lunes, 10 de octubre de 2011

Habrá campanas

El fundador del Opus Dei redactó tres cartas, conocidas como las "campanadas". Consultando las biografías oficiales, y otros testimonios, es posible establecer su contexto: el post-concilio, visto desde Roma, por quien contaba en ese momento con un buen conocimiento de la realidad de la Iglesia 

Los textos completos son fáciles de hallar. Si bien no ha sido oficialmente publicados, se trata de cartas auténticas. La reticencia del Opus Dei a darles publicidad tal vez se explique por esa llamativa costumbre actual de reescribir  la historia de la institución en clave buenista y ajustada a la corrección política. 

El contenido de las cartas muestra que Josemaría Escrivá, por poner un ejemplo caro al universo neocon, no podría tener un blog en Infocatólica o sería censurado por los mandamases de la web. Pues como puede apreciarse en los textos que resaltamos más abajo, sus criticas a la jerarquía eclesiástica serían vistas como expresión de intolerable filo-lefebvrismo.



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Para acceder a los textos de las tres "campanadas", pinchar aquí, aquí y aquí.

22 comentarios:

Miles Dei dijo...

Jajaja, bueno el punto. Censuraron a un sacerdote santo.

Jordi Morrós Ribera dijo...

Para Miles Dei.

Gracias a Dios la pléyade de santos en la Iglesia Católica es tal que los hay para todos los gustos y momentos históricos.

Y los miembros del Opus Dei han sabido adaptarse muy bien al paso de los tiempos, como de hecho se supone que también hace la Iglesia Católica.

Urbel dijo...

Las llaman campanadas pero se hicieron sonar y se han mantenido siempre dentro de una campana neumática, para que no las oyeran más que únicamente los fieles de la Obra. Son una potencia editorial, particularmente en España, y sin embargo estas cartas para consumo interno se ocultan celosamente, siguen sin publicar casi diez años después de la canonización de su autor. Verdaderas campanadas fueron en cambio las del arzobispo Lefebvre, que se oyeron en todo el mundo y todavía hoy siguen resonando.Que saben muy bien acomodarse al paso de los tiempos, como recuerda Jordi Morrós, es una verdad como un templo. Quiera Dios que la Iglesia se recupere pronto de la terrible decadencia postconciliar que en aquellas campanadas se retrató, como en el pasado se recuperó de otras épocas oscuras, y seguro que entonces vuelven a acomodarse a los nuevos tiempos y publican con sano orgullo estas cartas que ahora esconden.

Chelca dijo...

No sabía que Escriva hubiera dicho estas cosas. En Infocat. no pasaría la censura del gordo orondo y lirondo. Gracias Redaccion por darlas a conocer.

Miles Dei dijo...

Mi concepto de santo, como el de San Josemaría, no es el de un hombre sin pecado. Sino de un pecador siempre en acto de levantarse de su pecado lo que conserva hasta el último aliento de su vida.

En eso no dudo que los santos tienen sus defectos. A veces profundamente arraigados y que les lleva toda una vida de fidelidad a la gracia el luchar con ellos. A veces son ocultos y sólo vistos a muy pocos. Al final vence la caridad, pero sólo recordamos lo malo, eso es todo.

En cuanto a las campanadas, es normal lo que dicen y nada distinto a lo que decían muchos sacerdotes y no sacerdotes de entonces en público y en privado. No era ni San Josemaría ni Lefebvre, sino una legión de personas fieles la que decía tales cosas. ¿Han leído los informes sobre la Compañía de Jesús hechos por jesuitas fieles divulgados por Ricardo de la Cierva? Lo espeluznante en este caso no es que se dijera eso o que se ocultara que lo dijera en su momento porque sólo era para consumo interno o porque hoy los hijos quieren dar otra cara del santo mucho más eclesialmente correcta para no perder prebendas, sino que los espeluzante es que hoy día se niegue todo lo que pasó o se pase de puntillas por encima por la autoridad de la Iglesia como si no hubiera responsabilidades ni nada que aprender de aquellos momentos.

