lunes, 14 de noviembre de 2011

Newman: los fieles y la tradición


La revista Rambler que se había fundado en 1846 y era la única revista crítica y literaria que sostenía la causa católica en el ámbito intelectual inglés, pasaba en 1859 por momentos difíciles. Había empezado a irritar al cardenal Wiseman y a los obispos católicos, porque algunos de sus redactores (entre ellos Simpson, amigo personal de Newman) parecían disfrutar señalando las «deficiencias» católicas.

En realidad la revista había suscitado en el último decenio agrias polémicas entre los laicos y los obispos católicos. Los obispos pidieron a Newman que mediara en el conflicto y éste aceptó hacerse cargo de la dirección. Aceptó dirigir la revista porque, a la vez que servía a los laicos instruidos y conservaba un órgano de prensa valioso para ellos, ayudaba a los obispos a solucionar un conflicto y a mantener la paz entre los católicos. Desde el principio Newman puso reparos al tono de Rambler, pero no a sus principios. Newman, que había aprendido que a la Iglesia la forman todos los que han recibido el Espíritu Santo, y que había aceptado la dirección de Rambler, un poco por los mismos motivos que había aceptado ser rector en la universidad de Dublín, decidió que debía defender abiertamente el puesto que ocupa el laicado en la Iglesia, pues una Iglesia sin laicos parecería una «Cosa de tontos».

Los obispos católicos no entendían que Newman sostuviera que un laicado instruido y responsable era algo esencial para la Iglesia. Resultado: Newman tuvo que abandonar la dirección de Rambler. Pero en el número de julio Newman publicó su famoso artículo sobre La consulta a los fieles en materia doctrinal, demostrando que las creencias de los fieles sencillos (el consensus fidelium) era una de las maneras de descubrir las verdades reveladas. Retomó una idea ya expuesta en Los arrianos del siglo IV y mostró de nuevo cómo en aquel período «la divina tradición confiada a la Iglesia infalible fue proclamada y sostenida mucho más por los fieles que por el episcopado», cuando «el dogma de la divinidad de nuestro Señor Jesucristo fue proclamado, inculcado, sostenido y (humanamente hablando) protegido mucho más por los oídos de los fieles que por las voces de los que predicaban» y cuando «el cuerpo del episcopado fue infiel al encargo que había recibido, mientras que el cuerpo del laicado fue fiel a su bautismo».

Esta doctrina, molestó mucho a las autoridades y teólogos del catolicismo inglés, pero nadie estaba en condiciones de rebatirla con argumentos mínimamente serios. Se le acusaba de pretender que la parte falible de la Iglesia podía dirigir a la parte infalible. Se llegó a calificar a Newman como «el hombre más peligroso de Inglaterra», pues sus ideas podían enfrentar a los laicos con la jerarquía eclesiástica. Por lo demás, algún obispo argumentó, en un auténtico alarde de «genialidad» que refleja muy bien la mentalidad de la época, que los seglares «podían ir de caza, pegar tiros y dar banquetes, pues de eso es de lo que entienden; pero no tienen ningún derecho a inmiscuirse en los asuntos eclesiásticos».

17 comentarios:

serrlorca dijo...

Respecto al Cardenal Newman, hoy es más necesario que ayer leer el texto de Orestes Brownson "Newman's Development of Doctrine" (1846):

http://catholicism.org/brownson-newman1.html

http://catholicism.org/brownson-newman2.html

Sobre Orestes Brownson:

http://orestesbrownson.com/

Por lo demás, la realidad parece estar de acuerdo con el argumento del texto.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Sobre el Consensus Fidelium, en el estado actual de los laicos, preferiría que lo utilicen más bien poco, o nada.

Es una gran (aunque cortita) obra la citada como también su trabajo introductorio, donde se da cuenta de los males del ultromontanismo y el voluntarismo eclesiástico, siempre en contra y equivocándose contra un laicado que sabe. También da cuenta de la falsedad de la afirmación: "Ingleterra no se vio afectada por las taras de la Iglesia propias del pos Trento" (tal vez en arquitectura...).

