A propósito de un post de Terzio en Ex Orbe sobre San Juan de Ávila (1500-1569), donde se lamentaba de que el apóstol de Andalucía había devenido en una suerte de maestro sin discípulos, recogemos algunos escritos de reforma del patrono del clero secular español con sus propuestas concretas, válidas para todo tiempo y lugar (especialísimamente para el tiempo presente) . Curiosamente, en la edición de sus escritos que manejamos (B.A.C., 1969, reeditado en 2000), Juan Esquerda Bifet titula su biografía –como no podía ser de otro modo- como la de un "sacerdote de posconcilio", alguien "como los hombres que está esperando el Vaticano II" (en caso distinto, ¡A qué vendría el molestarse a publicar sus escritos!). Pablo VI al canonizarlo en 1970 afirmó que "San Juan de Ávila es un sacerdote que en muchos aspectos podemos llamar moderno". Comprueben ustedes mismos la "modernidad" de este santo en estos textos que aquí presentamos, que bien pueden “iluminar” muchas situaciones novísimas de nuestra Santa Iglesia.
MEMORIAL I AL CONCILIO DE TRENTO (1551)
Remedio general: Dificultar la entrada en el estado eclesiástico
Lo que ha echado a perder la clerecía ha sido entrar en ella gente profana (...) porque tienen concebido que el estado eclesiástico es una vida aparejada para soberbia de vida y codicia de carne y ojos, sintiendo de lo que es llamado reino de Dios como si fuera reino del mundo. Bienaventurados eran aquellos tiempos cuando no había en la Iglesia cosa temporal que buscar, mas adversidades y angustias que sufrir; y sólo entraba en ella aquel que, por amor del Crucificado, se ofrecía a padecer estos males presentes, con cierta esperanza de reinar con él en el cielo.
¿Y qué podemos creer, sino que los azotes que a la Iglesia vienen, principalmente son por los pecados de los eclesiásticos? (...) la carnicería de almas que vemos morir es por la maldad o negligencia de los eclesiásticos; y que el efecto de este mal son los azotes que Dios nos envía. Y la causa de este mal es estar en la Iglesia hombres indignos y haber entrado por la puerta falsa.
MEMORIAL II AL CONCILIO DE TRENTO (1561)
(...) en lugar de la vida tan sobrehumana y celestial que habíamos de tener, hemos descendido tan bajo, que ni aun buscamos vida conforme a razón; y son las tinieblas de nuestro Egipto tan oscuras y espesas, que se pueden palpar con las manos. Porque aun aquellos pecados que condenó la razón natural y la ley de los moros y el mismo mundo, abundan en muchos de los cristianos; y en lugar de lo que el Señor nos mandó que luciesen nuestras obras, para que los que las viesen glorificasen a nuestro Padre celestial, como a fuente de toda luz y todo bien que se divisaba en nosotros, han sido tan feas y tan llenas de oscuridad, que han infamado a nuestro Dios entre los infieles, dándoles causa que piensen como gente ciega, que, si el Señor fuera bueno, no fueran los cristianos tan malos. No contamos cosas inciertas. Cosa notoria es haber dicho los indios occidentales, viendo la mala vida de los cristianos: si cristianos van al cielo, no queremos ir allá, por no estar con tan mala gente; y convino decir algunos religiosos que iban a predicar a los indios, porque no los aborreciesen y huyesen de ellos: oídnos, que nosotros no somos cristianos, sino hombres que venimos a buscar vuestro bien. Y así se cumplió la queja, y muy justa, que el Señor da de su pueblo: polluerunt nomen sanctum meum inter gentes: cum diceretur de eis: iste populus Domini est et de terra eius egressi sunt (Ez 6, 20).
Sobre el celibato
(...) El daño que viene a la Iglesia, porque los que tienen cuidado de almas no tienen la ciencia que es menester para ello, nadie lo ignora(...) conviene, a saber: ciencia de casos de conciencia y ciencia para medicinar las pasiones del alma y edificarla en la caridad, ellos comúnmente carecen de una y de otra. (...) Conviene también que cuando los ordenen se sepa qué libros tienen de casos de conciencia y de doctrina moral, de santos y de Sagrada Escritura y que se tenga cuenta con ellos en las visitaciones, que tengan los dichos libros y estudien en ellos, pues sin esto todo es perdido.
