En el blog de Andrés Beltramo en la vecina Infocatólica se menciona una muy delicada cuestión teológica en torno al dogma de la virginidad en el parto de la Theotokos. Y en la bitácora de Joan Antoni Mateo, en su respuesta a algunos comentarios, se defiende la ortodoxia de las opiniones del obispo Gerhard Müller. Siendo una cuestión compleja pero muy importante por el dogma con el que se encuentra relacionada, nos parece que puede ser de interés de nuestros lectores transcribir los fragmentos de un trabajo que se ocupa de exponer opiniones coincidentes con las de Müller, y someterlas a una confrontación crítica.
"Algunos teólogos católicos pretenden precisar, tomando en consideración las tesis de Mitterer sobre la virginidad en el parto, el alcance de esta verdad afirmada durante quince siglos en la Iglesia. Parten de que el Magisterio, aun afirmando en María una virginidad perfecta en el alumbramiento de su Hijo, no ha especificado en qué consiste el contenido de esa virginidad.
Para ello comienzan distinguiendo dos aspectos en la virginidad. Por una parte la virginidad espiritual, que supone la abstención de todo placer sexual, y por otra la virginidad corporal, consistente en la integridad física.
El resumen de su pensamiento es el siguiente: no es necesario apelar a un nacimiento prodigioso para defender la virginidad corporal. Para defender esta interpretación dan diversas explicaciones:
A) Unos acuden, en primer lugar, al testimonio de la Escritura. Analizan de modo especial los versículos lucanos y piensa que, de acuerdo con esos textos, se puede deducir que al evangelista no le parecía que causara un perjuicio al honor virginal de María la apertura del seno materno.
A continuación estudian los testimonios patrísticos de los primeros siglos y concluyen diciendo que, hasta finales del siglo IV, la tradición patrística ha afirmado el nacimiento virginal, pero lo consideraba sometido a las condiciones normales del nacimiento humano. Más aún, la apertura del seno materno por el niño era considerada como algo honroso para María y para su virginidad.
El cambio se produce en la controversia entre Joviniano y S. Ambrosio. Cuando Joviniano en su oposición al ascetismo de las vírgenes, niega el parto virginal de Jesús, S. Ambrosio reacciona afirmando que el nacimiento de Cristo tuvo lugar sin la apertura del seno materno. Tesis sostenida por la literatura apócrifa de los siglos precedentes. A partir de S. Ambrosio esta tesis se hace doctrina común.
Hay pues, según estos autores, una base común en toda la patrística, que es la afirmación de la virginidad de María en el nacimiento de Jesús, pero hay dos formas diversas de considerar el modo del nacimiento: hasta finales del siglo IV es de modo normal; a partir del siglo V se sostiene que el modo del nacimiento es prodigioso. Este es el motivo por el que el Magisterio no se haya pronunciado en cuanto al modo del nacimiento, ya que no es una cuestión definitivamente zanjada."
(...)
"Procuraremos seguir el mismo orden que se ha tenido en la exposición de las tesis innovadoras sobre la virginidad en el parto.
A) Muchos teólogos salieron al paso del planteamiento dicotómico de la patrística respecto a la virginidad en el parto, en el que se afirmaba —como ya hemos visto— que hay dos formas diversas de considerar el modo del alumbramiento de Jesús: hasta finales del siglo IV los Padres afirmaron que el nacimiento de Jesús se realizó de modo normal y a partir del siglo V se ha sostenido de forma generalizada que el parto fue prodigioso.
Para estos autores no es correcta esa conclusión, porque después de estudiar los innumerables testimonios patrísticos sobre este hecho, se comprueba la casi total unanimidad en la afirmación de un parto prodigioso, de tal forma que se puede hablar de una tradición dogmática y de una realidad que pertenece al depósito de la fe.
He aquí las conclusiones de Laurentin en su exhaustivo estudio patrístico:
a) En esta materia la Tradición se presenta como un bloque compacto de una densidad y de una homogeneidad raras tanto en el Oriente como en el Occidente;
b) la diversidad de formas de presentar esta verdad ponen de relieve la semejanza de todas las doctrinas: son como distintas perspectivas ligeramente decaladas de un estereoscopio;
c) todos los géneros literarios están representados y en especial aquellos que ofrecen más garantías;
d) a partir del siglo V diversos textos pontificios (algunos de primer orden) han asumido la doctrina afirmada por la tradición.
