Transcribimos las reflexiones que nos llegan de parte de Pedro Hispano sobre el último -Deo volente- articulete de Iraburu. El carácter soporífero del mismo se deriva de lo de siempre: lo que Iraburu dice del P. Gleize, en su respuesta a Ocáriz, lo podría también decir de monseñor Gherardini. Sin embargo no lo ha dicho. Es a dicha "forma mentis" a la que nuestro lector parece hincar el diente.
“El rayo que no cesa”
Vuelve Don José Mª Iraburu al ataque contra los lefebvrianos. Es curioso que lo haga precisamente el dia de los Inocentes. Pero hay que comenzar reconociendo que en este tiempo no ha dejado de hacer algún progreso. Por ejemplo: se ha enterado de que existe Mons. Brunero Gherardini y su libro de análisis crítico del Vaticano II. Y hasta habla del libro con cierto respeto exonerándole de los errores que afirma pululan en los escritos de los seguidores de Mons. Marcel Lefebvre.
El caso es que, curiosamente, el libro del canónigo vaticano se difunde en los centros lefebvrianos, como puede comprobar cualquiera que se acerque a uno de ellos.
Hace aguas por más sitios el articulo en cuestión así como las respuestas que da a los comentarios supervivientes a la censura infocatólica. Pero dejo su análisis a otros para centrarme en su reiterada y calumniosa acusación de cisma.
¿Existe un cisma lefebriano?
En realidad la pregunta podría ser si en la actuales circunstancias de Iglesia puede existir cualquier tipo de cisma. Porque no puede haber estrictamente cisma si no hay un reducto o perímetro bien definido en lo doctrinal y lo disciplinar y los que lo abandonan serían cismáticos frente a los auténticos católicos que serían tales porque permanecen dentro del perímetro y en comunión con él. Se puede estar fuera o dentro de un recinto cuando éste tiene unos límites precisos. Pero, cuando el recinto no tiene de tal más que el nombre porque no tiene tales límites sino que se confunde con los demás territorios y los penetra y es penetrado por ellos, decir que alguien está fuera o dentro de él es por lo menos arriesgado. Y cuando afecta a personas, en muchos casos beneméritas –como aquellas a las que Iraburu ataca- es también injusto y calumnioso.
Hoy –nunca lo lamentaremos bastante- ¿donde están los límites precisos y en la práctica (1) de lo que es correcto o no en doctrina, liturgia y disciplina en el seno de la Iglesia Católica ? Porque si de hecho Walter Kasper puede ser cardenal, el papa que besa el Corán beatificado y las monja que defiende y hace propaganda del aborto seguir –aparentemente, al menos- tan tranquila, ¿dónde está el recinto religioso con unos límites concretos de modo que se pueda decir que alguien está dentro o fuera de él? ¿Hay un perímetro eclesial bien definido cuando la más alta autoridad eclesiástica alaba públicamente “la experiencia religiosa de Lutero”, cuando el actual arzobispo de Sevilla se hace acolitar por monaguillas o cuando la Universidad Notre Dame (USA) conserva el título de “católica” después de conceder el doctorado Honoris causa al abortista Obama?
Este es uno de los fallos fundamentales de Don José María Iraburu: que pretende afrontar esta crisis de vértigo a base de definiciones atemporales con las que elabora textos tan rotundos como alejados de la realidad. Y la realidad –la tristísima realidad- es que hoy la Iglesia no se presenta al mundo como un reducto con límites precisos sino como un magma ecuménico.
En conclusión: Una rémora.
Por eso la obra de Iraburu en cuanto se sale de ciertos límites se convierte en una rémora porque ante las mentes de los que le dan crédito, que en estos temas no merece, debilita la posición de quienes luchan por recuperar la Tradición católica. Le guste o no hace el juego Iraburu a los demoledores de la Iglesia enseñando ese obedientismo ciego que ha hecho que llevemos más de 40 años celebrando Misa con la fórmula de la Consagración mal traducida y contemplando sin reaccionar desastres tales como la destrucción del catolicismo romano. ¡Allá él con su conciencia! Pero al menos que no falten –no faltemos- quienes muestren a todos estos errores y los daños que han producido y pueden producir.
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(1) insisto: en la práctica que es lo que la gente vive y lo que configura o más bien desfigura la mentalidad católica.
