domingo, 17 de julio de 2011

Familias «en misión»: la respuesta de Ludovicus

"Yo pertenezco a mi esposo. Mis hijos me pertenecen a mí" (Magda Goebbels).


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Publicamos hoy la respuesta de nuestro lector Ludovicus a Bruno Moreno sobre el tema de las “familias en misión” del Camino Neocatecumental. Compartimos por completo la opinión del autor. Un escrito claro, contundente, que juzgamos muy oportuno para prevenirse de las derivas sectarias de muchos movimientos.

Como quiera que los argumentos expresados en el post son una paráfrasis bastante mala y mal estructurada de ciertas objeciones que he presentado, y a pesar que he determinado no volver a comentar aquí, quiero, por respeto a Christian, que comparte varias de mis dudas y aprensiones y a quien reconozco el excepcional don del sentido común, aclarar algunas cosas. Ruego a Bruno y a todos los comentaristas que, si no quieren afrontar la lectura de un comentario asaz extenso, salteen éste. Al que le interese una visión independiente que lo lea.
(1) En primer lugar, comienzo reconociendo el extraordinario altruismo que implica la práctica de las familias en misión. Reconocer dudas sobre la institución en sí no implica atacar a los miembros, o hacer la apología del buen burgués. Pero tampoco abrazar el dolor o las dificultades es siempre garantía del acierto o conveniencia. Precisamente un punto característico de las estructuras sectarias es invocar la dedicación de sus adeptos, la cual no está en discusión. Al contrario, los adeptos son rehenes de estructuras fallidas.
Esto no quiere decir que esté en contra en forma absoluta del instituto de familias en misión, ni que considere que es una estructura intrínsecamente sectaria o mala. Sí creo que es altamente riesgosa, existencialmente mal encarada y debe tener recaudos que enunciaré al final, para poder integrarse en la pastoral católica.
(2) Añadamos además que un elemento característico de una estructura sectaria es el involucramiento de los menores en actividades de la secta propias de sus padres, con compromiso de una sana y normal vida infantil o juvenil. Aclaro: lo que caracteriza a una secta no es que los padres transmitan su religión a sus hijos, que los llevan a sus actos de culto, que los inicien en actividades supererogatorias sin compromiso relevante de sus intereses. Lo típico de la estructura sectaria es trasladar el mismo ámbito de elección radical de los padres al ámbito de la vida de los menores, con detrimento de una sana vida infantil, que implica permitir un espacio de elección dentro por supuesto del marco de valores y religiosidad de la familia. En ese sentido, si yo inscribo por ejemplo, a un hijo mío en la Orden Tercera, o lo obligo a rezar el Oficio de la Orden, lo visto con el hábito de Santo Domingo, o le repito todo el tiempo que será un frailecito, estoy desarrollando una conducta sectaria, por más sana y buena que sea la devoción hacia la gloriosa Orden de Santo Domingo. Ni hablar si esas devociones comprometen su salud, su vida de desarrollo social normal, o las oportunidades de elección vital futuras. El moderno derecho canónico es muy respetuoso de la libertad de los menores, y es un importante avance.
A ver si queda claro: una cosa es ser católico, transmitir a los hijos la fe católica, enseñarles que la santidad es una llamada universal a todo bautizado, otra constreñirlos a avanzar en el camino de la santidad por la vía del cumplimiento de los consejos evangélicos. Los consejos evangélicos por definición son de libre elección, no se pueden imperar por obediencia, y menos que menos obediencia filial.
O dicho de otro modo: una cosa es el precepto, otra el consejo evangélico. Jesús no le dijo a un padre de familia: si quieres ser perfecto, ve, vende todo lo que tienes, dalo a los pobres y sígueme y a tus hijos que los alimente la caridad pública. Podría haberlo dicho. Se lo dijo a un joven soltero. El consejo evangélico, por propia definición, es un acto de decisión personal e individual. No le puedo imponer un voto de castidad a mi esposa, no puedo someter a mis hijos a un voto de pobreza, no puedo poner a mi familia bajo obediencia de una autoridad extra-familiar por vía de consejo.
Adviertase que mientras es lícito arriesgar bienes altísimos de un menor por el cumplimiento de un precepto de la religión, no lo sería por el cumplimiento de un consejo. Yo puedo poner en riesgo a mi familia en trance de martirio por no apostatar de la Religión (y aún así, la venerable Margareth Clitherow prefirió ser sometida a la muerte sin proceso antes que permitir que sus hijos testimoniaran en el juicio).
(3) Por cierto, quiero refutar la falacia de que el instituto no es “religioso” porque no es “definitivo” ni constituye un “estado de vida”. Como decía Pascal, si hay que dar una semana de la vida hay que dar toda la vida. Es decir, si un matrimonio se somete a un régimen de pobreza donde unos catequistas te dicen que hacer, te pagan, estás inerme en materia de obediencia y pobreza, y tienen que negociar constantemente el status de sus hijos, están viviendo una vida religiosa. Será religiosa sui generis, no harán votos formales, pero es religiosa, con la única excepción del voto de castidad. Y someten a sus hijos a una vida religiosa. Aquí el carácter no religioso es formal. Viven en la práctica como monjes.
