jueves, 14 de julio de 2011

CINCO CUESTIONES CONTROVERTIDAS SOBRE EL «OPUS DEI» (III)


Hablemos ahora de la pretendida “vocación” al Opus Dei (en conexión con el tema de la ordenación sacerdotal de los fieles laicos del Opus.
Una frase proselitista muy empleada en el marquesado es: “lo he llevado a la oración, y ¡he visto que tienes vocación!” Los que hayáis tenido relación con la Opus posiblemente hayáis oído esto al Numerario de turno. Como todo lo que sucede en las labores de proselitismo / captación, no se trata de algo espontáneo. Es uno de los recursos que se suelen utilizar,algo completamente inaudito en la historia de la espiritualidad católica, que sea otro el que “vea” (¿qué significa eso?) si uno tiene vocación.
Otro recurso que suele utilizarse bastante es: “Si no quieres pitar, ve al oratorio y díselo al Señor, díselo”.
Estas frases estereotipadas harían las delicias de cualquier lingüista, pues son frases que realmente no quieren decir nada: son pseudo-frases. Veámoslo. Sustituyamos “si no quieres pitar”, con cualquier otra y veremos que es completamente intercambiable, del mismo modo que la expresión “Señor / sagrario u oratorio”. Exempla: “Si no quieres ir a comprar el pan, ve al sagrario y díselo al Señor”. Seguramente acabarás yendo a comprar el pan. “Si no quieres estudiar, ve y díselo a tu madre”. “Si no quieres salir esta noche, ve y díselo a tu amigo Juan, que hoy está especialmente susceptible”. Son frases nada más, para extraer del pensamiento de la víctima expiatoria en cuestión un sentimiento de falta de generosidad y de frustración, que debe llevarle a hacer aquello que se le dice para que se considere una persona generosa. Un análisis lingüístico y psicológico de estas frases sería realmente provechoso.
No nos olvidemos del recurrente:Si no tienes vocación, pídesela al Señor que te la dará. Buen chiste. Aquí se ve más claramente que el apelar a la vocación es solo un recurso intimidatorio más. Indica la frivolidad con que se trata un asunto tan delicado para una persona como es la vocación, y la consagración del “todo vale” para que la gente pite. Es verdad que algunos escritores espirituales han afirmado que en el caso del sacerdocio, si alguien —inconscientemente— accede al Sacerdocio sin vocación, si es fiel y trata de desarrollar sus labores con piedad, Dios le puede dar la vocación. Esto es muy distinto a decir “no tienes vocación / vale / pídesela al Señor / que te la dará”. ¿Ellos como saben que Dios reparte indiscriminadamente la vocación al Opus a quienquiera que se la pida? Quienquiera que se la pida, claro está, movido por el Numerario / Director de turno.
La Iglesia siempre ha indicado que el asunto de la vocación es un asunto muy serio; tiene la categoría de misterio, un misterio que se da en el alma rozada por la voluntad de Dios de pedirle a esa persona un seguimiento cercano. Son cosas que caen en el santuario de la conciencia, siendo distinto cada caso, porque cada persona es distinta a los ojos de Dios en cuanto a la elección, circunstancias, discernimiento, etc. El Opus para meter a alguien en el redil, rebaja la importancia del hecho de la vocación. Para salir le da una importancia apocalíptica.
Sin embargo se dan demasiadas cosas por supuestas. Demasiadas. Una es, que la gente entienda realmente aquello a lo que la Iglesia ha llamado siempre “vocación”. Y por supuesto, plantear si existe realmente una "vocación al Opus Dei". Adelantamos que nuestra conclusión es que no. Que quede claro que no existe absolutamente ningún documento, oficial ni extraoficial de la Iglesia que recoja el reconocimiento de la pretendida vocación al Opus. Al ser una realidad asociativa, no se exige el planteamiento vocacional para pertenecer a la misma. Sin embargo, el Opus habla de “vocación divina”.
Pero, ¿qué es la vocación? Por institución divina, la Iglesia católica consta de sacerdotes y laicos. Hay dos sentidos en que podemos hablar de vocación: en el sentido natural, y el sobrenatural. En el sentido natural, hablamos de vocación como la inclinación natural dominante de una persona en orden a la propia realización personal determinada por circunstancias dadas por la naturaleza misma: vocación de médico, de filósofo, de ingeniero, de futbolista o de macarra. En el sentido sobrenatural, la vocación es un especial designio de Dios para la persona con el fin de desarrollar la gracia recibida en el Bautismo, en una misión específica en favor de la Iglesia y del prójimo. Así, existe una vocación fundamental, que es la vocación a la fe. Dentro de eso se dan ramificaciones específicas en cuanto a los diversos estados dentro de la Iglesia. Como decíamos, por institución divina, la Iglesia consta de sacerdotes y seglares. La vocación propia del seglar, del laico, según la constitución dogmática Lumen Gentium, consiste en lo siguiente: “A los laicos corresponde por propia vocación buscar el Reino de Dios tratando y ordenando, según Dios, los asuntos temporales” (LG, 31). En otro lugar de la Gaudium et Spes se habla de la “instauracion cristiana del orden temporal”. En definitiva, la santificación de las realidades terrenas.
En el caso de la vocación sacerdotal, se trata de ejercer sacramentalmente la misión del mismo Cristo, que confió a la Iglesia el triple oficio de “pastorear, santificar y enseñar”. Esto lo hacen los sacerdotes, en virtud de la configuración sacramental con Cristo, que reciben el día de su Ordenación, de modo que entre los laicos y los sacerdotes existe una diferencia no gradual, sino esencial. Debido a tal especificidad esencial, hablamos de la vocación bautismal, o la vocación propia de los laicos, y de la vocación sacerdotal. La vocación religiosa, que también pertenece a la naturaleza misma de la Iglesia fundada por Cristo, consiste en, siguiendo los consejos evangélicos (votos), configurarse más perfectamente con Cristo siendo un signo de consagración para el mundo. Someramente.
Entonces: ¿Qué es lo que añade la presunta vocación al Opus a la vocación bautismal? Pues nada. Porque “santificar el trabajo ordinario”, va incluido dentro de la vocación genérica de “santificar las realidades terrenales”. ¿Hacer normas de piedad? Tampoco, porque el oficio sacerdotal de la Iglesia pertenece a su naturaleza, no es algo específico. ¿Hacer apostolado? La Iglesia, por fundación es apostólica, y el mandato de Jesús de evangelizar a todas las gentes va dirigido a la Iglesia entera. ¿Qué añade la presunta vocación al Opus a la vocación del bautizado? Nadaaaaaaaa. No se puede hablar de una vocación específica por tanto.
Pero héte aquí que el tema se complica un poco más, cuando los del Opus dicen que “en la Obra la vocación de sacerdotes y laicos es la misma”. Vamos a ver.
La vocación de un laico es distinta esencialmente a la de un sacerdote. Esencialmente. Además que teóricamente esa vocación al Opus es una vocación secular, y laical. De ahí su insistencia en la santificación de las realidades terrenas. ¿Cómo es posible que un señor que se hace del Opus, que tenga esa vocación, que por lo demás coincide con la vocación de todo bautizado, resulta que pasan unos años y se ordena sacerdote? ¿Tiene vocación laical y sacerdotal? ¿Acaso Dios ha alterado la misma constitución divina de la Iglesia al aparecer el Opus haciendo que la vocación al Opus, vocación secular, laical y todo esa retahíla, incluya la posibilidad de la vocación sacerdotal siempre que al Prelado se le ocurra designar a un individuo para las sagradas órdenes, individuo al cual el Prelado no conoce de nada?
Eso nos hace sospechar acerca de que el concepto de vocación sacerdotal quede eliminado por el concepto de vocación al Opus. ¿Cómo resuelven este lío? Fácil. Pasando por encima de la doctrina de la Iglesia, y su tradición espiritual sobre este punto:
a) el Opus fue fundado por inspiración divina;
b) todo lo que se hace en el Opus responde a lo que Dios quiere que el Opus sea;
c) el Padre tiene gracia de estado;
d) de este modo, si designa a un señor para el Sacerdocio, es que Dios quiere que ese señor sea sacerdote.
Punto. No deja de ser significativo que los Curas-Numerarios del Opus nunca hablen de su “vocación sacerdotal”, sino de su “vocación a la Obra”.
Por lo demás el carácter esencial del sacerdocio queda muy oscurecido, cuando dice el Fundeitor que “estos hijos míos se ordenan porque les da la gana, que es la razón más sobrenatural”. Pues no señor. Una persona ha de saber si tiene vocación al sacerdocio para ordenarse, en caso contrario, no debe ordenarse. Esto es lo que la Iglesia ha dicho siempre. En el libro V de “Meditaciones” que se encuentra en los centros, el Fundeitor incluso llega a afirmar que “para nosotros el sacerdocio es algo accidental”, incluso llega a decir que los Numerarios cuando se ordenan “cambian de trabajo profesional”. Según el espíritu del Opus, un Cura-Numerario “santifica su trabajo profesional”. Pero vamos a ver, entonces, cuando dice Misa, ¿santifica la Misa? Lo que dice la Teología católica es lo contrario, es que los sacramentos fueron instituidos para la santificación de los fieles.
Única vocación para sacerdotes y laicos: un camelo insufrible y cansino.
Lamentablemente lo que el Opus consigue es defenestrar esta palabra tan importante para la espiritualidad católica. La utiliza como instrumento de presión: para entrar, para permanecer, para evitar la salida.
Todo esto nos lleva a plantear no solamente muy fundadas dudas sobre la existencia de una "vocación al Opus", sino que, por lo dicho anteriormente, permite inducir la cuestión acerca de si esto rebasa los límites de la misma ortodoxia de la Iglesia Católica.
Que el Opus Dei sea una iglesia dentro de la Iglesia no sería el problema, sino si acaso se haya constituido solapadamente en una religión dentro de otra religión.


