jueves, 12 de enero de 2012

Cuando el IVE cargó contra la FSSPX (3)



Tercera parte de nuestra pequeña entrevista a Psique y Eros.  


— Redacción: Volviendo un poco sobre Meinvielle, ¿qué opinión te merece la hipótesis de la “Iglesia de la publicidad”? No me refiero tan sólo al vértice, esa suerte de Papa “bipolar” sobre el que conjeturaba el padre, sino a un fenómeno eclesial muy generalizado de “bipolaridad”, parecido al “doblepensar” orwelliano, o mejor sería decir “doble-enseñar”, por el que hay una doctrina diluida, vaporosa, circiterista, o unos gestos bastante equívocos, todo para consumo publicitario masivo, y cuando se sale de la presión del ambiente, la doctrina es la de siempre. O en el “doble-gobernar” por el que se ven injusticias distributivas clamorosas; una tolerancia de una selectividad incomprensible, como sería la de un juez que deja impunes “asesinos seriales” y de vez en cuando sanciona a un “ladrón de gallinas”. Siempre hubo trigo y cizaña, pero ¿esta cizaña “bipolar” es un claro signo escatológico?

Mmmm… ¿Signo escatológico?... no sé… Lo que vos enunciás en psicología se llama relación de doble vínculo y es uno de los problemas más graves en psicología, de hecho tiene consecuencias esquizofrenizantes. Un niño nacido en una familia constituida estructuralmente por relaciones de doble vínculo, donde hay que defender un ‘relato familiar’ a capa y espada en contra de la realidad misma, seguramente tendrá de mayor gravísimas consecuencias neuróticas, y, si tiene la propensión genética, es altamente probable que desarrolle hasta una esquizofrenia. El doble vínculo es la lacra de las lacras…
Estoy convencido que siempre hubo doble vínculo en la Iglesia, como siempre hubo fariseísmo, que es la modalidad religiosa del doble vínculo. El fariseísmo es eso, el doble vínculo, la prioridad del relato (como producto y por ende elaboración sistemático-interpretativa inmanente) por sobre la realidad. Basta mirar el capítulo 23 de Mateo, es la apoteosis de la denuncia y deconstrucción del ‘relato’ farisaico y el status quo creado en base a tal relato. El fariseísmo, así entendido, eso no es propiedad exclusiva de los círculos tradi o conservadores, hay también fariseísmo progre, y no poco.
El problema es que hoy en día, con los nuevos medios de comunicación, los que tienen la sartén por el mango han perdido el poder de imponer y sustentar el relato a toda costa. Cualquiera, con un blog de morondanga, puede gritar ‘el Rey está desnudo’, y una vez que suena esa voz mina, pone en jaque el relato oficial… listo… hay que discutirlo. Las víctimas salen de su solipsismo existencial (creado por el relato oficial), se juntan, crean consenso, se dan entidad las unas a las otras, comienzan a existir de nuevo. En eso la situación actual es más sana que la de otros siglos. Por ejemplo imaginate el caso Maciel (poniendo entre paréntesis la cada vez menos pacífica tesis de la infalibilidad de las canonizaciones y mirando la iglesia con minúsculas, como comunidad humana) desde los ojos de un no creyente, un observador tal, legítimamente debería concluir que si lo de los Legionarios de Cristo hubiera sucedido en el siglo XVIII hoy en día los católicos estábamos de rodillas y prendiéndole velitas… Cada vez hay menos espacio para imponer despóticamente un relato. Todo se ventila con una velocidad pasmosa. ¿Para mejor? ¿Para peor? En ciertas consecuencias inmediatas obviamente para mejor, las monstruosidades de los relatos oficiales de ciertas instituciones deben ser denunciadas para que no sigan truncando vidas, o para que les quiten las ‘patentes de corso’, como dice Ludovicus. ¿Pero donde está el límite? ¿No nos lleva también esto en la dirección orwelliana del ‘Gran Hermano’ respecto del cual simplemente nos cuidamos más aunque no seamos mejores?

— Redacción: Que todo se ventile tiene un aspecto positivo. Pensemos en los católicos que nos precedieron —una o dos generaciones atrás— y cómo de la asistencia del Espíritu Santo a la Jerarquía —en el ejercicio de la función de gobierno, y no sólo en la de magisterio— extraían como conclusión definitiva la imposibilidad de cualquier crítica a los actos de gobierno. La crisis de los abusos sexuales ha sido tan fuerte que ni siquiera los medios neoconservadores se atreven hoy a pretextar la asistencia del Espíritu Santo para silenciar críticas al mal desempeño episcopal y romano en el manejo de crímenes horrendos. Creo que la dolorosa experiencia va mostrando que el no reconocer errores a tiempo, por miedo a las consecuencias, puede traer efectos mucho peores. Pero sigue en pie, por desgracia, la idea de que la autoridad en línea de principio no debe reconocer equivocaciones para no debilitarse. Es así que queda un largo camino por recorrer, en lo referido a la aprobación y control de movimientos y nuevas congregaciones. 
Y a mi modo de ver, con el Vaticano II sucede algo semejante. Aunque ya diste tu opinión sobre eventuales errores en sentido estricto, tengo la impresión de que la negativa a debatir sobre los textos mismos obedece a este miedo a debilitar una autoridad docente falible. Hace unos meses me decía un amigo tradicionalista que sin reconocerlo públicamente el Catecismo de 1993 había reformado a la Dignitatis humanae, mejorándola en algunos aspectos, y reescribiendo el texto original so pretexto de interpretarlo. Y no le falta razón, porque es sabido que en el Concilio fijó el orden público (parte) y no el bien común (todo) como límite a la inmunidad de coacción. El Catecismo, le enmienda la plana al Concilio cuando dice que el límite es el orden público Y el bien común... Las consecuencias sobre las competencias del Estado son muy distintas en una u otra fórmula. ¿Pensás que este tipo de “parches” magisteriales obedecen también a este temor a reconocer falibilidad? 