15 comentarios:
1º Gracias por la traducción de la respuesta del P.Gleizze, es demolodera y absultamente clara su distinción entre sujeto-objeto para entender ese galimatías hegeliano que resulta la 'hermenéutica de la continuida que no es tal, sino de 'la renovación de la continidad del único sujeto-iglesia, un 'sujeto que crece en el tiempo y se desarrolla permaneciendo siempre el mismo'. Osea, como se diría un 'bruto' de mi pueblo pero con más razón de un santo: "todo esta inflacción de palabras se resume así: nosotros continuamos, pero ya podemos no creer lo mismo que antes. Todo puede cambiar, menos el clericalismo, salvo para reforzarse".
2ª La tesis de Ocariz y de Iraburu, según la aplastante lógica de Gleizze, llevaría a los iraburianos a aceptar la continuidad del sujeto-iglesia desprovisto del Objeto: Cristo, si pasadas unas décadas más se negara su divinidad. Ya acurrió con el arrianismo.
Bueno, en efecto esta posibilidad ya la describió proféticamente Sloviev en su obra 'Los tres diálogos y el Relato del Anticristo' en su polémica con Tolstoi. En definitiva, profetizó un cristianismo sin Cristo. Cuando veo fotos de Así, siempre viene a mi mente Soloviev.
Son tropa enemiga dentro del Castillo, dice D. Tercio; J.M. Alemany y R.M Nogués, necesitan de esta mentalidad iraburiana que, como bien dice Pedro Hispano, hace el juego a los demoledores de la Iglesia; y es más, pienso yo, su poder y sus fobias y tirrias son imprescindibles para conducir a las masas- poco a poco y sin darse casi cuenta- a este gravísima situación de apostasía casi generalizada que no cesa aún. Esta posición obedientista en el poder, es la requierida para que los nuevos Loisy y Tyrrell sigan avanzando y destruyendo la Iglesia.
Si bien solo he leído el texto de Gleize en italiano, y es por ello posible que se me escapen algunas cosas, las tesis que presenta me parecen insostenibles. Si realmente esa es la posición de la fraternidad, a saber, que el Concilio Vaticano II no es un acto magisterial (o un acto de esta categoría nueva inventada por Gleize, el "magisterio pastoral"), entonces estamos muy lejos de la eventual reconciliación.
Los fundamentos que aporta son por demás pobres: una interpretación personal de algo que dijo Juan XXIII en el discurso de apertura, otra interpretación personal de la famosa cita de Ratzinger acerca de Gaudium et Spes como el anti-syllabus...
Con respecto a las famosas discontinuidades, el autor se aleja del método de la teología dogmática (parece un mal común en la SSPX)... considerar cualquier doctrina pronunciada antes de 1962 como irreformable es un error inadmisible.
Pero bueno, leeré la traducción en detalle y haré una crítica mas detallada.
Si se quiere declarar por parte de la Santa Sede un cisma que no se basa ni sobre la negación del primado de Pedro o de la jurisdicción eclesiástica ni sobre una base doctrinal de verdades definidas o que haya que tener como infalibles (verdades del segundo tipo de las que sale en el juramento) va a ser muy interesante el ver los fundamentos sobre los que un Papa se atrevería a declararlo para la Fraternidad mientras se han negado a hacerlo con posturas más flagrantes (contra verdades tenenda)y que han mantenido conferencias episcopales enteras. Por ejemplo,la Canadiense con la Humanae Vitae y la inmoralidad objetiva de los anticonceptivos dentro del matrimonio.
Mi percepción es que esto si no se sabe, se percibe de algún modo por esta gente. Por eso están muy nerviosos pensando que igual se han metido en un callejón sin salida y ello les induce a crear una propaganda que a modo de cortina de humo ahogue esa vocecilla de alarma que les va carcomiendo.
Eremita:
Hay una presunción general de no infalibilidad. Pero no hay una presunción general de no magisterialidad.
Es posible reconocer que algunos textos del VII no son magisteriales porque del tenor de las expresiones y de la materia tratada se infiere claramente que no se quiere enseñar.
Pero no me parece que el p. Gleize logre probar que de la finalidad pastoral se siga una presunción de no magisterialidad respecto de todas las novedades problemáticas del VII. Por el contrario, el uso de expresiones tales como "enseña" y "declara" es más bien un indicio fuerte de que sí hay voluntad de enseñar aunque no de modo infalible.