49 comentarios:

Un ronin católico dijo...

¿Tienen las aspirinas a mano?

Anónimo dijo...

PEDRO HISPANO dice:El crecimiento espectacular del Opus Dei sólo puede explicarse porque con la crisis de la Iglesia se quedaron solos. A los ojos de muchísimos eran lo único seguro en los años de Pablo VI, por ejemplo. Por eso han podido quedar relegadas al olvido esas carencias doctrinales que el fundador descartaba con sus típicas gracietas de la real gana y otras semejantes.
Capítulo aparte es lo que hicieron con los carlistas navarro a los que vampirizaron y destruyeron transformándoles en liberales. En palabras de Melchor Cano -que él refería a los jesuitas- hicieron de los gallos pollos y de los pollos gallinas. Y se perdió así una fuerza que podía haber contribuido a la reconstrucción del catolicismo.
Y Capítulo aparte es lo que están haciendo o más bien no haciendo con la Liturgia tradicional. Que, a poco que se examine, resulta sospechosísimo.

Anónimo dijo...

No tan sospechoso. Hay quien piensa que el Opus ha cambiado con respecto a lo marcado por el fundador. Eso lo dice quien conoce sólo superficialmente la organización. El Opus discierne por donde van los aires, lanza globos sonda, y si ve que pueden ir los tiros por cierto lugar, allí se apunta. ¿Por qué? Porque el Opus lo que quiere es el acceso a cargos principales de responsabilidad; en la sociedad se le acabó eso hace tiempo. En la Iglesia es lo que sigue intentando. En los lugares más conservadores, hará más concesiones conservadoras, y en los más progresistas, ídem.

Fr. Juan de S.T.

Un ronin católico dijo...

Había oído muchas cosas en mi vida pero que el Opus Dei tiene la culpa de los tiros en Montejurra es nuevo.