El problema de la imposibilidad de cualquier crítica al gobierno concreto de la Iglesia, a partir de la mala interpretación de la asistencia del Espíritu Santo, no es un problema solamente de una incorrecta traspolación doctrinal, y, en lo personal, pienso que ni siquiera es lo principal en la pretensión histórica de los gobernantes de la Iglesia de imponer un relato ‘único’, aunque esa burda traspolación contribuya, y no poco, a sostener el problema.
Creo que lo primordial y fundante de esta dificultad está, de nuevo, en una de las consecuencias de la relación de doble vínculo. A partir de esa supuesta asistencia, mal traspolada, quien gobierna se coloca en el lugar de observador absoluto, es decir en un lugar de absoluta inmodificabilidad del observador por parte de la cosa observada, no se mete en el juego, no se involucra, no deja una puerta abierta para un feedback, el punto de vista del otro, lo cual es un elemento esencial en toda comunicación humana sana. Desde su sede gobierna ‘pontificando’ y vos, en cuanto gobernado, quedás absolutamente imposibilitado de retornarle cualquier devolución, quedás cristalizado en el determinismo de la visión ‘pontificante’ de quien gobierna. Y, si, a pesar de todo, le hacés llegar tu protesta, te responde diciéndote ‘cómo deberías obrar aún en el caso de que él estuviese equivocado’. Esto, como superior, es ser un perfecto hdp. Porque nunca la dificultad del gobernado es una pura dificultad de él, es siempre dificultad, en alguna medida, de ambos y humanamente el mensaje que necesito del superior no es ‘que es lo que tengo que hacer yo para que no haya problemas’, sino que es lo que vamos a hacer ambos para que las cosas mejoren. La comunicación humana, para que sea humana, necesita que ambos emisores reconozcan su falibilidad y su posibilidad de enriquecerse con el otro. De otro modo no hay comunicación sino apenas un gélido y unilateral pronunciamiento dantesco: ‘Dejad fuera toda esperanza’, estás condenado a ser disuelto en el relato de observador absoluto del que te juzga, ahí se entiende la afirmación sartreana de ‘el infierno son los otros’.
Creo que el problema es muy grave, desde Sócrates hasta hoy la pedagogía de la comunicación con el otro no ha avanzado demasiado. Todos conocemos la mayeutica, la hemos leído como una doctrinita menor de un filósofo menor pero sólo Kierkegaard la elevó a categoría metafísica. Otro que es tenido por un autor piadoso, interesante de leer, pero poco significativo en la estructura metafísica de la realidad. No es extraño que no haya muchos en el realismo que lo rescaten, espero no pecar de ignorante pero en la primera mitad del siglo XX, que yo sepa, los únicos que estudiaron seriamente a Kirk fueron Fabro y Castellani.
Su ‘capolavoro’, Posdata definitiva a las nonadas filosóficas, es la catedral de la estructura de la comunicación con el otro, allí se plantea la posibilidad de la transmisión de lo aprendido y la posibilidad del maestro. Esquemáticamente concluye que hay dos tipos de maestros, el Maestro Divino, que es Cristo, que es el único que puede comunicar directamente y el maestro humano, Sócrates, que sólo puede comunicar indirectamente, desapareciendo siempre él mismo. Paradójicamente, Kirk, fue víctima de su propia premisa, casi nadie logró reconocer la genialidad de su creación y se le cumplió, en toda la línea, la oración-aspiración de Ludovicus: ‘Cuando sea grande quiero hacer una obra religiosa tan enorme, tan densa metafísica y teológicamente que casi nadie, excepto algún agnóstico progre se de cuenta’.
Los intérpretes del rol apostólico en la historia, en su inmensa mayoría, ni siquiera conocieron esta distinción y la necesidad de desaparecer en la comunicación, y, la gran mayoría también, se apropiaron acríticamente de la comunicación directa, poniéndose a sí mismos en el rol del Divino Maestro, sin el contraseguro necesario del auriga que grita internamente la propia nada y la necesidad de desaparecer para dar lugar a una comunicación indirecta, totalmente necesaria y previa al ‘enseñar en nombre de’, propio del apóstol. Se tragaron el personaje y entonces, paradójicamente, no pudieron comunicar ni a Cristo ni al hombre, sino a sí mismos disueltos en un rol que no les pertenece… lo que es menos que nada.
Vos me hablás de un temor en la jerarquía a reconocer la falibilidad, y seguramente existe, pero del otro lado, desde el lugar de la inmensa mayoría de los cristianos, existe una necesidad atroz de tal reconocimiento de la falibilidad y de la demitificación total de la heteropraxia ‘pseudoinfalible’ engendrada en la ulcerante y burda traspolación de la doctrina de la asistencia del Espíritu Santo. Y en eso todo el clero debería hacer su examen de conciencia, hasta el más insignificante director espiritual que invoca su ‘gracia de estado’ para dar un consejo… Si habré escuchado monstruosidades provenientes de gente de buena voluntad pero que ni de cerca imagina que la clave de bóveda de una comunicación sana es la iconoclastia de sí mismo, permanente, cruel, desgarradora, vigilante y tenazmente destructora de todo intento de crear ‘un padre santo’ que ilumina al mundo….

59 comentarios:

Anónimo dijo...

Ludovicus dijo,

Está muy interesante. A veces daría la impresión de que la tesis de Feuerbach es verdadera, pero exactamente al revés: el hombre tiende a "comerse" los atributos de Dios y despojarlo de Su Esencia. Habría que hacer una Teología de la Liberación, pero de Dios.

Anónimo dijo...

Está muy buena esta entrevista. Muy jugosa. Da para pensar. Gracias sean dadas a esta bitácora y al entrevistado.

Hermenegildo dijo...

"tengo la impresión de que la negativa a debatir sobre los textos mismos obedece a este miedo a debilitar una autoridad docente falible".

La autoridad está ya debilitada, de todas formas.

Anónimo dijo...

Ayer recibí de Italia el libro de Giovanni Miccoli, " La Chiesa dell'anticoncilio. I tradizionalisti alla riconquista di Roma." Ed. Laterza.

He leído ya algunas páginas y parece bien estructurado. Lo que no me convence es el título. No creo que los tradicionalistas hubieran estado contra el Concilio si se hubieran hecho bien las cosas y se hubiera impedido el "humo de Satanás ", denunciado por Pablo VI.

No, no contra el Concilio en sí y por sí mismo. Más bien contra cierto estamento curial que no corrigió nada a su debido tiempo.

Ahora se dice que es preciso entender bien el Concilio. Ergo... la cosa está clara: se bloqueó su correcta interpretación.

Vale, pues adelante: responsabilidades.

Si es aún hay tiempo...

Yago velasco dijo...

Interesantísimo, voy a tener que releerme a Kierkegaard. Sin embargo, por momentos la tesis sobre el diálogo humano me ha recordado al discurso progre, habría que profundizar en esto

Miles Dei dijo...

Muy interesante todo, pero no dejo de tener la impresión de estar leyendo las repetidas tesis de Ludovicus desde un cierto psicologismo. No obstante es este punto de vista psicologista el que las hace interesantes ahora. Interesantes porque introduce el elemento kierkegaardiano y nos centramos en una discusión muy distinta.

Estoy convencido que ese punto de vista kierkegaardiano puede cambiarse y centrarse en la teología católica de la gracia y su desarrollo histórico (algo que Kierkegaard no tuvo la suerte de conocer). De lo contrario vamos a repetir el curso actual de acontecimientos modernos y acabar de nuevo en el "personalismo" como el culmen intelectual del "potaje católico" de la inversión de la teología. Una especie de Kierkegaardismo (en realidad existencialismo) a la católica a lo que ya sólo queda oponer la propia subjetividad a la mediación del cristianismo hegeliano. ¿Está el tradicionalismo atrapado en esta situación tal como Kierkegaard?

Creo que no y que un estudio serio de la dogmática en su parte más olvidada por los modernos (por ser la que directamente ha sido afectada por la inversión antropológica) es el camino católico antes que el de la subjetividad.

Psique y Eros dijo...

Algo que faltó decir, en cualquier contexto de formación cultivar de un modo desproporcionado el miedo al error tiene efectos monstruosos. Una familia esquizofrenizante es justamente eso, una familia en la que se han establecido una serie de arquetipos, por medio del relato, que dejan sin ningún tipo de espacio al error, cuando en contexto de formación el error es lo más natural del mundo. Lo mismo dígase de seminarios y casas de formación. Y sobre todo en contextos tradicionalistas (familias, seminarios, etc.), la tendencia al miedo al error y la defensa a ultranza de un relato es notablemente más fuerte y frecuente. La seguridad de una persona, paradójicamente, no se encuentra en sentirse infalible, sino en conocerse a sí mismo de un modo adecuado, de modo tal que el error ocupe en ese conocimiento de sí un lugar connatural. El inseguro, siempre, es quien hace del error algo trágico y tiene una imagen de sí con estándares tan altos que no lo puede admitir, es una ofensa para su propia imagen, para su relato.

Miles Dei dijo...

Cuando digo psicologismo y no psicología lo digo por algo.

Tienes tu parte de razón en ver desde la psicología la necesidad de formar a una persona correctamente desde el propio conocimiento en lugar del ambienta y disciplina artificial de la casa formativa. ¿Dijo algo distinto Pio XII en su último documento a los seminaristas?

El problema es que eso olvida que la formación católica, y más aún la del sacerdote, no se basa directamente en la subjetividad. Sino en la teología de la gracia. Es la gracia la que permite el autoconocimiento de sí. Por eso considero que con la sola psicología no se hace nada.

La vida del seminario, por citar un ejemplo, no se centra en el diván de un psicólogo o en la habilidad de un director espiritual bien formado y capaz de llevar a los otros al misterio de Cristo, sino en la Eucaristía y la vida litúrgica de dicha comunidad, única mediación "autorizada" de la Iglesia y de "Christus Totus" en la que se incorpora la persona. Lo otro es parte importante, pero no esencial, como consta repetidamente a lo largo de la historia.

Lo que ha fallado en la Iglesia no ha sido el ir al vaivén filosófico de la modernidad (en realidad la modernidad es una creación eclesiástica romana y occidental) sino el haber alterado la teología de la gracia poco a poco en la deriva inmanente en las diversas mediaciones eclesiales.

Miles Dei dijo...