Y su contestación a las tesis de Mitterer se resume en estos puntos:
1. virginidad en el parto es para la Tradición un prodigio, un milagro que exige en nosotros un acto de fe. Los Padres multiplican los argumentos y las analogías para facilitarnos este acto de fe;
2. dos aspectos del milagro: la integridad corporal y la ausencia del dolor no están deducidos uno del otro, sino elaborados de datos dogmáticos diferentes: «están reintegrados en la fórmula virgo in partu y no deducidos de esta fórmula»;
3. la integridad corporal es desde muy antiguo un tema predominante en los padres latinos; entre los padres orientales es menos tratado, en ellos se acentúa el tema de la alegría;
4. la ausencia del dolor, a partir de los datos de la tradición, no está atestiguada de una forma tan densa y tan autorizada.
En sus investigaciones estos teólogos salen al paso de las posibles objeciones de que la virginidad en el parto tiene su origen en la literatura apócrifa, o procede del docetismo, o tiene base maniquea. Sostienen, además, que en la Tradición de los primeros siglos hay varios Padres (por ejemplo Tertuliano) que desconocen o niegan el nacimiento virginal, pero esas ausencias no son ni más numerosas, ni más graves, ni más prolongadas que las de la virginidad post partum y la perfecta santidad de María. Estas tres vacilaciones fueron eliminadas al mismo tiempo, y de alguna forma solidariamente, entre finales del siglo IV y mediados del V.
Por ello si algunos Padres han pensado lo contrario, la línea histórica de la evolución homogénea del dogma ha excluído para siempre esa posición por habérsela descubierto insostenible frente a la afirmación dogmática. A partir del siglo V se constata que en la patrística no han existido disidentes. Ahora bien, esta interpretación mantenida sin excepción multisecularmente ofrece caracteres ciertos de ser obligatoria de la fe en la virginidad in partu, pues nos está mostrando el sentido determinado del dogma y, por tanto, no puede separarse de la misma verdad sin modificarla esencialmente.
Se podría sintetizar con estas palabras el resultado de las investigación patrística sobre la virginidad de María en el parto: el milagro físico de la integridad virginal es un dato de la Tradición. Es decir, para los Padres, talis decet partus Deum."
* Tomado de: Bastero de Eleizalde, Juan Luis. La "virginitas in partu" en la reflexión teológica del siglo XX. Rev. Scripta theologica, Vol. 32, Fasc. 3, 2000 , págs. 835-864.
N.B.: por un error enlazamos a otro artículo del mismo autor. Los enlaces para consultar el trabajo son los siguientes:
http://es.scribd.com/doc/39596648/La-Virginodad-Perpetua-de-Maria
http://www.unav.es/tdogmatica/profesores/juanluisbastero/
http://es.scribd.com/doc/39596648/La-Virginodad-Perpetua-de-Maria
http://www.unav.es/tdogmatica/profesores/juanluisbastero/
21 comentarios:
Beltramo juega con fuego en Infocatólica... Pero supongo que el lado cholulo de Luis Fernando, su orgullo por tener a un "vaticanista" en sus filas, le impide tomar medidas con él.
En cuanto a lo que dicen que dice este Obispo alemán posible futuro capo de Doctrina de la Fe, su afirmación de que la virginidad de María es espiritual y no necesariamente biológica es sospechosa de herejía.
Por supuesto que el Obispo no es tan tonto para negar el dogma de raíz y por eso se inventa lo de la "virginidad espiritual". Ahora bien, ni el consenso unánime de los Padres de la Iglesia, ni los concilios dogmáticos que definieron el dogma, hicieron jamás una distinción tal, ni siquiera la dieron como probable. Tampoco se encuentra en Santo Tomás ni en ninguno de los Doctores. Para todos ellos la virginidad era biológica.
Por lo tanto, dejar abierta la puerta a semejante posibilidad --aunque no existiera condena específica y concreta-- es peligrosísimo para la Fe.
Como bien dice Martin en un comentario que dejó allí, si la virginidad de María ("antes, durante y después del parto") siempre ha sido tenida como hecho milagroso, es porque se pensaba en una suspensión de las leyes de la naturaleza. Si la virginidad fue "espiritual", no se ve dónde está el milagro.
No hay en la obra de Müller la menor sombra de dua sobre la Virginidad de María. El párrafo citado por Beltramo se refiere a unas reflexiones sobre un aspecto de la virginidad de María: la virginidad en el parto. Obre este punto hay interpretaciones legítimas dentro de la afirmación fundamental de la Virginidad de María (María sólo concibió a Jesucristo y lo concibió sin concurso de varón). Puede ver al respecto las espléndidas catequesis mariológicas de Juan Pablo II y también un texto de mariología excelente como es el del P. Jean Galot (Maria, la donna nella storia della salvezza).