Me suena tan dadaista como el elemento pagano de la falange durante la dictadura.

Otra cosa es la situación picaresca de la política española a partir de los 50, que no es sino la continuación (ya sin revolución amenazante) de la picaresca política tradicional a la caída del antiguo regimen y fin de las guerras carlistas. El paraiso de los vividores. Donde lo mismo que uno vestía la camisa azul con una chaqueta blanca encima se ponía un cilicio y aguantaba charlas, retiros y meditaciones si hacía falta.

Aspirina en tabletas habrá que preparar.

Walter E. Kurtz dijo...

Ronin: Aunque no comparta una posición, no la ridiculice. Pedro Hispano se refiere al hecho incontrevertible de que buena parte del "rank and file" de la Obra en Navarra, al menos en sus primeros tiempos, fue de gente salida de familias carlistas.

Yo no estoy tan seguro que esto se deba a una actitud deliberada de minado interno del carlismo; por el contrario, me parece que en cualquier institución navarra (de izquierda a derecha, dentro y fuera de la Iglesia) podemos encontrar hijos de padres carlistas (o sus nietos). De hecho, sin ser especialista, pero según lo que he leído, los problemas del carlismo navarro son anteriores, incluso, al 18 de julio de 1936.

El devenir del carlismo navarro, en todo caso, se debe al mismo devenir de la segunda mitad del siglo XX en el mundo en general y en España en particular, devenir del cual no estuvo aislada la Iglesia sino que contribuyo a ello, antes y (sobre todo) después del Concilio.

En este sentido, la Obra y su devenir reflejan, en pequeño y con sus particularidades accidentales, el mismo devenir de la Iglesia universal y española. Por lo que, como dice el articulista, éste no es el quid del affaire Opus.

Un ronin católico dijo...

Bueno, más que ridiculizarla la he llevado a las últimas consecuencias. El problema del carlismo, efectivamente es de largo recorrido. De muy largo recorrido diría yo.

Es mejor hablar estrictamente de elementos teológicos y no de estas cosas. Pero así es más ameno y alivia el dolor de cabeza.

Martin Ellingham dijo...

Parece que las confusiones en torno al tema de la vocación no son patrimonio exclusivo del OD. He tenido un intercambio de opiniones con Bruno Moreno, que derivó a una curiosa exégesis de la vocación de Abraham, y de otras vocaciones explícitas mencionadas en la Escritura, comparadas con las vocaciones ordinarias, de algunos santos incluso, que me parece bastante peligrosa. Se pierde de vista que las causas segundas son eso, segundas; que cuantas más son las mediaciones humanas, mayor delicadeza se requiere para discernir los signos de la voluntad de Dios, y diferenciarlos de otras influencias humanas.

Comparado con el caso de las familias misioneras enviadas al África, el OD tiene -para los casados- un criterio de sensatez cristiana, que insiste en lo ordinario, en la propia profesión u oficio, etc. Ejemplo: aquí la familia X (padres supernumerarios) permite que sus hijos menores vayan a misionar a una zona muy inhóspita con un grupo parroquial. Pero la misión se realiza en vacaciones (no interfiere con la escuela) y el hijo hemofílico no va a esas misiones (los actos supererogatorios no pueden ser contrarios al bien común familiar ni causar grave daño a terceros).

Saludos.

Un ronin católico dijo...

Y para empezar un poco sobre la lógica del artículo. No se puede ir de conclusiones establecidas a premisas, sino al contrario. La apariencia es que el Opus Dei es malo porque hace esto y esto y no parece que se mire lo que hace y dice el Opus Dei y se extraigan conclusiones.

Quizás es que de tanto tratar el mismo tema se saltan ya los pasos necesarios por costumbre y se cae en errores lógicos cercanos a la falacia.

Si alguien dice que santifica la Misa como un trabajo eso no excluye necesariamente que entienda que la Santa Misa es para santificar a los fieles, por tanto el ejemplo aducido al final está mal hilado. Hay que ver que entiende ese individuo por santificar la Misa y ver aparte la doctrina de la Misa que enseña.

Si esto se hace de modo racional y sin aprioris se observa que la doctrina de la Santa Misa enseñada en la Obra es la tradicional de la Iglesia y además con la característica de que se convierte en un trabajo divino. Opus Dei. Hay abundancia de textos del fundador al respecto y de como el sacerdote tiene un trabajo que consiste en la celebración de sacramentos y enseñanza a los fieles de la prelatura en el cual radica su santificación. En esto no dicen nada nuevo, salvo el considerar los deberes propios del sacerdote como Opus Dei. Por ahí no hay nada que chirríe a la doctrina católica.

Luego se sueltan generalizaciones e inexactitudes, como esa de que un sacerdote numerario nunca habla de su vocación al sacerdocio. Esto es fácilmente comprobable que no es así y ya desde el mismo fundador y los primeros sacerdotes, qu no dudan en hablar de vocación al sacerdocio.

La unidad de vocación en la Obra que une a laicos y sacerdotes es la misma que une en otros carismas (por ejemplo el de una orden religiosa, a laicos (hermanos legos) y sacerdotes (hermanos clérigos) y a las distintas ramas terciarias y femeninas en un mismo espíritu fundacional sin perjuicio de la fe ni de la vida teologal. En la obra se añade un carisma distinto al de los religiosos con su propio iter jurídico novedoso para su tiempo y que aún hoy día insiste en separarse de todo lo que son los llamados movimientos (es interesante ese punto y la conciencia mantenida en el tiempo de novedad jurídica). Todo eso hay que irlo viéndolo y analizando y se puede observar que es coherente con la fe y la praxis jurídica de la Iglesia. Otra cosa es la praxis concreta en la aplicación práctica de todos los principios teológicos y jurídicos.

Para la vocación, la Obra siempre ha dicho que hay tres causas segundas principales: El Prelado, los directores y el individuo, que obviamente ha de ser libre. Hasta ahí no hay problema. La praxis es otra cosa.

