domingo, 20 de marzo de 2016

La preversión democrática

I. Cuestión de derecho.

Se puede partir de una tesis teológico-moral planteada a modo de cuestión disputada: si elegir o ser elegido bajo un régimen de sufragio universal es un acto intrínsecamente malo.
Decir que un acto es intrínsecamente malo, entre católicos, tiene una fuerza y unas consecuencias que no todo el mundo entiende de manera inmediata. Los actos intrínsecamente malos no pueden hacerse nunca. No hay excepciones en el tiempo ni en el espacio. La prohibición es absoluta. No se admiten excepciones que confirmen la regla, pues las excepciones destruyen la regla, que es absoluta.
Aunque se busque,
-        -  el bien de la Iglesia universal (p.ej. evitando una persecución);
-   - el bien común de la patria (p.ej. impidiendo una invasión extranjera);
-   - el bien de la comunidad internacional (p. ej. ahorrando al mundo una guerra termonuclear);
no se puede hacer. Por más que baje un ángel del cielo y diga lo contrario, no se puede hacer. Nunca.
Un caso-ejemplo. En la China de hoy el régimen político es de “partido único” (el comunista, con modalidades) y una legislación anticristiana. En ese contexto, se presentan dos candidatos, ambos comunistas, para un cargo público: Lin, partidario de tolerar a los católicos y a su culto, por parecerles una minoría insignificante a la cual desprecia; Lan, favorable a una prohibición absoluta del catolicismo, el encierro de los fieles en campos de concentración y su posterior exterminio. Ninguno de los dos candidatos sostiene los “principios no negociables”, porque son ateos y comunistas. La única diferencia es que Lin es tolerante con la Iglesia y Lan perseguidor.
¿Qué debe hacer un católico en esas circunstancias? Si votar bajo tal sistema de sufragio universal e igualitario es intrínsecamente malo, un católico fiel no puede votar. La única opción legítima que tiene es la abstención electoral. No votar, antes que pecar votando. Y si viene la persecución, padecerla hasta el martirio.
Si la tesis es teológico-moral, hay que ver si encuentra apoyo en lugares teológicos. Y la respuesta es negativa. En efecto, esta tesis se opone a:
1. El magisterio pontificio unánime y continuo desde mediados del siglo XIX hasta el presente.
2. El magisterio moralmente unánime del cuerpo de los obispos.
3. El parecer unánime de los teólogos moralistas.
4. El sentir de los fieles -algunos santos canonizados- guiados e instruidos por el magisterio jerárquico.
La cuestión entra de lleno en el objeto primario del magisterio de la Iglesia: moral, costumbres.
II. Cuestión de hecho.
Es tradicional distinguir entre la “cuestión de derecho” (doctrinal, abstracta o más circunstanciada), que consiste en determinar si el votar o ser elegido en régimen de sufragio universal es intrínsecamente inmoral; de la “cuestión de hecho”, que es establecer si la afirmación de la intrínseca inmoralidad de tales actos está contenida en la obra de algún autor y en qué sentido.
Sobre la “cuestión de hecho” se plantea el caso del Dr. Antonio Caponnetto. Si este autor sostiene en alguna de sus obras que votar o ser votado bajo sistema de sufragio universal es intrínsecamente malo. El Dr. Héctor Hernández ha publicado un artículo en el cual responde afirmativamente (puede leerse aquí; y una ampliación, en borrador, aquí). Caponnetto anuncia la publicación de un próximo libro de réplica a Hernández, que vendría a ser complemento a uno anterior destinado a contestar un inédito del iusfilósofo.
Sobre la “cuestión de hecho”, mientras no tengamos ocasión de leer de modo completo y meditado los libros de Caponnetto, no podemos publicar en nuestra bitácora una opinión fundada. Tenemos, sí, algunas conjeturas, sujetas a revisión, como las tienen muchos que se han asomado a este debate sin profundizar.
III. A los amigos nacionalistas.
Algunos amigos -muy queridos- forman parte del nacionalismo católico argentino. Y sabemos también que algunos lectores de nuestra bitácora pertenecen de algún modo a ese movimiento.
Esperamos sepan comprender que nuestra posición es "independiente". Y que, por esto, no nos importe demasiado si tal o cual autor nacionalista se desvía, o no, de los cánones de ortodoxia del paradigma al cual pertenece.
Seguir o apartarse del magisterio de un autor nacionalista no nos parece relevante. En cuestiones morales, como católicos, procuramos ser fieles a la Tradición, seguimos al magisterio de la Iglesia y complementariamente al sentir de los teólogos.
“Un buen número de vosotras goza ya de los derechos políticos, el derecho al voto. A estos derechos corresponden otros tantos deberes; al derecho del voto, el deber de votar (…) Pensadlo bien: este deber es sagrado para vosotras; os obliga en conciencia; os obliga ante Dios…” (Pío XII, 12-V-1946).