24/11/11 8:51 PM
http://infocatolica.com/blog/conversando.php/1111190539-mons-gerhard-ludwig-mueller-y
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Se podría sintetizar con estas palabras el resultado de las investigación patrística sobre la virginidad de en el parto: el milagro físico de la integridad virginal es un dato de la Tradición. Es decir, para los Padres, talis decet partus Deum.
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El sacerdote Joan Antoni creo que al echar un capote al Obispo alemán entra en confrontación con la opinión traida aquí, posturas para nada conciliables.
¿Se viste al rey desnudo?
Hay que reconocer que, como ejemplo de ejercicio del ministerio episcopal, enseñando y confirmando en la Fe, las palabras de mons Müller son un tanto inquietantes.
Un saludo.
No es sospechosa, coronel, es herética. La virginidad de María es virginidad física en los textos magisteriales.
Pero esta doctrina herética, que no es ninguna novedad, es la que se ha enseñado desde el concilio para acá en casi todos lados sin que pase nada. En una curiosa proporcionalidad al cese del celo por el honor de Nuestra Señora en los clérigos y el abandono de tantas prácticas devocionales marianas que eraninmemoriales entre los fieles.
Las huestes del Maligno están muy a gusto cuando se sueltan estas doctrinas desde allí donde han puesto su puesto avanzado.
De un Papa y obispos que apenas son capaces de defender el honor de Dios cuando se hacen actos de idolatría en sagrado no esperemos que se defienda el de la Madre de Dios y mucho menos que los apóstatas serviles (infocatólicos y similares) sean capaces de otra cosa distinta que ser serviles al daño. ¡Cuanta cuenta van a tener que dar!
Lamento decirle Santi que el dogma es la virginidad perpetua de María, antes, durante y después del parto (ante partum, in partum, post partum). "Durante" vid DS 291, 294, 442, 503, 571, 1880. Y San Ambrosio es clarísimo ("De Inst. Virg." VIII, 51-56; y Epístolas 42 y 63), lo mismo que San León Magno (Ad Flaviano, n. 2). Es recién con Galot, Rahner, Bur, etc. que comienza a ponerse en duda la virginidad "anatómica" de María durante el parto de Jesús.
Recomiendo el artículo del P. Juan Luis Bastero, La Virginitas in partu en la reflexión teológica del siglo XX que se cita en este blog y se puede bajar del link que traigo.
Nuestra Señora conservó perpetuamente pura la flor de su virginidad, cuya virtud y hermosura admiran el sol, la luna, la
naturaleza mira con pasmo y el infierno mismo se estremece ante ella.
Bula de Paulo V.
Cuéntenle ustedes a dicho Pontífice ese cuento de la virginidad espiritual tan propio del que ha deflorado a alguna jovencita y luego la ha metido a monja o a servidora de altas causas. Porque aparte de los homosexuales, están esos otros sinverguenzas.
Como no soy teólogo, ni cosa parecida, y el tema es bastante complejo. Me resulta inquietante aunque no llegue a ser herético y se lo dije en un par de comentarios al cura que defiende a Müller.
Mi conjetura es que alguna fuente romana le sugirió a Beltramo el párrafo de Müller.
Saludos.
Lo opinable ronda en torno a los temas físicos que rodean al parto (dolores, contracciones, sangrados, etc), Martin. Pero no en lo que es la integridad de la virginidad física. Poque estamos en el mismo plantemaiento de la resurrección y el famoso timo de los "ojos de la fe". La resurrección de Cristo es un hecho histórico tal como lo es la virginidad de María, que se puede comprobar en la historia. Obviamente en el relato de Tomás que mete las manos en las llagas de Cristo está inspirado el relato de la partera que comprueba la virginidad de María tras el parto. Es un relato apócrifo pero que muestra la concepción nada gnóstica que tenían los fieles del misterio de la encarnación.
Y sí. Esto parece totalmente un aviso para evitar que llegue al puesto.
Esto es glotonería teológica.
Es desagradable. ¿No será mejor decir "no lo sabemos", en vez de ponerse a pensar en las partes del cuerpo de María?
Como dice el Te Deum: Dios no tuvo miedo del útero de la Virgen. ¿Lo vamos a tener nosotros cuando es algo tan admirable en su belleza e integridad y ante lo cual se estremece el mismísimo infierno y se pasma la naturaleza como enseñaba ese Pontífice?