Por tanto no comparto el fondo del artículo. El problema no es teológico, sino sólo de praxis y según modos. Es totalmente injusta la insinuación de que el Opus Dei es una religión dentro de otra religión a no ser que se tome como un juego de palabras poco agraciado contra el espíritu laical del Opus Dei.

Un ronin católico dijo...

Se pierde de vista que las causas segundas son eso, segundas; que cuantas más son las mediaciones humanas, mayor delicadeza se requiere para discernir los signos de la voluntad de Dios, y diferenciarlos de otras influencias humanas.

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Este es uno de los problemas prácticos. Estamos ante una exigencia psicológica del individuo muy difícil de paliar, dado que de la causa primera no tenemos más experiencia que por el conocimiento de las causas segundas en los efectos que producen en nosotros. De ser buenos esos efectos, todo lo que viene de las causas segundas es de Dios. De ser malos, hasta Dios puede llegar a dejar de existir para nosotros y acabar uno en la apostasía.

Es lo mismo que el tema del conocimiento de la gracia. No podemos percibir la gracia. Es imposible.

Muy fácil en teoría, muy difícil en la práctica. Intente convencer a quien ha recibido una revelación privada de que dude de que la haya recibido. Su convicción acabará siendo de fe y eso es legítimo, aunque nosotros podamos dudar de ella siendo esto legítimo también.

Al menos en la Obra no se admiten iluminismos que llevarían a algunos a creerse llamados a ser lo que no son, sino una praxis de la causas segundas llevada hasta el extremo en lo que tiene de aniquiladora de toda falsa percepción de las gracias personales o percepciones comunitarias. "EL Prelado y los directores te llaman en nombre de Dios ¿Aceptas?"

El modo práctico de proponer eso es la espada de doble filo.

Walter E. Kurtz dijo...

Veo que sigue insistiendo por el mismo camino. Para no repetirme, le copio un mensaje que dejé en un post anterior:

Ronin: Discúlpeme nuevamente, pero no entiendo su metafísica. La doctrina de las causas segundas no tiene nada que ver con esto. Lo que nos dice en el caso de la vocación es que, de ordinario, Dios no comunica su llamado por medio de revelaciones particulares, sino a través de signos. Esto no quiere decir que alguien que manifestó -luego de un discernimiento- no tener vocación sacerdotal (requisito para ser numerario), luego sea "invitado" por sus superiores para ser sacerdote con el argumento de que sólo se trata de un cambio de trabajo.

14 de julio de 2011 13:58

Un ronin católico dijo...

Ya en su momento dije personas y demás seres en el proceso de causas segundas.

La vocación es algo que atañe a la predestinación y es ordenado en la divina providencia con la que Dios gobierna el mundo, luego es un tema específico de causas segundas, porque como mínimo siempre hay una: la propia voluntad del que es llamado.

Negar aquí la doctrina de las causas segundas es precisamente jugar al iluminismo o caer en un inmanentismo misticista muy peligroso.

Como anexo hay que entender que en una revelación privada hay también causas segundas: la propia voluntad y entendimiento del que recibe la revelación, las especies reveladas que actúan sobre el entendimiento, etc. De lo contrario diría que Dios se está comunicando directamente al alma sin mediación alguna, cosa que sólo se da en la visión beatífica y bajo ciertas condiciones milagrosas Santo Tomás admitió sólo para Moisés y San Pablo.

Un ronin católico dijo...

La doctrina de las causas segundas es la que nos permite discernir lo que es aportación de la psicología propia del vidente y de lo que lo rodea y lo que es verdadero y esencial al mensaje en una revelación privada.

Aquí nos permite distinguir entre lo que es llamada verdadera de Dios y esencial a ella y lo que es capricho de uno mismo o de los que lo rodean. Por eso se puede aplicar un discernimiento. Porque hay causas segundas que interfieren. De no hacerlo no haría falta porque Dios se nos comunicaría sin mediación alguna dándonos a conocer de modo inefable e ineludible su voluntad.

De cualquier forma si no tienen aspirinas pueden pasar al paracetamol. Es más sano para el estómago delicado.

Walter E. Kurtz dijo...

Once more,

Esto no quiere decir que alguien que manifestó -luego de un discernimiento- no tener vocación sacerdotal (requisito para ser numerario), luego sea "invitado" por sus superiores para ser sacerdote con el argumento de que sólo se trata de un cambio de trabajo.

¿Por qué sigue mezclando?

Martin Ellingham dijo...

Ronin:

Si tenes el comentario de la BAC al Génesis (yo no lo tengo) y te interesa ver el tema de la vocación de Abraham, tengo la sospecha de que hay numerosas diferencias, de importancia y de detalle, con la familia de los kikos misioneros del ejemplo de Bruno. Siempre que no te lleve mucho tiempo, claro.

Me parece que hay una diversidad enorme entre la vocación de uno de los Apóstoles, llamado directamente por Cristo, de manera explícita, y la posible vocación de una "familia misionera" kika para trasladarse al África. En el primer caso, se puede aceptar o rechazar la invitación del Señor, pero es es Dios mismo quien invita directamente. En el segundo, hay que discernir muchos signos, con prudencia cristiana, porque bien puede tratarse de una respuesta condicionada por mediaciones humanas.

No sé lo que pensará Bruno Moreno, pero para mí, una teofanía veterotestamentaria, o el explícito llamado de N.S., tiene una entidad objetiva muy superior a la invitación de un catequista X, de Kiko Arguello o de Cármen Hernández.

Saludos.

Un ronin católico dijo...

luego sea "invitado" por sus superiores para ser sacerdote con el argumento de que sólo se trata de un cambio de trabajo.
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Coronel, esto tla como lo expone no es así. Ni mucho menos. El numerario no certifica que no tiene vocación sacerdotal, sino que su vocación en ese momento es al Opus Dei y no al sacerdocio en el Opus Dei. Eso no quiere decir que no pueda tener una vocación al sacerdocio que le viene confirmada por la serie causal posterior tal como San Francisco de Borja. ¿Cuando se casó y tuvo hijos tenía o no vocación de religioso y cuando entró en la Compañía la tenía de sacerdote?