(4) En cuanto a la autoridad parental, que aquí ha sido invocada para justificar los traslados. Como toda autoridad, se ejerce en función del bien de los dirigidos y conforme la naturaleza de la autoridad. Pues bien, la autoridad parental es básicamente laical, es decir tiene en vista, según el Concilio, la gestión de las realidades temporales con miras a su elevación y santificación. No es que no sea religiosa, es que es religiosa laical. Por ende, en principio le son extrañas el involucramiento de menores en estados de vida directamente religiosos. Aprovecho aquí para hacer un excursus: resulta un error, conforme el Aquinate, pretender proyectar los ejemplos veterotestamentarios como los de Moisés, Abraham o incluso San José a nuestra realidad cristiana, por la sencilla razón de que en el Antiguo Testamento la autoridad parental es también autoridad sacerdotal o religiosa. Algunos argumentos defensistas son un poco ridículos. Se aduce el ejemplo de Abraham. Pues no creo que un padre que invocara la obediencia para sacrificar a su primogénito hoy en día sería ejemplo de piedad. Tampoco creo que el ejemplo de la Sagrada Familia de Nazareth justifique tener un solo hijo. Son interpretaciones unívocas de la Sagrada Escritura, que además prescinden del hecho de que en el Antiguo Régimen, las órdenes no son mediadas por seres falibles sino impartidas directamente por Yaveh. En esos casos, la certeza es absoluta y la obediencia también.
En cambio, los testimonios que hemos leído rozan situaciones absurdas: madres que ruegan por no ir al África y son enviadas precisamente allí, catequistas obstinados que pretenden que los hijos sean dejados en Camerún mientras sus padres van a cumplir sus obligaciones con la Organización y sólo a duras penas los padres logran “negociar” con ellos la liberación de todos; una hija con bajas defensas a la que se lleva a África y enferma tres veces de paludismo, al punto que tienen ahora que volverse porque su hígado no aguanta más; un matrimonio que es enviado prácticamente a un chiquero y enferma de dengue al punto que vuelve a los cuatro meses; un matrimonio con un hijo con síndrome de Down gravemente enfermo en la Siberia, etc. Me dirá Bruno que la institución en sí no es mala, que lo malo es la falta de prudencia. Pues bien, esa falta de prudencia procede del hecho de que la prudencia paterna es intransferible, y cuando se delega en una organización, fatalmente se equivoca. El error es estructural, porque nadie puede discernir el bien de la familia mejor que el paterfamilias. Y la primera obligación del paterfamilias no es que la familia se santifique, la primera obligación es que subsista dentro de las condiciones normales del estado de vida laical. No se puede, sin mediar grave obligación de precepto, comprometer la salud, estabilidad, subsistencia de una familia por motivos sublimes pero no obligatorios o de precepto, del mismo modo que un padre de familia no puede entregar su patrimonio a los pobres dejando en la miseria a sus hijos.
Por eso, es falaz plantear que si un padre lleva a su familia al extranjero por trabajo también lo puede hacer por una misión religiosa, como si el fin más sublime justificara dicha decisión. No es así: un hombre puede autorizar que le corten una pierna gangrenada por un fin terrenal, pero no podría autorizar que le corten una pierna por un fin religioso. Y menos de un hijo a su cargo. Lo que cualifica la licitud del ejercicio de la patria potestad no es la sublimidad del fin, sino el ámbito preciso en que se desempeña dicha autoridad: el bien común de los hijos, pero no el que piensan o eligen los padres, sino el que objetivamente requiere el menor. Y la salud es primario a la vida según consejo evangélico, en ese orden parental. Una vez cumplimentada la primaria obligación parental, el hijo podrá abrazar o no una radicalidad evangélica según consejo. Pero no se puede santificar a patadas a los hijos, ni embarcarlos en experiencias que requieren discernimiento.
La invocación de ejemplos extremos de santos, mirandum sed non imitandum, en nada conmueve el orden de obligaciones que tienen los padres, porque no sabemos qué moción especial el Espíritu Santo, en forma excepcional, derramó sobre Santa Juana Francisca de Chantal para pasar encima de su hijo tendido en el piso que le suplicaba que no entrara en el claustro; o en el ejemplo de Santa Brígida. Estamos hablando de normas e instituciones, no de peculiares inspiraciones del Espíritu en casos excepcionales.
(5) Sentado lo anterior, ¿podría ser conveniente el instituto de las familias en misión?
Sí, en cuanto se respeten los siguientes recaudos:
a) Que la familia que va en misión lo haga como parte de una gestión de las realidades temporales, es decir, que vaya a trabajar en el mundo, y que la actividad apostólica o religiosa sea testimonial, acompañe dicho trabajo secular. Que por ende ganen un salario independiente, no dependan de la organización, coticen la seguridad social y no tengan problemas si dejan la organización en el orden temporal.
Es decir, que la familia no esté sometida a un voto de pobreza, en manos del Camino.
b) Que no esté sometida a directivas de “catequistas” en la intimidad del orden familiar. Es decir, que se respete la plena soberanía del paterfamilias y la madre en los ámbitos de decisión familiar. Ningún voto de obediencia de la familia.
c) Que se respete, en la misión ad gentes, en la medida de lo posible, el estado de vida de la familia, tanto en el aspecto de salud e integridad, en el económico, como en el desarrollo de la vida social y educativa de los hijos. Los hijos tienen derecho a que las elecciones de los padres no sean perjudiciales. Del mismo modo que la Iglesia no acepta como sacerdote a un padre que no cumplimenta los derechos económicos de sus hijos, tampoco deberían aceptarse situaciones en que el estado de la familia sea comprometido en sus aspectos básicos.
Habría mucho más que agregar, pero esto es un abuso, lo siento Bruno.

