viernes, 17 de marzo de 2017

Teología Nueva y Teología


Sobre la llamada Nouvelle Théologie se ha escrito muchísimo.
“…la controversia sobre la «nouvelle théologie» se desarrolla en dos fases: la primera, entre 1938 y 1946, está marcada, como hemos visto, por las publicaciones de los libros de los teólogos dominicos Chenu (1937) y Charlier (1938), que fueron sometidos a crítica sobre todo por teólogos romanos, tanto dominicos (Gagnebet y Cordovani) como jesuitas (Boyer y Zapelena); la segunda, entre 1946 y 1948, donde se habla más expresamente de «nouvelle théologie» tiene como protagonistas a teólogos dominicos (corno Labourdette y Garrigou-Lagrange), en calidad de críticos…” (Rossini)
Santiago Ramírez, OP fue una figura notable del tomismo en la España del siglo XX. En sintonía con sus hermanos de Orden, críticos de la llamada Nouvelle Théologie, el p. Ramírez dio una conferencia en el Ateneo de Madrid, que luego sería publicada. Un amigo de nuestra bitácora la ha digitalizado y la dejamos e nuestro estante de scribd. También puede descargarse aquí.

5 comentarios:

Anónimo dijo...


“Por otra parte, consta por las Actas de los Concilios Ecuménicos que la Iglesia no se ha embarcado nunca en fórmulas dogmáticas de acuñamiento estrictamente filosófico. Y es extraño que los nuevos teólogos echen en cara, particularmente al Concilio de Trento, de haber escolastizado el dogma, cuando de sus Actas resulta cabalmente lo contrario.
Expresamente los Padres de ese Concilio, al discutir párrafo por párrafo y palabra por palabra los proyectos de decreto, borraron sin compasión las frases y vocablos de sabor escolástico, para sustituirlos por otros más vulgares y naturales, aun que perfectamente cincelados y sopesados por los mismos Padres. Y si alguna vez los admitieron dieron seguidamente su explicación en otros términos equivalentes de uso corriente: por ejemplo, sobre la palabra transustanciación, materia y forma de los Sacramentos, causalidad de los mismos, disposición y forma de la justificación y otros similares. Pero siempre con suma moderación y discreción.
Por eso no admitieron los términos de cualidad y hábito, a pesar de ser muy aptos para expresar la gracia santificante y las virtudes, y de ser usados corrientemente por los teólogos de aquellos tiempos. Y lo mismo ocurre con las fórmulas dogmáticas del Concilio Vaticano [I], discutidas, cinceladas y sopesadas meticulosamente hasta casi el escrúpulo. Esas fórmulas son humanamente de lo más cuidado y ponderado. Que la gracia y el carisma de la infalibilidad de que goza la Iglesia docente para conservar y expresar o formular las verdades reveladas por Dios no prescinde del trabajo humano ni lo anula, sino que lo exige y lo provoca, al mismo tiempo que lo dirige y perfecciona.“

el hombre del bisoñé dijo...

En efecto, cuando pasen algunos años más de agua debajo del puente y se vean los descalabros actuales que sufre la Iglesia a la luz de sus verdaderas causas, cierto tradicionalismo dejará de lado la actual crítica a los Concilios de Trento y Vaticano I.
Hoy algunos lo hacen de buena fe, no lo pongo en duda, pero más por querer encontrar los porqués de un Bergoglio, una Ratzinger o un Juan Pablo II, que porque hayan dado en la tecla.
Como ustedes dicen, S. Ramírez O.P. era teólogo en serio y (como digo yo), sabía más que todos nosotros juntos...
Si a esto le sumamos que dichos concilios han tenido especial asistencia del Espíritu Santo en ciertas partes (a diferencia del Vaticano II que no la tuvo), criticarlos, aunque sea una crítica limitada a la "oportunidad", devine para un católico en una actitud temeraria; pues, consiste en afirmar que si bien se cree en lo allí definido, Dios se equivocó de año.
Hay mucho de orgullo, de tener la "critica filosa, inteligente, que cala en las causas", en todo esto.
Gracias por la entrada.

Anónimo dijo...

O crece o muere era una colección de artículos y conferencias llevada a cabo por miembros del Opus Dei, aunque no una publicación institucional de la Obra, que no adheria a escuela teológica alguna, salvo a la indicación de los Papas de seguir a Santo Tomas de Aquino en los estudios de filosofía y teología. Por aquellos tiempos Rialp y y Palabra publicaban libros de Garrigou Lagrange, Leopoldo Eulogio Palacios, Pieper, Gilson y otros pensadores ortodoxos.Dios ilumine a Don Fernando Ocáriz para que se acabe el coqueteo de algunos ambientes vinculados a la Prelatura con cierto liberalismo católico y algunas expresiones del progresismo moderado...Se extrañan los tiempos en que de estos asuntos se ocupaba, en el Opus Dei, un intelectual de peso y buena doctrina como Don Carlos Cardona

Xavier De Bouillon

Rodrigo dijo...

Santiago RAMÍREZ fue más que un teólogo notable. Era Thomas redivivus

Orestes dijo...

Xavier De Bouillon:

Es verdad que los grupos editoriales cercanos a la Obra editaron grandes libros, también es verdad que los dejaron de editar.

Es verdad que S. Josemaría rezó siempre la Misa tradicional, también es verdad que sus seguidores nunca más la rezaron (hay unos muy pocos que sí lo hacen algunas veces, me refiero a dos o tres sacerdotes sobre 1000 en todo el mundo).

Mons. Ocáriz es un teólogo con todas la letras, pero cree profundamente en el Vaticano II y en la libertad religiosa. Con ese obstáculo es muy difícil que vuelvan a la línea que implicaban esas ediciones de las que Ud. refirió en su comentario.

S. Josemária era rofundamente liberal y no lo ocultaba. Así se comportó en la guerra civil y así llevó adelante la Obra.

Esperemos que se cumplan sus deseos, pero tengamos en cuenta que son ilusiones.