25 comentarios:

Platense dijo...

Impecable. Suscribo todo lo dicho.

Anónimo dijo...

Ojo que Caponnetto no dice eso en sus libros. El afirma que bajo ciertas circunstancias la democracia es mentira y mentir es pecado.
Leí a Hernández y no lo refuta, porque parte de lo que Caponnetto no dice.

Cacho dijo...

Hace años que conozco y leo a Caponnetto. Leí ´La pervesión…´ y el ladrillo 1.
Una tonelada de sofismas no hacen un gramo de verdad.
La crítica de Hernández es certera. Catorce veces dice Caponnetto que es malo en sí mismo el acto de elegir o ser elegido bajo régimen partidocrático. Lo que pasa es que Antonio no se da cuenta de las consecuencias que se siguen de decir que es intrinsecamente malo. Mal que le pese al tano y a sus seguidores para mí tiene razón Hernández.

Cacho IPHONE dijo...

Al tano se lo trago el personaje. El kiosco vende si el dueño es el Gran Inquisidor de la Ortodoxia Nacional Catolica. Pero si el dueño se vuelve heterodoxo cae la clientela. Y esto no se puede permitir. Por lo q responde con injurias. Y tambien con 1 calumnia grosa. E lo q hay.

Anónimo dijo...

Consideraba al Dr. Caponnetto como una guía segura, de modo tal que por mucho tiempo tendía a creer que era "la boca de la ortodoxia". Las dudas comenzaron cuando vi que nadie más sostenía su postura. Me faltaría leer el volumen II de la contestación a Hernández. El I no me gustó (a decir verdad, tampoco me gustó el primer artículo de Hernández en Gladius): sin ser un lógico, me pareció una obra tremendamente manipuladora, tanto de textos pontificios como de la propia postura del adversario. Hasta ahora, lo que veo (y lo dice claramente Hernández en el borrador de su contestación -que me pareció de muchísima más calidad que su primer texto de Gladius-) es que, efectivamente, el Dr. Caponnetto confunde indebidamente el perfectible mecanismo electoral del sufragio universal con el principio de la soberanía popular; como si al votar bajo el sistema de sufragio universal se estuviera firmando una suerte de contrato de adhesión al principio de soberanía popular. Por otro lado, hacia allí hay que dirigir los dardos, y no tanto, me parece, a un supuesto desconocimiento del Magisterio de la Iglesia. Creo que esto se resuelve mejor desde la filosofía política y la teología moral, antes que desde las citas del Magisterio. Al menos para mí, citar discursos de Papas no es nada concluyente para demostrar la falsedad de la tesis del Dr. Caponnetto. Estaríamos otra vez en la hipertrofia magisterial, sostenida también por Caponnetto.

Jacques Cathelineau

Anónimo dijo...

Una cosa más. Acabo de leer el extenso texto que acaba de escribir el Dr. Caponnetto. Coincido totalmente en que el Dr. Hernández podría mejorar un poco el estilo tribunero. Demasiado ya tenemos con el Papa peronista.

Jacques Cathelineau

Anónimo dijo...

Estimados de Infocaótica: qué sugieren con esa última cita de Pío XII? Acaso que porque lo dijo un Papa yo debo creer que tiene razón?
W.

Redacción dijo...

Sólo citar un testimonio –entre muchos- de un magisterio homogéneo, reiterado y secular, contra el “donatismo político”. Que por ser "sagrado" no es absoluto, porque admite causas excusantes.

Daniel González Céspedes dijo...

El problema es que no se entendió el libro “La perversión democrática”. Caponnetto no dijo que elecciones y partidos son intrínsecamente perversos. De esta falta de comprensión lectora, se siguió el resto.