30 comentarios:

Martin Ellingham dijo...

Un escrito excelente, sólido, de antología. Mis felicitaciones al autor.

Agrego:

Dando por buena, sin conceder, la opinión de Bruno de que un el matrimonio en misión no es analogable a un religioso. ¿De qué trabajan los padres kikos en África? Porque se puede no ser religioso y, sin embargo, tener mayor dependencia de otro que la de un consagrado. Si los padres "trabajan de misioneros", es decir, si la subsistencia de la familia depende del Camino Neocatecumenal, la subordinación puede ser igual, o mayor, que la de un religioso en misión. Y no sólo porque trabajan para el CN, sino porque, además, reciben de la misma institución cierto gobierno en el fuero externo, a través de los "catequistas", e influencia en el fuero interno (una "espiritualidad" y, tal vez, una "dirección espiritual"). Vale decir que una "familia en misión", como la del testimonio que reprodujo Bruno Moreno tendría una doble dependencia (externa e interna) respecto de la misma institución neocatecumenal. A lo que hay que sumar el desarraigo. ¿Hace falta advertir de la peligrosidad de esta situación de doble dependencia? ¿Hay que recordar -una vez más- que la prudencia cristiana secular veda mezclar de tal manera los fueros interno y externo?

Saludos.

Anónimo dijo...

Que los germanistas del foro me corrijan, pero la expresión alemana “pertenecer a un hombre” (zu einem Mann gehören) no tiene forzosamente el sentido posesivo, y equivale a “estar casada con un hombre” (también nosotros hablamos de “mi mujer”, aunque no la consideremos como una propiedad más). En fin, no quiero germanizar. Sólo pido clemencia con Frau Goebbels, que después de todo ser una esposa fiel (ahora van a decir que soy nazi).

Anónimo dijo...

En una entrevista que publica el diario británico The Guardian, Erna Flegel, de 93 años, asegura, entre otras cosas, haber intentado persuadir a la esposa del ministro de propaganda del Tercer Reich, Joseph Goebbels, para que no matase a los seis hijos de la pareja. “Yo quería que se hubiese llevado de la ciudad (Berlín) al menos a uno o dos de sus hijos”, pero Magda Goebbels, se negó: “Yo pertenezco a mi esposo. Y mis hijos me pertenecen a mí”, le respondió la mujer.

http://www.planetahistoria.com/2008/06/la-enfermera-de-hitler-cuenta-60-aos.html

Un ronin católico dijo...

Yo voy a añadur algo sobre el paralelismo veterotestamentario, en conceto el de los patriarcas como Abraham.

La clave es muy sencilla y consiste en contemplar la ley natural como base donde se asienta la moral cristiana.

En el tiempo de Abraham la ley natural no había sido revelada. Aunque todo hombre tenía la misma obligación de seguirla que hoy, la percepción de la misma oscurecida por la situación de naturaleza caída explica muchas cosas del AT que Dios va tolerando y usando para ir encaminando a los hombres al bien sobrenatural de modo que la redención alcanzara también a todo lo que es natural, sanándolo y elevándolo y perfeccionándolo. No será hasta Moises, que el pueblo de Dios reciba una ley que explicite la ley natural. Y aún así la dureza de su corazón hará que en algunos puntos no sea cumplida en pleno, como el caso del divorcio, cosa que Cristo reprochará a los fariseos.

Por eso vemos actitudes tan contrarias a la ley natural en los patriarcas. Vemos a un Abraham que no ve mal que Dios le pida matar a su hijo. Sí, es Dios, pero Abraham viene de un mundo donde el sacrificio de los hijos a los dioses es contemplado como algo natural en lugar de una aberración y además el patriarca tiene el ius gladium sobre toda la tribu y por supuesto los hijos. O sea, que los puede matar cuando sea sin dar cuentas a nadie. ¿Quién dice que en la percepción psicológica de Abraham no se está dando la acción sanante de Dios con su gacia sobre una psicologia educada en una base pagana.