Permíteme ilustrar el tema con ese documento de Pio XII (el discurso a los seminaristas de Apulia):

la observancia puramente exterior y casi mecánica de las normas establecidas, especialmente si es soportada más bien que acogida con sincero consentimiento, puede suscitar ciertamente la impresión de un organismo sorprendente por el orden y la disciplina; pero no es prueba y garantía de la consecución del fin esencial, que consiste precisamente en la sólida formación de la conciencia sacerdotal y en el enderezar todas las facultades personales a la vida de perfecto ministro de Dios.

Y añade:

El principio y fundamento de la formación espiritual es, por lo tanto, la persuasión iluminada, íntima y firme de la excelsa dignidad del sacerdocio

Y parece ser que la conciencia sacerdotal (la subjetividad, que no implica una seguridad de hacerlo todo bien y perfecto, como ha dicho antes, es lo importante) hasta ahí de acuerdo. Ahora bien, sigue el Pontífice:

persuasión que surge en el alma bajo el impulso de la divina gracia

Y ahí cambia ya todo el discurso. El error puede ser admisible, pero el alma sacerdotal iluminada por la gracia sabe como encauzarse a superarlo. El punto 12 de tal documento estará dedicado, después de la clásica exaltación del hombre de Dios que se construye sobre el hombre perfecto, a mostrar toda la dura realidad que espera a los que se creen perfectos y a enseñarles a medirse a sí mismos con todos los recursos que la Iglesia pone a su disposición.

En fin, que un gran documento para que luego haya venido la debacle que el mismo trataba de prevenir.

Walter E. Kurtz dijo...

Amigo Miles, ¿hace falta recordar que «La gracia no anula la naturaleza, sino que la perfecciona» (STh I, 1, 8 ad 2), que «La gracia presupone la naturaleza, al modo como una perfección presupone lo que es perfectible» (STh I, 2, 2 ad 1), que «la virtud moral perfecta no suprime, sino que ordena las pasiones» (STh I, 95, 2 ad 3), etc.?

Por lo que sí, con la psicología solo no hacemos nada, como Ud. dice, pero es un comienzo. La gracia debe asentarse sobre "algo".

Miles Dei dijo...

Pero el gran documento da por supuesta una cosa que aparece a modo de coletilla:

"persuasión que surge en el alma bajo el impulso de la divina gracia"

Como coletilla aparece en todos lados del orbe católico este tema de la gracia, que sin embargo resulta ser esencial. Quite usted la coletilla y dirá que la Iglesia es una gran secta pelagiana, pero si la repite sin conocimiento de causa y sin haber asumido toda la profundidad de lo que quiere decir en siglos de desarrollo de la teología de la gracia, pues en la práctica estamos en una Iglesia pelagiana. Moderna. Inmanentista y para los critianos que gustan de la estética (por volver a recordar a Kierkegaard): una igleis protestante en sus formas donde sólo desde la subjetividad se puede vivir la catolicidad. Esto es lo que acaba igualando a progres y carcas y todo tipo de pelagianos prácticos.

Se me olvida: la oficialización doctrinal de la coletilla es la doctrina del congruismo. Adoptada oficialmente por Acquaviva para la Compañía. Por ahí es por donde Ludovicus atina y atisba la debacle, pero ya está antes, por ejemplo en la discusión de si la gracia pone o no pone algo en el alma. Cuestión clásica de la escolástica.

Miles Dei dijo...

Coronel, he dicho que es importante, pero no esencial. Nada más ni menos.

Con lo último escrito, espero que se entienda mejor.

Anónimo dijo...

Ludovicus dijo,

Hay una fuerte confusión. Hay tipos que de tan papistas o jeracólatras directamente no sostienen la doctrina católica: creen en la jerarquía, no en Dios. Creen en Dios porque lo dice la jerarquía, hay una crisis metafísica e incluso gnoseológica profunda. El mismo Arraiz, con su kantismo implícito (el Magisterio es el único que puede decir lo que dice el Magisterio noumenal, sea cual sea la evidencia fenoménica, lo que parece decir) fomenta estos desvaríos. Lo curioso es que estas "orejeras" como bien ha dicho un impugnador, se usan para imponer un Magisterio que niega precisamente las "orejeras".

Hay aquì una solapada herejía, que podríamos llamar la del "Gran Inquisidor" de Dostoiesky.

Botón de muestra este comentario en el blog de Arraiz, que no ha sufrido censura o comentario alguno del apolojeta bolivariano:

"Está bien claro, que los cánones de Trento habiendo sido propuestos de modo definitivo, siguen vigentes en pleno s.XXI hasta que la autoridad competente (en este caso únicamente el propio magisterio de la Iglesia), diga lo contrario."

Martin Ellingham dijo...

"Está bien claro, que los cánones de Trento habiendo sido propuestos de modo definitivo, siguen vigentes en pleno s.XXI hasta que la autoridad competente (en este caso únicamente el propio magisterio de la Iglesia), diga lo contrario."

¿Si han sido "propuestos de modo definitivo" cómo es posible que la autoridad competente diga lo contrario? Ay...

Saludos.

Walter E. Kurtz dijo...

Sí, es curioso.

Viene a ser una interpretación positivista "a lo Kelsen" de la Teología como un conjunto de leyes o un código que el legislador (el Papa) puede cambiar como guste.

No habría un "desenvolvimiento" (o un "desentrañamiento") del dogma como dice Newman (y Ratzinger siguiéndolo), sino un Magisterio (entendido como algo monolítico que nunca ha sido) que el Papa puede contradecir o reinterpretar, como guste y cuando quiera, ya sea haciendo uso del Anillo del Pescador o en una respuesta a un periodista en un avión.

Llevado al extremo, este tipo de razonamientos llevan a la aniquilación del dogma.

Puesto que si algo que hoy es negro, mañana puede ser blanco, algunos tendrían "derecho" a estar a la vanguardia. La diferencia entre un "progresista" y un "conservador" estaría en que el "progresista" no espera que la norma entre en vigor, mientras que el conservador espera su publicación en el Boletín Oficial (L'Osservatore Romano).

Anónimo dijo...

Ludovicus dijo,

es que la versión canónica del Evangelio está equivocada. En realidad, las palabras de Jesús fueron, "Pedro, elabora la fe de tus hermanos".

Una vez que se pierde la noción de subordinación, de carácter ancillar del magisterio respecto de las dos fuentes de la Revelación, se cae en cualquier dislate. Habría que retomar algunos temas muy fecundos de la teología antibarroca de Congar, De Lubac y Ratzinger, sobre el carácter "relacional" de la Iglesia. En esto, Arraiz y sus comentaristas son muy muy preconciliares, en lo peor que tenía el periodo preconciliar.

Anónimo dijo...

Ludovicus dijo,

Y la verdad, esta versión papólatra se parece peligrosamente a la caricatura que ortodoxos y anglicanos hacen de los católicos. Como la versión de la "infalibilidad papal" de los ultramontanos ingleses era parecida a la de Gladstone, para escándalo de Newman, que puso las cosas en su lugar.
Con lo que doble escándalo.

Juancho dijo...

Ludovicus:

Donde expone eso De Lubac? En su "Meditación sobre la Iglesia"?

Juancho.

Anónimo dijo...

Ludovicus dijo,

Sí. Y no creo que sea algo demasiado complicado, simplemente es corregir el habitus esencialista de considerar la Iglesia como una cosa sustancial, consistente por sí misma, sin referencia a Su Cabeza Cristo o a Su Alma el Espíritu Santo. La misma eclesiología posconciliar, con su énfasis en el "Pueblo de Dios", tiende también a sustancializarse y absolutizarse. Y sus "productos" doctrinarios, en lugar de ser actualización permanente de una verdad inalterable, se convierten en diktats ideológicos. Del mismo modo, la liturgia deviene expresión del Pueblo de Dios y no actualización del Misterio en que el Otro se relaciona con la Esposa.

No hay tanta distancia entre el ultramontanismo barroco preconciliar y el progresismo, sea el necocon, sea el más avanzado. Comparten la misma intuición.

Miles Dei dijo...

Lo que digo, la diferencia entre la subjetividad inmanentista de uno y otro no es más que una cuestión de disciplina. De imperio de la voluntad. Ya sea al servicio de una causa revolucionaria (progresista) o del imperio de la voluntad al servicio del Estado Eclesiástico (conservador) y ambos servicios pueden coincidir y hasta ser compatibles porque tienen el mismo origen y comparten los mismos principios.