Anónimo dijo...

Trampa!!!
Si es sacro, es absoluto.
O tal vez será que no es tan sacro?

V.

Redacción dijo...

V.
Falso!!!
Si es sacro y positivo, no es absoluto.
¿O tal vez será que no se entiende qué son los absolutos morales?

D. Vandolini dijo...

Para quienes dicen que Hernández tergiversa:

"Votar tiene varias acepciones en el lenguaje político, aún en el clásico. Y hay votaciones que poseen su licitud y hasta su conveniencia. Pero votar bajo las especies del sufragio universal,la soberanía del pueblo,el monopolio de la representatividad partidocrática y la tutela del constitucionalismo moderno, es “la mentira universal”. Sumarse a esa mentira es conculcar el Octavo Mandamiento"

Adivinen quién escribió y publico este fragmento "Frente al 22-N".

P.D.: ¿No es técnicamente pecado conculcar el Octavo Mandamiento?

precisamente dijo...

Precisamente, en ese fragmento no se dice que votar es malo en sí, sino en las circunstancias mencionadas en el párrafo que usted honestamente ha citado y luego que el autor hable de la conveniencia y licitud de votar en otras circunstancias.

Anónimo dijo...

¿Existe quién ponga en duda que el sufragio universal, la soberanía del pueblo, el monopolio de la representatividad partidocrática y la tutela del constitucionalismo moderno se sostienen únicamente a base de publicidad y mentiras? ¿Saben cuántos autores dijeron esto antes de Caponnetto?

Aunque creo que no siempre sería pecado votar o ser votado. Pero no porque objetivamente las condiciones de cara a la mentira no estén dadas (que lo están), sino porque para que haya pecado se necesita además un elemento subjetivo en cada pecador.

Por ej: mi madre es una señora de Recoleta, de esas que consideran que es parte de la Fe católica ser gorila y rezar el Rosario a media mañana frente a la Plaza Vicente López con las otras viejas de esa parroquia. Ella, obviamente, votó a Macri y de Filosofía Práctica sabe tanto como de Ingeniería...
Por supuesto que ella no peca si vota a Macri. Yo sí.
Ella sinceramente lo ve como un héroe que echará al peronismo, pero yo que leo los diarios no puedo autoconvencerme de lo mismo.

Si se sostiene que "todo" el que vota en régimen partidocrático peca, se dice un error pues el elemento subjetivo constitutivo de todo pecado (mentir o cualquier otro) no está presente en "todos".
Pero si se dice que todo el que vota en régimen partidocrático, con formación católica, histórica y filosófica peca, se dice una verdad.
Esa persona sabe de la publicidad y las mentiras. Ej: Macri dijo que devaluaría, pero omitió (mintió) decir que los precios se irían a las nubes. Le permitió ganar, pero mintió. Si hasta dijo que pararía la inflación. No dijo en campaña que primero se dispararía la inflación para luego de un año aquietarse, dijo que la pararía. Era una mentira obvia. pero obvia para mí, no para mi madre.

Pienso ahora que podría haber una situación en que los sujetos bien formados podrían votar sin pecar. Por ejemplo si lo hicieran hacia un partido nuevo (de los existentes no hay ninguno) integrado por hombres intachables y realmente sinceros. El problema es que ese partido no existe, ni lo votaría nadie y por ello tampoco existirá (no tiene sentido formar un partido para perder).

Y esto es así, digan lo que digan del primero al último de los Píos (sospecho que los Píos estarían pensando en esos partidos políticos que no existen ni pueden existir que comenté antes. O tal vez años atrás eran posibles...).

No creo que Caponnetto afirme que sin culpa subjetiva haya pecado alguno. Y si lo omitió en sus libros, me parece comprensible. Trataban sobre la cuestión política y le hablaba a entendidos.

Matías.

Redacción dijo...

Matías:
1. No es un tema sencillo pero tampoco es tan complicado. Si un acto es intrínsecamente malo, lo es objetivamente, siempre y en cualquier circunstancia. No importa si quien lo realiza obra con conciencia invenciblemente errónea. Tal circunstancia hace al acto no culpable ante Dios, pero no quita el desorden objetivo. Será pecado objetivo, material, no formal. Porque los actos morales se especifican por su objeto.
2. La mentira en sentido moral se define como una locución contra mente. ¿Cuál es, en el acto de votar, la locución? ¿Y cuál es el pensamiento al que se opone dicha locución?
Si no hay respuesta a estos interrogantes, no se puede avanzar más.