A tal fin se entiende el cambio de tierra y el moverse con toda la tribu. Es la formación de un pueblo y el inicio de su educación en la fe y por tanto algo que de nuevo no es equiparable en identidad simple con una vocación a un padre de familia hoy como si fuera lícito desarraigar a su familia por creerse llamado.

Un ronin católico dijo...

El mismo Santo Tomás explica estas stuaciones interiores de los patriarcas veterotestamentarios como especialísimas y entiende que son mociones directas del Espíritu Santo en orden al fin de la revelación. Lo mismo entiende en el caso de Sansón, que no duda en matarse a sí mismo inmolando a la plana mayor de los filisteos, siendo el primer tokkotai de la historia (y creo que el último) en ser aceptado por Dios.

Imagínense la que podrían líar los kamikazes cristianos de aplicar la analogía vocacional veterotestamentaria al estilo de Bruno, conjugada con el nadie tiene mayor amor que aquel que da la vida por sus amigos, de Cristo.

Genjo dijo...

Muy bueno lo de los kamikazes cristianos.

Martin Ellingham dijo...

Fui yo quien dejó el mensaje anónimo con el contexto de la célebre frase atribuida a Magda G. Sin negar lo que bien explica Ludovicus, la frase es un buen ejemplo de hasta qué extremos se puede llegar cuando se malentiende la relación persona-familia-comunidad.

Saludos.

PS: El Ronin está "inspirado"... para bien :)

Genjo dijo...

Anónimo de las 14:52
Me parece que confunde usted fidelidad con fanatismo. Así incurre en el malentendido que señala el Ellingham en su último mensaje.

Un ronin católico dijo...

Para bien o para mal, todo (mi inspiración incluída) repercute en bien de los que aman al Señor.

La cosa es que yo soy padre, y repugna a mi instinto católico, como al de mi mujer, el imponer una situación tan tremenda a un hijo menor sin necesidad. Eso no es moralmente sano ni de ley natural. Por tanto no puede ser cristiano, por mucha virtud y que tengan los que están involucrados en el proceso.

De lo de Sansón, lo más triste es que la realidad va siempre por delante. Es un tema poco conocido. En Japón, durante la guerra mundial, hubo pilotos kamikazes de confesión cristiana, casi todos protestantes coreanos, que fueron obligados a servir de esa manera a la patria. En lo desafortunado de su situación semi o totalmente forzada algunos mostraban gran virtud cantando salmos y evangelizando a sus compañeros en la noche previa a la misión fatal. Algunos tuvieron "la suerte" de no pecar siendo derribados en su trayecto, lo que les evitaba el suicidio voluntario y la deshonra para sus familias y otros simplemente sobrevivieron. No dudo que alguno leería el ejemplo de Sansón, muera yo con los filisteos, con cierta esperanza. Lo que no concibo es a alguien en plan Bruno emulándoles a imitar a Sansón en su vocación.

Anónimo dijo...

Ludovicus dijo,

La discusión me costó cara, nada menos que un amigo. No tomé en cuenta que la criticas a las estructuras de estas organizaciones es tomada como una ofensa personal, de allí los argumentos ad hominem y las descalificaciones personales.
Una lastima.

Un ronin católico dijo...

Bueno, eso es algo muy viejo. Hasta palos hubo en De auxiliis. Y las denuncias no eran gratis, como estas de Internet. Te podían costar la cárcel y como mínimo la pérdida de licencias para predicar, enseñar, etc.

Lo que es propiamente católico es atender al contenido de verdad que puedan tener las palabras del prójimo.

Anónimo dijo...

Bruno es de los tíos más despiertos de IC. Que no quiera ver esto es porque está con los kikos.

contemplata dijo...

Muy interesante el post y los comentarios.

Pero me preocupa la afirmación del Ronin: "la ley natural no había sido revelada".

La ley natural es natural precisamente porque no requiere ser revelada, al menos en cuanto a sus principios primarios y secundarios.
Esta ley es natural por ser enunciada por un hábito natural (la sindéresis), porque su contenido es natural en cuanto proviene del conocimiento de los fines de la inclinaciones naturales, y porque el modo de conocer de la sindéresis es ut natura (evidencia inmediata).

Los principios primarios y secundarios de la ley natural son conocidos en abstracto por cualquier persona normal, pero puede osurecerse su concreción. En dicha concreción interviene la prudencia y la conciencia. Una cosa es saber como principio o en abstracto que no puedo tomar la propiedad ajena, y otra saber que un acto concreto y particular es concretamente eso, tomar lo ajeno.
El tema del osurecimiento de la ley natural es muy interesante y sí, se reconduce al pecado original, a los vicios morales personales y a las costumbres sociales corruptas, incluídas leyes humanas injustas y ecandalosas. Pero dicho oscurecimiento no llega a borrar nunca el conocimiento en abstracto, por lo menos, de los principios primarios.

