martes, 1 de marzo de 2016

Idealizaciones históricas (I)



No se debe identificar sin más Cristiandad con Edad Media. La Cristiandad es una vocación de la Iglesia y de los políticos cristianos de ordenar según Dios las realidades temporales. No siempre se podrá realizar en la historia, pero los cristianos que actúan en el orden temporal no deben renunciar a un ideal permanente.
Durante las persecuciones de los primeros siglos, los cristianos sabían perfectamente que estaban lejos de vivir en un régimen de Cristiandad y que ese régimen era por aquel entonces irrealizable en lo inmediato. La Edad Media comprende  diez siglos de historia europea en los cuales la Cristiandad tuvo una realización concreta. Pero ello no significa que todos y cada uno de los hechos políticos de aquel tiempo fueran elementos de Cristiandad, casi hasta el punto de afirmar (con un exceso de simplismo): si medieval, cristiano. Porque en aquellos tiempos se cometieron muchos pecados (aunque había mayor conciencia de pecado, lo cual facilita la rectificación) y porque las relaciones entre la potestad política y la eclesiástica no fueron armónicas en todo momento. Hubo problemas de intromisión de una potestad en el ámbito de la otra, aunque se puede compartir el balance positivo del p. LLORCA “la íntima unión entre la Iglesia y el Estado y la protección que éste ejerce sobre aquella, ha traído algunos daños o inconvenientes, a las veces bastante considerables; pero que son muchísimo mayores los bienes y ventajas que han traído a la Iglesia y a la civilización cristiana”.
Hay un texto muy conocido de LEÓN XIII:
“Hubo un tiempo en que la filosofía del Evangelio gobernaba los Estados. En aquella época la eficacia propia de la sabiduría cristiana y su virtud divina habían penetrado en las leyes, en las instituciones, en la moral de los pueblos, infiltrándose en todas las clases y relaciones de la sociedad. La religión fundada por Jesucristo se veía colocada firmemente en el grado de honor que le corresponde y florecía en todas partes gracias a la adhesión benévola de los gobernantes y a la tutela legítima de los magistrados. El sacerdocio y el imperio vivían unidos en mutua concordia y amistoso consorcio de voluntades. Organizado de este modo, el Estado produjo bienes superiores a toda esperanza. Todavía subsiste la memoria de estos beneficios y quedará vigente en innumerables monumentos históricos que ninguna corruptora habilidad de los adversarios podrá desvirtuar u oscurecer”.
Palabras de las cuales no se sigue, sin embargo, que identificara Cristiandad con Edad Media. En un discurso a los cardenales (1892), señalaba LEÓN XIII que la Cristiandad se logrará “no mediante el restablecimiento de las instituciones de la Edad Media” sino con una “fe robusta, reforzada en la conciencia de los pueblos”. Lo cual es coherente con sus enseñanzas doctrinales y directrices prácticas ante el fenómeno político del “derecho nuevo”.
En la misma línea se expresaría décadas después PÍO XII:
“21. (…) si la Iglesia y el Estado conocieron horas y años de lucha, hubo también, desde Constantino el Grande hasta la época contemporánea, e incluso hasta nuestros días, períodos tranquilos, a menudo prolongados, durante los cuales colaboraron, dentro de una plena comprensión, en la educación de las mismas personas. La Iglesia no disimula que en principio considera esta colaboración como normal y que mira como ideal la unidad del pueblo en la verdadera religión y la unanimidad de acción entre ella y el Estado. Pero sabe también que desde cierto tiempo los acontecimientos evolucionan más bien en otro sentido…”.
“26. La Iglesia católica no se identifica con ninguna cultura; su esencia se lo prohíbe…”
En estos temas hay que cuidarse un poco de las idealizaciones románticas. Los hechos históricos tienen su importancia, pero no constituyen -por sí mismos- doctrina católica, ni norma última de acción.



18 comentarios:

Anónimo dijo...

“No fue Robespierre quien destruyó la corona del monarca, sino Metternich. Todo lo que queda ahora es auto destrucción, suicidio. La restauración es un método específco de lidiar con y de destruir lo que se está restaurando.¿Por qué? Porque es auto destrucción. Así que no tengamos restauración de ningún tipo, ya sea de la Iglesia o del estado, de la monarquía o de la democracia, del trono o del altar, o las formas anteriores de la libertad y la autoridad. "Traemos orden. Se derrumba. Restauramos el orden y nosotros mismos colapsamos”” Carl Schmidt (Octava Elegía de Duino).

Anónimo dijo...