Pero si miramos bien, estos principios y origen se encuentran también en muchos tradicionalistas aquejados de un gusto tradicional sin poso teológico. Es otra forma de imperio de la voluntad, muy visible cuando el tradicionalista basa toda su crítica sobre lo estético de la tradición frente al mal gusto moderno (la eterna cuestión del arte moderno)

Así es lógico que el conservador o el progre piense que dando gusto a la estética tradicional se consiga acallar la respuesta tradicionalista. ¿A cuantos reconvertidos conocen que lo único que han cambiado es la apariencia externa, sobre todo en la liturgia? Yo a muchos. Perplejos quedan todos cuando no consiguen una respuesta favorable y cuando se muestra por el amante de la Tradición lo hondo del problema. Un hoyo de profundas dimensiones filosóficas y teológicas que empiezan y terminan por la vida teologal.

El problema actual de la Iglesia es precisamente esa confusión moderna de lo que es el yo y la verdad como algo inmanente al yo originado y afirmado en una opción intelectiva teologal.

En el caso de la teología de la gracia y aún en personas que aceptan el realismo metafísico, la gracia no acaba de encontrar su lugar teologal como algo externo y a la vez condicionante interno al yo más allá de la artificiosa distinción entre gracia creada e increada. No es ya una cuestión de pericia teológica, sino de personas que tras años de vida interior y de altos discursos sobre Dios todavía no saben ditinguir objetivamente entre Dios y su mente o, peor, no quieren distinguir por miedo a peder a Dios, que precisamente es el que lleva a distinguir a sus elegidos a tavés de la noche del alma. La oración del fariseo y el publicano en el templo muestra este misterio.

Aplicado al acto magisterial no distinguen la asistencia del mismo acto. Y así tal como todo es gracia y todo es asistencia gratuita y al final no se dan cuenta que lo que hacen es negar precisamente la existencia de gracia alguna y del mismo acto magisterial tal como en la inspiración los protestantes gustaron de negar al hagiógrafo convirtiéndolo en mero amanuense divino, literalmente hablando.

Monica dijo...

Coronel Kurtz dijo...
"Viene a ser una interpretación positivista "a lo Kelsen" de la Teología como un conjunto de leyes o un código que el legislador (el Papa) puede cambiar como guste."

Bueno eso tal vez venga de "aquello que ates en la tierra quedará atado en el cielo".
La base de esa posición es que el Papa es guiado o protegido por el Espiritu Santo. Si esto no es así, la Iglesia, el Catolicismo y el Cristianismmo se esfuma, la Revelación hasido una hermosa fabula nada más.

Gelfand dijo...

Vaya si es curioso. Creo que Ian Ker escribió un artículo en el que interpreta el CVII a la luz del concepto de "desenvolvimiento" del dogma de Newman. Y esto esta muy bien, pero los lefes nos acusan de que hemos traicionado las enseñanzas de la Iglesia. Asi que, me parece, que detrás del "progre" que esta en la vanguardia y el "neocon" que espera la nueva orden del Osservatore, está el "lefe" que nos dice que el magisterio es monolítico pero hasta 1965.

Ironías del destino el artículo de Ker salio en L'Osservatore.
http://www.vatican.va/news_services/or/or_quo/cultura/2010/273q04a1.html

Anónimo dijo...

Pues si a mí me dicen que el entrevistado es Tamayo, Castillo, Pagola, Masiá, Queiruga o Kung me lo creo. La sistemática puesta en duda de la autoridad eclesial no tiene nada que ver alertar sobre los excesos de la la doctrina de la infalibilidad y sí mucho con el mismo tipo de soberbia de la teología liberal.

Anónimo dijo...

Ludovicus dijo,

Gelfand, creo que el monolitismo afecta por igual a lefes y posconciliares. El único beneficio de que gozan estos últimos es la adopción de una metafísica hegeliana, que permite afirmar que una piedra es piedra y agua a la vez, y que de esa contradicción surgirá una fuente.

Pretender aplicar la doctrina del desarrollo del dogma a una proposición contradictoria con otra es leso newmanismo. Puede ser que "desarrollo" para algunos sea pasar de decir A a decir no A, pero de nuevo, carguémosle la romana a Hegel, no al beato, que sabía perfectamente lo que era un "desarrollo anómalo".

Miles Dei dijo...

El poder de las llaves convertido en la varita mágica de la Revelación.

Y todo depende de una sencilla pregunta de una profundidad metafísica abismal: ¿la verdad revelada es externa o interna al acto magisterial?

Ojo, el esquivar la respuesta diciendo que da lo mismo que sea externo o interno, en realidad supone que ya se ha respondido.

Anónimo dijo...

P&E: más allá de la temática en sí de la entrevista, que en este momento no es lo que más me desvela, me parece excelente y súper acertado y siempre oportuno, tu comentario del 13/01, de las 12 hs, respecto del miedo a equivocarse en cualquier contexto educativo/formativo, y sobre los motiovs de la inseguridad. Muchas gracias!

A4

Walter E. Kurtz dijo...

Mónica: Pero eso no es para que el Papa haga lo que se le ocurra. Sino para que confirme en la Fe a sus hermanos.

Si mañana al Papa se le ocurre derogar la ley de gravedad, te aconsejo que no te tires por la ventana, por muy guiado que esté el Santo Padre por el Espíritu Santo.

Walter E. Kurtz dijo...

Miles:

Ni siquiera creo que haya que irse hasta ahí. Ya Santo Tomás al rebatir el averroísmo latino, explicó porqué la doctrina de la doble verdad termina aniquilándola.

En el fondo de estos "razonamientos" existe una especie de dualismo gnoseológico donde las verdades de la Fe no tienen porqué ser compatibles con la verdad de las cosas. Veamos sinó el argumento que utilizan Iraburu y Ocariz para "superar" el principio de no contradicción respecto de ciertos textos del Vaticano II.

Monica dijo...

Coronel Kurtz dijo...
"Mónica: Pero eso no es para que el Papa haga lo que se le ocurra. Sino para que confirme en la Fe a sus hermanos.

Si mañana al Papa se le ocurre derogar la ley de gravedad, te aconsejo que no te tires por la ventana, por muy guiado que esté el Santo Padre por el Espíritu Santo."

Si el Sano Padre fué, es y será guiado por el Espiritú Santo nunca hizo ni hará lo que se le ocurre. Por lo que debemos aceptar a Santo Padre como un legislador "kelseninano" (el unico que tendria este atributo) pues no es él quien legisla sino el Espiritú Santo. Si no creemos esto no tenemos nada.

Redacción dijo...

Iribar:

"La sistemática puesta en duda de la autoridad eclesial no tiene nada que ver [con] alertar sobre los excesos de la la doctrina de la infalibilidad y sí mucho con el mismo tipo de soberbia de la teología liberal."

No hay tal sistemática puesta en duda de la autoridad en cuanto tal, sino crítica al modo de ejerccio de la autoridad no infalible. Históricamente, algunos sostienen que se trata de un fenómeno moderno, que comienza luego del Concilio de Trento y se agudiza en el barroco; otros prefieren datarlo en la minoría ultramontana del Vaticano I.

Redacción dijo...

Mónica:

La asistencia no infalible del Espíritu Santo supone la naturaleza humana del Santo Padre, que no pierde su libertad, y que no deja de ser causa instrumental para transformarse en una marioneta mecánicamente accionada por el Paráclito. La asistencia del Paráclito a una autoridad falible supone la libre correspondencia de la autoridad a esa asistencia, como la gracia supone la libre correspondencia humana.

Miles Dei dijo...

¿El Santo Padre guíado por el Espíritu Santo nunca excomulgaría a un príncipe cristiano por temas tempoprales?

Tal cosa ocurrió bastantes veces a lo largo de la historia. A la inversa la hemos visto en el libro entrevista de Benedicto XVI: no le levantaría la excomunión a Williamson si hubiera sabido su postura sobre el holocausto. Seguramente ha sido el Espíritu Santo el que le ha dicho al Papa que un caso de negación del primado se rige por una afirmación histórica sobre hechos de la segunda guerra mundial.

