compasión cualquier entrada es propicia para decir estupideces.

Nicky el friqui dijo...

Tene quod habes, depósitum custodi, confirma cétera quae moritura erant... Esa forma de sabiduría, en argentino de fray Rabieta, se llama «Katejear».

Cortázar dijo...

Y no te olvides; sólo una cosa es necesaria: todo.