Es un modo de discernimiento vocacional propio y peculiar del sacerdote numerario que conserva su vocación al Opus Dei tal como sigue siendo franciscano el que de lego profeso pasa a sacerdote por petición del superior. En cuanto a la vocación al Opus Dei su trabajo a santificar es ahora el sacerdocio y no es una mera excusa, sino la condición esencial en su nuevo estado que le permite seguir viviendo el espíritu de la Obra como vocación personal y propia junto a la del sacerdocio.

Un ronin católico dijo...

De acuerdo en eso, Martin. Sobre todo cuando la causa segunda es la humanidad santísima de Nuestro Señor obrando bajo la acción directa de la persona divina. No hay color, en efecto.

En la teofanía del AT lo que marca la diferencia es el hecho de que por inerrancia del texto inspirado sabemos que Abraham recibió un llamado auténtico de Dios. Eso es muy superior también a cualquier certificación humana de un proceso vocacional. Es el mismo Espíritu Santo el que nos ha consignado por escrito la vocación que recibió Abraham y no una narración humana de una experiencia por muy santo que sea el humano que la narre.

pero no veo que vaya por ahí la argumentación de Bruno, sino que se remite a cuatro puntos concretos que creo explica suficientemente. Cuestión aparte es que tales llamadas se hagan con más o menos discernimiento y en una praxis mejor o peor e incluso con abusos.

Genjo dijo...

Ronin:
resulta confuso lo de que la celebración de la Santa Misa sea un trabajo, por mucho que se adorne con expresiones como que se trata de un trabajo divino, Opus Dei. Eso mismo lo decía el fundador de cualquier trabajo realizado rectamente y con sentido cristiano.
Si por trabajo entendemos toda acción humana realizada con esfuerzo, entonces sí es un trabajo. Pero trabajo no es eso.
Sin tener esa experiencia, entiendo que el sacerdote deberá en su tarea sacerdotal aplicar métodos, criterios, procedimientos equivalentes a los de un trabajo profesional. Por ejemplo, poner atención, ser puntual, organizar el horario, anotar experiencias, ser cuidadoso. Pero tales cosas no convierten la celebración de un sacramento en un trabajo.
Nadie, salvo los de la obra -que a mi me conste-, interpretaría que lo que un sacerdote hace en la Santa Misa es un trabajo. Aunque, pensándolo bien, un paisano de los del pueblo, de los que durante la homilía sale a fumar un cigarrillo, también lo interpretaría así, de la manera más ruda, evidentemente.
Por otra parte esa interpretación encaja de maravilla con la teoría de la vocación única en el Opus Dei, pero se basa en un entendimiento sesgado del término trabajo.

Un ronin católico dijo...

Pero que no se asusten, los templarios fueron un experimento fallido de nueva realidad eclesial. Duró dos siglos antes de que se terminase. Muchas de estas discusiones se podrían llevar sobre los templarios y ver cuan antiguas son.

¿Qué vocación tenía un templario? ¿Era de soldado o de religioso? ¿Si para ser templario se le exigía el entregarse a la defensa de los caminos de Tierra Santa, que pasaba después con aquellos a los que se les prevenía en la misma regla de que jamás serían mandados a ultramar ni a la vida activa de milicia y quedarían de administradores o personal en alguna de sus numerosas encomiendas? ¿Qué pasaba con esas familias a las que promovían a peregrinar a tierra santa bajo su protección y mientras tanto ellos se quedaban como administradores de su propiedad y herederos de la misma si algo les pasaba en el viaje? Hay tantas cosas que parecen propias de hoy en día, como la de ese monarca aragonés que donó la mitad de su reino al Temple en el lecho de muerte con gran escándalo de los hijos.

Un ronin católico dijo...

El termino trabajo en la obra tiene un contenido teológico tomado del Génesis que es el propio de la doctrina tradicional.

Luego tiene un sentido vocacional propio: la santificación en el trabajo ordinario de cada uno y el trabajo ordinario de un sacerdote es el desempeño de sus funciones sacerdotales, salvo que tenga algún trabajo añadido como podría ser el sacerdote que además es profesor, donde también ese trabajo se incorpora como propio.

La celebración de la Santa Misa y de cualquier sacramento es un trabajo. Cuesta esfuerzo, porque hay que poner una parte humana del sacerdote a disposición de lo sobrenatural y en determinados momentos de la persona de Cristo en la cual se actúa. Cansa y necesita de energía como cualquier otro trabajo humano. En la parte sobrenatural es cosa de Dios y obviamente no trabaja el hombre. El resultado es una obra perfecta, hecha por hombres pero que a la vez es de Dios y hecha por y para Dios y que repercute en la santificación no ya de uno mismo, sino de los demás de modo intrínseco. San Josemaría hablaba de producir la eucaristía. Es un modo de hablar muy preciso y similar al de los escolásticos cuando colocaban en eso la distinción sacerdotal sobre el laico. Lo que formalmente los distingue, materialmente los une en un mismo espíritu con los laicos de la Prelatura. Es una interesante intuición espiritual que cara al cuerpo eclesial ilumina la estracha unidad de los cristianos más allá de los caracteres que los configuran de distinto modo con Cristo sin necesidad de disminuir el sacerdocio. Es este un punto sobre el que no se estudiará nunca suficientemente y que quizás contenga las claves del buen funcionamiento parroquial como comunidad de sacramentos y no de ratones de sacristía.

Walter E. Kurtz dijo...

Ronin: No se meta en cuestiones históricas que, a tenor de sus preguntas retóricas, no comprende. Atengámonos al tema de este post, del Opus Dei, hic et nunc.

