lunes, 21 de marzo de 2011

EL TERCER ARTICULETE DE DON IRABURU

LA ESTRATEGIA DEL CALAMAR.



[La Redacción recomienda la lectura de religionenlibertad y exorbe. Y desde este humilde blog, procede a glosar la última pieza del discurso iraburesco:

La imagen que mejor podría resumir la última entrega de D. Iraburu es la del calamar que lanza tinta para cubrir su retirada. Un articulete plagado de razonamientos circulares, falacias ad populum, ad hominem y ad consequentiam. Parece que a D. Iraburu no se le ocurría de qué hablar, y el artículo que nos ha obsequiado se orienta a presentarse como alguien que es vilipendiado tras haber expuesto, cándidamente, con calma y tranquilidad  argumentos contrastados con los datos que dice aportar. Esto sería digno de análisis, pero vamos a seguir el principio escolástico: de emotionibus non est disputandum, aunque su último artículo esté plagado de emotivismo. En cualquier caso hay una serie de afirmaciones que sería interesante contrastar]

–¿Y ahora, después del tremendo barullo que ha armado usted con lo de los filolefebvrianos, qué hacemos?
Ad primum: el barullo no lo he armado yo, sino ellos, que yo escribí con orden y paz, con datos y argumentos, y sin mencionar ni insultar a nadie. Ad secundum: conviene pensar y escribir con calma, y eso exige ahora esperar unos cuantos días o semanas a que pase la tormenta.
Este artículo de ahora viene a ser, pues, un descanso reflexivo, una pausa. Relajémonos un poco, en el mejor sentido del término.
Yo he descrito en dos artículos, sin nombrar a personas o grupos concretos, un catolicismo vinculado más o menos a Mons. Lefebvre, que adolece de graves desviaciones en algunas importantes cuestiones. Y algunos, auto-identificándose con la descripción, se han sentido ofendidos, han protestado en diversos medios de internet con gran energía y agresividad, publicando una avalancha de argumentos y documentos contra mis artículos.
Se sienten muy dolidos. Y se comprende perfectamente. Los filo-lefebvrianos están acostumbrados a ser impugnados por los progre-modernistas, en una palabra, por los herejes; pero no por católicos tradicionales como yo.
A los ataques de los progresaurios ya están acostumbrados; pero quedan totalmente descolocados y perplejos cuando reciben de pronto la impugnación de uno que, como yo, describe exactamente sus errores, después de haber escrito en este mismo blog más de un centenar de artículos en los que denuncio los abusos e infidelidades que se producen frecuentemente en las Iglesias del Occidente descristianizado, y en los que critico a Marciano Vidal, Anthony De Mello, Olegario, Borobio, Flecha, Schillebeeckx, Haight, Sobrino, Rahner, Küng, Pagola, etc.; y en los que, más aún todavía, rechazo los errores de los luteranos, de los quietistas y, lo que ya es el colmo, de toda la piadosa corte aparentemente correcta de semipelagianos, que hoy quizá son mayoría entre los buenos católicos. Puede repasarse el Índice de Reforma o apostasía para comprobar que digo la verdad.