En tiempos de Newman (que le valió un pedido de herejía que tramitó en Roma, si mal no recuerdo), a este Consensus se lo podía defender con toda la tradición. Hoy es más difícil, pues los laicos no saben.

Ese Consensus tradicionalmente partía y dependía de un pueblo celoso de la doctrina y sus tradiciones. Hoy de un no-pueblo sensiblero, que no sabe doctrina y que responde a la publicidad eclesial, entre otras.

La cosa es bien distinta.

Sobre las diferencias de un Consensus Fidelium tradicional y el que podríamos denominar actual (y que no llega a ser tal por carecer de una doctrina como basamento), ver La Lámpara Bajo el Celemín.

Anónimo dijo...

¡Según el "consensus fidelium" la declaración de Juan Pablo II como Santo súbito fue entonces acertada!

Anónimo dijo...

Newman fue descendiente de judíos

http://www.traditioninaction.org/Questions/B295_FeeneyNewman.html

defendió al liberalismo

http://www.traditioninaction.org/ProgressivistDoc/A_127_Newman-Method.html

y torpedeó al Silabus

http://www.traditioninaction.org/ProgressivistDoc/A_133_Nw-Syllabus.html

¡fue un modernista encubierto!

serrlorca dijo...

1)
rp Álvaro Calderón, FSSPX: "La lámpara bajo el celemín"

https://dc301.4shared.com/download/vLw1V-XK/La_lmpara_bajo_el_celemn.pdf

2)
Estaba pensando, con todas sus diferencias, en la etapa católica de Orestes Brownson, Louis Veuillot ("The Liberal Illusion"), algunas obras de Dietrich von Hildebrand ("Celibacy and the Crisis of Faith", "The New Tower of Babel", "Tojan Horse in the City of God", "The Devastated Vineyard"), Randy Engel ("The Rite of sodomy", "Sex Education", "Theology of the Body", "McHugh Chronicles"), Romano Amerio ("Iota Unum", "Stat Veritas", "Zibaldone"), Rafael Gambra Ciudad ("El silencio de Dios"), Michael Davies ("Cranmer's Godly Order", "Pope John's Council", "Pope Paul's New Mass", "Apologia pro Marcel Lefebvre" -3 vol.), Philip Trower ("Confusión y verdad"), John Senior ("The Death of Christian Culture", "The Restoration of Christian Culture"), Robert C. McCarthy ("A Critical examination of the Theology of Karl Rahner, S.J.), Atila Sinke Guimaraes ("In the Murky Waters of Vatican II", "Animus Injuriandi-I", Animus Injuriandi-II", "Animus Delendi-I", Animus Delendi-II, "Will He find Faith?", "Ecclesia"), Cristopher A. Ferrara ("The Church and the Libertarian"), Ricardo de la Cierva Hoces ("Las puertas del infierno", "La Hoz y la Cruz", "La infiltración"), Edward Feser ("Aquinas", "Philosophy of Mind") y tantos otros autores y libros sin los cuales ni laicos ni clérigos estaríamos al corriente de las verdaderas características de la situación histórica en la que nos ha tocado vivir, convivir y combatir.

Quizá a más de uno alguno de esos autores le pudiera parecer un tanto desnortado. Pero el caso es que, hasta ahora, nadie ha presentado demasiados datos contra esos supuestos "desnortamientos", sino más bien todo lo contrario. Por eso creo que ha sido mejor que dedicaran sus vidas a escribir en vez de malgastarlas organizando cacerías o comilonas.

3)
Témome mucho que, dados mis apellidos, soy descendiente de judíos.

No veo nada malo en ello.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Estimado Miguel, excepto quienes tristemente ignoran su ascendencia, creo que no debe existir español o italiano que no sea descendiente de alguno de los hijos de Abraham.

