Ofrecemos a nuestros lectores una estupenda
selección de artículos traducidos gratuitamente por un bloguero amigo de
nuestra bitácora.
A comienzo de los 1970, los profesores John
Senior, Dennis Quinn y Frank C. Nelick inician en la Universidad de Kansas
un programa llamado Pearson Integrated Humanities Program, IHP, (Programa
Integrado de Humanidades Pearson). Los profesores eran católicos, pero el
programa no. Su trabajo consistía en enseñar los clásicos y transmitir a
sus estudiantes el amor por el conocimiento y el aprecio por el legado de
la civilización occidental. Pero el IHP tuvo el efecto adicional de
provocar un alarmante (para algunos) número de conversiones al catolicismo
entre ateos, judíos, protestantes y católicos nominales, conversiones que
produjeron frutos extraordinarios. Este programa, como era lógico, no era
bien visto en ámbitos universitarios donde reinaba el relativismo cultural
y un humanismo secularizado. Los tres profesores eran radicales en su
doctrina: enseñaban a creer en lo real, a buscar la sabiduría más bien que el conocimiento,
a buscar la Verdad, la Belleza y el Bien. “Éramos la generación de la
televisión” —dice uno de los alumnos—. “Nuestras vidas estaban
fragmentadas, nuestros pensamientos interrumpidos cada diez minutos por
los comerciales. Los profesores trataron de tomar todos los fragmentos y
formar una pintura completa.” Las conversiones fueron más de doscientas, y a ellas
siguieron las de familiares y amigos. Varios de ellos ingresaron en la abadía
benedictina Notre-Dame de Fontgombault, en Francia; otros, son sacerdotes
religiosos o seculares; algunos se dedicaron a la enseñanza; un grupo se
ha instalado en Gallup, un pequeño pueblo del desierto de Nuevo México,
donde, alejados del espanto de la ciudad, viven manteniendo la fe de
nuestros padres [Tomado de la traducción de “Wanderer” al primer capítulo
del libro de John Senior, La restauración
de la cultura cristiana].
1 comentario:
Muchas Gracias por esto.
Se lo enviaré a mi hija que quiere iniciar en Letras, después de haber escuchado a Ferro.
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