"En estos temas hay que cuidarse un poco de las idealizaciones románticas. Los hechos históricos tienen su importancia, pero no constituyen -por sí mismos- doctrina católica, ni norma última de acción".

Ninguna duda. No obstante, en cuestiones opinables, el hecho de la realización historíca de ciertos sucesos apuntalan fuertemente determinadas posturas que algunos siguen en el presente (por más que sepan que son impracticables - como la de Imperio y Papado).
Máxime cuando ante un presente muy distinto, se ven aquellas prácticas pasadas tan olvidades y nada seguidas y se compara aquel pasado con este oscuro presente.

Para decirlo de otro modo: lo opinable lo será siempre, pero los hechos son los hechos y por eso se dice que la Historia es maestra.
Por ejemplo: León XIII aceptó todas las formas de gobierno. Además remarcó principios y errores. Después la Historia demostró que esos principios, en tal o cual forma de gobierno resultaron impracticables. Luego, los principios son los principios, pero a los hechos me remito o paso a ser, de un romántico enamorado de pasados monárquicos, a un romántico enamorado de principios en democracias imposibles.

Distinto es en dogma.

Dragón.

Ps. yo sigo creyendo que León XIII se equivocó feo, pues aunque dejó todo al nivel de los (correctos) principios, al aceptar "todas" las formas de gobierno no podía no saber que la democracia, del modo que ya funcionaba en su tiempo (y peor en el nuestro), no podía funcionar respetándolos. En su momento era muy fácil de ver, hoy además lo probó la Historia.

Anónimo dijo...

Muy buena entrada; me viene bien que tiendo a defender todo lo medieval como cristiano.

Juancho.

Favila dijo...

Nunca he entendido muy bien esa idealización de la Edad Media. Quizá en otros países fue un periodo idílico. En España fue una época de corrupción de costumbres, destrucción de la patria y luchas fratricidas, como la de muchos príncipes cristianos que, por cuestiones mundanas, luchaban entre sí y con frecuencia se aliaban con los moros. En España la regeneración moral llegó con eso que se ha dado en llamar Renacimiento, aunque yo creo que es una división artificial.

Walter E. Kurtz dijo...

El error está en "idealizar", justamente.

Lo resaltable del Medioevo, en cambio, es "su espíritu", tal como se transplantó en su legislación, en sus costumbres y tradiciones. Durante siglos, el hombre medieval intentó ir puliéndolas, mejorándolas y adaptándolas al Evangelio. El hombre medieval sabía que tanto él como la sociedad debían ser moldeadas por el Evangelio. Esa "intención" es lo que eleva a estos tiempos por encima de cualquier otros.

Desde el fin de la Edad Media, la tendencia (como sociedad) ha sido la contraria.

Anónimo dijo...

Juancho, no se desanime, que la Edad Media no fue perfecta, pero se puede asegurar sin mentir que la fuerza legitimadora de la autoridad y el poder (dos cosas distintas) coincidìan con la fe comùn de la gran mayorìa del grupo social. Cuando esa fe muriò en la creencia popular, el poder (ya sin autoridad) tuvo que crear su fuente de legitimaciòn. Y de allì la democracia de partidos que lo vio nacer y la necesidad del poder de inventar una ideologìa que lo sostenga.
Y llegamos a hoy...
Cuando usted camina por aquellas ciudades amuralladas entiende lo de alta polìtica. No habìa cloacas, habìa salteadores de caminos y sobraban pestes.
Hoy, no hay pestes, sobran cloacas y a los ladrones los meten presos. Sin embargo es una polìtica que difìcilmente resulte màs meritoria que la del trabajo de un particular cualquiera.
La del viejo Toledo estaba ordenada a su Fin, la de ahora no tiene Fin, tiene fines. No es màs que un juego de chicos, por màs que vengan a decirnos lo que ya nos hacìan leer a nuestros 20 abriles: que el Estado es una sociedad perfecta, que el fin inmanente y esa blableta que no està mal, pero esos fines valen lo que valen.

Firma: el que pone los acentos para atràs.

Tiranosaurio dijo...