Así es que la ubicación global de las novedades del VII en una zona de sub-magisterio, opinable, no me parece suficientemente probada.
Saludos.
Eremita.
Parece que leemos distintos artículos.
Si la predicación de hoy puede contradecir a la del pasado dándole un significado distinto a las verdades reveladas, entonces nos hemos cargado la infalibilidad por mucho que se anuncie a bombo y platillo. Y hasta es probable que los sesudos hegelianos al mando demuestren con su verborrea incorregible ad nausam que un círculo tiene cuatro lados que forman 4 ángulos de 90 grados y hasta es problable que convenzan a muchos de tal absurdo. Pero a los que no convencen de ningún modo es a la inmensa mayoría, que viendo la contradicción tan evidente y dándose cuenta de la falta de pudorde estos reyes que van desnudos, optan por alejarse sin más explicaciones. Apóstatas, les llaman estos hegelianos; de acuerdo, son apóstatas, pero no tontos del capirote; en la causa de su apostasía mucho tienen que ver aquellos que tratan de demostrar que el círculo es cuadrado ¡El Rey va desnudo!. La Iglesia (El sujeto) no es un fin en sí misma, sino que existe para dar Gloria a Dios (causa final remota), pero con un causa próxima de guardar el depósito de la fe sin modificarlo (objeto) y anunciar la salvación en Cristo a todos los pueblos de todos los tiempos- misión ad gentes paralizada casi totalmente con este ecumenismo secundovaticanista ( el objeto).
Naturalmente que la Iglesia ha reconocido y con ella también Glaizze, que puede haber una evolución o progreso del dogma, pero sólo en el sentido del mismo significado definido y no en uno distinto y hasta contrario como cita Glaizze del CV2
Si unos eclesiásticos, un concilio, quien sea, no guardan el divino tesoro revelado y no predican la necesidad de la conversión a Cristo, como único Salvador,no cumplen su misión y niegan a Cristo.
Eremita podría empezar por traducir esta parte:
"Noi accettiamo senza discutere che il Vaticano II ha rappresentato il magistero della Chiesa, nel senso che il potere dei vescovi allora riuniti in questo Concilio cum petro et sub Petro, fu e resta ancora quello di apportare un insegnamento alla Chiesa universale"
Y no niega el caracter magisterial ni el que se pretende enseñar a la Iglesia universal.
Más bien creo que al definir el acto magisterial como imperfecto lo que se hace es precisamente cargar sobre las circustancias que hacen discernir el valor con el que se debe asentir a determinadas enseñanzas. En el lenguaje de Ocáriz esto es el rebajar el grado de asentimiento al mínimo dentro de las verdades de tercer nivel.
Creo que ahí no hay problema para la Santa Sede. El problema radica en que se le está exigiendo a la Santa Sede la clarficación de esos puntos con un magisterio de orden superior libre del defecto citado en el ejercicio de su acto que es defecto metafísico: la inversión antropológica. Estoy de acuerdo con el Padre Gleize en que esto es un acto exigido por la piedad y no sólo por la lógica.
¿Se imaginan a la Santa Sede saliendo de su posición de inversión antropológica para definir dogmáticamente la inversión antropológica de la teología? Eso sí que es una contradicción imposible de realizar y que de poder hacerse sería el renunciar al mismo impulso del Concilio por aquellos mismos que lo han elaborado y asesorado (entre ellos Ratzinger), por lo que jamás se atenderá a este requerimiento venga de la Fraternidad o de otro lado salo que verdaderamente alguien sea tirado del caballo como San Pablo. El camino fácil es limitarse a exigir obediencia de compromiso que garantiza la libertad y dejar sin tocar los fundamentos de la teología tal como se llevan practicando desde el Concilio. Un camino que no tiene salida sencilla para nadie.
Miles dijo:
"El problema radica en que se le está exigiendo a la Santa Sede la clarficación de esos puntos con un magisterio de orden superior libre del defecto citado en el ejercicio de su acto que es defecto metafísico"
En efecto, esa es una papa que quema mucho y que nadie quiere coger. Esa clarificación, implícitamente,conllevaría el reconocimiento de defectos en ciertas partes del concilio.