Más bien son los malvados los que tienen miedo de la integridad de tan alta Madre.
Miles, en caso de duda yo estoy por la tradición. Pude hojear el artículo enlazado, también en la parte que antecede a lo que aquí se ha copiado, sobre la tesis del jesuita que explicó la cuestión biológica. Pero no leí a Müller ni soy teólogo.
Lo que sí ocurre con estas cuestiones es que a veces dejan perplejos a los fieles o hieren los oídos piadosos. Sobre todo cuando se trata de un dogma mariano tan delicado y querido por la piedad de los fieles.
Saludos.
No hace falta ser teólogo para comprender lo que quiere decir el dogma de la virginidad perpetua de María. ¿Acaso la resurrección es compatible con pensar que los huesos de Cristo están en la sepultura? En eso consistió la resurrección gnóstica alumbrada con la distorsión de la mala traducción del "occulata fides" Aquí tres cuartos de lo mismo. No existe una virginidad espiritual en María separada de su integridad física, porque entonces sencillamente no sería histórica, sino ideal. Son los teólogos modernos, imbuídos del principio inmanentista, los que se acogen gustosos a distorsionar el dogma.
Por bula pontificia el dogma de la virginidad de María consta de tres elementos unidos indisolublemente: la virginidad antes, durante y después del parto. Cuando se pone uno a dar más importancia a uno que a otro ya está separándolos y acaba haciendo de la única virginidad de María algo similar a lo que se hace cuando se estudia al compuesto de alma y cuerpo y se olvida que el hombre es el compuesto entero. Del mismo modo la virginidad perpetua de María no es separable en momentos o periodos históricos, sino que es una constante material unida a su voluntad, mocionada por la gracia omnipresente en ella, de permanecer siempre virgen. (Importancia de la interpretación del "no conozco varón" como "no puedo conocer varón")
El enlace que han puesto no aborda el tema específico que es la Virginidad durante el parto, remitiéndose a trabajos anteriores y tratando los otros dos en lo que siempre ha sido rebatido a los protestantes.
Pero vamos, que cualquiera que quiera entender la mente de la Iglesia en esto le basta con acudir al Catecismo del Concilio de Trento y ver de que manera tan explícita afirma la integridad física durante el parto haciendo alusión a como Cristo salió del sepulcro sellado y cerrado o como entró en el Cenáculo cuando las puertas estaban cerradas.
¿Por qué se permite esto hoy a un obispo y a tantos otros?
Pregúntense mejor como es que se permite invocar a Olokún, el dios pagano de los abismos al que se ofrecían sacrificios humanos, en un templo católico para proteger al Papa y se toma como cosa cultural.
Por las mismas la integridad física de la virginidad una mujer es mera cosa cultural sin más importancia en cuanto a María. así piensan muchos de estos jerarcas que no saben teología por no saber filosofía y la importancia de la materia como aseinto de la memoria y testimonio del espíritu.
Mitterer opina que la virginidad consiste esencialmente en los elementos siguientes: 1) espiritualmente, el firme propósito de excluir toda pasión sexual deliberada y el excluirla de hecho; 2) corporalmente, la exclusión de toda unión sexual y de toda posibilidad de contacto entre el óvulo y el esperma.
Un nacimiento sería esencialmente virginal si no fuera producto de una previa unión sexual o de fecundación mediante el semen masculino; la integridad orgánica en sí misma no pertenecería a la esencia del parto virginal (ya que puede darse en una cesárea), ni tampoco la fractura orgánica en el parto impediría que éste fuera virginal (ya que puede darse por otros movimientos corporales que no sean sexuales ni propios del trabajo de parto).
Un estado de la cuestión aquí:
http://www.mercaba.org/FICHAS/MAR%C3%8DA/531-1.htm
Como se puede ver, a pesar de la oposición del Santo Oficio a que se trate el tema contra la enseñanza tradicional, cada uno ha hecho de su capa un sayo con la desistencia de aquellos que tienen por cargo confirmar en la fe a los demás. O sea: los Sumos Pontífices.
No hay magisterio en estos temas tan delicados como tampoco los hay en otros salvo en el siempre plomizo lenguaje que no dice nada claro a los fieles.
Anónimo, al explicar la natura conviene dejar claro que no se puede explicar esta por la patología de la misma. O sea: que la virginidad no se explica en base a las patologías que afectan a la integridad de la misma del mismo modo que Descartes no puede preguntarse legítimamente si sueña o esta despierto para abordar su filosofía del conocimiento.