Érase una vez un católico simple, Juan Deapié, feligrés de la Fraternidad San Pío X, que vivía en el municipio de General González, un paraje acosado por la delincuencia. Tanta era la inseguridad del municipio, que cada vez que Deapié se quería llevar a su familia a la Misa de siempre lo asaltaban, le robaban el auto y lo dejaban sin Misa.
Un día, Juan Deapié se encuentra con su amigo de toda la vida, Hernán Piedra y tiene lugar esta conversación:
— J.D.: Hola Hernán, ¡tanto tiempo!
— H.P.: ¿Cómo estás, Juan? Hace mucho que no te veo en Misa…
— J.D.: No me hablés del tema, cada vez que puedo ir me asaltan y me afanan el auto…
— H.P.: Pagá el seguro, no seas ratón…
— J.D.: Lo pago todos los meses, pero hasta que me dan la plata y compro otro, pasan semanas…
— H.P.: ¡Tomate el tren!
— J.D.: No hay.
— H.P.: ¡Comprate un arma!
— J.D.: No soy de la Cámpora, no me dan legítimo usuario.
— H.P.: Bueno, buscale vuelta.
— J.D.: Ya sé lo que voy a hacer: trabajar para que sea intendente Mugricio Finkelstein, que tiene un plan de seguridad, y dice que termina con los choreos de autos en seis meses.
— H.P.: ¡Estás loco! ¡Un judío! Si no es San Luis, olvidate…
— J.D.: Loco, estoy podrido de los robos, quiero ir a Misa.
— H.P.: No se puede, eso es pactar con el sistema.
— J.D.: Bueno, al menos lo voy a votar…
— H.P.: ¡Noooo! Así te pasás al entrismo.

(Sigue…)

Tiranosaurio dijo...

Ocho meses después, Juan y Hernán se encuentran a la salida de Misa en la Fraternidad.

— J.D.: Che, lo voté a Mugricio, ganó y en pocos meses se acabaron los robos en mi barrio. Ahora puedo venir a Misa al Priorato.
— H.P.: Muy mal, eso es pecado contra 8vo. Mandamiento.
— J.D.: ¿Votarlo?
— H.P.: Sí, eso es complicidad con la perversión democrática, la mentira universal, el entrismo de hoy, el naturalismo de ayer y la conspiración judeo-masónica de mañana,…
— J.D.: ¿Y quién dice que es pecado? ¿Los papas?
— H.P.: No, lamentablemente nunca lo han dicho. De Pio 9º a Francisco 1º, dicen lo contrario.
— J.D.: Entonces lo enseñan los obispos…
— H.P.: Tampoco, no se dan cuenta.
— J.D.: ¿Monseñor Lefebvre?
— H.P.: Eh, no, no lo vio… pero vio muchas otras cosas.
— J.D.: ¿Los teólogos morales? ¿El Padre Suárez?
— H.P.: No, tampoco…
— J.D.: ¡¿Y quién carajo lo dice?!
— H.P.: ¡Jansenio Rigoretto!
— J.D.: No lo conozco, contame más…
— H.P.: El tipo es un gran retórico. Un campeón de la prosa barroca. Y escribió muchas páginas para probar que en esto la Iglesia se equivoca fiero. Toda injerencia en el régimen liberal es contaminarse, no se puede hacer nunca.
— J.D.: Pero yo no tengo nada que ver con el liberalismo, lo que hice fue votar a Mugricio, el tipo solucionó los robos y ahora mi familia puede ir a Misa.
— H.P.: Sí pero eso no es el bien común sobrenatural.
— J.D.: No, para nada, es un cachito de bien común. Pero ahora puedo ir a Misa y antes no.

Anónimo dijo...

Exelente diálogo, de apabullante realidad si se lo contrasta con los hechos. Pruebas dos realidades:

La primera es que ya no se hace política ordenada al Bien Común trascendente (ni se podría hacer).

La segunda, que "cualquiera" arregla los problemas elementales que son "un cachito de bien común".

Moraleja: con semejante límite no te metás en política,que tiene los riesgos propios de hacerlo en estos tiempos y no vas a mejorar nada que no mejore un musulmán, un ateo, un lefe o un judío.

La única verdad es la realidad (Perón).

Abrazos.

H.P.

Anónimo dijo...

Por supuesto que "pecado", votar, no es. Será pecado según lo que defienda el candidato que se vote.

Moraleja: siendo que el candidato que vaya a ganar y solucionar esas pocas cosas no va a ganar por un voto, podés no ir a votar o votar en blanco.
No sea que además de ciertos bienes menores haga algún que otro mal del que no se quiera ser parte (el menor es el clientelismo político, el mayor vaya uno a saber...).

H.P.

Tiranosaurio dijo...

¿La idea es que un lefe se debe abstener de contribuir a un bien común porque total puede hacerlo un musulmán, un ateo, o un judío? ¿ si el lefe se abstiene de votar, Mugricio pierde, sigue el afano y no puede ir a Misa, ¿que se jodan todos? ¿No será un poco del “no te metás” argento?

Anónimo dijo...