Redacción dijo...

3. Si votar bajo un régimen de sufragio universal es una mentira, acto intrínsecamente malo, no se puede votar en dichas circunstancias. ¿Se puede votar por Cristo bajo tal sistema? No, el fin no justifica el medio. ¿Por la Virgen? Tampoco. ¿Por San José? Tampoco. ¿Por San Fernando de Castilla? Tampoco. ¿Por García Moreno? Tampoco… Nunca puede hacerse.

Anónimo dijo...

Sobre el punto 1: estamos de acuerdo.

Sobre el punto 3: no. Porque puedo decir las cosas más maravillosas del mundo sobre Xto.y la Virgen sin mentir.

Sobre el punto 3 tampoco estamos de acuerdo y acá está el meollo: no me parece que el único modo de mentir sea locutando contra mente. Porque puedo mandar a que sean otros los que locuten y calladito la boca usufructuar a sabiendas de las mentiras precedentes (candidatos) o ser víctimas cándidas o no de esas mentiras (votantes).
Veo sólo ausencia de pecado en las víctimas cándidas por lo ya explicado en mi comentario anterior.

Pero supongamos que solo miente el locutor. Muy bien, en ese caso el votado y el votante avisado, no mentirán, pero pecarán " siempre" de algo parecido. Cómo llamarle a ese pecado? Usufructuar de la mentira sin mentir? Omitir aclarar la verdad por propio beneficio?

De no ser específicamente un menrtira,no entraría de todos modos en lo que comunmente se llama "cuento del tío"?

Miente el vendedor de elixires para el mal de amores que viene repartiendo frasquitos y cobrando un precio, callado la boca y dos cuadras atrás del coche con el autoparlante que lo anuncia?

Saludos,

Matías.

D. Vandolini dijo...

Entonces, "precisamente", según Caponnetto, votar sí es un acto malo en Occidente al menos desde la segunda mitad del siglo pasado, pues "las especies del sufragio universal,la soberanía del pueblo,el monopolio de la representatividad partidocrática y la tutela del constitucionalismo moderno" serían parte de la grandísima mayoría de los sistemas políticos actuales (habría que ponerse a buscar mucho para ver en qué lugar del mundo occidental no es así hoy), incluida la Argentina.

¿Cuál sería el voto admisible según Caponnetto? ¿El del socio que vota a la Brujita Verón en las elecciones a presidente del glorioso Estudiantes de La Plata?

No tergiversa, entonces, Hernández cuando aclara en su artículo en Gladius que, según Caponnetto, "votar o ser votado o participar en los partidos políticos con el actual sistema ["votopartidar", H.H.] es intrínsecamente malo". Vea que Hernández aclara desde el vamos "con el actual sistema".

D. Vandolini dijo...

Pega en el clavo "Redacción" cuando dice: "La mentira en sentido moral se define como una locución contra mente. ¿Cuál es, en el acto de votar, la locución? ¿Y cuál es el pensamiento al que se opone dicha locución?
Si no hay respuesta a estos interrogantes, no se puede avanzar más."

Poner al acto de votar o tomar parte en los partidos (en las circunstancias y bajo el sistema que se quiera) como "mentira" es tan poco preciso como decir que el "off side" es pegarle una trompada al lineman.

Redacción dijo...

Matías:
En el acto de votar hay un sujeto agente principal (responde a la pregunta: ¿quién miente?) y un acto de mentir, que se define en el tomismo como locución contra mente. Locución es una expresión oral, escrita o por medio de signos. “Mente” es un contenido lógico contrario a la locución. ¿Cuál es la locución en el acto de votar? ¿A qué pensamiento se opone? Si no se responde a estas preguntas básicas, ¿cómo se espera que se pueda comprender la afirmación de que votar es un acto mendaz por su objeto? En un momento lógicamente posterior, se puede considerar la conducta de quienes cooperan al acto de mentir.
En moral, sustituir la racionalidad tomista por el emotivismo ético tiene consecuencias un tanto absurdas.