Por tanto nada dice al concepto de virginidad que la integridad física se pueda perder patológicamente, como nada desdice de una virgen el que haya perdido su integridad física por patología.
Vamos a ver este bodrio infame:
Por consiguiente, el contenido del enunciado de fe no se refiere a detalles somáticos fisiológicos y empíricamente verificables. Descubre, más bien, en el nacimiento de Cristo los signos anticipados de la salvación escatológica del tiempo final mesiánico, ya iniciado con Jesús....
...No se trata, pues, de singularidades fisiológicas del alumbramiento (por ejemplo, que no se abriera el canal del parto, o que no se rompiera el himen ni se produjeran los dolores propios de las parturientas), sino de la influencia salvadora y redentora de la gracia del Redentor sobre la naturaleza humana, que había sido “vulnerada” por el pecado original.
No creo que haya nada que añadir a lo que ha dicho Miles y alguien más, esto es herejía y gnosticismo puro y duro, e incluso diría que es neoprotestantismo también, creo que resumiendo mucho el asunto ya expuesto sería asi:
Se trata de anexar al dogma una dimensión espiritual-escatológica, para relativizar el milagro físico
es decir el dogma tal y como fue definido por la Iglesia, enfatizando la dimensión espiritual añadida, y relativizando y rebajando la dimensión material dogmática.
Como muy bien dice el Obispo Monseñor Munilla, la treta de los herejes actuales no es negar el dogma abiertamente como lo herejes antiguos, sino arguir maliciosamente contra el mismo con el fin de relativizarlo y vaciarlo de contenido.
Queda listo pues el camino, para proclamar que los dogmas "son simples planteamientos teológicos",
susceptibles de discusión.
Y estos herejes y embusteros, son promocionados por sacerdotes de infocatólica, que se dicen conservadores..
Vean señores la obediencia ciega, rastrera, servil...y pelagiana:
Esto dice el Padre Joan Antoni Mateo García:
Por esto creo que sería muy bien visto por parte de muchos que Mons. Müller, como se rumorea, sucediera al Cardenal Nevada al frente de uno de los más importantes dicasterios de la Curia Romana.
Conocí a Mons. Müller hace unos años en un breve encuentro en la Iglesia Nacional Española de Roma. Entonces destacaba como brillante teólogo. Advertí rápidamente que tenía una cabeza muy bien mueblada. Buena prueba de ello es su espléndida obra de síntesis de teología dogmática. Cabeza clara, mente católica y fortaleza. Excelente.
Este cura, junto con el P.Iraburu, Arraiz, Luis Fernando y toda la peña, son lo que nos borran sistemáticamente todos nuestros aportes allí por "filo-lefebvrianos", por lo que ya no posteo en infocatólica..
para qué si me van a borrar...
!!Ya quisieran éstos tener el coraje y la valentía que tuvo Monseñor Lefebvre para defender la Fe y la Tradición¡¡
Ya veo que conservadores y modernistas son todos trileros de la misma calaña y andan de ganchos unos para otros
Hoy día mejor conviene no estudiar teología. Es un oficio plagado por los Tamayos, los Pagolas, los Masiá, los Kungs, todos teólogos contestarios, aglutinados en asociaciones de teólogos y "teólogas" como la Juan XXIII. Para mí, humilde e ignorante feligrés de infantería en la Iglesia militante, me basta la fé y el catecismo pre-Vaticano II, que lo explicaba todo tan bien y tan claro, cuando los dogmas eran dogmas y no signos de interrogación.
En mi catecismo se me explicó que la Virgen dió a luz milagrosamente, porque no teniendo el pecado original que todos heredamos de nuestros primeros padres, el parto fué sin dolor, como una luz que atraviesa un cristal, un parto perfecto, INMACULADA CONCEPCION. Un parto ordinario se acompaña con dolor, con sangre, con llanto, con gemidos. Nada de éso hubo aquí. Pero aquellas mentes privilegiadas de la curia son muy analíticos, muy científicos y están muy lejos de entenderlo así. Y hay que preparase para el asalto contra este dogma de fé, y que Dios nos proteja e ilumine.
Eric Culpe
Bueno, si siguen así, luego negarán la Inmaculada Concepción... de alguna manera.
Salu2. Paz y Bien.
MILES DEI ¿puede darme el link de su blog.?
PEDRO HISPANO
La virginidad de Nuestra Señora ES también virginidad física. El que venga con cuentos de virginidades espirituales y que no es necesario un parto milagroso... es hereje y ataca el honor de Nuestra Señora.
*Antoine, un lector que no suele comentar.
El obispo es un Joviniano en fino.
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