Habrá casos y casos, sólo Dios escruta los corazones.
Podrá ser un no te metás argento o lo dicho en las dos moralejas anteriores.

Un abrazo.

H.P.

Anónimo dijo...

Al par de meses se encuentran nuevamente HP Y JD

HP -Viste la que se mandó Mugricio, puso en vigencia en el hospital dela Muni un protocolo del aborto según el fallo de la Corte.
JD - No digas ¿y que dice?
HP - De memoria no me lo sé, pero el otro día fue una chica embarazada a hacerse ver por una gripe y le practicaron un aborto.
JD - No jodas!
HP - Eso no es nada, inauguró una Comisaría de la Mujer por esto de la violencia de género, viste?
JD - ¿y que tiene de malo?
HP – Que 50 mujeres juntas de un movimiento social eco feminista denunciaron de manera simultánea a sus maridos por abuso y están los 50 detenidos, a disposición de la Fiscalía, que ya consiguió una orden de restricción para que no se acerquen a sus hijos hasta que estos cumplan 25 años de edad.
JD – Lo parió! Pero en el tema seguridad…
HD – No creas, ayer cayó una inspección general de la muni a la escuelita y a la Iglesia, esto pinta para clausura.

Lógico? dijo...

Tiranosaurio: no existe tal cosa como "Mugricio no gana por un voto"...asi como hay que madurar y ver que votar, al menos buscando cierto bien común, no es pecado, también hay que madurar y ver que, no votar porque el sistema es una mierda, no le hace mal a nadie...me explico? son números, números que, los que manejamos estas cuestiones (100000 personas como utópico???) no definimos.
El debate es interesante, pero no llega a tener efectos fuera de un cierto ámbito municipal muy reducido, como la democracia ateniense, que gobernaban pocos, a unos pocos. El panorama de hoy? Gobiernan 30 para millones...es desproporcionado no? La clave es la educación. Acá no nos enfrentamos a tal o cual candidato, tal o cual encarnación de la ideología, no, eso es inmediato y con boludos algo puede hacerse...el problema real es una generación entera que CREE en la democracia, y eso se soluciona bien-educando. Y que yo sepa, al menos en mi ámbito, maestros y profesores conozco muchos, pero claro, esos cambios son reales y si toman tiempo. En fin, el hombre es caído desde que mordió el fruto...

Martin Ellingham dijo...

H.P. está haciendo tomismo (consciente o inconsciente, no lo sé). Y del bueno. Diferencia, aunque tal vez no use el argot–que poco importa cuando se capta la realidad- el acto i n t r í n s e c a m e n t e malo del que puede serlo e x t r í n s e c a m e n t e (y aquí podría hacerse fuerte en la crítica al “entrismo”). También se da cuenta de una verdad evidente: los actos son de las personas que los realizan.

Si además logra ver que si J.D. contribuye con su acto a un bien común (parcial, natural); y que si lo hace en gracia de Dios, y bajo ciertas condiciones, su conducta puede ser meritoria; entonces el bien natural que hace se subordina al bien sobrenatural.

Y con estas dos cosas se han dado dos pasos muy importantes.

Saludos.

Anónimo dijo...

no entiendo la censura de comentarios. No habla bien de la Redacción. Misma costumbre que el Wanderer. Penoso.

Anónimo dijo...

Citamos a Marcel Lefebvre en su libro: “Yo soy el acusado quien tendría que jusgaros” Ed. Voz en el Desierto, 2004. Pag.129
“Afortunadamente, muchos africanos, incluso musulmanes, aún tenían sentido común y preferían poner a sus hijos en nuestras escuelas católicas. Siempre teníamos buena cantidad de musulmanes en nuestras escuelas, aunque sin sobrepasar el 15%. Los primeros en inscribirse eran los musulmanes y eso a causa de la religión. Los padres sabían que en nuestras escuelas enseñábamos la religión, aunque no para convertirlos o para que se hiciesen católicos. Eso, por desgracia, era imposible. Si un niño musulmán era el primero en catecismo, era imposible que hiciera su primera comunión. Algunas veces el niño lloraba cuando veía a los demás ir a comulgar, siendo que él, el primero en catecismo no lo podía hacer. No lo entendía. Pero a causa de sus padres, no se podía hacer nada, pues si se enteraban que habíamos dado la primera comunión en secreto, nos habrían quemado la escuela. Era, pues, imposible convertirlos, pero tenían tal sentido de la religión que querían que se las enseñáramos a sus hijos.”

besen coranes

Anónimo dijo...

Acá le dicen mugricio en otro lado macriavélico
asi que si sumamos quedaría en total
mugricio macriavélico jJjajaja