[Iraburu considera que algunos estamos dolidos por recibir la desautorización de católicos tradicionales como él. Aquí hay una nueva tergiversación semántica. Después de haber incluido en el “filo-lefebvrismo” todo ese sector de católicos no vinculados -por distintas razones- a la Hermandad de San Pío X pero que mantienen la duda si acaso las reformas postconciliares se hayan desarrollado en ruptura con eso que Benedicto XVI llama “hermenéutica de la continuidad”, que no es sino un principio heurístico derivado de la substancia de lo que es la Tradición en la Iglesia. Habrá quien repita como un loro que nosotros confundimos entre la Tradición (con mayúscula) y tradiciones eclesiales (con minúscula). No; nos referimos a la Tradición cuyo sujeto es la misma Iglesia y cuyo promotor es el Espíritu Santo, movimiento que se refleja en los llamados “testimonios de la Tradición” que llegan desde la primera Iglesia hasta nuestros días: los Padres de la Iglesia, las doctrinas de los teólogos, la Liturgia, las creencias del pueblo de Dios (el sensus fidei y el consensus  fidelium), el derecho canónico, los libros penitenciales antiguos, las devociones populares, las doctrinas de santos y místicos, el arte cristiano, las reglas de vida monástica y religiosa, etc. Evidentemente los testimonios de la Tradición no tienen todos el mismo valor, pero proporcionan una visión de conjunto de la fe y del sentir de la Iglesia. Una armonía que expresa esa hermenéutica de la continuidad de la que habla el Papa. Pues bien, decir que la situación que se produce tras el Concilio Vaticano II, en cuanto a su aplicación práctica, ha producido disonancias que un sector de católicos ha percibido, sin necesidad de leerse a Rahner y a Schillebeeckx, y que es lo que permite explicar el surgimiento de eso que se llama “tradicionalismo”, pero que no surge de una deficiente comprensión de la Tradición, sino de la sospecha de que muchas de las reformas posconciliares se alejan notablemente de esa Tradición. Pues bien, si Iraburu consiente en incluir a quienes con distintos matices han percibido esa ruptura hermenéutica y la han expresado en la categoría de “filo-lefebvrianos”, tendrá que incluir en ese sector a Romano Amerio -que nunca fue lefebvriano- al mismo cardenal Ratzinger que en su prólogo a “La reforma de la liturgia romana” de Klaus Gamber decía esto : “Lo que ha ocurrido tras el Concilio es algo completamente distinto: en lugar de una liturgia fruto de un desarrollo continuo, se ha introducido una liturgia fabricada. Se ha salido de un proceso de crecimiento y de devenir para entrar en otro de fabricación. No se ha querido continuar el devenir y la maduración orgánica de lo que ha existido durante siglos, se la ha sustituido, como si fuese una producción industrial, por una fabricación que es un producto banal del momento”; habría que incluir al cardenal Stickler, al cardenal Oddi, al cardenal Siri o el mismo monseñor Gherardini que en últimamente en su obra "Concilio Vaticano II:Una discusión abierta dice cosas como las que siguen : "   Si alguien me preguntase si el modernismo finalmente entró en la misma estructura de los documentos del Concilio, al punto de que los mismos Padres estuvieran infectados por él, mi respuesta sería sí y no. No, porque el espíritu sobrenatural no está ausente del Concilio, gracias a su abierta profesión de fe en la Trinidad, en la Encarnación, en la redención universal del Verbo, junto con la profunda convicción del llamado universal a la santidad, la aceptación y la fe en el efecto santificador de los Sacramentos, su consideración particularmente elevada del culto litúrgico y eucarístico, el rol santificador de la Iglesia y una devoción teológicamente nutrida a María. Pero mi respuesta es también sí, porque pueden encontrarse ideas modernistas en varios documentos del Concilio, notablemente en Gaudium et Spes, y porque un grupo de pocos pero prominentes Padres Conciliares eran abiertamente favorables a los antiguos y a los nuevos modernistas. Ellos deseaban tener una Iglesia en peregrinación hacia la Verdad, como cualquier otro peregrino, un amigo y un aliado de todo investigador, aprobando incluso en el área de los estudios sacros, la misma metodología crítica aplicable a las demás ciencias. En breve, su Iglesia era un tipo de laboratorio de investigación, en lugar de ser una dispensadora de Verdades de lo alto". Incluso habría que incluir algunas expresiones de Pablo VI que en ocasiones se lamentaba de ciertos cambios habidos en ciertos sacramentos (que al mismo tiempo, paradójicamente, él había firmado). Se podrían multiplicar  los ejemplos al respecto, pero no es menester.