Un ronin católico dijo...

Buen intento pero no. A tenor de su respuesta el que no comprende las cuestiones históricas es usted. ¿Ve qué fácil es jugar con la falacia?

Todavía espero que me digan si un oblato de cinco años podia tener voación a través de la elección de sus padres. Es otra cosa de épocas anteriores que según alguno estaban llenas de ortopraxis.

Walter E. Kurtz dijo...

¿Salir por la tangente? ¿Le suena?

Meterse a hacer arqueología histórica no es buen método en Teología.

Un ronin católico dijo...

Los he citado como ejemplo de que el tema que traemos no es precisamente algo nuevo y propio del siglo XX, ni siquiera del barroco. No se trata de arqueología sino de historia de la cuestión. Cosa que atañe al método con todas las de la ley.

Anónimo dijo...

Ronin ud. conoce el opus.

Anónimo dijo...

PEDRO HISPANO dice: al contrario que nuestro SAMURAI que complica y embarulla las cosas yo tengo que reconocer que he sido simplista en lo que al Carlismo se refiere. Porque es cierto que los problemas del carlismo van más allá de la presencia del OD en Navarra pero también lo es que los que se integraron en las filas del OD perdieron la identidad tradicionalista. Era de esperar por la mentalidad liberal del OD y por su característico oportunismo de correr siempre con entusiasmo en auxilio del vencedor. Que después del Vaticano II no era el carlismo, desde luego.
Pero totalmente de acuerdo en que no se sigue de esto una intención de minar el carlismo.

Walter E. Kurtz dijo...

Tanto el tema del oblato de 5 años como el de los templarios, están enmarcados en la concepción medieval de los tres órdenes y en particular del corporativismo de la sociedad de ese tiempo. En particular, el orden clerical incluía a muchísima gente que hoy no consideraríamos clérigos como estudiantes, enfermeras, regentes de hospicios, miembros de cofradías, incluso -en muchos casos- miembros de gremios. Ese oblato de que Ud. habla era un alumno de una escuela monástica, como tantos otros de su tiempo que, siendo oblatos, luego de mayores hacían de su vida lo que les pareciera, sin ir muy lejos, Federico II. La situación jurídica y canónica de las órdenes militares - religiosas y de sus miembros era complejísima, variando incluso entre las distintas provincias y lenguas. El hecho es que nunca llegó a consolidarse, puesto que a partir del siglo XIV, tras la supresión del Temple, las restantes comenzaron una progresiva secularización y un mayor control de la autoridad civil.

Pero al analizar la canonicidad y la teología del Opus, lo tenemos que hacer en referencia al Magisterio y a los cánones actuales.

Martin Ellingham dijo...

Ronin:

Recuerdo que quien empleó el término supererogatorio fui yo. Creo que Bruno lo toma, pero hace un hombre de paja con mi tesis, sacándola de su contexto (referida al caso de la familia en misión trasplanta al África).

La autoridad (familiar, política, eclesiástica), no tiene potestad para imponer actos superogatorios cuando:

a) se afecta el bien común (familiar, político o eclesial). Ejemplo (real, de un movimiento que no es el CNC): el marido se entusiasmó con ser familia misionera y al final, la historia terminó en separación; mujer y los seis hijos, que siguen siendo católicos practicantes, indignados con el movimiento al que consideran una secta que les destruyó la familia. Una caso largo de relatar, pero en el que se verifican los usuales abusos rigoristas de esta clase de movimientos (marido ausente por su compromiso con el movimiento, padre ausente por la misma razón, desprecio por la continencia periódica en el uso del matrimonio, y del trabajo de la mujer fuera del hogar, etc.)

b) se causa daño a un tercero.

En el caso que comenté, lo supererogatorio no eran los ejemplos de vida cotidiana que pone Bruno ahora, sino toda una serie de actos exigidos por el traslado de la familia a un país africano. ¿Y si esos actos impuestos por los padres a sus hijos alterasen el bien común familiar? ¿Y si a lo postre, los hijos terminan pensando que sus padres han sido negligentes en su educación por seguir a un catequista iluminado que los mentalizó? ¿Y si como consecuencia del discurso kiko (aprobación eclesiástica=cheque en blanco del Espíritu Santo) los hijos terminan indignados con la Iglesia?

No hablo de cosas intrínsecamente malas. Pero sí de cosas muy imprudentes. Y también de una neoclericalización de los laicos. Porque tradicionalmente la misión ad gentes la hacían religiosos, sin obligaciones familiares que pudieran entrar en conflicto con la disponibilidad que demanda ir a tierras de misión.

Saludos.

Genjo dijo...

Ronin:
como tantas veces usted reitera su tesis sin aportar nada nuevo. Le parece suficiente repetirla.
Me da la impresión de ser usted buen conocedor de la teología y de la lógica. No lo soy yo tanto.
Pero a mí no me engaña :-). Cumplir un rito religioso no es un trabajo. Aunque cueste mucho trabajo -esfuerzo- ejecutarlo.
Así como el médico diagnostica, el barrendero barre, el comercial vende, entiendo que dice usted que el cura dice misa. Pues no. Aunque lo vista de seda.

A no ser que su concepto de trabajo sea innovador teologicamente y bla, bla.
Y por si le interesa, esto es lo que piensa toda la gente corriente que conozco, que es bastante. Aunque casi ninguna tiene la vocación de serlo (gente corriente, se entiende).

Anónimo dijo...

Ronin es un destacado especialista en lógica borrosa.

Fr. Juan de S.T.

Anónimo dijo...

Curiosamente, el título del último libro de Bart Kosko ("Fuzzy Thinking", Hyperion: 1993) es "Noise" (Vikin Press: 2006).

Sin embargo, creo que la cosa tiene más que ver con la segunda y con la cuarta "máxima conversacional" de Paul Grice, y con su refutación fallida por parte de Dan Sperber y Deirdre Wilson, que con las lógicas no-clásicas.