La cuestión no va por la Sangre, como se dice en la Misa Tradicional, sino la conversión completa a Nuestro Señor Jesucristo.

Me apena mucho que en el mundo "católico" siga habiendo gente que mide con esa balanza. ¿Es que acaso no es igual o peor el haber descendido de paganos, que ni siquiera tuviero Profetas, sino que eran exclusivamente demonolatras?

Cuánta confusión!

Levis

Anónimo dijo...

Tal vez los que recomiendan constantemente a estas webs plinistas como Tradition in Action, deberían leer la carta de Mons. de Castro Meyer (de feliz memoria) sobre la secta TFP, donde sin dudas afirmaba: "TFP é uma seita herética".

Walter E. Kurtz dijo...

Creo que hay que poner en contexto un par de cosas.

Los laicos a los que se refieren los últimos párrafos, no son "todos" los laicos en general, sino a los líderes de las familias recusantes que, en ese momento, mantenían una importante disputa con la Jerarquía católica inglesa y con Roma a propósito de la organización de la Iglesia en Inglaterra tras la restauración de los obispados. La contextualización la hice en unos comentarios aquí.

Por otro lado, si los laicos tuvieron un papel preponderante de conservación de la ortodoxia contra jerarquías influcionadas de arrianismo, donatismo, etc., lo fueron en un tiempo muy distinto al de la modernidad, especialmente luego de la irrupción en la historia del fenómeno que conocemos como "Revolución". Realmente habría que ver algún caso "moderno" donde el pueblo católico llano haya podido mantenerse firme contra las herejías modernas si éstas eran sostenidas por la Jerarquía. Ahora no me viene a la mente.

Anónimo dijo...

"Siempre se enseñó que la universalidad de los fieles no puede errar ni profesar una verdad como de fe, pues iría contra el dogma de la indefectibilidad de la Iglesia. Pero la doctrina tradicional explicaba que esta infalibilidad "in credendo" de los fieles era consecuencia de la infalibilidad "in docendo" del Magisterio, único sujeto del carisma de la indefectible verdad. El magisterio conciliar, en cambio, va a invertir las cosas: ahora el sujeto primero e inmediato de la infalibilidad no es la jerarquía sino todo el Pueblo de Dios". (ver Lumen Gentium)

"Contra el democratismo modernista debemos sostener que la infalibilidad del "sensus fidei" depende como de su causa de la infalibilidad de la Iglesia docente asistida por el Espíritu Santo; pero no por eso hay que olvidar que el mismo Espíritu asiste a la Iglesia discente para que no defeccione en su fe. Hoy, cuando los mismo pastores, infectados por la herejía modernista, renuncian al ejercicio del magisterio infalible, debemos creer que el Espíritu Santo sigue asistiendo al común de los fieles para que no caigan en la apostasía completa" (La lámpara bajo el celemín, P. Alvaro Calderón)

serrlorca dijo...

Ahora mismo me viene a la memoria, en España, la Guerra de Liberación española contra Napoleón, las cinco guerras carlistas y el Alzamiento Nacional. En Francia la lucha de los vendeanos, en México las guerras cristeras, y en Rusia la lucha de la mayor parte de los cosacos contra el Ejército Rojo.

Todos esos casos se produjeron después de 1789, y en ellos la Fe en Cristo fue fundamentalmente defendida por los laicos, que no siempre tuvieron el apoyo de la jerarquía nacional.

Supongo que se tratará de fenómenos que no sólo se habrán limitado a España, Francia, México y Rusia. Pero, la verdad, ahora mismo no me acuerdo de más casos.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Tiene razón el doble del Puma Goiti.

Walter E. Kurtz dijo...

Estimado Miguel: Ciertamente. Pero ¿fueron disputas dogmáticas las que Ud. indica?

serrlorca dijo...

No, claro.

Por una parte, los laicos ya hacen lo único que pueden hacer: "empujar" a sus pastores.

Unas veces tienen más suerte, como en el caso de la proclamación de los dogmas de la Inmaculada Concepción (Pío IX, 1854) y de la Asunción (Pío XII, 1950).