Junto a esta posición encontramos otras dos: la innovadora y la neoconservadora. En la que se instala Iraburu es la neoconservadora, que consiste en hacer abstracción de las contradicciones, tratando de dotar una forma mentis tradicional a estructuras y aplicaciones que van transformándose de “abusos” en “usos” cotidianos, eludiendo pragmáticamente las posibles contradicciones que pudieran darse con la Tradición de la Iglesia.
Iraburu cree haber descubierto el mar mediterráneo: y no, el mar Mediterráneo ya hace mucho que se descubrió. Le tocaría ahora descubrir el Cantábrico, pues los ataques más virulentos y las oposiciones más radicales a todo el género llamado “tradicionalista” no ha venido del ultraprogresismo, sino de los ambientes y movimientos neoconservadores. La razón es que el neoconservador pretende presentarse como lo que hoy en día sería  “tradicional” u “ortodoxo” en la Iglesia y, dada esa compleja abstracción sintética entre reformas y prácticas contradictorias con la Tradición de la Iglesia, y una forma mentis conservadora, cuando se les indica que el destino va a ser el mismo que el del progresismo eclesiástico, no lo pueden soportar, y tienen que eludir la cuestión haciendo complicados razonamientos sobre la obediencia debida (o extrema en el caso de Iraburu). Ha mencionado diversas congregaciones afectas a la Liturgia tradicional con el visto bueno de la Santa Sede. Podría Iraburu dirigirse a ellos y preguntarles de qué sectores reciben el peor trato. Curiosamente no son los ultraprogresistas los que suelen ponerles mil trabas y recovecos canónicos para limitarlos al máximo, sino las autoridades de línea neoconservadora, que no quieren en la Iglesia a nadie “su derecha”, porque quieren seguir presentándose como el modelo de católico a imitar. “Católicos tradicionales como yo”. Pues eso.]
Los contradictores de mis artículos parecen no entender que una cosa es ser tradicional y otra ser lefebvriano o filolefebvriano. Los católicos, para ser católicos, hemos de ser todos tradicionales, como también hemos de ser al mismo tiempo bíblicos y fieles al magisterio apostólico de todos los Concilios y del Papa. «Tradición, Escritura y Magisterio de la Iglesia, según el plan prudente de Dios, están unidos y ligados, de modo que ninguno puede subsistir sin los otros» (Vaticano II, DV 10). Por eso de ningún modo criticamos a los lefebvrianos o filolefebvrianos por su amor a la Tradición católica, sino porque, actuando y pensando contra ella, –admiten las ordenaciones episcopales cismáticas, realizadas contra la Ley de Iglesia y la voluntad expresa del Papa, –mantienen durante varios decenios, y todavía hoy, «reservas sobre la obediencia a su autoridad doctrinal [del Papa] y a la del Concilio» (Benedicto XVI, 10-III-2009), –y resisten contra la Liturgia católica en su forma ordinaria actual, que es la renovada en 1970 por Pablo VI, como si fuera inconciliable con la liturgia antigua.
Entendemos los sufrimientos de Mons. Lefebvre y de sus seguidores ante las infidelidades doctrinales, disciplinares y litúrgicas habidas en la Iglesia, y participamos del mismo dolor. Éste es el tema del presente blog, Reforma o apostasía. Pero no aceptamos aquellos aspectos del lefebvrismo que, como dice Benedicto XVI en la carta citada, necesitan «arrepentimiento y la vuelta a la unidad. Por desgracia, veinte años después de la ordenación [causa de las excomuniones hace poco levantadas] este objetivo no se ha alcanzado todavía».
Ha habido muchos comentarios favorables a Filo-lefebvrianos -I y -II, y me han alegrado especialmente aquellos que proceden de mis compañeros más próximos.
(…)
Pero también son muchos los que en sus comentarios han combatido fuertemente contra estos artículos sobre el filolefebrismo y contra su autor.Y también, por el mismo precio, han cargado algunos muy duramente contra InfoCatólica. Comienzo por citar algunos de los comentarios a los artículos Filo-lefebvrianos-I (138) y –II (150), que estuvieron abiertos unos tres días cada uno. Recojo algunas frases más significativas.
Cipitria: «Está disparando usted contra molinos de viento, refugiándose en adversarios que no existen, para argumentar con pereza… Decepcionante infoCatolica y muy hábil diviendo a la Iglesia. Eso es muy grave».