Para los alérgicos al acetilsalicílico, si tienen la tensión alta, gelocatil, y si no, ibuprofeno. Me voy a por un vaso de agua para el ibuprofeno...

Anónimo dijo...

Pues fíjese que yo lo situaba en una "situación contrafáctica" de Kripke...

Fr. Juan de S.T.

Anónimo dijo...

El tema del Opus y del carlismo hay que ponerlo en contexto:

Hay dos carlismos actualmente en España y uno no lo es del todo.

Están los que vana a elecciones. En verdad son democristianos a los que no les gusta que los llamen así (por esto se enojan mucho con Ayuso). Entre estos hay muchos del Opus.

Luego están los que permanecen carlistas. Aquí del Opus hay muchos menos. En la gran mayoría son tradicionalistas.

Beto.

Nota. Linda confusión: los primeros también se autodefinen "tradicionalistas", pero no son. Ni por la deriva política, ni por la litúrgica. No alcanza con tener abuelos requetés.

Anónimo dijo...

Beto:

No desinformes. Los de Ayuso también se han presentado a elecciones. La última vez aliados con los neo-franquistas del Tercio Católico de Acción Política y con los catalanistas de PxC.

En todos lados se cuecen habas, tanto en la CTC como en la Secretaría Política de D. Sixto (quien en su país es firme partidario de Acción Francesa).

En cuanto a ex-opus, carismáticos, etc., mejor no sacar prontuarios pues no sé cuál de ambos grupos sale peor parado.

Cofrade

Anónimo dijo...

Beto:

No desinformes. Los de Ayuso también se han presentado a elecciones. La última vez aliados con los neo-franquistas del Tercio Católico de Acción Política y con los catalanistas de PxC.

En todos lados se cuecen habas, tanto en la CTC como en la Secretaría Política de D. Sixto (quien en su país es firme partidario de Acción Francesa).

En cuanto a ex-opus, carismáticos, etc., mejor no sacar prontuarios pues no sé cuál de ambos grupos sale peor parado.

Cofrade

Anónimo dijo...

Touché, Fr. Juan de S.T. (la semántica de Kripke siempre me ha parecido un auténtico galimatías; galimatías egregio, claro).

El problema de las lógicas no-clásicas es su concepción subjetiva del significado, empezando por la semántica de "mundos posibles" (Montague) y terminando por la de situaciones (Barwise & Perry).

Es el problema de toda la filosofía moderna. Problema del que no ha sido capaz de desembarazarse la teología.

Es la recurrente querella de los moderni que, esta vez, además de ofrecer poco, deshacen poco que va quedando.

En cualquier caso, creo que estamos de acuerdo en lo de la actitud intencional, que tiene mucho que ver tanto con las "Situations" como con las "attitudes".

Saludos.

Un ronin católico dijo...

Estimado Genjo, aunque usted no se lo crea, el barrendero barre y el cura dice Misa. Cierto movimiento de curas obreros dio lugar a lo contrario, pero la doctrina tradicional católica es esa misma.

Luego parece querer dar a entender como si reconocer que la Misa es un trabajo hiciera desaparecer el estado propio del sacerdote. Eso no es así. No al menos en el Opus Dei.

Un ronin católico dijo...

A los señores lógicos decirles que a pesar de sus continuas "implicaturas conversacionales" el asunto es tan sencillo como aternerse a la realidad del otro en buena fe, concepto que sí que parece difuso para muchos católicos. Tampoco soy partidario de las nuevas lógicas, aunque reconozco que el debate sobre el ser y en concreto las pruebas de la existencia de Dios en la filosofía analítica es lo más interesante que ha quedado en la filosofía de hoy y un buen entretenimiento para los tomistas que no tienen otra cosa que hacer.

Y como buen soldado tengo los antigripales Army Size de toda la vida, que aguantan lo que le echen.

Un ronin católico dijo...

¿Coronel, la ortopraxis depende de las circustancias históricas? Poque entonces se acabó el elefante barroco, porque no puede ser juzgado fuera del barroco.

Si por el contrario hay una relación entre verdad teológica, verdad moral y la explicitación práctica en la sociedad que posibilita la vida cristiana, se puede observar el hilo del tiempo y como persiste un problema en el mismo.

Anónimo dijo...

No supongo la buena fe ni en mí mismo. Bueno, en mí mismo la supongo bastante menos que en los demás porque me conozco desde hace más tiempo ;^). Cosas del Pecado Original y de la experiencia vivida, supongo.

La filosofía analítica tiene sus propios problemas, que no son menores, y que son compartidos por toda la filosofía moderna en general, incluida la filosofía de la ciencia y la metamatemática. Pero ese es un asunto que nos llevaría demasiado lejos (o quizá no tanto).

Para mí, como esposo, ser esposo no es un trabajo en el sentido profesional del término, aunque requiera toda mi atención, esfuerzo y dedicación. Por eso, prefiero no mantener ninguna relación "profesional" con ningún sacerdote para quien ser sacerdote sea un trabajo en el sentido profesional del término, por más que requiera toda su atención, esfuerzo y dedicación. Por otra parte, ya me imagino que ningún sacerdote así querrá tener nada que ver conmigo porque debo parecerle demasiado "clerical". También me imagino que aquellos esposos para los que su relación sí sea un trabajo en el sentido profesional del término sí que querrán tener algo que ver con esos sacerdotes, y viceversa. Es cuestión de perspectiva, supongo.

Huérfano de mandos dispuestos a librar la batalla por el Reinado Social de Jesucristo, continúo la lucha como soldado irregular. Desgraciadamente para mí, me temo que los soldados "profesionales", regulares al servicio de los mandos que ordenan el alto el fuego permanente, al no seguir los dictados estratégicos de nadie, me consideren un guerrillero o, peor aún, un terrorista. No suponen, o no les importa, la existencia de buena fe por mi parte (tampoco es que eche en falta que la supongan o que les importe). Por lo que a mí respecta, si quiero "pillar" un buen "colocón" no tengo nada más que tomar un Frenadol(tm). En mi caso, transforma un simple resfriado en una desagradable e innecesaria baja laboral que, como soldado irregular, no puedo permitirme.