Necesidad de dividir las diócesis
(...) Hay algunas prelacías que tienen tantos pueblos que los prelados no pueden tener cuenta con ellos como conviene a su oficio y no sé cómo se disimula lo que está mandado por los Concilios pasados, conviene, a saber: que cada ciudad tenga su obispo, y con el uso que en la Iglesia ha habido, que conforma con ellos. Y ya que, en aquellos tiempos, se sufriera tener uno mucho número de ovejas que apacentar, ahora no se sabría sufrir, por estar las costumbres buenas más caídas y la dificultad para levantarlas ser mayor (...) Debe ser causa de no proveerse esto el entender poco la carga del oficio pastoral y la necesidad de los tiempos, la cual es tanta que si entonces una ciudad había menester un obispo, ahora un pueblo, aunque no sea una ciudad, y si dijese una aldea, no me tendría por mentiroso quien lo quisiere experimentar. (...) Este mismo inconveniente hay en algunos pueblos, que han ido cada día creciendo en número de gente y no creciendo en número de curas; por lo cual no son suficientemente apacentados de doctrina ni de sacramentos, ni puede el cura tener aquella vigilancia que sobre la vida de sus ovejas es obligado a tener en particular (...)
Excomuniones sin motivo
(...) Cuánto remedio había menester el mal uso que hay en dar los prelados cartas de excomunión por cosas livianas, y en algunos obispados hay que se dé por cosas que tuvieren valor de tres reales, y de esto hay constitución teniendo por cosa muy llana que esto es causa bastante para darla, y yo sé que la dieron a uno porque habían acuchillado a un perro suyo, y aun lo mismo se hizo con otro. Cosa es de mucho escándalo para los fieles y para herejes el sacar tan presto y tantas veces esta espada que tan delgados filos tiene, pues llega a cortar en las almas.
(...) Y porque en la Vieja Ley no era el cuerpo del Señor consagrado ni tratado como ahora lo es por sus ministros, no era mucho que se les diese alguna licencia para condescender a su flaqueza, pues trataban figuras y cosas bajas, que, en comparación del divino cuerpo del Señor, ni tienen nombre ni ser. Y por esto y porque las novedades, mayormente en cosas importantes, se deben tener por cosas sospechosas, especialmente en tiempos tan peligrosos que la mayor seguridad que se puede tener para no errar es seguir los caminos antiguos de la Iglesia Católica; sería cosa más conveniente, aunque en ello se pasase trabajo, procurar que haya en la Iglesia legítimos y limpios ministros de Dios, cuales la santa Iglesia los ha pintado y mandado (...)
Pónganse en una balanza los trabajos que sobre esto se pueden pasar y en otra el bien que de ello saldrá, y parecerá claro cuánto mejor será elegirlos, que por huir de ellos se haga novedad en la Iglesia, con la cual sicut populus sic sacerdos (Is 24, 2); y puesto caso que se condescendiese con relajar el rigor del celibato a los eclesiásticos, aunque presbíteros, yo diría que tales pudiesen ejercitar los otros ministerios sacerdotales, mas no decir misa; porque me parece, según he dicho, que tal píldora no la pasaría el Señor sin mucha amargura; y, a lo que yo entiendo, castos y limpios quiere a sus ministros para lo uno y para lo otro, como hasta aquí en la Iglesia se ha usado; aunque tengo por mayor mal ser concubinarios que ser casados. Mas, pues se puede remediar lo uno y lo otro con tomar a pecho el cuidado de tomar y criar ministros buenos y castos, no hay para qué aceptar el casamiento por huir del concubinato; porque, aunque el matrimonio en sí es bueno, mas para los ministros de Dios es lleno de inconvenientes muy perjudiciales.
7 comentarios:
Un tanto filolefe este santo. No me extraña que tuviera problemas con el Santo Oficio.
Es que, cuando quiere ensalzar a un autor, un santo, o una institución en el PUCO (Pensamiento Unico Catolico Oficialista), debe decirse que "se adelantó a su tiempo", "es posconciliar", o cosas por el estilo.
No basta decir: fue santo, fue católico, fue ortodoxo, fue sabio, amo y expuso la verdad, etc.
Si no es "actual", "de hoy", "de nuestro tiempo", ninguna cualidad tiene valor.
De alguna manera es una confesión de creer en la evolución, o en el historicismo de la verdad.
Juancho.
Cronolatría. Otra de las cualidades del neocon. Esta compartida con el progre.
alguien sabe que le paso al wanderer???
Anonimo:
No sé que le pasó, pero viendo Junio-Julio de años anteriores se nota que publica poco en esos meses.
Que vuelva pronto.
Juancho.
Ah, pero ¿el blog del Wanderer no es éste?
(El español, siempre despistado).
Español:
No es pero se le parece mucho.
Supongo que debe haber una Tradi-School, o un Tradi-Club, si no, no se explica esta notable comunidad de pensamiento y de lenguaje.
Anoser que sea un fruto de la blogósfera nomás.
Para mi, que soy un outsider, es un verdadero misterio.
Juancho.
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