In diebus illis: «Denos soluciones porque esto se derrumba, usted guarda la ropa y el resto nos toca bregar contra los frutos del modernismo implantado y consentidos desde la cabeza de la Iglesia Romana». «Usted… intentaría justificar que se puede ser tradicionalista adminitiendo una misa bastarda. ¿Por qué no hace un examen comparativo del nuevo happening protestante con la verdera misa católica?». Misa bastarda y verdadera Misa católica…
Lucas: «Sigue usted sin aclarar cuál es el motivo que le ha llevado a publicar su serie sobre los filo-lefebvrianos, ni sin definir lo que es un filo-lefebvriano. La Santa Sede lleva años en un proceso de acercamiento con los cuatro Obispos de la FSSPX ¿y va usted y publica este artículo?».
Lautaro: «Padre Iraburu: Lo he seguido durante años; he repartido sus obras entre mucha gente, por el bien que hacía Ud. … Déjeme Ud. decirle que lo considero un hipócrita y un cobarde. Romperé todas sus obras y las reemplazaré por las de alguna persona que no se parezca tanto a los fariseos de los tiempos de N. Señor… Me confirman que ha hecho Ud. todo esto como un “servicio” bien remunerado, precisamente por ser quién es, y que ha partido más de su soberbia que de su entendimiento».
Fernando: «Me pregunto qué busca el padre Iraburu con este ataque frontal, extemporáneo e inicuo contra la Fraternidad… ¿Debía algún favor que tuvo que pagar?»
Longinus, Lefebvrista: «Los últimos eventos de la Iglesia justifican plenamente las acciones de Msr. Marcel Lefebvre, ergo la beatificación de Juan Pablo II, la reunión de Asís… oro porque NO se llegue a la plena comunión, si es que el resultado va a ser la demolición o emasculación de la Fraternidad de San Pío X, lo que ya ha pasado repetidas veces con otros institutos Tradicionales».
Piel de Toro, en referencia a un texto en que yo había citado al «sagrado Concilio Vaticano II», comenta: «Don José María, solo decirle que casi me desmayo leyendo lo del “sagrado” CVII. “Sagrado»? Por favor, nos lo puede explicar lo de “Sagrado”?!!!!!!!»
un sacerdote catolico: «Es evidente, los hechos y muchos textos lo prueban, que los papas desde Juan XXIII están imbuidos de un espíritu liberal, progresista. Desde Juan XXIII la Francmasonería tiene los papas que esperaba. No solamente los papas, sino también buena parte de la jerarquía. Los últimos y próximos hechos de Benedicto XVI lo prueban ampliamente (libro “Luz del mundo” con una posición dudosa sobre el preservativo, anuncio del próxima beatificación de JP II el papa más escandaloso de la historia de la Iglesia, y el anuncio de la próxima reunión de Asís, insulto supremo a NSJC único salvador). El padre Iraburu esta de acuerdo que existe modernistas progresistas al interior de la Iglesia. Pero por una ceguera voluntaria se niega a considerar que también el papa puede ser modernista».
Les invito a explorar también aquellos otros sitios de internet que han combatido mis artículos sobre el filo-lefebvrismo. Sus artículos, y algunos de los comentarios que los refuerzan, pueden ayudarles a conocer mejor, en vivo, la realidad real, no fingida, no inventada, del mundo lefebvriano y filo-lefebvriano, así como la variedad multiforme de sus modalidades. Mientras yo descanso y rezo, reflexiono y preparo con calma mi Filo-lefebvrianos-IV, pueden ustedes asomarse, si el tema les interesa, a los lugares que paso a indicarles.
Don Angel David Martín Rubio publica en su blog deReligión en libertad dos artículos de un tal Petrus Hispanus, autor anónimo muy próximo a él, por lo visto: Filo-lefebvrianos. Una respuesta a D. José María Iraburu y El espléndido aislamiento de D. José Mª Iraburu. No los comento, porque tienen una argumentación muy pobre. Sí, en cambio, conviene destacar la imagen que ilustra el segundo artículo, y que he reproducido en este mío: Pablo VI, quejoso de que «el humo de Satanás está entrando en la Iglesia», es quien realmente lo está fomentando al haber promulgado el Novus Ordo litúrgico postconciliar, «la Misa bastarda» de que hablaba aquel comentarista ya citado.
No entiendo bien en qué sentido Don Ángel David Martín Rubio alude al espléndido aislamiento de D. José Mª Iraburu. De un lado, son numerosos los que han apoyado mis artículos; y de otro lado, mucho más importante, gracias a Dios, estoy en comunión plena con unos 4.000 Obispos católicos unidos al Papa, y tengo muchos amigos. ¿Cómo explica Don Ángel David mi aislamiento?… Esto me recuerda a un locutor inglés que, hace cuarenta años, anunció por la radio: «en el canal de la Mancha un gran banco de niebla mantiene aislado al continente europeo».