Otros tienen menos suerte, como en el caso del intento de que el Concilio Vaticano II invocara a la Santísima Vírgen María como Mater Ecclesiae.

Y en otros casos tienen todavía menos suerte, como en el caso de la promulgación del dogma de la Virgen María como Mater Coredemptrix.

Por otra parte, como la cosa siga por donde parece que va, los laicos van a tener que empezar a echar en cara a sus pastores las posiciones doctrinales que asumen, recordándoles el alcance y el significado de algunos dogmas, y de algunas enseñanzas que no lo son pero que quizá debieran serlo.

Se tratará de fieles aislados pero unidos por una misma Fe. Su número, a pesar de ser escaso, ya empieza a ser significativo.

Ése es el sentido de la obra de Romano Amerio, "Iota Unum". Y de ahí el que, a pesar de su ortodoxia, haya sido condenada al silencio.

¿Quiénes son los que una y otra vez la recuerdan, dándola a conocer y colgándola en internet? Los laicos en sus blogs.

En ciertas diócesis como la de Barcelona, ante la heterodoxia del confesor, tras haber intentado hacerle entrar en razón, hay casos en los que el penitente no ha tenido otro remedio que abandonar el confesionario sin haber terminado la confesión (teniéndose que buscar otro confesor, claro).

Evidentemente, no me estoy refiriendo a toda esa multitud de "fieles laicos" que, guiada por sus respectivos "apparatchiks" diocesanos, preferirá dedicarse a dar loas a la jerarquía, siempre que no sea tradicionalista.

Para terminar, aún a pesar de lo dicho, no puedo sino dar la razón a mi estimado Coronel Kurtz: aunque el "sensus fidei" sobreviva en algunos fieles, desgraciadamente, no lo hará en la mayoría.

No parece que la masa de fieles esté muy dispuesta a ir besando coranes o haciendo amistades con brujos animistas, ni tampoco parece especialmente interesada en conseguir el advenimiento de un gobierno mundial único.

Pero sí parece bien dispuesta a aceptar el laxismo doctrinal y moral del indiferentismo religioso.

El motivo de esa actitud está perfectamente descrito en el texto del rp. Álvaro Calderón, "La lámpara bajo el celemín", citado por nuestro amable Anónimo de las 18:24 (pp. 31 y 168 del pdf).

El único objeto de mis intervenciones ha sido señalar que los fieles, si hacen honor a su nombre, han tenido, tienen y tendrán una tarea: defender la Fe para poder predicarla.

Ésa no es sólo tarea de clérigos. Y, en algunos casos, necesariamente, incluirá asuntos con implicaciones dogmáticas.

Estoy pensando en los folletos escritos por Atila Sinke Guimaraes, Michael J. Matt, John Vennari y Marian Therese Horvat, "We resist you to the Face" (2000), y "An urgent Plea: Do not Change the Papacy" (2001).

Un saludo.

more romano dijo...

A propósito de la defensa por parte del pueblo de la fe frente a la jerarquía, por favor, lean la siguiente excelsa noticia ocurrida nada menos que el 16/05/1998 en Vitigudino (Salamanca, Reino de León), España:

Vecinos de un pueblo salmantino insultan y persiguen a su obispo

Alrededor de medio millar de ciudadanos se concentraron ayer en la Plaza Mayor de la localidad de Vitigudino en protesta contra el cambio de la procesión del Jueves de Corpus al domingo siguiente. Los vecinos, con el alcalde Antolín Alonso (Grupo Mixto) al frente, acudieron a las 12.30 a la denominada «pacífica silenciosa y educada» Cofradía del Santísimo, para defender que la procesión del Corpus se siga celebrando en jueves, como es tradición. El obispo de Salamanca, Braulio Rodríguez Plaza, siguiendo las indicaciones de la Conferencia Episcopal exige que dicha procesión se celebre el domingo 11 de junio. Tras finalizar la eucaristía de ayer, oficiada por el obispo en visita pastoral, Rodríguez Plaza tuvo que abandonar la iglesia por la puerta trasera, aunque los vecinos le persiguieron e insultaron hasta el punto que el mitrado y su séquito tuvieron que ser protegidos por las monjas del Colegio del Pilar, donde se refugiaron. Los vecinos se concentraron frente al colegio al grito de «Corpus Sí; Obispo No» y después se disolvieron pacíficamente.