¿Y el Santo Padre no predicaría jamás en una homilía que los santos del cielo no están viendo a Dios sino que esperan al juicio final? Esto lo hemos visto en Juan XXII y costó la oposición decidida de la élite de la cristiandad que cambiara de opinión pues estaba apoyado por los peloteros de la corte papal (ahora nos venden la versión edulcorada del asunto diciendo que el Papa no quiso enseñar la doctrina como definitiva).

Pero recientemente hemos visto actos de la Santa Sede donde se dice que la forma de la Eucaristía están sin estar en una plegaria eucarística nestoriana donde a la vista de todos está que brillan por su ausencia. Seguramente es el Espíritu Santo el que dice tales cosas que contrarían a la razón. No pasa nada, absolutamente nada. Jamás el Espíritu Santo haría decir una cosa no verdadera al Santo Padre. Es así que la dice, pues no es el Santo Padre, si está clarísimo: de Guatemala a guatepeor.

Walter E. Kurtz dijo...

Mónica: ¿Una ser humano al ser electo Papa pierde su naturaleza humana?

MIGUEL25 dijo...

Yo creo que la famosa Iglesia de la publicidad, sería la publicidad de la Iglesia,..

Deberíamos saber separar lo que es Magisterio de lo que es mera publicidad.

Mejor que yo, creo que lo explica el Padre Gleize,

el Vaticano II quiso expresar la fe según los principios y los métodos de un pensamiento nuevo, puesto a la fe,(29) no sólo en éste o aquél de sus contenidos, sino en sus fundamentos, que son los de una duda epistemológica. Semejante pensamiento no es sólo incompatible con el catolicismo: se opone directamente a la metafísica natural de la inteligencia, poniendo en duda su capacidad de conocer lo verdadero. La filosofía moderna, en efecto, ha invertido la relación del sujeto con el objeto, y por eso mismo, la relación del hombre con Dios. Asumiendo los modos de investigación de la modernidad, el pensamiento conciliar ha asumido esta inversión, como demuestra claramente, por ejemplo, la declaración sobre la libertad religiosa: el principio y el fundamento de esta declaración no es otro que la primacía de la dignidad ontológica sobre la dignidad moral, es decir, la primacía del sujeto sobre el objeto. Semejante inversión, con el preconcepto subjetivista que ella implica, es absolutamente contraria al principio de objetividad realista que suponen la revelación, la Tradición y el magisterio. El pensamiento moderno, con sus modos de investigaciones, no puede servir como base para la interpretación de un magisterio, cuyos presupuestos objetivos son radicalmente inversos.

tomado de la fuente:
http://www.fsspx-sudamerica.org/fraternidad/respuestagleize.php

Se puede hablar más alto pero no más claro y resumiendo sería:

el lenguaje de la Fe, el lenguaje de Cristo, su Palabra y enseñanzas reveladas son inalterables y permanecen siempre.
Cuando substituimos el lenguaje de la Verdad revelada, por el lenguaje de las filosofias modernas del mundo, lo que hacemos, es hablar el lenguaje del mundo (publicitario y cambiante)
y una perversión del Magisterio

Miles Dei dijo...

Formoso, Formoso, ¿Donde estaba el Espíritu Santo? ¿En el Papa que te desenterró, te juzgó y condenó? ¿En el sucesor del que te condenó que te restituyó y te volvió a enterrar en sagrado? ¿En el otro Papa sucesor de este último que te volvió a condenar? ¿En cual de ellos estaría el Espíritu Santo indicando infaliblemente el juicio de la Iglesia y la situación canónica de Formoso?

Miles Dei dijo...

Por cierto, novedades en el tema de la FSSPX:

http://divcomedia.blogspot.com/2012/01/rumores-romanos-y-una-confirmacion-en.html

Monica dijo...

"La asistencia no infalible del Espíritu Santo supone la naturaleza humana del Santo Padre, que no pierde su libertad, y que no deja de ser causa instrumental para transformarse en una marioneta mecánicamente accionada por el Paráclito. La asistencia del Paráclito a una autoridad falible supone la libre correspondencia de la autoridad a esa asistencia, como la gracia supone la libre correspondencia humana."

Bueno si esto es asi, expliquenme cual es la diferencia entre la Iglesia católica y cualquier comunidad protestante. ¿Lutero tenía razón? ¿Vamos a juzgar cada uno de nosotros que es Verdad y que no?

Redacción dijo...

Mónica:

¿Qué tiene que ver Lutero con lo que aquí se ha dicho? Nada. Porque el denominado libre examen se extiende a toda la Revelación, suprime la Tradición y prescinde por completo del Magisterio de la Iglesia.

De lo que se habla en esta entrada es del gobierno de la Iglesia (que no es magisterio) y del magisterio falible (que no es infalible).

Ricardo L, Pbro dijo...

Dejé un comentario con mi nombre en el blog del Ing. Arráiz. La respuesta es alucinante.

http://infocatolica.com/blog/apologeticamundo.php/1201070145-reflexiones-sobre-la-situacio#comments

Redacción dijo...

Pbro. Ricardo:

Arráiz sería inofensivo si no tratase temas que lo superan y no tuviese tanta difusión.

Miles Dei dijo...

Mónica, ¿sabes lo que es el defecto de forma?

Pues lo que viene a decir Gleize es que en el acto magisterial que da lugar a diversos textos del Concilio (al menos en cuatro puntos) hay un defecto por el que falta uno de los elementos formales externos necesarios a todo acto magisterial en orden a conseguir su finalidad. En este caso se trata del uso de la filosofía aceptada por la Iglesia y el modo común de hablar los hombres en que el dogma ha sido expuesto. O sea: el asumir en el mismo texto conciliar una filosofía distinta a la de la Iglesia como válida para exponer el dogma. Es un error que ya señaló con cierta extensión en el inmediato anteconcilio Pio XII en la Humani Generis y que se estaba dando en algunos eclesiásticos.

Ese defecto formal, que no mina la autoridad de nadie, hace que el acto magisterial no sea asumible en esos puntos. Tal como una multa anulada por defecto de forma no invalida la autoridad del agente que la puso ni afecta a su veracidad.

Eso es Gleize para dummies. Gherardini dirá que tal cosa es perfectamente posible que haya pasado y que la suprema autoridad de la Iglesia debe clarificar todos los puntos donde se duda del requerimiento formal del texto magisterial en orden a confirmar en la fe a los católicos.

En ningún lado se niega ni la infalibilidad ni la autoridad del magisterio. Sólo se pretende poner en claro lo que está oscuro y para eso no basta con un mero repetir que no hay defecto alguno, sino que hay que decirlo con una autoridad similar o mayor a la del mismo concilio y no sin el razonamiento previo y consejo que todo acto de autoridad infalible requiere y la divina providencia pone a disposición del Papa (así lo enseña el Concilio Vaticano I). O sea: con un acto de magisterio solemne que no pueda ser puesto en duda nunca más. Que no se quiere hacer y se insiste en un afirmar sine fine que hay continuidad sin llegar a confirmar en la fe a los que no saben a que atenerse, pues eso no es el oficio de Pedro, sino el de un hábil político capaz de mantener unida una casa que le hace aguas y mostrar la solidez que no tiene, tal como ocurría en el siglo de Hierro con los vaivenes del cadáver del pobre Papa Formoso I a petición del poder de turno o en el caso de Juan XXII que entendía su tesis sobre los novísimos como parte esencial de su visión orgánica del orden temporal ya de capa caída de manos del poder del rey de Francia.

Ricardo L, Pbro dijo...

Les copio mi comentario y la respuesta del ingeniero Arráiz.
------
[Primera parte]

Ingeniero Arráiz:

1. Para incurrir en una censura el delincuente debe tener una actitud contumaz. Las censuras canónicas se remiten en cuanto el penado rompe con la contumacia. Pero el Usted presenta la situación actual de la SSPX como si se hubiera levantado las excomuniones a los obispos lefebvrianos por un acto unilateral de S.S. Benedicto XVI. Eso no es completamente verdadero porque el acto de Santo Padre fue precedido por una carta de los obispos en la que declararon su reconocimiento del primado en cuanto tal y de Benedicto XVI como papa en funciones, lo que se interpreta como cese de la contumacia. Le recuerdo, además, que dado el cese de la contumacia, se ha remitido la pena y no hay débito en los sancionados.