In diebus illis reproduce esos dos artículos, indicando su origen, y cambiándoles título e imágenes:Adversus Iraburu: o cómo se arría la bandera y Adversus Iraburu II: o como la burra vuelve al trigo. Los introduce diciendo que yo soy como «caña agitada por el viento» (Lc VII,24)», que ataco al «hombre que salvó la doctrina, la Tradición, el sacerdocio católico y el Santo Sacrificio frente a la ruina que se cebaba en el resto de la Iglesia. Con la complicidad de grandes cardenales y grandes obispos y teólogos que callaban y se tragaban el sapo. Estos cómplices, línea media, cobardes, que destilan los textos del CV2 para intentar hacerlos compatibles con la verdadera ortodoxia católica [desvergonzados], son los que más daño hacen a la Iglesia».
La imagen que he puesto –la CEE nos quita la fe– está tomada de este blog, que como se ve, es sumamente primario. Al final de los dos artículos que reproduce, da los enlaces a infoCaótica que indico a continuación.
infoCaótica es un blog nacido para combatir mis artículos sobre los filolefebvrianos y, me figuro, que contra InfoCatólica en general. InfoCatólica comunicó el nacimiento de infoCaótica en su blog La Caverna, con un artículo deArqueológicus Brutote, eminente cavernícola, titulado Se amplía el negocio. Este nuevo sitio comenzó su andadura publicando Glosas al último (Deo volente) artículo del P. Iraburu (I), Glosas al último (Deo volente) artículo del P. Iraburu (II) yGlosas al último (Deo volente) artículo del P. Iraburu (III).
Hay que confesar que estos infocaóticos son eruditos, discurren mucho, aunque no bien, y argumentan con una sofisticada dialéctica, que recuerda a aquellos rabinos que interpretando el Talmud «colaban un mosquito y se tragaban un camello» (Mt 23,24). Son capaces de contarle los pelos a un conejo, pero no distinguen un toro de una vaca. Bruno Moreno los retrata muy bien en De perdices mareadas, cismas y lefebvrianos.
Estos infocaóticos justifican, por supuesto, las ordenaciones episcopales de Mons. Lefebvre, y no ven en ellas desobediencia alguna. Apoyan sus argumentaciones en los más sólidos pilares. –Santo Tomás de Aquino enseña que la ley injusta no obliga, y que puede ser obligatorio resistirla en conciencia (STh I-II, 96,4). La obediencia, si cae en el exceso, se hace servil (II-II, 104,2). –San Roberto Bellarmino dice que «a aquel que tratase de destruir la Iglesia, es lícito resistirle, no haciendo lo que manda e impidiendo la ejecución de su voluntad» (De Romano Pontifice II, 29). –El Card. Charles Journet: «Uno puede imaginar la realización de un acto canónico, con toda buena fe, que en realidad sea contrario a la ley natural o evangélica. En tal caso, la obediencia será imposible, y será mejor aceptar la excomunión con fe y humildad».
Los infocaóticos aplican estos altos y nobles principios al caso extremo de Mons. Lefebvre, que ordena Obispos viendo necesaria la Fraternidad de San Pío X para asegurar «la continuidad de la Iglesia». Empeñados los Papas postconciliares en la destrucción de la Iglesia, y exigiendo la ley canónica y el mandato del Papa un acto contrario a la ley evangélica, supo Lefebvre resistir los mandatos injustos, también el del Papa, y evitando una obediencia servil, hizo lo que exigía el bien de la Iglesia, aceptando la excomunión humildemente. Una excomunión, que al ser radicalmente injusta, era inválida… Qué esfuerzos formidables realizan estos grandes ingenios infocaóticos, tan dignos de ser empleados en mejores causas.
[Iraburu hace uso de los comentarios dejados en su blog por supuestos “filo-lefebvrianos” y después glosa los lugares en los que se ha criticado su artículo. Si nosotros tuviéramos que poner ejemplos tomados de comentaristas anti-filo-lefebvristas –Iraburu incluido- no acabaríamos nunca con las barbaridades que ahí se han vertido, tanto desde la Teología como desde la racionalidad más simple. Pero sería arrastrarse a un campo demasiado bajo.