Por las cruzadas pueden pedir perdón, dejando a grandes santos con esa parte abultada al final de la espalda al aire; algunos hasta por la evangelización de América llegan a pedir perdón; ¡Pero equivocarse un hegeliano!¡Vamos, hombre, hasta ahí podríamos llegar!¡Ni hablar! Como diría Leonardo Bof:“algo tremendamente honesto hay en el ser humano (no tomista) para que Dios haya querido hacerse hombre”
Estimado Sofronio,
El que los textos del Concilio Vaticano II contengan proposiciones contrarias al Depósito de la Fe es algo que no ha sido demostrado ni por Gleize ni por nadie hasta el momento. Lo único que hace el autor en este texto es repetir el versito "A contradice B, C contradice D"... pero esto carece de cualquier tipo de seriedad y rigor teológico. Demostrar, por ejemplo, que el n°22 de la Lumen Gentium contradice a Pastor Aeternus requieriría un profundo estudio, siguiendo la metodología de la teología dogmática.
Le pido que lea, por ejemplo, el trabajo del profesor Thomas Pink acerca de la libertad religiosa, y verá lo que es un trabajo teológico serio. La "metodología" de Gleize es simplemente asumir que todo lo que el magisterio dijo antes del CVII es irreformable, e interpretar los documentos del Concilio de tal forma que contradigan al Magisterio previo... Fellay hizo algo parecido en su reciente carta de Navidad: ¿Donde dice el Concilio que los estados no están obligados a profesar la Verdadera Religión? En ningún lado, pero eso parece interpretar Fellay de Dignitatis Humanae. Pero lo que si dice este documento, es que el estado no tiene de suyo autoridad para ejercer coerción en materia religiosa. La proposición contraria ¿fue pronunciada por el magisterio de forma infalible o irreformable? Eso la SSPX no lo ha demostrado... ni podrá hacerlo: lo invito nuevamente a que lea el trabajo del profesor Pink.
Si se quiere avanzar seriamente en la problemática teológica que supone el CVII, deben producirse mas trabajos de ese tipo. No se pueden poner en la misma bolsa temas tan distintos como la liturgia, el ecumenismo, la libertad religiosa, la colegialidad, etc. Se debe tratar cada tema por separado, con la metodología de la teología dogmática, sabiendo que no ha de considerarse ninguna definición como infalible o irreformable a menos que esto sea evidente, considerando las aclaraciones que han seguido al Concilio (por ejemplo, la Dominus Iesus elimina muchas posibles interpretaciones heréticas de Unitatis Redintegratio), etc.
En mi humilde opinión la crítica al Concilio como un todo es insostenible. Decir que porque Juan XXIII dijo tal cosa en el discurso inagural, el Concilio renunció a su caracter magisterial, es irrisorio. Ahora, si va a aducir que el Concilio contradijo doctrinas irreformables, ha de demostrarse para cada una de las doctrinas en cuestión, que efectivamente haya habido una contradicción, y que la postura previa haya sido pronunciada de manera irreformable.
Le envío un muy cordial saludo.
Miles Dei,
Pero ¿que me dice de esta parte?
"Che lo si voglia o no, non è scontato che l’ultimo concilio possa imporsi agli occhi dei cattolici, in tutto e per tutto come l’esercizio di un vero magistero, tale da richiedere la loro adesione ai diversi gradi indicati. Infatti, noi lo neghiamo, per delle ragioni seriamente fondate."
Si no me falla la traducción dice:
"Se quiera o no, no es evidente que el último concilio pueda presentarse a los ojos de los católicos como el ejercicio de un verdadero magisterio, como para exigir adhesión en los diversos grados indicados. De hecho, nosotros lo negamos, y por razones seriamente fundadas."
Ahí está el asunto: La SSPX no dice que el Concilio pertenezca a al "tercer tipo" de Magisterio (esto es lo que dice Ocariz y el común de los teólogos) sino simplemente que el Concilio Vaticano II no es magisterio verdadero, sino un "magisterio pastoral" que no requiere adhesión ni obsequio religioso alguno. El párrafo que usted cita lo interpreto como el reconocimiento de la fraternidad de que el Magisterio de la Iglesia estuvo representado en el Concilio, y que este tenía poder para realizar un acto magisterial... pero que no lo hizo. Ni siquiera del nivel mas bajo.
Tal postura, nuevamente, si interpreto bien el texto (cosa que podré subsanar recién al llegar a casa y leerlo en español) me parece extrema.