El caso de Abraham no entra en esta situación exactamente. Abraham recibe un mandato directamente de Dios dirigido solamente a él. No es una dispensa o excepción para un grupo de personas. Esto es importántísimo a la hora de valorar la obediencia en estos grupos de los que venimos hablando. La obediencia de Abraham no es obediencia ciega ni nada que se le parezca. Los casos de excepción a la ley que reconoce Tomás son justamente el de Abraham, el de Oseas, el tomar la propiedad de los egipcios.
Compararse con Abraham para privar a los hijos o la familia de bienes que les corresponden en justicia es de una ceguera impresionante.

Y no podemos mezclar el problema de la esencia del matrimonio y la cuestión del repudio veterotestamentario o el divorcio romano, en esto. Es un tema complejo.
A los principios de ley natural primaria pertenece la prohibición de la homosexualidad, del adulterio (entendido como traición al cónyuge, supongo que acordamos en que para saber eso no es necesaria ninguna revelación desde lo alto), por ejemplo. A los principios secundarios pertenece la monogamia (no es conocida por todos los pueblos, sin que por eso deje de haber matrimonio y familia imperfecta), y, finalmente, la indisolubilidad como tal es revelada. Está entre lo evidente quoad se, pero no quoad nos. En cambio los principios primarios son evidentes quoad se y quoad nos. Si no, habría que decir como los protestantes, que el pecado destruyó la naturaleza (que lo que quieren decir con eso, por las dudas, es nada más que se borró el conocimiento del bien en el hombre y que sus inclinaciones son malas)
Una cosa es que la naturaleza humana sea perfectamente conocida en Cristo, y que la naturaleza del matrimonio y la familia también se esclarezcan por su Palabra (de ahí que podemos decir que la indisolubilidad es de la esencia del matrimonio); y otra, que la ley natural tenga que ser revelada.

Saludos

contemplata dijo...

Muy interesante el post y los comentarios.

Pero me preocupa la afirmación del Ronin: "la ley natural no había sido revelada".

La ley natural es natural precisamente porque no requiere ser revelada, al menos en cuanto a sus principios primarios y secundarios.
Esta ley es natural por ser enunciada por un hábito natural (la sindéresis), porque su contenido es natural en cuanto proviene del conocimiento de los fines de la inclinaciones naturales, y porque el modo de conocer de la sindéresis es ut natura (evidencia inmediata).

Los principios primarios y secundarios de la ley natural son conocidos en abstracto por cualquier persona normal, pero puede osurecerse su concreción. En dicha concreción interviene la prudencia y la conciencia. Una cosa es saber como principio o en abstracto que no puedo tomar la propiedad ajena, y otra saber que un acto concreto y particular es concretamente eso, tomar lo ajeno.
El tema del osurecimiento de la ley natural es muy interesante y sí, se reconduce al pecado original, a los vicios morales personales y a las costumbres sociales corruptas, incluídas leyes humanas injustas y ecandalosas. Pero dicho oscurecimiento no llega a borrar nunca el conocimiento en abstracto, por lo menos, de los principios primarios.

El caso de Abraham no entra en esta situación exactamente. Abraham recibe un mandato directamente de Dios dirigido solamente a él. No es una dispensa o excepción para un grupo de personas. Esto es importántísimo a la hora de valorar la obediencia en estos grupos de los que venimos hablando. La obediencia de Abraham no es obediencia ciega ni nada que se le parezca. Los casos de excepción a la ley que reconoce Tomás son justamente el de Abraham, el de Oseas, el tomar la propiedad de los egipcios.
Compararse con Abraham para privar a los hijos o la familia de bienes que les corresponden en justicia es de una ceguera impresionante.

Y no podemos mezclar el problema de la esencia del matrimonio y la cuestión del repudio veterotestamentario o el divorcio romano, en esto. Es un tema complejo.
A los principios de ley natural primaria pertenece la prohibición de la homosexualidad, del adulterio (entendido como traición al cónyuge, supongo que acordamos en que para saber eso no es necesaria ninguna revelación desde lo alto), por ejemplo. A los principios secundarios pertenece la monogamia (no es conocida por todos los pueblos, sin que por eso deje de haber matrimonio y familia imperfecta), y, finalmente, la indisolubilidad como tal es revelada. Está entre lo evidente quoad se, pero no quoad nos. En cambio los principios primarios son evidentes quoad se y quoad nos. Si no, habría que decir como los protestantes, que el pecado destruyó la naturaleza (que lo que quieren decir con eso, por las dudas, es nada más que se borró el conocimiento del bien en el hombre y que sus inclinaciones son malas)
Una cosa es que la naturaleza humana sea perfectamente conocida en Cristo, y que la naturaleza del matrimonio y la familia también se esclarezcan por su Palabra (de ahí que podemos decir que la indisolubilidad es de la esencia del matrimonio); y otra, que la ley natural tenga que ser revelada.