La tosquedad de la exposición o la actitud adoptada para exponer un argumento no  sirve para negar la validez del mismo, máxime cuando lo que hay que refutar es el argumento mismo, y sería demasiado demagógico acudir a actitudes individuales extremistas o desubicadas como forma de argumentación. De nuevo, de emotionibus non est disputandum. Sin embargo, Iraburu nos reprocha que razonamos mal. Eso sólo puede querer decir una de estas dos cosas: a) que haya detectado en nuestra argumentación pasos ilegítimos, según las leyes de la inferencia; b) que desarrollamos mal la “epiqueia” de los principios. En el primer caso, debería tener la amabilidad de indicarlo. En el segundo, los principios que hemos aducido de diversos teólogos como Santo Tomás o San Roberto, Iraburu nos tiene que conceder al menos, que en cuanto tales principios deben querer referirse a situaciones reales. En el caso de la resistencia a la autoridad eclesiástica en ciertos casos, no podemos sino remitirnos al consenso de los teólogos al respecto y los ejemplos que ellos aducen. Aquí D. Iraburu tendrá que mostrar su posición: o bien son principios innecesarios, que vagan en el plano de la abstracción porque es imposible una situación en la que deba darse esa actitud de resistencia; o bien que la haya, y en tal caso, podría poner un ejemplo al respecto. Esto no es dejar pasar un mosquito y tragar un camello, es simplemente acudir a la doctrina de los teólogos al respecto  y plantear su aplicabilidad en determinadas circunstancias, sobre todo aquellas que afectan a la actual crisis de la Iglesia. De nuevo, don José María Iraburu confunde dos planos, el de una defensa cerrada de monseñor Lefebvre, y el de la argumentación crítica relativa a las sucesivas reformas y praxis postconciliares, en donde cualquier argumentación ha de tener como referente material el "Status Ecclesiae", un debate que Iraburu pretende evadir, y es justamente el real "Status Ecclesiae" desde donde pueden entenderse los procesos habidos en la Iglesia tras el concilio así como para deshacer las contradicciones en que el pensamiento neocon pretende embarcarnos.
Iraburu, como buen neoconservador, no tiene ningún problema en aceptar la situación actual, a la cual, según él, le harían falta simplemente perfeccionar algunos detalles accidentales. Pone como ejemplo sus críticas a diversos teólogos del ámbito progresista. Quizás, desde su torre de marfil no se haya dado cuenta de que esa crítica, que sin duda es pertinente, no es causa de los problemas que “ad intra” tiene la Iglesia. El neoconservador habitualmente mantiene sus posiciones cuando se dedica a atar “perros con salchichas”.  D. Iraburu debiera salir de la torre de marfil en la que vive, y darse un paseo por las iglesias. Analice los textos empleados en la mayoría de las parroquias para el sacramento de la confirmación. Escuche unas cuantas homilías de funerales y entierros. Dése una vuelta por Europa, por Austria, por Suiza, por Holanda, y asista a una Misa dominical. Contemple la liturgia, la participación de los fieles, la doctrina que se escucha, y luego díganos si el gran problema de la Iglesia son los libros de Schilebeecx. No; el problema es más hondo y se puede percibir en el pueblo de Dios. Muchos fieles han acogido y asumido perfectamente todas las reformas postconciliares: se alegran de que todas las religiones sean iguales, de que en determinadas circunstancias las celebraciones se adapten a la asamblea y sus caracteres locales, les entusiasma la secularización del clero, indicando que debieran ir más allá, y tomar esposa o permitir el acceso de las mujeres al sacerdocio. Este tipo de gente, es la que llena los despachos parroquiales en forma de consejos pastorales, de economía y de catequesis. Se dirá que es un problema de formación de tales seglares. Pero debe pensarse que esas asunciones sobre el catolicismo no han precisado excesivos problemas de cabeza para sus promotores: la praxis eclesial derivada del modo con que se desarrollaron las reformas postconciliares ha producido su fruto. Lo decía Santo Tomás : "Intellectus speculativus in extensione fit practicus". Después hay otro sector de católicos, que intuye que todo eso no está bien, aunque esté incrustado en la autoridad eclesiástica misma. Algunos de éstos se han incardinado en movimientos neoconservadores, en los que más allá de “espiritualidades” lo que han buscado es un catolicismo con el mayor parecido posible al tradicional. Craso error por su parte, por supuesto. Y el resto se podrían calificar filo-lefebvrianos de tomo y lomo. Esta situación no es casual, y la perplejidad de muchos fieles que no están ilustrados en Teología ante esa vorágine de aplicaciones hechas en nombre del Concilio se podría interpretar también como expresión del sensus fidei, que también pertenece a la Tradición.]