2. En cuanto a la recepción de los sacramentos de los ministros de la SSPX, se pueden decir varias cosas que en su artículo están equivocadas o mal expresadas:

Primera, que la noción de licitud de los sacramentos no puede tomarse del DRAE, porque tiene un significado preciso para el derecho eclesiástico del que un diccionario no puede dar cuenta (como es la suspensión de la ilicitud de las censuras cuando un fiel solicita un sacramento de un clérigo sancionado, i.e jurisdicción de suplencia).

Segunda, que los sacerdotes de la SSPX no son “ministros no católicos” (CDC, 844), que están fuera de la Iglesia, sino que están dentro de la Iglesia, pero sancionados (CDC, 265).

Tercera, que en el caso de intercomunión ecuménica, en el que un fiel católico solicita sacramentos a “ministros no católicos” (CDC, 844), es falso que se requiera “necesidad extrema”, pues lo que pide la Iglesia como mínimo es verdadera utilidad espiritual, lo que es una exigencia menor a necesidad.

Cuarta, que a diferencia del caso anterior, los católicos que solicitan sacramentos a un sacerdote de la SSPX se dirigen a un “ministro suspenso” que, de acuerdo con el derecho de la Iglesia, en varios supuestos deja de estar obligado a observar la pena de suspensión por el bien de los fieles (CDC, 1335, 1338 y 1352).

Quinta, que la Comisión Ecclesia Dei ha precisado que no es delito ni pecado el frecuentar las capillas de la SSPX, aunque no recomienda hacerlo, por la suspensión de esos clérigos. ”Pregunta: ¿Los Católicos que frecuentan las capillas de la Sociedad de San Pío X, más o menos frecuentemente, incurren en algún pecado o delito canónico haciéndolo, si sólo lo hacen por devoción a la tradición litúrgica latina de la Iglesia y no por separase de la comunión con su Ordinario diocesano o pastor local? PCED: “Los Católicos que frecuentan las capillas de la Sociedad de San Pío X no incurren en NINGÚN PECADO o DELITO canónico por hacerlo. Sin Embargo, lo referimos más aun a lo que ya hemos afirmado arriba en el # 4.”

Y, sexta, que de acuerdo con el derecho y la moral de la Iglesia a los fieles les basta “justa causa” y no una “necesidad” para solicitar los sacramentos de un “ministro suspenso” cuando la suspensión no ha sido declarada (CDC, 1335, 2), como es el caso de los sacerdotes que pertenecen a la SSPX. Por lo que cualquier católico fiel al Papa podría decir que no necesita amenaza de excomunión para dejar de hacer lo que no es pecado ni delito cuando tiene justa causa para realizarlo.

Lo saluda muy atentamente,

Ricardo.

Ricardo L, Pbro dijo...

[Segunda parte]

------------------
JM:
Trataré de clarificarle un poco lo que intento transmitir en el post:

1) En ninguna parte he dicho ni se entiende de nada de lo que yo he escrito, que la remisión de las excomuniones fue un acto unilateral por parte del Papa.

Otra cosa (que no he dicho tampoco en el post) es que estoy cierto de que el reconocimiento de la autoridad del Papa por parte de la FSSPX es puramente verbal, y así lo demostró recientemente Mons. Fellay cuando preparaba las ordenaciones de subdiáconos en Alemania, las cuales realizaron a pesar de que recibieron consecutivos llamados del Cardenal Castrillón Hoyos de parte del Papa de no realizar las ordenaciones. Lo mismo ocurre cuando siguen celebrando los sacramentos ilícitamente a pesar de estar suspendidos a divinis y prohibidos de ejercer sus funciones sacerdotales. No basta decir que se está sometido a la autoridad del Papa, hay que demostrarlo, y la FSSPX no da señales para ello.

2) He citado el Diccionario de la RAE como complemento de la explicación que ya da el texto citado de la Comisión Ecclesia Dei, cuando explica que al ser ilícita es contraria a la Ley Canónica. Tampoco he dicho por ninguna parte que los sacerdotes de la FSSPX sean ministros no católicos, y he hecho la comparación con los sacramentos de la Iglesia Ortodoxa porque en ambos casos son válidos pero ilícitos.

3) Para ser más precisos en lo que me comenta en este punto, lo que señala el CDC es lo siguiente:

“En caso de necesidad, o cuando lo aconseje una verdadera utilidad espiritual, y con tal de que se evite el peligro de error o de indiferentismo, está permitido a los fieles a quienes resulte física o moralmente imposible acudir a un ministro católico, recibir los sacramentos de la penitencia, Eucaristía y unción de los enfermos de aquellos ministros no católicos, en cuya Iglesia son válidos esos sacramentos.” .

Eso es lo que he querido decir con "extrema necesidad", cosa que inmediatamente después explicaba: "que sea imposible asistir a una misa lícita, y así cumplir con el precepto dominical". Entiendo además del texto que cita que no basta simplemente “verdadera utilidad espiritual”, sino que al fiel le resulte física o moralmente imposible acudir a un ministro católico.

4) En el caso de los ministros suspendidos se entiende de igual manera y la prohibición solo queda suspendida en caso de atender a un fiel en peligro de muerte o pide los sacramentos por causa justa (lo cual dudo se da en caso de no existir la imposibilidad de acudir a un ministro no suspendido).

5) Yo no he dicho que sea “pecado” acudir a una Misa de la FSSPX, lo que he dicho es “si alguien, por su amor a la liturgia tradicional, decide asistir alguna vez a una misa de la FSSPX, no por eso ya es cismático, pero tampoco quiere decir que esté obrando correctamente” (imagino que entiende bien la diferencia entre "no actuar correctamente" y "pecar"), y la razón está clara: la Iglesia no lo recomienda, son celebraciones ilícitas, y es imprudente porque se corre el riesgo de ser embebido en una mentalidad cismática. La “causa justa” no es subjetiva de manera que alguien pueda inventarse cualquier razón para justificar su asistencia a una celebración ilícita.

Miles Dei dijo...

La distinción de Arraiz entre pecado y forma no correcta de actuar es toda una declaración de principios.

O sea, que alguien sin cometer pecado venial o mortal en una situación estaría actuando incorrectamente...

Sencillamente alucinante y si algunos se amargaban con la casuística y los distintos sistemas morales, el de Arraiz nos introduce en complejidades de mecánica cuántica.

Lástima que es una herejía ya condenada y que se entiende por "pecado filosófico". Un pecado que no afectaría al orden de la gracia (no se peca y no se pierde o se deja de ganar gracia santificante, pero se obra en base a una comprensión intelectual no correcta y por tanto pecaminosa del orden establecido sin llegar a ser pecado)

Aunque a lo mejor es peor y resulta que Arraiz no admite la distinción entre pecados mortales y veniales y a lo que era pecado venial lo llama actuar incorrectamente sin pecar ¿quien sabe?

Por cierto, no es la primera vez que en mentes arraíticas oigo ese dicho de que no pecas pero no actúas como debes. Es el mensaje sutil de la mente autoritaria. Eres libre, pues no pecas, pero no haces lo que te digo y de algún modo cometes una falta que te debe pesar en conciencia.

(Ya lo se, Ludovicus, no me saques la charla del buen pastor, creo que es distinto pues al final Escrivá concluiría de buena gana que sí pecaba, al menos venialmente, un hijo suyo que no mostrara buen espíritu)

Anónimo dijo...

Ignorante que quiere dejar de serlo, dijo:

Redacción: necesito preguntar lo que para Uds. es una obviedad, pero sucede que he crecido con el martillaje neocón en la cabeza, y me cuesta entender la diferencia entre la "asistencia no-infalible" del Espíritu Santo y la "asistencia infalible".

¿Sería infalible en las declaraciones ex-cáthedra y, fuera de ellas, cuando enseña conforme a lo que se ha creído siempre, por todos y en todas partes?

No logro identificar la asistencia no-infalible... ¿Podría darme ejemplos?

Gracias.

Miles Dei dijo...

No se habla de tipos de asistencia (falible o infalible), sino de si determinados objetos caen bajo la asistencia prometida. O sea del objeto de la infalibilidad.

sofronio dijo...