Saludos

Un ronin católico dijo...

Lea el conjunto de lo que he dicho:

"En el tiempo de Abraham la ley natural no había sido revelada. Aunque todo hombre tenía la misma obligación de seguirla que hoy, la percepción de la misma oscurecida por la situación de naturaleza"

Lo que subrayo en negrita es explicación del porqué revelarla a poco que uno sepa algo de la doctrina católica al respecto.

Es obvio que todo hombre en cuanto hombre tiene la obligación de seguir la ley natural por la participación que supone su mente en la razón de la mente divina, que es lo que llamamos ley natural. Pero se hacía necesario revelarla por la caída y la oscuridad sufrida por las potencias. Y es de tal modo necesaria la redención que sin la gracia ningún hombre puede cumplir íntegramente la ley natural de modo estable.

Lo que explica la pedagogía divina, sabia para redimir al hombre, es lo que nosotros conocemos como excepciones. La explicación de excepción o moción secreta no debe ser el fin de la relflexión, sino que es el pie para profundizar en un porqué, que hoy dadas las circustancias históricas que conocemos de los patriarcas estamos mucho mejor de afirmar.

En cualquier caso y como sea que se mire, es obvio que la psicología de Abrahan en su llamada no se puede comparar simpliciter con la de cualquier padre de familia de hoy, sino secundum quid, que es precisamente la fe y el temor de Dios, que en el caso de los padres de Bruno son extrapolados y exagerados para dar cobertura a la propia psicología en lugar de a la inversa: usados para sanar la propia. Una entrega exagerada que menosprecie a los hijos puede ser cosa de un caracter determinado, pero la gracia ha de sanarlo y perfeccionarlo llevándolo a la complexión del amor a los hijos en la propia entrega.

Un ronin católico dijo...

Para mi es mucho más interesante como trata Santo Tomás lo que el llama moción secreta en las vírgenes que se tiraron a un río, suicidándose por ahogamiento, antes que permitir que las violaran.

Este caso, por ocurrir ya establecida la Iglesia y por lo extraordinario del mismo es algo que me llama mucho la atención. Lo cual indica que ni Santo Tomás estaba libre del elefante. El elefante en Santo Tomás se llama apego a la liturgia romana como si esta fuera norma de fe, hasta el punto que si estas vírgenes que prefirieron suicidarse antes que ser violadas son tratadas como mártires en la liturgia es que el acto es fruto del Espíritu Santo.

¿No es más sencillo pensar que obraron defendiendo su virginidad aplicando un principio de doble efecto donde igual pensaban que tenían más posibilidades arrojándose al río que dejándose violar? Y sin emabargo el bueno de Tomás dice lo que dice.

Hermenegildo dijo...

Si la práctica de la familia en misión, habitual en el Camino, resulta tan heterodoxa, ¿por qué la Santa Sede la aprueba que esta organización mantenga dicha práctica?

Anónimo dijo...

Ludovicus dijo,

Hermenegildo, pone el dedo en la llaga. Dijese que uno de los comentarios que me borro Bruno era aquel en que cuestionaba el estado de desobediencia litúrgica del Camino a partir de los 70, con la innovación de una liturgia en forma contraria al principio de la Sacrosanctum Concilium que veda expresamente "quitar, agregar o enmendar" nada al rito. Y aquí la pregunta es: ¿Por que se tolero tal innovación contra legem, con prescindencia de la censura de tres o cuatro abusos gruesos? ¿En que documento conciliar o pontificio consta que un Fundador,como ha ocurrido no solo en el Camino, tiene la potestad de crear liturgia,siendo que toda innovación esta, jurídicamente, reservada al Romano Pontífice?
Hay como una idea de "conducir" "cabalgar" la ola, tratando de moderar o remediar los contenidos; pero existe una tolerancia, cerrar los ojos o desistencia enormes frente a atribuciones unilaterales de facultades, creación de estructuras fallidas, o generación de heteropraxis al interior de las organizaciones. Sin ir mas lejos, es el drama del Opus.

Martin Ellingham dijo...

Hermenegildo:

La práctica de la familia en misión sería aceptable, en mi opinión, si se respetasen los recaudos mencionados en (5) por Ludovicus.

Sin ánimo de defender al Vaticano, y reconociendo que en la curia romana hay personajes deplorables, el control de las malas prácticas de los movimientos resulta difícil, dado que hay otros problemas que en Roma se consideran más urgentes, y tal vez sean objetivamente más importantes.

En el caso de Benedicto XVI, pienso yo, que a su edad, y con los colaboradores que tiene, sus energías no darán para más que iniciar un proceso de sanación de la Liturgia y combatir el cáncer del abuso clerical. Uno está tentado de pensar que se trata una tarea simple, que podría realizarse con cuatro documentos, unas decenas de deposiciones episcopales, algunas excomuniones, discursos fuertes, y tres puñetazos en la mesa. Y sin embargo, es probable que la crisis sea tan profunda, y esté tan extendida, que esas medidas sean inocuas o a la postre resulten contraproducentes.

