Me dicen que has dado pasos
importantes en la formación de un psicología
de inquisidor en los tradis que
nuestro Supremo te ha confiado. Y que has cumplido con el objetivo que te
indicara en mi anterior.
¡No te duermas en los laureles!
Todavía te queda mucho por hacer. No basta con que tus tentados hagan lo que tú
les sugieres si luego se arrepienten o son inconstantes en su obrar. Debes
lograr que su temperamento
inquisitorial se perfeccione con la obstinación.
Con palabras de nuestro Enemigo: que lleguen a ser «ciegos que guían a ciegos»
(Mt. 15, 14).
El primer paso para que tus tradis devengan obstinados es la desobediencia. Debes llevarlos al límite
de la contradicción inadvertida: que se opongan a la Iglesia y a la verdad que
dicen querer salvar; que contradigan la fe en nombre de la defensa misma de la
fe. A eso que el lenguaje vulgar ha sabido expresar con ser «más papistas que el
papa»; y que, para gentes con preocupaciones doctrinales, podría equipararse a ser
«más maestros que el Magisterio de la Iglesia ». Ninguna distinción entre Teología y Magisterio; nada de diversas formas de adhesión a éste; que todo sea un «bloque»
denominado Doctrina que se confunda con sus opiniones. Y si alguna vez
sienten en la conciencia el dilema de tener que «obedecer a Dios antes que a
los hombres», que sólo a sí mismos se concedan esta posibilidad, nunca a sus
enemigos. Porque sólo ellos saben con seguridad lo que conviene a Dios y a la Iglesia , razón por la cual
no pueden dar su brazo a torcer, pues esto sería defeccionar de la «santa causa»
y traicionar el «combate contrarrevolucionario». Y el segundo paso, es el prurito de autoridad siempre por encima
de la verdad. Por lo cual, si acusan a alguien de «heterodoxia», y la acusación es falsa,
nunca se han de retractar, pues hay que «salvaguardar el principio de
autoridad» que sólo ellos encarnan en la presente crisis. Y si vieran
que una acusación grave carece de fundamento sólido, habrán de formular otros
cargos menores, para que no se note su ignorancia afectada y enorme temeridad.
Una vez que hayas logrado que la mentalidad inquisitorial sea realmente obstinada, tu tarea como tentador habrá
alcanzado los objetivos que me he propuesto con estas cartas. Sólo nos quedará esperar a que nuestro Enemigo no asista esos tradis con gracias especiales y que su Madre no
desbarate nuestros planes.
Tu cariñoso tío,
Escrutopo.
1 comentario:
Excelente serie de notas. Una sola objeción menor: en donde dice "tradis" me parece que el lector también debería agregar a conservadores y neoconservadores.
Difundiendo entre varios conocidos esta nota, uno de ellos -miembro de un grupo neoconservador- la alabó sin leerla, confundiéndola con la obra de Lewis. Cuando le aclaré que era otra cosa, me dijo que él no leía InfoCaótica (en otra oportunidad había criticado que era un blog muy combativo), lo que sospecho que proviene de alguna prohibición de un director espiritual.
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