Ojo, si me preguntan si estoy de acuerdo con Ocariz en cuanto al nivel de asentimiento requerido por el Concilio, también diré que estoy en desacuerdo... pero no porque niegue que el Concilio Vaticano II es un ejercicio del magisterio "auténtico", sino porque no coincidimos en la definición del "obsequio religioso". Ahí también hay un elemento de la "base" teológica de todo este asunto, que debe "reafirmarse".
Muy cordiales saludos.
Estas disquisiciones no llegan al común de los fieles, según mi parecer,pero estoy bien seguro que sobre la ruptura y falta de continuidad si le llegan mucho más estos ejemplo de discontinuidad práctica, por lo menos a una gran cantidad de ellos:
Obispo de Asís, año 303
San Sabino, obispo de Asís, invitado a adorar una estatua de Júpiter, la tomó en sus manos y la arrojó al suelo, donde se hizo pedazos. el gobernador le hizo cortar las manos y lo condenó a morir en prisión perpetua. El juez a cuya guarda fuera confiado se convirtió al ver sus milagros y, a su vez, padeció el martirio poco después de la muerte de San Sabino.
Asís, 1986
Se pone encima del Tabernáculo un buda, eso sí, al menos se había retirado el Santísimo Sacramento
Asís, 2011
Canto adivinatorio de Wande Abimbola, brujo africano, en Asís, que en realidad es un sacrificio a los dioses (politeistas) paganos.
Y me parece que con esto cualquier argumento que quiera negar la ruptura tropieza con una losa muy pesada.Por eso, " el deseo profundo de todo católico fiel a las promesas del bautismo es más bien adherirse con sumisión plena y filial a las enseñanzas del Magisterio, de siempre, de siempre.
La posición del p. Iraburu tiene explicación. Si sus argumentos no son teológicos es porque su posición tampoco lo es. En este asunto, la suya es una posición netamente política. De política eclesial, pero política a fin de cuentas.
Iraburu cree firmemente en el título de su blog, "Reforma o apostasía". Pero sabe que una reforma en términos filolefebvrianos produciría, inevitablemente, un grandísimo cisma, y no precisamente por culpa de los filolefebvrianos. Por eso sostiene una posición, digamos, media, tal que permita una revolución "tranquila" que reconduzca lo que haya que reconducir no sólo del posconcilio sino, también, del preconcilio y hasta del mismísimo Concilio, aunque esto último sin llegar a reconocerlo de forma explícita, claro.
Iraburu no cree que en esta situación de confrontación entre una aún hipotética "Reforma" y una más que cierta "apostasía" pueda haber más de dos posiciones.
Por una parte, intenta obtener el máximo número de simpatías para su posición. Y por otra, intenta desmarcarse de aquellos a los que tilda de "filolefebvrianos" para no "espantar" precisamente a aquellos que él cree que necesita más para vencer en la nueva revolución "tranquila" y que son, para más INRI, los más tibios y volubles: los obispos. No los quiere a todos, claro. Sólo aquellos que considera "compatibles" con su posición políticoeclesial.
Como no se trata de ideas teológicas, no usa argumentos teológicos. Y como teólogo viejo que es, presenta la propaganda disfrazada de argumentos teológicos. Por eso, los textos "filolefebvrianos" de Iraburu deben ser analizados más en términos de acción política que de verdad teológica. En esos artículos ésta siempre está puesta al servicio de aquélla.
Bajo este punto de vista, Infocatólica es una página de propaganda en el sentido político del término. Por eso, hay que otorgarle la credibilidad que corresponde al discurso que encarna: el de confesión de parte.
Y no sólo eso. Desde Infocatólica se asume que todo aquel que no siendo progresista discrepe con su política editorial sólo puede hacerlo en términos políticos. Por eso se asume que todo discurso contrario sólo puede ser una acción de propaganda política que hay que neutralizar, y no la argumentación lógica de unos datos que hay que aquilatar con circunspección. Por eso se recurre al borrado masivo de opiniones respetuosas, quizá razonadas y razonables pero que se consideran contrarias a la posición política asumida.
Es exactamente la misma lógica perversa que se ha instalado en los "movimientos laicales" de la Iglesia. Primero, la política. Luego, la obediencia ciega. Y sólo más tarde, como soporte de ambas, la teología.
Será cosa del inmanentismo y de la inversión teológica esa, digo yo...