Pienso que la rectificación sistemática de las malas prácticas de los movimientos la encarará otro papa. Será un proceso más rápido, si se logra crear una fuerza de opinión pública eclesial que clame, oportuna e importunamente, por estas modificaciones. Y también, como el bolsillo es un órgano muy sensible, si los damnificados comienzan a iniciar acciones judiciales civiles por la reparación de los daños.

Saludos.

Anónimo dijo...

Ludovicus dijo,

Lo que pasa, Martin, es que todo católico tiene la fantasía de que el Papa es omnisciente y omnipotente. En realidad, debe estar limitadísimo; para juzgaron con equidad, habría que estar al tanto de los límites físicos, prudenciales, morals y administrativos que condicionan y a veces impiden el poder de la Sede. Sin olvidar la modalidad del oficio de gobierno "político", tan bien explicado por el cardenal Newman en "El Oficio Profético de la Iglesia". Pensemos que beatificar a Palafox costo un combate de más de tres siglos con ya-saben-quienes. Ni hablar de su supresión...

Anónimo dijo...

Tema aparte:
acerca del 'Encuentro internacional de exorcistas en Polonia'

"sacerdotes y laicos que colaboran con los exorcistas, o practican ellos mismos el deber de liberación, cuando no se trata de posesión sino de otras formas de hostigamiento de los malos espíritus"

¿Alguna persona entendida podría por favor explicar qué es el 'deber de liberación'?

Gracias.

Un ronin católico dijo...

La prueba fehaciente del mangoneo que hay del Papa en su misma curia lo ven en la foto que han escogido para la página oficial de la Santa Sede. Si lo intentan hacer a posta no sale mejor.

Y sin tanto choteo, grave fue cuando le vendieron la audiencia con el editor del Play Boy en España como difusor del Osservatore Romano. Y todavía me echarán en cara algunos que lo siga recordando.

Un ronin católico dijo...

Evidentemente hace falta un Papa joven y con ganas de cambios significativos, pero quien sabe, igual acaba como Juan Pablo I. Muerte súbita. Ahora sabemos que el que era su secretario, que mintió en los hechos sobre el hallazgo del cadáver, era un depravado. Así está la curia. Nada que envidiar a los tiempos de Santa Catalina.

Anónimo dijo...

PEDRO HISPANO dice: Tiene razón RONIN. Y con el añadido de que Pablo VI aumentó los poderes del Secretario de Estado y un servidor sabe de buena tinta que eso es lo peor de la curia: secretaría de Estado.
Por eso blogs como este no son simplemente necesarios sino indispensables y la razón es que los neocons no abordan estos temas. Que yo sepa...

Walter E. Kurtz dijo...

Ronin: En la vieja Sorbona, los catedráticos, al mencionar a Santo Tomás de Aquino, se ponían de pié y hacían una reverencia. Aunque sea mental, no le vendría mal hacerla a Ud. (como a cualquiera de nosotros).

Ya van varios mensajes donde Ud. cree enmendarle la plana al Aquinate. Quizá convenga, antes, profundizar un poco más antes de saltar tan libre de cuerpo frases como "elefante en Santo Tomás", "Tomás joven" o similares, que parecen más aplicables a Kant, Marx o Descartes que al Doctor Común, tomando frases sacadas de contexto. Me hace acordar a un "tomista" alemán que decía que Tomás no sabía nada de arte, de niños y de mujeres. Cosa que, para el que haya profundizado un poco, no es cierta.

Anónimo dijo...

Ludovicus dijo,

Sin olvidar la acusación de "aburrido" o "deshumanizado".

"Hay que ser muy estólido para calificar de fría o impersonal la prosa de este napolitano volcánico, al que la pasión le asoma en cada quaestio de la Summa. Claro que es una pasión perfectamente regulada por la inteligencia"
Así le escuché decir al gran Domingo Renaudiere de Paulis, o.p., hace muchos años.

Un ronin católico dijo...

Lo siento si no sabes distinguir entre lo que es leer y comprender a Santo Tomás y lo observas al modo neocón como una máquina inhumana que como huevo cósmico es perfecto y acabado desde su nacimiento a su muerte. Eso no es amor y seguimiento de Santo Tomás sino una pobre escuela que usa a Santo Tomás como escudo y armadura para dar batallas inútiles que estropician más que hacen progresar la comprensión, como fue la de Auxiliis.

Convendría leerse una buena introducción al santo para empezar a apreciarlo más allá de la mera cita. Por ejemplo la de Santiago Ramirez en la BAC. Y luego leer al mismo Santo Tomás en todos sus textos. Y luego, meditar con el santo, porque es alguien vivo y no muerto y que además fue persona viatora a la que hay que observar como hijo de Adán también.

