jueves, 17 de abril de 2014

Nunca podemos hacer del lavatorio un “gesto” políticamente correcto

Según informa Radio Vaticana, el rito del lavatorio de pies ha sido inter-religioso. Razón por la cual nos parece oportuno reproducir el artículo de un liturgista -publicado el año pasado- que explica por qué es inconveniente que el mismo se realice con acatólicos. En efecto, hay gestos y expresiones que se realizan y comprenden en su justo sentido dentro de la comunidad católica.
Nunca podemos hacer del lavatorio un “gesto” políticamente correcto.
Por Adolfo Ivorra *.
“Houston, tenemos un problema”. Con palabras similares se expresó un astronauta del Apolo 13 en medio de lo que se convertiría en un caos. Por poco no sobreviven. Es lo que con la liturgia papal el pasado Jueves Santo.
He vuelto de mis misas de Jueves Santo, una de ellas en la que he tenido que decir a una señora que el lavatorio de los pies es un rito para varones, que así lo ponen las rúbricas del misal, etc. Yo mismo escribí hace seis años el sentido teológico y litúrgico de que sean varones, pues este rito se inserta en la liturgia y participa de la teología del memorial.
Transcribo nuevamente las rúbricas:
6. Los varones designados, acompañados por los ministros, van a ocupar los asientos preparados para ellos en un lugar visible a los fieles. El sacerdote (dejada la casulla, si es necesario) se acerca a cada una de las personas designadas y, con la ayuda de los ministros, les lava los pies y se los seca. (Misal Romano: reimpresión actualizada de 2008, p. 263).
Lotio pedum
10. Completa homilia proceditur, ubi ratio pastoralis id suadeat, ad lotionem pedum.
11. Viri selecti deducuntur a ministris ad sedilia loco apto parata. Tunc sacerdos (deposita, si necesse sit, casula) accedit ad singulos, eisque fundit aquam super pedes et abstergit, adiuvantibus ministris. (Missale Romanum, a. 2002)
Desde que salió por el balcón de la plaza de San Pedro, son ya muchos los que preguntan o expresan su estupor ante un cambio de 180 grados en las formas. Creo que decir que cada obispo tiene su “estilo” no solventa las dudas. Personalmente me da igual que el Papa vista de barroco o de parroquia de los setenta. Me da igual el color de sus zapatos... Lo que me preocupa grandemente es que el primero en no obedecer las rúbricas sea el “patriarca” de nuestro rito, el romano.
Tenemos un serio problema, sobre todo en el catolicismo latino, con respecto a la correcta apreciación de los signos litúrgicos. De ser ventanas al misterio han pasado a ser “ceremonias” que se tienen que hacer porque toca y, más recientemente, a “cosas” que no sólo no nos acercan a Cristo sino que su materialidad nos puede llegar a escandalizar. El problema de la correcta hermenéutica del signo litúrgico es lo que se demuestra al desobedecer las rúbricas y resituar este gesto del Jesús histórico como un mero acto de humildad.
El problema es todavía mayor si comprendemos que el jueves el Papa no sólo lavó los pies a dos mujeres, sino que una de ellas no era católica, sino musulmana.
Tal y como expresó Benedicto XVI, siendo todavía teólogo, en su libro La fraternidad de los cristianos, la caridad cristiana no es un principio estoico que se pueda aplicar a cualquiera, sino que hay gestos y expresiones que se realizan y comprenden en su justo sentido dentro de la comunidad cristiana.
Adjunto textos de Benedicto XVI en su libro:
“...a pesar de la supresión de barreras y del universalismo, el concepto de fraternidad no se generaliza por completo. Todos los hombres pueden ser cristianos, pero sólo es hermano el que realmente lo es. La repercusión de esta situación se observa en la terminología ética del Apóstol. La actitud de άγάπη (amor) ha de ser para con todos los hombres, pero la φίλαδελφία (amor de fraternidad) sólo para con el hermano, para con el cristiano que es uno” (p. 54).
Hasta el siglo III “el bautismo es el momento preciso en el que el creyente es hecho hermano. El bautismo, en cuanto nuevo nacimiento, media la “hermandad” cristiana, que es el nombre que así mismo se da la comunidad [...] En las comunidades monásticas es donde pervive ahora el concepto de hermano y hermana, mientras desaparece en la Iglesia universal” (p. 57-59).
“El cristianismo no sólo implica supresión de límites, sino que él mismo crea una nueva frontera: entre los cristianos y los no cristianos. Por consiguiente, el cristiano es inmediatamente sólo hermano del cristiano, pero no del no cristiano. Su deber de amar tiene que ver, al margen de esto, con el necesitado que precisa de él; sin embargo sigue en pie la necesidad urgente de construir y conservar una fraternidad profunda dentro de la comunidad cristiana” (p. 85).
“Hermanos en sentido verdadero son pues únicamente los cristianos: frente a ellos, todos los demás son “los que están fuera”. Este concepto reducido es el único cristiano; la superación de este límite corresponde a la Ilustración” (p. 87).
Con estos textos quiero hacer ver que podemos volver a apartar el lavatorio de la liturgia, desvincularlo del memorial litúrgico y abrir la posibilidad a que se haga a hombres y mujeres. Sin embargo, nunca podemos hacer de él un “gesto” políticamente correcto: Jesucristo lo hizo a sus discípulos, judíos igual que él, fundamentos de la Iglesia naciente.
Es muy probable que en años sucesivos el Papa siga haciendo lo mismo que hoy. Además de los problemas teológicos que indico arriba, el gran problema que se nos viene encima es el referente al munus regendi, o dicho en un lenguaje secular, a no poder seguir las normas por quedar desautorizados por una instancia mayor. O dicho en palabras de un colega liturgista: el caos litúrgico, donde todo vale porque todo es “relativo”. El relativismo se nos mete en casa. Por favor, Santidad, le pido que siga fielmente las rúbricas de su propio rito, el romano, y dé ejemplo a los demás sacerdotes y obispos de fidelidad a las normas de la Iglesia. El Papa no es un monarca absoluto al modo de los gobernantes seculares, sino que reconoce, como ya decía Benedicto XVI, que la liturgia es una realidad que le viene dada y que no reconstruye según sus gustos. El primado del obispo de Roma no es tarea fácil. Roguemos al Señor para que el mismo Papa Francisco o alguno de sus colaboradores hagan ver a Su Santidad la importancia de estos sagrados ritos.
*Adolfo Ivorra es doctor en Teología Litúrgica por la Universidad Eclesiástica San Dámaso.
Fuente:

6 comentarios:

Miles Dei dijo...

Encomiable discurso, pero más en el sentido común: la lleva clara y puede esperar sentado.

Anónimo dijo...

PEDRO HISPANO: Puede esperar sentado que Francisco le haga caso. Y también se puede esperar las consecuencias este artículo en su carrera por parte de Mtnez. Camino y cia que ya se lo hicieron ver así a un conocido escritor seglar católico -creo que se apellida De Prada- a propósito de las declaraciones que hizo nuestro augusto pontífice acerca de que no había que "obsesionarse" con el aborto. Hay que rezar por el autor.

Favila dijo...

Está bien todo lo que dice el artículo acerca de respetar los ritos, pero sospecho que no habría habido tantas protestas si el Papa le hubiese lavado los pies a una judía o a una budista.

Curro Estévez dijo...

El artículo es lúcido, pero sabemos que no se va a hacer caso de las propias rúbricas del misal.
¿Qué importan que sean musulmanas o taoístas?

Martin Ellingham dijo...

El insensato retratado por Gambra ha encarnado en Poli.

- Piensa Alicia: si el papa lo hizo, yo, ¿por qué no? Si el papa se saltea las rúbricas, yo también puedo...

Buenos Aires (AICA): El arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, Mario Poli, realizó este Jueves Santo la ceremonia del lavado de pies a 12 INTERNAS del hospital neuropsiquiátrico Braulio Moyano...

http://www.aica.org/11609-el-cardenal-poli-lavo-los-pies-internas-del-hospital-moyano.html

Hermenegildo dijo...

Hacéis muy bien al reproducir en Infocaótica este artículo, que data del año pasado, pues ya fue retirado de la página donde se publicó originalmente, "Lex Orandi":

http://lexorandies.blogspot.com.es/2013/03/houston-we-have-problem.html