Anónimo dijo...

Lo entiendo y lo dije más arriba: no hay mentira en votar o ser votado. Lo que hay es un "subirse" a la mentira precedente. Miente el publicista de Massa, no Massa.
En derecho ambos cometerían el mismo delito: uno como autor y otro como partícipe necesario y les cabería la misma pena.
En Moral no: uno miente y el otro pecaría de otra cosa pero de todos modos pecaría.
No obstante, ambos entran a ser causa de lo que se conoce como "mentir" en términos llanos. Uno miente y el otro antes le pagó al mentiroso para que mienta a su favor. No son santitos ninguno de los dos.

Saludos.

Matías.

Juan Argento dijo...

"Pero votar bajo las especies del sufragio universal, la soberanía del pueblo, el monopolio de la representatividad partidocrática y la tutela del constitucionalismo moderno, es “la mentira universal”."

Considerando cada una de esas especies:

- El sufragio universal para la elección de los gobernantes no me merece objeción.

- El monopolio de la representatividad partidocrática es legítimo, aunque pueda no ser óptimo, si el sistema permite que un grupo de católicos forme un partido totalmente alineado con la doctrina de la Iglesia. Y si ése no es el caso, como por ejemplo en China, donde el monopolio de la representatividad lo tiene el PC, votar por Lin versus Lan es legítimo en tanto la participación en el comicio no exija afirmar, por escrito u oralmente, la adhesión a la doctrina comunista. La interpretación de que el voto por un candidato expresa el acuerdo del votante con todo lo que ese candidato piensa es manifiestamente errónea e infundada.

- La tutela del constitucionalismo moderno es un tema análogo a la segunda parte del ítem anterior. Votar y ser votado bajo el sistema establecido por una constitución no implica estar de acuerdo con todo lo que esa constitución dice, ni mucho menos con las ideas que los redactores de esa constitución pudieron haber tenido. Aún en el caso extremo de una constitución que estableciese explícitamente la legalidad del aborto seguiría siendo legítimo votar y ser votado bajo el sistema establecido por esa constitución, por dos razones. En primer lugar porque quien asume un cargo electivo jura o promete cumplir la constitución pero no declara profesar sus principios explícitos o implícitos, mientras que quien vota no jura, promete ni declara nada (lo cual responde la pregunta de la Redacción en sus comentarios anteriores). En segundo lugar porque esa es la manera por la que los partidos pro-vida pueden, una vez obtenida la mayoría requerida, reformar esa constitución para garantizar el derecho a la vida desde la concepción. Notablemente, quienes han puesto de manifiesto recientemente esto que acabo de escribir son los diputados de Podemos en España, quienes asumieron sus bancas con la fórmula "Prometo acatar esta Constitución y trabajar para cambiarla".

- Lo dicho en el punto anterior se aplica evidentemente al tema de la soberanía del pueblo: aún cuando los redactores de una constitución pensasen que la autoridad viene del pueblo y no de Dios, y aún cuando hubiesen puesto por escrito tal noción en la misma constitución, seguiría siendo legítimo votar y ser votado bajo el sistema establecido por ella.

Johannes dijo...

Corrijo una inexactitud en mi comentario anterior. Debí decir: "La interpretación de que el voto por un candidato necesariamente expresa el acuerdo del votante con todo lo que ese candidato propone o piensa es manifiestamente errónea e infundada."

Obviamente la interpretación de que la no concurrencia al comicio necesariamente expresa el desinterés del no-votante por la cosa pública es también manifiestamente errónea e infundada. La diferencia es que en este caso el ciudadano disconforme con todas las opciones disponibles puede fácilmente manifestar que su posición no es de desinterés votando en blanco.

pequeño aporte dijo...

En Sto. Tomás hay más formas de mentir que la que asume el locutor.
Matías no está tan mal rumbeado.

Martin Ellingham dijo...

En efecto hay: simulación, hipocresía, jactancia e ironía. En todas se cumple la definición esencial de mentira tomando “locución” como noción no reducida al lenguaje oral o escrito, v.gr. en la simulación. Lo que sigue sin precisarse, además de los agentes, es cómo determinadas circunstancias políticas “mentirizan” el objeto del acto electoral para quien vota o es votado.
Saludos.