Santo Tomás cambió varias veces de opinión en muchos temas. Se ve claramente en sus obras. En algunos puntos se niega claramente a desarrollar sus intuiciones en todo lo que dan de sí por elementos como el que he citado. El tema de la Inmaculada en concreto es debido principalmente a que la liturgia romana no celebraba la fiesta y así lo que tenía en mano se le fue volando cuando lo tocaba. Algo típico del neocón por mucho que les duela y que lo nieguen.

El Tomás pasional lo conozco bastante bien, y disfruto mucho con su humor, que la gente pierde en las anécdotas simples. El molles carne bene aptus mente vidimus, citando inocentemente a Aristóteles es genial, pero mucho más es cuando predica los pecados del matrimonio a los esposos y hace ver que pecan tanto los hombres como las mujeres hasta el punto que se oyen entre el texto las risas del pueblo en esa predicación. También cuando no duda en calificar de necedad un pensamiento y usa de epítetos que los caritatómetros rápidamente borrarían por inapropiados: nugax, nugatio, mendatio, etc.

Pero Santo Tomás no se libra de ser hijo de su tiempo, y si en algo se libró fue por mandar al garete lo que escribió cuando gustó de la verdad experimentalmente, al modo de los místicos. Lo que no desmerece su obra, pero nos da una iluminación importante sobre la misma.

Y si quieren entramos al trapo. Parece que tienen miedo a analizar la antiguedad con los criterios que aplican alegremente a los más modernos. Como si ciertas cosas no hubieran existido nunca. Eso es sesgar el análisis.

Un ronin católico dijo...

Por cierto, del profesor que hace una reverencia al citar a una autoridad hay que huir como de la peste. Una cosa es la deferencia a las autoridades en una materia y otra el neoconismo aplicado al tomismo (que lo hay y mucho y mucho daño ha hecho a los estudiosos de Santo Tomás). A tal respecto recuerdo a un profesor haciendo reverencias cada vez que citaba a Rahner. Da susto, en serio y que salga con esas es ponerse en el mismo plan que los que llaman neocones, si no lo ven, se lo digo. La autoridad de Santo Tomás no necesita reverencias paralitúrgicas ni obsequios serviles, sino aplicación de la inteligencia y la voluntad para usarla en teología.

Anónimo dijo...

Ludovicus dijo,

No es eso Ronin, no es eso. Simplemente, para enmendarle la plana a Santo Tomás hay que dar la talla. Fíjese el ridículo que hace Arraiz cada vez que se lo cita como autoridad.
Comparar con la profunda veneración del mismo Aquinate, quien tiene suma delicadeza en enmendar la plana a Aristoteles.

Walter E. Kurtz dijo...

Ronin: No se enoje, amigo. Sólo estoy haciendo una observación y dándole un consejo, para que no quede como Arráiz.

No estoy diciendo que el Aquinate no haya ido evolucionando en ciertos temas, ni que haya sido una máquina inhumana. Nada que ver.

Respecto a la introducción a la Summa del R.P. Santiago Ramírez O.P., sólo decirle que no se quede con ello, puesto que contiene varios errores. Por algún lado tengo una comunicación del P. Victorino explicando porqué decidieron conservar la introducción en la BAC a pesar de esos errores.

Me alegro si Ud. ha podido leer toda la obra del Aquinate y así aún tiene tiempo de meditarla. Y ser padre, esposo, trabajar, etc. Lo felicito, en serio.

Lo que quiero decir es otra cosa. Y le voy a poner un ejemplo.

Mucho se acostumbra actualmente a criticar la Commentaria del Cardenal Cayetano. No digo que no se pueda hacer, pero hay que ser un Fabro o Gilson. No sólo es difícil el acceso a los cientos de tomos, en latín, que abarcan esos comentarios, sino que, luego, hay que tener tiempo para leerlos y capacidad para entenderlos.

Del mismo modo, criticar al Aquinate muy suelto de cuerpo requiere un nivel que, al menos por lo que le leo, Ud. no tiene. Y me lo demuestra el hecho de que Ud. me traiga la cuestión de la Inmaculada y la relacione con la liturgia (¡!). En primer lugar, se han escrito tomos enteros explicando que Santo Tomás no se opuso al dogma de la Inmaculada Concepción tal cual sería siglos después definido por el beato Pío IX. Pero, además, la supuesta contradicción tiene su quid en la universalidad de la redención de Cristo, ¡no en la liturgia! (¿de dónde sacó eso?). Y, justamente, gracias a esto, como dijo el propio Pío IX, la definición salió como salió y no como algunos postuladores del dogma querían.

De vuelta, para criticar a Santo Tomás de Aquino, hay que tener espaldas. Y hasta que alguien me demuestre lo contrario, así como luego de Beethoven la música entró en decadencia, luego de Miguel Angel, Palladio, etc., lo hizo la arquitectura; del mismo modo, desde el Aquinate, ya no hay teología, sino exégesis, comentario o difusión.