Eso es lo espeluznante. La correcta corrección de la eclesialidad en el gobierno de la Iglesia aún para reconocer lo pasado y presente y pedir a Dios la reforma. Aquí no pasa nada y si pasa no se debe decir.

Creo que esa manera de afrontarlo es parte de lo que Amerio llamaba la desistencia del gobierno de la Iglesia, que ha perdurado mucho más allá de Montini, haciéndose endémica al modelo contemporáneo de pontificado.

Pichuco dijo...

Jajaja está bueno el post.

Che, el blog se parece a wander y tiene las placas rojas de Crónica, jajaja.

Kalenda dijo...

Tened cuidado con la opus que os va a caer un virus por publicar las cartas integristas de san chema.

Anónimo dijo...

PEDRO HISPANO a JORDI: Tiene Vd. toda la razón. Si algo ha hecho el Opus Dei es eso: adaptarse. Tanto y tan bien que si la Iglesia no sale pronto de esta crisis el Opus no va a tener identidad en unos pocos lustros.

Miles Dei dijo...

El que los fieles se adapten al poder vigente en su modo de gobernar es mero decurso humano de las cosas. Hay que ser santos de altar para no dejarse arrastrar totalmente por ello.

En eso los miembros de la Obra simplemente se han amoldado a la Iglesia tal como ha ido gobernando. Tal como hace ahora Infocatólica y todos los que llaman neocones. Siempre queda entre los súbditos la masa de rebeldes, revolucionarios e idealistas varios que da la nota cantante para bien o para mal y prevista en la Providencia.

El problema no está tanto en los súbditos que se adaptan según la propia concupiscencia, sino en el gobernante que hace el mal gobierno y que deja que los súbditos se amolden a su propia tibieza. De ahí que Santa Teresa temiera mucho por la suerte eterna de los prelados. El cargo de gobierno no es un adorno, sino una auténtica carga que exige unas cuentas ante Dios que no se pueden saldar al modo del Gran Capitán.

Dicho en plata y claramente: que de nada le va a valer al Papa poner ante Dios millones de guantes de seda en Jornadas Mundiales de la Juventud y grandes Motus Propios, mientras se ignora el pecado rampante en esa juventud católica y se ignora la desobediencia a los Motus Propios que quedan en papel tan mojado como las camisetas de los jóvenes. Dios lo va a juzgar como Papa, no como bloguero que presenta la magnificencia de la fe en la juventud.

Que cambie el gobierno de la Iglesia, que se reforme desde la cabeza y verán como cambia todo el cuerpo que sigue a la cabeza.

Anónimo dijo...

Redacción: habéis dado un enlace para ver las cartas que, además de no facilitar encontrarlas, es un gran panfleto anti-Opus.

Las cartas de San José María que recomendáis no merecen ese enlace.

Anónimo dijo...

Ah, no había visto el aquí-aquí-aquí.

Aun así, habrá mejores páginas donde hallar esas cartas y no en esa.

Redacción dijo...

Anónimo:

Si no le gusta el enlace puede buscar con Google y encontrará otros sitios. También puede consultar la última biografía de Vázquez de Prada, que contiene fragmentos de las "campanadas". Tenemos certeza moral de que lo publicado por opusinfo es auténtico.

Xavier dijo...

Sois unos carcas integristas. Ahora os falta venir con eso de que el liberalismo es pecado!

Anónimo dijo...

San Josemaría dice que desde dentro y desde ARRIBA se destruye la Iglesia. Arriba de él estaba Pablo VI, los cardenales de la Curia y los ordinarios. Eso en Infocatólica no lo publicarían, claro que no, que es de "lefebvrianos" y "soberbios", que no saben de "obediencia extrema" (Arreburro dijo).

Miles Dei dijo...