Por si le sirve a anónimo de algo (I)
Mas hay que saber que, según la ordenación desde el punto de
vista de la autoridad hay dos clases de Magisterio:

I.-El Magisterio Infalible. Magisterio infalible lo es en todos y cada uno de sus actos, cada vez que el Papa o un Concilio proponen una doctrina con intención de definir como de fe (o moral y costumbres),
comprometiendo así su autoridad magisterial en grado sumo.Respecto al Papa se dice entonces que habla “ex cathedra” .

Si el Papa o un Concilio tienen o no esa intención se deduce claramente de sus mismas palabras.

II.- El Magisterio Auténtico. El Magisterio denominado Auténtico es
infalible también, pero en su conjunto; es el Magisterio Ordinario del Papa y de los Obispos dispersos, y el extraordinario o solemne de documentos conciliares incluso sin intención de definir (caso del Concilio Vaticano II). Humani Generis
decía : «No se ha de pensar que no exigen de suyo asentimiento las
enseñanzas que en las Letras Encíclicas se proponen, dado que en ellas los Pontífices no usen la suprema potestad de su Magisterio. Tales enseñanzas proceden del Magisterio ordinario, del que también vale el dicho: El que a
vosotros oye, a mí me oye (Le 10,16)» (Denz. 2313).

En efecto, respecto al Concilio Vaticano II, aunque siempre sea Magisterio extraordinario, nunca ha tenido la intención de definir, por lo que goza de la infalibilidad en su conjunto, no en aquello que va en contra de lo que ya haya sido definido con anterioridad y de forma explícita como infalible. Es decir, dada
su infalibilidad de conjunto, es infalible en todo aquello que explica el
depósito revelado en el mismo sentido y en aquellas conclusiones teológicas
virtualmente implícitas, que es su mayor parte; sin embargo, carece de
infalibilidad en todo aquello contrario o diverso a lo ya definido infaliblemente o que constituye un dogma o es un dato revelado, y que afecta a las tres o cuatro cuestiones discutidas: La parte porcentualmente menor, pero
de una trascendencia muy grave, observados los frutos.

Ante el Magisterio meramente Auténtico del sucesor de Pedro, del Pastor Supremo de la Iglesia, el fiel cristiano debe sentirse obligado «de un modo singular» a aceptar y adherirse a sus enseñanzas con un profundo obsequio
religioso de su alma. Pero el hecho de su universalidad magisterial y su
notoriedad como maestro de todos los fieles, también obligan al maestro a una mayor vigilancia (¡ay, ay, ay!), circunspección y diligencia en el ejercicio de su potestad, porque reclaman una protección y asistencia providenciales del Divino Espíritu.

Ahora bien, este asentimiento hay que ponerlo teniendo en cuenta «la
mente y la voluntad manifiesta del Romano Pontífice» (Lumen gentium, 25). Pero, ¿cómo conocer este pensamiento y esta voluntad del Papa en una época de híper
inflación de palabras e imágenes y abstinente de sobriedad, pues nunca tantos medios han explicado de forma tan profusa y 'marketinera' los quehaceres del Papa? El mismo Concilio Vaticano II señala tres criterios: «la índole de los documentos, la
repetición frecuente de la doctrina y el modo de expresarse» (ib., 25).

Es sabido que el Magisterio Pontificio usa diversas clases de documentos en sus enseñanzas a la Iglesia universal (Carta Encíclica, Epístola Encíclica,
Constitución Apostólica, Exhortación Apostólica ,Carta Apostólica ,Bula, Motu
Proprio); también es conocido que a veces el Papa se sirve de las Congregaciones Romanas para proponer una doctrina, y que sus documentos pueden ser de
carácter doctrinal o disciplinar; todo ello exige que para conocer el pensamiento del Papa sea necesario analizar el documento usado, el estilo y el género literario del mismo.

sofronio dijo...

por si le sirve a anónimo de algo(II)

En segundo lugar es necesario tener muy en cuenta la repetición de la doctrina; una recomendación hecha de paso con motivo de una alocución a un grupo de fieles o una piadosa exhortación en una homilía no tiene el mismo valor
que una declaración repetida una y otra vez en distintos documentos, en los que el Papa se expresa de un modo firme y con intención de enseñar a toda la Iglesia.

Es conveniente hacer notar que solamente la enseñanza dirigida a toda la Iglesia Universal expresa el Magisterio Ordinario en su sentido pleno. Los discursos Ad limina, dados a los obispos de una región particular y los discursos
pronunciados durante las visitas a los diferentes países, a los embajadores, etc., no pertenecen, en el mismo grado, al Magisterio Ordinario como aquellos discursos dirigidos a la Iglesia Universal.

El Papa con mucha frecuencia trata cuestiones sociales, económicas y
políticas específicas, con el propósito de derramar sobre las mismas la luz del Evangelio. Aparte de enseñar ciertos principios morales, también usualmente recomienda formas de acción práctica (por ejemplo la necesidad de una autoridad mundial en Caritas in Veritate). Estas últimas proposiciones merecen respeto y consideración, pero no llaman al ejercicio dela sentimiento religioso de la misma
manera que lo exige la enseñanza en fe y moral. Los católicos son libres para presentar soluciones prácticas alternativas sociales, políticas y culturales, siempre y cuando acepten y estén basadas en los principios morales expuestos
por el Papa.

Finalmente, conviene tener en cuenta la forma de expresarse del Romano Pontífice; hay veces que adopta una solemnidad excepcional que indica su voluntad expresa de imponer una doctrina, p. ej., las palabras usadas en el comienzo de la Encíclica Humanae vitae. Los cristianos han de tener en cuenta
estos criterios para no caer en el defecto de los que exageran y exaltan las intervenciones magisteriales pontificias, frecuente caso de un sector eclesial oficialista que eleva cualquier comentario del papa al magisterio infalible, como si
en todas ellas el Papa acentuara su voluntad de maestro auténtico, o de los que regatean su adhesión humilde y sincera a sus enseñanzas.

Además hay que tener en cuenta que los ensayos científicos, teológicos y palabras vertidas en entrevistas, etc., publicados por el Papa en calidad personal
y no como supremo guía de la Iglesia, no tienen ningún valor magisterial, aunque merezcan una consideración respetuosa. Con frecuencia el mismo Benedicto XVI
advierte a los lectores de su literatura teológica, que sus investigaciones y aportes
en este campo no constituyen magisterio, lo que no impide a los exaltados proponer los pensamientos no magisteriales, como si fueran auténticos dogmas de fe, sin arredrarse en calificar a los hermanos que los discuten, de cismáticos y desobedientes; los que ésto hacen provocan un gran daño a la Iglesia difundiendo el error y produciendo la confusión.

Si desea una claridad mayor y sistematizada, basada en M. Sola, sin sopecha de heterodoxia, puede leer este sencillo trabajo de 18 pags., con el ejemplo de la Dignitatis Humanae

http://matercastissima.org/images/stories/libros/teologia/evolucin%20del%20dogma.pdf

Anónimo dijo...

"(por ejemplo la necesidad de una autoridad mundial en Caritas in Veritate)".. justo ese ejemplo fue a poner Sofronio.. por favor Sofronio justo ese..si seguramente que tenía el Espìritu Santo ahi.. por favor..

Anónimo dijo...

saquen eso del g. gil que no es de Dios, es un engaño que le arranca almas al Señor!!!

sofronio dijo...

para anónimo de ls 3:50 de 15 de enero

Lea usted lo que digo respecto a este ejemplo de la autoridad mundial "Estas últimas proposiciones merecen respeto y consideración, pero no llaman al ejercicio del sentimiento religioso de la misma manera que lo exige la enseñanza en fe y moral. Los católicos son libres para presentar soluciones prácticas alternativas sociales, políticas y culturales, siempre y cuando acepten y estén basadas en los principios morales expuestos
por el Papa.

Estoy diciendo, que si bien se escuchan por razón de quien lo dice (El papa), no merecen el mismo asentimiento religioso del entendimiento e incluso en cietos casos ningún asentimiento y el cristiano tiene perfecto derecho a proponer otras soluciones políticas, siempre que estén basadas en los principios morales expuestos por el Papa, que desde luego, han de coincidir necesariamente con los que la Iglesia ha mantenido siempre y que no pueden mudar.