Prefiero el ibuprofeno porque el gelocatil es un hepatotóxico que, ingerido con alcohol (vermouth, cerveza, vino, sangría, clara, tinto de verano), se fija permanentemente en el hígado. Y, a estas fechas y con estos calores, un tintorro de verano, es un tintorro de verano... y, aunque no quite el dolor de cabeza, refresca y relaja.

Saludos.

Anónimo dijo...

¿Pruebas de la existencia de Dios en la filosofía analítica? ¿No lo habrá leído usted eso en la "Filosofía de la religión" de Joaquín Ferrer, profesor de Opus para más señas? Dice barbaridades como esa cuando habla de la filosofía analítica, el "aspecto místico de Wittgenstein" y salvajadas parecidas.

Fr. Juan de S.T.

Un ronin católico dijo...

Me refiero a cosas más serias como el tomismo analítico. Póngase al día si no lo está ya. Supongo que los argentinos conocen bien el tema.

http://www.uca.edu.ar/uca/common/grupo17/files/tomismo_esp_dr_berti.pdf

Un ronin católico dijo...

Para mí, como esposo, ser esposo no es un trabajo en el sentido profesional del término

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Es por eso que su mujer no lo tiene en nómina.


Quitado el obvio detalle, los sacerdotes si están en nómina. De quien y de cuanto es cosa aparte. El asunto es que pueden considerar que tienen oficio aparte de dignidad y nada más tradicional que el beneficio eclesiástico aquel al que se accedía de por vida sin perjuicio para el munus.

El caso es que es usted perfectamente libre de mezclarse con los sacerdotes que quiera, siempre que no lo haga contra la Iglesia, pero ha de reconocer que la base teológica de la concepción del otro no es tan errada como aparenta o presentan aunque para su espiritu guerrillero no sea aconsejable.

Anónimo dijo...

Ese enlace que usted ha puesto no funciona. Lo único que me suena de ese asunto es el trabajo citado por Ferrer de Elisabeth Anscombe, de Cambridge, a la que presenta como "discípula" de Wittgenstein, y muy leída hace unos años en ambientes opusinos. Ya desde Chenu es patente la costumbre de adjetivar el tomismo, para evitar la adhesión vergonzante a algo "poco moderno".

Fr. Juan de S.T.

Anónimo dijo...

Me parece que la cosa es más cuestión de sacramentos que de nóminas. No creo que el hecho de que mi mujer me tuviera en nómina como "asistente familiar" (chacha) afectara lo más mínimo a mi comportamiento como esposo (no por falta de voluntad sino por mis evidentes limitaciones personales, que son las mismas con o sin nómina).

De la misma forma, si un sacerdote dejarara de cobrar sus estipendios, por la simple y única razón de dejar de cobrarlos no quedaría relevado de sus obligaciones sacerdotales.

Mi espíritu guerrillero, además de sano y aconsejable, es necesario porque no procede de mi propia voluntad sino de la de Aquel que nos envió a vd. y a mí.

Si a nuestros pastores no les parece adecuado llamar la atención sobre la perversión de la educación católica en todos los niveles (en los colegios públicos, concertados y privados, en los sermones, las admoniciones de confesionario, las catequesis parroquiales de primera comunión, confirmación y postconfirmación, en los cursos matrimoniales, en los retiros espirituales, en los seminarios y universidades), eso es cosa de ellos, no mía.

Por más que se empeñen estos o aquellos, tirios o troyanos, por más pastoral o oportuno que pueda ser, no pienso llamar verdad a la mentira, ni claridad a la oscuridad, ni orden a la confusión, ni primavera a la apostasía. Tampoco pienso dar a entender lo contrario de lo que profeso o, simplemente, callarme.

Mi vida como laico no es cuestión de profesionalidad. Tampoco es cuestión de orgullo o soberbia. Es cuestión de Fe. No veo por qué la vida como sacerdote haya de ser distinta en eso.

PS: A las 13:50 CET funcionaba el enlace indicado por Ronin.

Anónimo dijo...

A mi no me funciona. Será que esta máquina infernal tampoco está "al día".

Fr. Juan de S.T.

Anónimo dijo...

Prueba con este otro enlace:

https://docs.google.com/viewer?a=v&pid=explorer&chrome=true&srcid=0B3sCBMM91OjZNTJiZTUzYTMtZTc4ZC00YzBhLTkwMDYtYTQ0ZWUzNTEwMTQ4&hl=es

Genjo dijo...

Ronin:
me dice usted:"aunque usted no se lo crea, el barrendero barre y el cura dice Misa".
Ya sabe usted que me lo creo. Pero si el barrendero deja de barrer porque no le pagan nadie dice que es un mal barrendero. ¿Para qué le voy a explicar más diferencias? Por algún motivo no ve lo evidente.

Anónimo dijo...

COFRADE dice: "...D. Sixto (quien en su país es firme partidario de Acción Francesa)"
PEDRO HISPANO dice: Después de la condenación de la Acción francesa por Pio XI -creo que en 1926- tanto el priódico como el partido del mismo nombre desaparecieron. En 1936 Pio XII anuló la sentencia pero el mal ya estaba hecho -y es incalculable- aunque espero que COFRADE tenga alguna aclaración que hacer al respecto

Anónimo dijo...

Pedro Hispano: La AF fue refundada tras el fallecimiento de Maurras, por uno de los hijos de Pujo. En cuanto a la militancia de Don Sixto en ella:

- Blog de la AF de Provenza

- Manifestación de los Estudiantes de AF para el Día de Santa Juana de Arco

- Don Sixto con Pierre Pujo en Lignieres durante un Campo de Verano Real de Sartre.

Cofrade.-