martes, 23 de junio de 2015

Laudato si: de todo, como en botica (1)

Dedicaremos algunas entradas breves a comentar el texto de la eco-encíclica.  
Lo primero que llama la atención de quien se aproxima a Laudato si (en adelante, LS) es la extensión. Centessimus annus de Juan Pablo II tiene 27934 palabras; mientras que LS 42494. La comparación con el documento del papa polaco no es arbitraria, pues se trata de una encíclica conmemorativa del centenario de la Rerum novarum de León XIII, ocasión propicia para tratar los temas de la doctrina social de la Iglesia (en adelante, DSI) con bastante extensión. Otro documento de Juan Pablo II para comparar es la Sollicitudo rei socialis que contiene 23291 palabras. Otro cotejo útil puede ser la proporción del tema ecológico dentro de documentos oficiales que exponen toda la DSI. Así, por ejemplo, el Catecismo de la Iglesia católica de 1993 trata de la DSI en una sección, de la cual el 1,8% de su contenido corresponde a la ecología. El Compendio de la doctrina social de la Iglesia (2004) dedica el 4,8% de su contenido al medio ambiente. Y la cantidad de palabras es muy inferior a LS.
Si la inflación magisterial es un problema en la Iglesia, el campo de la DSI muestra numerosos picos de alta inflación. La LS podría considerarse como representativa de hiperinflación magisterial... Lo previsible es que a mayor cantidad de palabras, menor lectura, conocimiento y recepción.
Otro aspecto a destacar de LS es su estilo. El documento es una suma de partes heterogéneas en la cual se traslucen diversos autores materiales. Cosa que acaba de revelar Tucho Fernández: “Le escuché decir al Papa que se partió de un primer borrador, pero luego llegó un vendaval de aportes y propuestas de gente de todo el mundo: científicos, activistas, filósofos, empresarios, políticos. Me contó que, sin contar los aportes menores, o las cartas más sencillas, hubo más de 200 colaboraciones de mucho valor, y que eso permitió elaborar un texto que dialoga mucho con las inquietudes más variadas. Yo mismo reuní a investigadores y docentes de mi Universidad, de distintas disciplinas, y elevamos un aporte”.
Hay de todo, como en botica: pasajes claros, comprensibles, y otros al menos prescindibles. Si en Juan Pablo II había expresiones personalistas, existencialistas o tomadas de la fenomenología, en LS hay sociología de café, lenguaje publicitario, banal y cursi, circiterismos, slogans de activismo ecologista, o político, y pasajes herméticos. Alguien ha dicho que el documento parece una recopilación de lugares comunes y un trabajo escolar sobre el medio ambiente.
Para concluir: el LS comparada con otros documentos precedentes muestra un exceso cuantitativo y un deterioro cualitativo en sus expresiones.
En entradas siguientes nos preguntaremos sobre su estatuto magisterial,  su puesta en práctica y algunos contenidos.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

La pregunta del millón sería esta: ¿Vale realmente la pena leerla? Primero y principal, por la calidad de su contenido, como ustedes bien dicen, ya que comencé a leerla, pero después de unas decenas de páginas, el aburrimiento era tal que tuve que dejarla.

El segundo motivo es su mismo valor magisterial, ya que ni siquiera está dirigida a todos los católicos, ni siquiera los cristianos. Es más, tampoco está dirigida a todos los hombres de buena voluntad, sino a "todos los que habitan el planeta".

El Caballero Errante

Anónimo dijo...

Yo siento una gran pereza por eso estoy leyendo los comentarios de los que sí la han leído. Uno de ellos es un economista que dice que no está de acuerdo con el Papa porque si disminuye el consumo proporcionalmente disminuirán los puestos de trabajo. Por cada celular, cartera o zapato que se produce y vende hay una o varias familias detrás que pagan sus cuentas. Quien va a darle trabajo a todas esas personas? El Estado? Es un economista de un país sudamericano donde no existe eso de que el Estado le asigna una cantidad de dinero a quien no trabaja, medida económica que está demostrado no se sostiene y termina despilfarrando las arcas del Estado. Por otro lado, si se llega a demostrar que el cambio climático tiene como causa principal la actividad irregular del sol y no la actividad del hombre, esta encíclica pasará al olvido como un error descomunal de un Papa por meterse a pontificar en temas de ciencia.

B.A.

Favila dijo...

En este blog tradi realizan una crítica favorable a la encíclica:
http://www.campariedemaistre.com/2015/06/laudato-sii-enciclica-contro-i-vitelli.html

También critican a algunos "críticos conservadores" de la encíclica, en una línea parecida a la que expresó Juan Manuel de Prada hace unas semanas:
http://www.finanzas.com/20150524/magazine-firmas-animales-compania-8474.html

Lo aporto como contraste a lo que se viene leyendo en ambientes tradis, no porque comparta lo dicho en los citados artículos. Todavía no me he formado un juicio definitivo de esta encíclica, ya que apenas he leído algunos párrafos después de buscar por palabras clave. Y en todo caso la crítica expresada aquí, en Infocaótica, me parece mesurada y razonable, como de costumbre, y me sirve para formar ese juicio. El exceso cuantitativo y el deterioro cualitativo de la prosa papal son evidentes.