En el supuesto caso de que los principios morales mudasen, el Papa no estaría confirmando a sus hermanos, sino inventando una nueva doctrina para lo cual no ha sido investido por Cristo de ningún poder, ni tiene la promesa del Espíritu Santo, en cuyo caso sería legítimo resistirle.

MIGUEL25 dijo...

Para sofronio:
gracias por este enlace:

http://matercastissima.org/images/stories/libros/teologia/evolucin%20del%20dogma.pdf

en general estoy de acuerdo con este autor, salvo en dos excepciones,

1ª La renuncia expresa y solemne que hizo el CVII, al carisma de infalibildad, actua en sentido negativo, y rompe la regla del Aquinate, niega la premisa mayor, es decir, la autoridad conciliar es autoridad para lo positivo (intención de definición dogmático-doctrinal) y para lo negativo (intención de no definición dogmático doctrinal) en otras palabras un concilio que se degrada en su conjunto a lo meramente pastoral, no se puede predicar luego de él, que es infalible en su conjuto.

Tampoco como se puede afirmar con certeza, el carisma de la Verdad por ser ecuménico. (como hace Ocáriz)

Sí en cambio, la nota de ecuménico, le confiere el carácter de VALIDEZ, y el PODER DE ATAR Y DESATAR, pero este atar y desatar se refiere sólo a lo pastoral, litúrgico y actos de gobierno.

Nunca al campo doctrinal.

2ª y respeto a la "evolución" homogénea del dogma, yo quitaría la palabra "evolución", que induce a pensar en "cambio" y pondría en su lugar "desarrollo y comprensión" homogéneos del dogma.

Miles Dei dijo...

saquen eso del g. gil que no es de Dios, es un engaño que le arranca almas al Señor!!!

--------

Supongo que forma parte de la ironía.

Miles Dei dijo...

Demasiados pontífices aplicando la pena de muerte en sus propios Estados para que ahora vengan a enmendarles la plana.

¿Hay ahí repetición suficiente o una repetición de calidad posconciliar puede anular todo lo anterior?

Lo de la repetición del magisterio es un arma de doble filo y no me convence en absoluto. Un error repetido mil veces no deja de ser error. Una verdad dicha una vez es verdad siempre.

El criterio sirve para entender la importancia que la autoridad de la Iglesia pone en un asunto, pero no es válido por sí mismo para entender el grado de autoridad que pone en el asunto.

sofronio dijo...

Estoy de acuerdo con su matices.
Pienso, modestamente, que en tiempos del Aquinate, era casi imposible imaginarse la convocatoria de un Concilio Ecuménico sin intención de definir.

La crisis que padecemos tiene muchos aspectos insólitos y difíciles de imaginar, incluso por los Santos Padres ¿ Podría especular algún Doctor de la Iglesia con la posibilidad de que un Papa auspiciara Asís? Creo que no.

Si bien la cuestión de Honorio I era gravísima, y la herejía monotelista una metástasis mortal al atacar un dogma fundamental de la cristología católica,lo cierto es que en materia de eclesiología no se conoce, o al menos yo desconozco, una crisis de las dimensiones de la que estamos viviendo y padeciendo.

De ahí la insuficiencia de referencias que retrotraigan a ellas a los neocones, muchos con buena voluntad, y el empeño de éstos en el obedientismo obtuso, que es, en ocasiones,una desobediencia a Dios

Miles Dei dijo...

¿Donde hizo renuncia el vaticano II al carisma de la infalibilidad?

Miguel, "no definido" no significa "no infalible".

La doctrina común antes del concilio es que el magisterio auténtico es infalible. Pablo VI califica al Vaticano II de magisterio ciertamente auténtico y de cuerpo doctrinal al que se le debe el asentimiento de los fieles, pero lo hizo de una manera un tanto anómala hablando de "novedades" que deben verse como se conjugan con la Tradición de la Iglesia. Si bien es cierto que utiliza el término "novedades" entrecomillado.

Ese es el problema de toda esta discusión. Porque si hay novedades, no hay magisterio auténtico porque este es tradicional y nunca enseña nada nuevo a lo que se tiene. Pero parece que el magisterio pontificio en eso no ha cambiado. Es magisterio auténtico.

La cuestión ahora es otra muy distinta: la posibilidad de discernir junto con la Santa Sede dentro de un acto de magisterio lo que es auténtico y lo que no. En ese sentido veo la objeción de Gleize como algo distinto a esto que se da a entender simplemente de que el Vaticano II no es un acto de magisterio auténtico. Lo es, pero acotado por un lenguaje ajeno a la característica tradicional del magisterio. Al final la cosa es un problema hermeneútico. Pero esta solución es la pescadilla que se muerde la cola, porque la hermeneútica significa que hay que interpretar lo que se ha enseñado más allá del sentido literal y si hay que interpretarlo más allá del sentido literal eso no puede ser magisterio auténtico porque este se basa en el sentido literal.

La única solución es un nuevo acto de magisterio auténtico que aclare definitivamente y fije para siempre el sentido literal del Vaticano II. Eso es lo que pide Gherardini.

MIGUEL25 dijo...

Para Miles:

que el Concilio Vaticano II, se definió solo pastoral y no quiso ser dogmático-doctrinal eso todo el mundo lo sabe..

Que a pesar de todo hay magisterio auténtico en el CVII, de acuerdo...

Pero el P.Gleize, va más lejos todavía de lo que tú dices..

fíjate:

El Vaticano II quiso “estudiar y exponer la doctrina”, no solamente “siguiendo las formulaciones literarias”, sino también “siguiendo los modos de investigación del pensamiento moderno”. Si uno se atiene a esta intención manifestada por Juan XXIII, se ve en la obligación de decir que el Concilio quiso recurrir al pensamiento moderno no sólo como a una herramienta, sino también y sobre todo como a un verdadero objeto formal, principio y método de estudio y de exposición de la doctrina.

Esto es gravísimo para la Iglesia, significa no solamente usar la filosofía moderna y su lenguaje como una herramienta de exposición de la Fe, y vehículo magisterial sino además como objeto del propio Magisterio.

En otras palabras el CVII, además de exponer la Fe-objeto magisterialmente, añade como objeto
la filosofía moderna.

Por eso el P. Gleize lanza una acusación-realidad:

Un magisterio no divinamente asistido se puede corromper y caer en el error

Al menos en cuatro puntos, las enseñanzas del Concilio Vaticano II están evidentemente en contradicción lógica con los enunciados del magisterio tradicional anterior, de modo que resulta imposible interpretarlos en conformidad con las otras enseñanzas ya contenidas en los documentos anteriores del magisterio eclesiástico. En consecuencia, el Vaticano II ha quebrado la unidad del magisterio, en la medida en que ha quebrado la unidad de su objeto.


fuente:
http://www.fsspx-sudamerica.org/fraternidad/respuestagleize.php

Esto es terrible para la propia Iglesia y sobre todo para los conservadores y modernistas es un verdadero escándalo...

Significa ni más ni menos que el CVII, contiene errores en algunas partes de su Magisterio, insalvables con la simple hermeneutica..

Pero sí..al final llegamos a la misma conclusión, para ventilar y en su caso corregir los posibles errores, haría falta un Magisterio infalible "ex cathedra", por parte del Papa, o bien un Magisterio infalible mediante otro concilio.

Anónimo dijo...

No Miles Dei no es una ironía, le aseguro que es una realidad ¿usted no es Argentino?

Anónimo dijo...

Ignorante que quiere dejar de serlo, dijo:

Gracias, Miles Dei y Sofronio, por los aportes que me han hecho... aunque tengo que confesar que para un pobre fiel todo este asunto se hace difícil, por dos motivos:

- la observación del desastre producido (el cual, es verdad, no comienza con el triste CVII, pero que destapó la olla, arrojó la mugre que contenía y la incrementó, no me cabe duda);

- el saber cómo fue manipulado e infectado (¿o "infestado"...? ironía, mía) ese concilio y cómo se posicionó la élite modernista en los cargos de gobierno y enseñanza, hasta el día de hoy...

Hablando sinceramente, con esto poco que sé, no me es posible el tal "obsequium" reclamado. O, más bien, el "obsequium" que puedo dar... es irreproducible.

¿Estoy en un problema?