Aunque es una noticia magnífica, entiendo que esto solo puede ocurrir si el pueblo fiel cuenta con sacerdotes tradicionales que evangelicen, pues fides ex auditu. El problema es cuando los curas de antes, se mueren, pues los nuevos presbíteros que vienen ¿enseñarían a su pueblo que hay obedecer la tradición, la liturgia, antes que al obispo...? Ese el drama.

En régimen de Cristiandad teníamos pueblo católico, con sacerdotes; tras la masificación, que no coincide cronológicamente con la Revolución, de la que es sin embargo fruto, es muy difícil que haya pueblo: como mucho tenemos Guerrilleros, que incluso pueden ser muy valerosos por cierto, pero ya es otra cosa, ya no es pueblo, compacto como ejército en orden de batalla.

☩☩☩

Anónimo dijo...

PEDRO HISPANO: Quizás esta debilitación de la Fe doctrinal en el pueblo antes cristiano, que podría ser una manifestación más de lo que se llama "pensamiento débil", sea una característica propia de la crisis actual que no estuviera presente en las anteriores donde las gentes no estaban tan "borrachas de imágenes" como sucede hoy. Pienso que conviene conocer lo mejor posible la crisis actual y sus rasgos identitarios para saber cuáles pueden ser sus remedios. Aunque dedicando al tema el tiempo preciso Y NADA MAS porque el asunto de una institución autodestruyéndose -la autodemolición de Pablo VI- es algo absurdo y contradictorio -sobre todo cuando dura tanto tiempo- y dedicarle más espacio del necesario -que puede ser una hora a la semana y punto- puede traer consecuencias dañinas para la salud mental ya tan amenazada hoy por otros factores. El cerebro humano no parece estar creado para concentrarse en lo absurdo -y abusurda es la autodemolición- como el estómago no lo está para digerir piedras.
Claro que tampoco caer en el extremo contrario de hacer como si nada de lo que pasara estuviera pasando porque en ese caso no se ve cómo servimos a Dios EN ESTA EPOCA CONCRETA que El nos ha dado por algo.
El primer riesgo amenaza al católico tradicional. El segundo, evidentemente, al conservador. A este propósito recuerdo la técnica de evasión utilizada por la conservadora revista CRISTIANDAD de la que el recordado Don Rafael Gambra decía: "Toma Vd. en una mano el nº de hace 3 dias y en la otra el de hace 30 años y son intercambiables"
Y con respecto a la crisis arriana tengo entendido que no sólo el pueblo sino también los numerosos monjes apoyaron masivamente a Nicea.
Pero de todo esto agradecería comentarios y puntualizaciones.

Anónimo dijo...

PEDRO HISPANO: Me tomo la libertad de añadir a la aportación del Coronel un dato concreto que muestra la complejidad del catolicismo resistente inglés, tan meritorio por otros conceptos.
Y es el de la persecución a la bendita María Ward y su fundación.
Si S.José de Calasanz ha sido llamado el Job de la Nueva Alianza esta santísima mujer podría ser su correspondiente femenino.

Martin Ellingham dijo...

Decía Santiago Ramírez:

"Si el común sentir del pueblo cristiano profesa una doctrina o un hecho que no pudo ser creación o institución humana, necesariamente se debe a la Tradición divina; por ejemplo, la disolución del matrimonio roto por la profesión religiosa solemne".

El error común, por difundido que esté, es de creación humana, por lo que mal puede expresar una infalibilidad in credendo.

Saludos.