El eremita I:
No pongo en duda lo que usted llama seriedad en la metodología de Tomas Pink, ni la de Ocariz, y por supuesto ni se me ocurre en sentar prejucio sobre la profesionalidad de sus trabajos, como parece hacer usted con el trabajo de Gleize, detrás del cual no dudo que hay cientos de horas de reflexión, además de algunas décadas de experiencia de la Fraternidad.
Y por supuesto que todo magisterio infalible es irreformable. De lo contrario la infalibilidad sería una quimera. No ocurre lo mismo con el magisterio ordinario, porque además, en él suelen encontrarse dos clases de afirmaciones: las que podemos llamar verdades absolutas y las que denominamos histórico-prudenciales.
El tercer grado de la doctrina católica corresponde a las verdades infalibles, luego del dato revelado y el dogma, según la explicación clásica ¿Y Que es una verdad infalible? Prefiero a Marín Sola que Ocariz o a su referido, disculpe mi gusto por lo tomistas probados: "proposiciones definidas por la Iglesia de pero sin ser expresamente definidas como reveladas, y también todas aquellas cuyas contradictorias hayan sido condenadas por la Iglesia con nota inferior a la herejía."
Proposiciones condenadas por el Syllabus con nota inferior a herejia:
“15. Todo hombre es libre de abrazar y profesar la religión que él, guiado por la luz de la razón, considere como verdadera.”
“55. La Iglesia debe estar separada del Estado, y el Estado de la Iglesia.”
“77. Al presente, ya no es conveniente que la religión Católica se considere como la única religión del Estado, en exclusión de otros tipos de cultos.”
“79. Además, es falso que la libertad civil de todo tipo de culto, y la otorga de poderes totales para abierta y públicamente manifestar cualesquier opiniones y pensamientos, conduzca más fácilmente a la corrupción de la moral y de las mentes de la gente, y a la propagación de la peste del indiferentismo.”
Veamos otro ejemplo de distinto Papa, Pío XII, y grado de magisterio diferente, pero coincidentes ambos en la misma doctrina; observe la coherencia con lo anterior:
“Debe afirmarse claramente que ninguna autoridad humana, ningún Estado, ninguna Comunidad de Estados, de cualquier carácter religioso, puede dar un mandato positivo, o una autorización positiva, para enseñar o para hacer aquello que sería contrario a la verdad religiosa o al bien moral... Cualquier cosa que no responda a la verdad y a la ley moral, objetivamente no tiene derecho a la existencia, ni a la propaganda ni a la acción.”
Veamos una sólo ejemplo de
Dignitatis Humanae y comparémoslo con el anterior magisterio:
“Las comunidades religiosas tienen también el derecho de que no se les impida la enseñanza y la profesión pública, de palabra y por escrito, de su fe...ha de ser reconocido en el ordenamiento jurídico de la sociedad, de tal manera que llegue a convertirse en un derecho civil.” (DH I, 4)
¿En qué quedamos? Los estados no deben dar mandato positivo para enseñar el error, como dice Pío XII en coincidencia con todo el magisterio anterior o sí lo deben dar y además proteger, como afirma Disnitatis Humanae en contra de Pío XII y el magisterio perenne. Dos proposiciones contrarias no pueden ser verdaderas al mismo tiempo.
Hay muchísimos ejemplos más sobre la libertad religiosa que hacen añicos el principio de la lógica de no contradicción; y otros tantos y con condenas más graves, en el campo del ecumenismo; etc.
sigue
El eremita II:
La posición sobre la libertad, me parecería católica si se hubiera expresado más desde un punto de vista de la necesaria tolerancia por un bien mayor; sería la tolerancia de estas religiones en áreas donde ya se han establecido, de lo contrario nos llevara a la sin razón de una monarquía católica, por ejemplo la de Juan Carlos I, Rey de España, que promulga una ley del aborto, cuya práctica viola la voluntad divina.
Pero D.H. no trata este tema desde esa tolerancia del error por causa de un bien mayor, sino que funda esa libertad en un concepto puramente antropológico y revolucionario, véase D.H. 1, 2. Es más que obvio, que rompe con la tradición.
En mi humilde opinión, que es diferente a la suya, la crítica a ciertos puntos del Concilio es necesaria por el bien de la Iglesia, la reanudación de las misiones, la predicación del evangelio y la salvación de las almas, que redundará en mayor Gloria de Dios, por su gracia.
Pax tecum
Estimado Sofronio,
Yo coincido con usted en que la crítica al Concilio es necesaria, y por las mismas razones que usted menciona.