14 comentarios:

Anónimo dijo...

YO FUI AL oPUS dEI PENSANDO QUE ALLÍ ETABA LA ORTODOXIA TRAS PASAR AÑOS FUERA DE LA iGLESIA, PERO CON EL TIEMPO ME FUI DANDO CUENTA QUE EN REALIDAD ESTABAN MUNDANIZADOS AHORA BUSCO EN LOS TRADICIONALISTAS LA VERDADERA FE.

Martin Ellingham dijo...

El P. Iraburu me menciona en su último artículo. Publiqué una rectificación al único punto que me objeta.

http://es.scribd.com/doc/51128665/Rectificacion

Mi parodia de “filo-lefebvrianos (I)” tuvo por objeto no sólo el texto de Iraburu, sino también los comentarios agregados por otros integrantes del equipo de Infocatolica, con los que dueño del blog se solidarizó, y la manera en que se ejerció la moderación de los comentarios que hizo imposible un debate racional.

En cuanto al último post que aquí se critica, sólo agregar algo que parece muy curioso. Nos viene a decir el cura algo como lo siguiente: si yo pateo un panal, y las abejas se me vienen encima; ello es prueba de que era legítimo y oportuno patear el panal.

Saludos.

Anónimo dijo...

Yo he descrito en dos artículos, sin nombrar a personas o grupos concretos, un catolicismo vinculado más o menos a Mons. Lefebvre, que adolece de graves desviaciones en algunas importantes cuestiones.