Ya que tratamos del blog frustrado de un santo es necesaria alguna florecilla pía en los comentarios por aquello de seguir la tradición. Vaya esta tomada de una página oficial del Opus Dei (para que digan los anónimos) http://www.opusdei.es/art.php?p=30504


En marzo de 1973 fue la última vez que vi en Roma al fundador del Opus Dei. Pocos meses antes había recorrido España en dos meses de catequesis. Si tuviese que entresacar los temas que trató en las distintas reuniones que tuvo con todo tipo de personas, más de cien mil, destacaría su amor a la Iglesia, al Papa y a los obispos. Y su gran preocupación por la mujer, por lo que supone para ese núcleo fundamental de la sociedad que es la familia. Aquella maña­na, en Roma, volvió a hablarme de las mismas cuestiones. Le dolían las consecuencias que preveía en una situación que empezaba a ser caótica. «Hija mía, de todo esto toma tú unas cuantas notas, dale vueltas a estas ideas y un día que estés de buen humor (en su tono de voz se traslucía que comprendía que podían aburrirme esos temas, por la pesadez con que se tratan tantas veces) escribe sobre ello». Como me insistía en que debía ser valiente y decir las cosas claras, pensó que podía necesitar una ayuda extraordinaria.

«¿Quieres una reliquia de Santa Catalina de Siena?» me pre­guntó. Yo sabía que a esa doctora de la Iglesia, Monseñor Escrivá de Balaguer la llamaba «la gran murmuradora», porque decía las verdades del barquero tanto al Papa como al emperador. Siempre con gran respeto, pero con la verdad por delante.

Rápidamente contesté que, por supuesto, la quería, aunque no tenía la menor idea de lo que iba a hacer yo con una reliquia. Ante mi asombro, el Padre llamó por teléfono de inmediato para hacer el encargo al Vicariato de Roma, y a quien se lo dijo, le explicó: «Compra después de tener la reliquia un relicario femenino, que es para una hija mía». Al dármela, dos días más tarde, me repitió: «Acude a esta santa para que te enseñe a tener la lengua bien suelta. como ella, en defensa de la verdad»

Humble pie dijo...

Daniel Iglesias puso un link a la página de Fedeli y los de la Buhardilla al fraile Lanzeta, si se entera el gordo Perez de Bustamante los echa por enlaces filolefebvristas. Jua jua jua

Savonarola dijo...

Bueno, esque una cosa es el que fabrica las campanas (en este caso un santo) y otra son los que se autodenominan campaneros (En este caso sus seguidores y afines). Con San Josemaría Escrivá, pasa lo que hoy con el Santo Padre: se llena de seguidores incondicionales que de tanto aplauso que le dan, no escuchan que pide a gritos que cese la fiesta.

Anónimo dijo...

Aquí os tomáis todo en plan de coña. Muy mal vais.

Anónimo dijo...

¿Cómo os atravéis a ensuciar a San Josemaría en vuestras peleíllas de cismáticos?

San Josemaría podía criticar pues lo hacía con caridad, por el bien de la Iglesia y para mayor gloria de Cristo. El era un enviado y un mensajero de Dios. El santo para estos tiempos.

Vuestro Lefebvre era un orgulloso con ansias de crear su propia iglesilla. Un cismático y un hereje. Un enviado de... mejor no sigo.

Savonarola dijo...

Anónimo de las 13:16, sus comentarios no hacen otra cosa que dejar en claro quien es cismático y quién no.

Aquí nadie idolatra a Monseñor Lefebvre, ni le dice "el santo para estos tiempos". Simplemente se aclara que es injusto el proceder de ciertos sectores eclesiásticos "oficiales" contra ua organización como la FSSPX que, además de no ser sedevacantista como muchos piensan, hoy por hoy está vista con buenos ojos por el papa y... por varios obispos, los que sí van con el papa, por cierto

Anónimo dijo...

Estimado ignorante anónimo de las 13:16, si Monseñor Lefebvre, como usted temerariamente afirma, pretendía crear su propia iglesia, ¿por qué no lo hizo? Tal vez usted pueda ilustrarme al respecto.

Y si, según usted, la FSSPX es una entidad hereje, ¿puede explicarme exactamente por qué lo es?

Reflexione sobre lo que ha dicho: si la FSSPX es hereje, entonces la única conclusión a la que podemos llegar es que... ¡toda la Iglesia se mantuvo en la herejía hasta la providencial llegada del Vaticano II! Me imagino que no pensará usted eso... o quizás sí.

Anónimo dijo...

"El santo para estos tiempos" Así están los tiempos