En lo concerniente a la libertad religiosa, trataré en estos días de traducir algunos fragmentos del trabajo al que hice referencia, al cual adhiero plenamente. El punto que considero mas importante del mismo, es el destacar que el concepto de "libertad religiosa" dado en Dignitatis Humanae no es el mismo al que se refieren los papas desde Gregorio XVI hasta Pío XII. El primero hace referencia al derecho por parte de todo ser humano, a no padecer coerción en materia religiosa por parte del Estado. El segundo hace referencia a la ausencia del deber de todo ser humano y toda sociedad, de profesar la verdadera religión (doctrina que DH no cambió).
Como demuestra el profesor Pink en su trabajo, ningún Papa enseño que el Estado tuviese de suyo autoridad para ejercer coerción en materia religiosa. Quienes interpretan esto de Quanta Cura o Mirari Vos, lo hacen a título personal. Desde Trento hasta el siglo XIX, la enseñanza tradicional de la Iglesia era que solo ella posee autoridad para ejercer coerción, y solo sobre los bautizados (pudiendo, en el ejercicio de esta autoridad, exigir la colaboración del gobernante católico). Esto lo demuestra el profesor Pink de manera magistral. De esta forma, lo que muchos tradicionalistas consideran "doctrina perenne", en realidad es un desarrollo del siglo XIX (el pasaje de una visión centrada en la jurisdicción, a una visión centrada en la persona).
Podría decirse mucho más, pero creo que esto bastará como para demostrar que quienes sostenemos la "compatibilidad" de Dignitatis Humanae con el depósito de la Fe, no lo hacemos en base a hermeneuticas rebuscadas, o a la simpe negación de lo obvio.
Le extiendo un muy cordial saludo.
PEDRO HISPANO dice a ANONIMO de las 22,07: Su análisis de la postura de D.José Mª Iraburu me parece muy interesante pero no creo coincida con el modo de ser del personaje al que creo incapaz de adoptar estrategias "políticas" al menos de manera consciente y fria. Es totalmente sincero en sus planteamientos y si acaso se puede decir algo sobre su estrechez de miras en este asunto es que está auténticamente bloqueado por lo que se viene llamando "obedientismo" que le lleva -a él y a muchos más al menos en España- a aceptar todo lo que viene de la Jerarquía como indiscutible y como si no tuviera nada que ver con la desastrosa situación actual. Es el caso del pro multis de la Consagración o del ofertorio vacío de la nueva misa y que en su versión española "será para nosotros pan de vida" probablemente sea otra mala traducción -al servicio del progresismo, claro está- del "fiet nobis panis vitae". Y cuando no acepta tampoco dirá una palabra al respecto. Es el caso de las peticiones de perdón de Juan Pablo II, su beso al corán o sus visitas a bosques sagrados que estoy seguro que le repelen pero de lo que no dirá nada crítico al respecto. Su postura sería como la encarnada por una revista de la que D.Rafael Gambra hacía este comentario: "Toma Vd. en una mano el nº de Cristiandad de hace 3 dias y el de hace 30 años en la otra y son intercambiables"
En circunstancias normales eso podría, de manera general, ser una regla adecuada. Hoy cuando la Jerarquía se pone a veces al servicio de la autodemolición el obedecer sin discernimiento significa obedecer a los grupos de presión que actúan a través de ella. Es el caso de la Comunión en la mano, por poner un ejemplo claro. Pero esto Iraburu no lo considera y no por política alguna sino por el bloqueo aludido. Otros habrá que actúen por cómodo conformismo. Pero no es su caso. Es esa obediencia sin discernimiento que lleva a obedecer aunque sea desobedeciendo a toda la Tradición -como en el caso de Asís 1,2 y 3- lo que yo creo le pierde. (En estos puntos concretos y sin que por eso deje de hacer en otros temas otros trabajos muy válidos) Y no sería yo quien le criticara por ello si no fuera porque pretende erigirlo en norma absoluta y atacar con toda la artillería disponible a quienes, con sólido fundamento, por desgracia- ven las cosas de otra manera y actúan -con más menos acierto, eso ya es otra cosa, pero actúan- de otra manera.
Habría que recordarle a Iraburu una enseñanza acertadísima de D.José Ribera "una idea equivocada puede hacer mucho más daño que una mala práctica"
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