Después de haber llamado a los "filo-lefebvrianos" luteranos, hay que ser muy caradura como para escribir la frase de arriba y hacerse el ofendido.

Pepinho

Anónimo dijo...

Magnífico artículo. Iraburu quiere darnos gato por liebre. Pretende hacerse pasar por católico tradicional cuando no es más que el paradigma de católico liberal-conservador.

Redacción dijo...

Anónimo 12:33:

La verdadera fe está en la Iglesia fundada por Cristo, una, santa, católica, apostólica y romana.

Aquí criticamos mucho la idea de que los movimientos sean la Iglesia o la Tradición. Son realidades contingentes que hoy existen, y mañana dejan de existir.

Longinus dijo...

Hermanos infocaóticos, ya le cayó el hacha al padre Angel David Martìn Rubio, era una ejecución anunciada, y nos indica que los pobres padrecitos no pueden criticar al big brother, porque los aplasta. Por lo tanto, como a los laicos católicos nos pelan los dientes, tendremos que continuar la lucha. El padre Iraburu se quedó en el limbo, como integrista para los progresaurios y como apéndice de msr. Rouco, para los de la derecha. Y a teólogo no ha podido llegar. Pero no hay de que preocuparse , porque ya el papa B XVI explicó que los que están en el limbo también están en el Cielo. (O algo así).

Redacción dijo...

"Por razones técnicas, esta entrada queda cerrada para comentarios hasta el viernes 25 de marzo. Disculpen las molestias."

Se puede manifestar apoyo al p. Martín Rubio:

http://religionenlibertad.com/contactar.asp

In diebus illis dijo...

Yo no sé si mucha gente se ha dado cuenta: pero este rudimentario y primario bloguero que de teología no tiene mucha idea ni de casuística escolástica, pero el abbé Iraburu hizo unas pequeñas reformitas de la noche a la mañana. Lo publicó casi de madrugada el sábado y domingo por la mañana ya tenía ciertas reformas. Una de ellas quitar la foto de Lefebvre, poner a Benedicto y no hacer referencia a lo de la rata. Esos de Infocatódica no se dieron cuenta como se la colaron los de la buhardilla.

Miles Dei dijo...

¿Que le han hecho exactamente al P. Martín Rubio?

pelayo dijo...

El P. Iraburu es un maestro en eso del retoque fotográfico. Hace poco publicaba un cartel para ilustrar uno de sus artículos sobre "católicos y política". El cartel original llevaba un logotipo bien grande del MSI, pero el P. Iraburu se las arregló para quitar esa parte con el Photoshop.

Un bloguero de ReL (conocido por su campaña para canonizar a Maciel incluso después de que la Santa Sede reconociera todos los hechos) se suma a a la campaña contra los "filolefebristas", y los vincula con los que critican al Partido Popular:
http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=14481

Museros dijo...

Pues en ReL no han tenido mayor problema con un artículo en el que se dice abierta y explícitamente que el Reinado Social de Nuestro Señor Jesucristo es "una herejía zelota".

Se ve que atacar la doctrina de la Iglesia no es mayor problema, pero atacar el modernismo es motivo de censura.

Walter E. Kurtz dijo...

También se enoja conmigo por lo de "escribir a pedido sobre algo que no sabe".

Que escribió "a pedido" lo confirmó él mismo, Luis Fernando y Bruno.

Supuse que no sabe puesto que sino tengo que concluir en que hubo malicia al hacer acepción arbitraria de textos.

In diebus illis dijo...

Es más el rvdo. Iraburu ha utilizado una foto retocada de Falange Española de las JONS, donde se ve claramenta la campaña que hizo de "Bibiana no seas inhumana".

Anónimo dijo...

Mágnifico análisis y desmontaje de las difamaciones uraburianas (no merecen ni siquiera el calificativo de argumentos). Coincido totalmente con el autor: es la mala conciencia de estos neoconservadores la que les hace desvariar de este modo.