Iniciamos hoy la publicación de un breve ensayo del Dr. Bernardino Montejano sobre la Ecología considerada desde el derecho natural y cristiano. Esperamos sea de utilidad para contrarrestar la marea de confusiones que seguramente inundará la web en los próximos meses.
ECOSOFIA:
LA MORADA DEL HOMBRE
"¡Oh,
ciudadela, mi morada, te
salvaré
de los proyectos de la
arena
y te ornaré de clarines a
tu
alrededor para sonar contra los
bárbaros".
Saint-Exupéry
I.— El ecologismo integral.
Hace
poco más de diez años participamos en un simposio organizado en Buenos
Aires por OIKOS, Asociación para Ja Promoción de los Estudios
Territoriales y Ambientales, acerca del tema: "La conservación del
patrimonio material y espiritual de la Nación", el cual fue
considerado en múltiples aspectos. Y al comienzo de nuestra conferencia
titulada: "La conservación de las instituciones naturales o el
ecologismo integral", nos formulamos dos preguntas que hoy podemos
reiterar junto a sus respuestas: conservar ¿para quién? y ¿por qué?
Conservar
los suelos, la flora, la fauna, los ambientes naturales, el potencial
energético, los ambientes humanizados, la cultura, la hispanidad, el
acervo historiográfico e histórico-artístico, las instituciones naturales,
la tradición y la fe para el hombre, para el hombre argentino del siglo
XX, pues la temática del simposio es refería a nuestro patrimonio
nacional.
Conservar
porque el hombre de nuestro tiempo, en especial el que vive en las grandes
concentraciones urbanas, debe tomar conciencia de que muchos de los males
que lo aquejan, en especial su desvitalización, se originan en una doble
ruptura de vínculos, de lazos que urge restaurar para que el hombre pueda
crecer a través del desarrollo de sus potencialidades; vínculos que lo
unen con la naturaleza física y con sus contornos institucionales,
enriquecidos por la tradición espiritual y cultural.
Y
ante el ecologismo parcial, entonces y hoy tan en boga, que se limita a
defender el orden natural físico y a reclamar la adecuada reinserción del
hombre en el mismo, levantamos la bandera del "ecologismo
integral" que sin desconocer la necesidad de esa reinserción, señala
la necesidad paralela de restaurar los vínculos que unen entre sí a los
hombres en las instituciones naturales y el ajuste a la ley natural moral
en el ámbito individual, familiar, social, económico y político.
II.— La ecosofía.
Desde
entonces, se observa que la concepción amplia de la ecología, con
distintas denominaciones, se manifiesta cada vez más.
El
Papa Juan Pablo II, ya en su primera encíclica "Redemptor hominis"
del año 1979 había mostrado su inquietud por el tema. El hombre teme
que algunos de sus productos puedan convertirse en medios e instrumentos
de una auto destrucción inimaginable. A su vez cierto desarrollo
incontrolado de la técnica amenaza el ambiente natural del hombre, quien
no percibe en ese ambiente otros significados que aquellos que sirven a
los fines de uso inmediato y de consumo. En cambio era voluntad del Creador
que el hombre se pusiera en contacto con la naturaleza como
"dueño" y "custodio" inteligente y noble, y no como
"explotador" y "destructor" sin ningún reparo. Para el
Papa este es un "signo de los tiempos" y no precisamente
positivo.
En
su encíclica "Sollicitudo rei socialis" del año 1987, vuelve sobre
el problema al hablar del respeto que el desarrollo debe tener por el
cosmos. El dominio del hombre sobre la naturaleza visible tiene sus
límites, impuestos por el Creador desde el principio y expresados
simbólicamente con la prohibición de "comer del fruto del árbol"
(Génesis: 2,16). Y propone tres consideraciones: tomar mayor conciencia de
que no pueden ser utilizados impunemente las diversas categorías de seres,
vivos o inanimados —animales, plantas, elementos naturales— como mejor
apetezca, según las propias exigencias económicas. Al contrario, conviene tener
en cuenta la naturaleza de cada ser y su mutua conexión en el cosmos:
considerar la limitación de los recursos naturales, algunos de los cuales
no son renovables; usarlos como si fueran inagotables, pone en peligro su
futura disponibilidad y considerar las consecuencias de cierto tipo de
desarrollo sobre la calidad de vida de las zonas industrializadas; la
contaminación del ambiente y las graves consecuencias sobre la salud de la
población.
Finalmente,
en su encíclica "Centesimus annus" del año 1991, habla de
"ecología humana". Allí señala que en la insensata destrucción del
ambiente natural hay un error antropológico. El hombre olvida que su
trabajo se desarrolla siempre sobre la base de la primera y originaria
donación de Dios, El hombre suplanta a Dios y provoca la rebelión de la
naturaleza. Pero más grave aún es la destrucción del ambiente humano.
Mientras nos preocupamos justamente, aunque mucho menos de lo necesario,
de preservar los "habitat" naturales de las diversas especies
animales amenazadas de extinción, nos esforzamos muy poco por salvaguardar las
condiciones morales de una auténtica "ecología humana", cuya
primera estructura fundamental es la familia que hay que volver a
considerarla como el santuario de la vida. También destacaba el
papel del Estado que debe proveer a la defensa y tutela de los bienes
colectivos, como son el ambiente natural y el ambiente humano, cuya
salvaguarda no puede estar asegurada por los simples mecanismos de
mercado. Es que hay bienes que están fuera del comercio y que "por su
naturaleza, no se pueden ni se deben vender o comprar".
Un
psicoanalista y escritor francés Félix Guattari después de señalar que
"la mayoría de los ecologistas todavía no tomaron conciencia de la
necesidad de operar una unión entre la ecología ambiental, la ecología
social y la ecología mental", propone el término ecosofía, "cuya
perspectiva sería la de nunca mantener separadas las dimensiones materiales
y morales de los problemas considerados. Habría que tener en cuenta, hoy
en día, que no son sólo las especies animales y vegetales, los paisajes
naturales, los que están amenazados. También lo están las especies culturales...
morales y existenciales".
Más allá de las discrepancias que
tenemos con la terminología y ciertos contenidos del autor francés, nos
parece ajustado el término propuesto: ecosofía, visión, intelección,
reflexión acerca de la casa, de la morada del hombre.
_______
(1) "Hay que crear un nuevo eje
progresista", en Le Monde y Clarín, 7-7-92.
3 comentarios:
Para Jorge Rondón y/o Jorge de la Compasión cualquier entrada es propicia para decir estupideces.
Tene quod habes, depósitum custodi, confirma cétera quae moritura erant... Esa forma de sabiduría, en argentino de fray Rabieta, se llama «Katejear».
Y no te olvides; sólo una cosa es necesaria: todo.
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