sábado, 26 de abril de 2014

Aporías del juanpablismo

Se acusa a Juan Pablo II de encubrir a Marcial Maciel. El encubrimiento es un delito doloso en la mayoría de las legislaciones penales. Vale decir que supone mala fe en el encubridor.  Se trata de una acusación gravísima, que requiere pruebas proporcionadas, cuya existencia no conocemos. Por tanto, no podemos aceptar semejante acusación contra nadie, a menos que se suministren las pruebas del caso. Otra conducta, distinta y menos grave que el encubrimiento, es la negligencia en investigar y sancionar comportamientos como los de Maciel. Lo que tampoco nos consta con certeza. En todo caso, la gravedad del hecho merece una rigurosísima investigación, cosa que suponemos se realizó en la causa de beatificación y canonización del papa Wojtyla. Sin embargo, la celeridad de este proceso, que se ha llevado adelante incluso abreviando los cortos plazos establecidos por las reformas juanpablistas, unida a otros elementos de juicio, nos hacen pensar que estamos ante una canonización inoportuna.
El "juanpablismo" es un movimiento cuya actitud fundamental es el entusiasmo. Al calor de esta actitud, los apologetas del juanpablismo se muestran inmunes al desaliento, sin demasiadas preocupaciones por mantener un discurso coherente, homogéneo e históricamente riguroso. Tal vez un buen ejemplo de juanpablismo estusiasta se encuentre en las recientes declaraciones de Navarro-Valls: “Juan Pablo II no tuvo en la mano el resultado de esta investigación [sobre Maciel] pero sabía que había comenzado el proceso, para ir a fondo en ese caso”. Vale decir que según Navarro-Valls, Karol Wojtyla fue informado de las investigaciones vaticanas conducidas contra el inmoral fundador, que se iniciaron durante su pontificado.
Sin embargo, tiempo atrás:
- El postulador de la causa de Juan Pablo II, Slawomir Oder dijo: "Ha habido una investigación específica sobre esto para llegar a la máxima transparencia. Del estudio de todos los documentos ha surgido una respuesta clara: no hubo ninguna implicación de Juan Pablo II en ese caso".
¿Cómo es posible que alguien que no tuvo “ninguna implicación” en el caso supiera que se había “comenzado el proceso” de investigación?
- El Cardenal Stanislao Dziwisz, secretario personal de Karol Wojtyla, declaró: "Lo sé yo también, pero razonando a posteriori, que el Santo Padre nunca debió haber recibido a ese individuo. Pero Juan Pablo II cuando lo encontró ¡no sabía nada, absolutamente nada!" "¡Para él era todavía el fundador de un gran orden religiosa y basta, ninguno le había dicho nada! ¡Ni siquiera de los rumores que corrían!
¿Cómo es posible que alguien que no sabía “absolutamente nada”, “ni siquiera de los rumores que corrían”, supiera que se había “comenzado el proceso” de investigación?
Tal vez algún día pueda haber una explicación bien articulada y consistente sobre la relación de Juan Pablo II y Marcial Maciel. Hasta el momento, no la conocemos, por lo que no podemos consentir en esa “apologética” que censurara lúcidamente el p. Castellani.

6 comentarios:

sofronio dijo...

¿No leía los periódicos Karol Wojtyla?

Sinceramente, aunque nada se pueda demostrar, no me parece creíble su ignorancia; ni de este caso ni de otros miles. Parece imposible, en su caso, la ignorancia invencible. Otra cosa es la ignorancia crasa o la, aún peor, la ignorancia afectada.

De cualquier forma el juanpablismo que él inaugura es algo bastante peor el entusiasmo o a la supuesta ignorancia de la realidad; al definirlo así no se hace mención del veneno que supuso su doctrina acatólica para la Iglesia. Sobre la cual nada hay que añadir, ya que están recopilados sus muchísimos errores teológicos, filosóficos y aunque no le guste al melífluo personal oírlo, también sus varias herejías.

Este fallido intento de canonización es un escándalo mayúsculo para la fe de los sencillos. ¿Qué vurtud hay que emular de él? ¿besar coranes? ¿recibir el signo de la diosa Shiva en la frente? ¿su vomitivo ecumenismo?. Esta 'canonización' es un circo ¡¡el mayor espectáculo del mundo!! Pasen y vean. O mejor, recen, porque puede pasar cualquier cosa.

Martin Ellingham dijo...

Quiero señalar un punto tal vez marginal. El caso ilustra, a mi modesto entender, la inconveniencia de reducir el plazo de 50 años para iniciar una beatificación. Plazo que, con el aumento de la expectativa de vida, tal vez debió extenderse y no acortarse. Ya que el paso del tiempo permite una investigación histórica más rigurosa, muchos protagonistas de de los hechos se mueren y antes dan a conocer cosas que se reservaron en vida, cae la obligación moral de guardar algunos secretos, se desclasifican archivos, etc.
Saludos.

Ludovicus dijo...

Es así, estimado. Está claro que la única forma de descargar la responsabilidad de JP II es demostrar que su secretario privado por x motivo le ocultó información, y que su Secretario de Estado maniobró para enervar los procesos contra Maciel. Pero ocurre que el primero no sólo vive sino que es cardenal y arzobispo, y el segundo, decano del colegio cardenalicio hasta hace poco. Mientras vivan, nada se podrá avanzar.

EX_LC dijo...

La mejor explicación que conozco sobre este asunto es la Justo Mullor. Hubo un cerco de admiradores y amigos de Maciel en la Curia romana, que crearon la opinión común de que las acusaciones eran absurdas e infundadas, fruto de calumnias originadas en los enemigos de la Iglesia.
Juan Pablo II fue intransigente con Monseñor Julius Paetz, arzobispo de Poznan, compatriota y colaborador suyo al principio de su pontificado, quien fue suspendido de su cargo por el Papa el Jueves Santo del 2002, a pesar de que jamás aceptó el fundamento de las voces que lo acusaban de faltas semejantes, pero más limitadas, que las atribuidas a Maciel. El Papa no obtuvo de determinados canales la debida información sobre estas acusaciones, sino de su amiga Wanda Poltawska. ¿Por qué Juan Pablo II, de estar debidamente informado, iba a dejar de castigar a Maciel, si había castigado -dura e inmediatamente- a uno de los primeros colaboradores que tuvo en su pontificado?

Fernando Romero Moreno dijo...

Recomiendo leer "El coraje de ser católicos" de George Weigel, en el cual analiza con seriedad los casos de abusos sexuales y pedofilia en los EE.UU. Es un autor neoconservador y liberal en lo económico, pero bastante ortodoxo otros temas. En fin, mi crítica a sus ideas ya la hice en mi "Los neomaritaineanos". Pero, nobleza obliga, en este libro, el biógrafo "oficioso" de Juan Pablo II, hace una dura crítica a la Curia, al Secretario de Estado y a los Obispos norteamericanos, por el mal manejo de esta triste situación. El libro fue escrito cuando aún vivía Juan Pablo II y recuerdo haberlo leído en el 2004. Ahora lo estoy releyendo y veo cuántas cosas se me pasaron por alto. Por ej. queda clara la paulatina y firme toma de posición que Juan Pablo II fue tomando en este tema, luego profundizada por Bendicto XVI. Si hay alguien que sale libre de culpa y cargo en este tema es precisamente Juan Pablo II. No toca el tema Maciel, porque aún era poco lo que se conocía en la opinión pública. Y ese punto es uno de los errores, aunque comprensibles, del libro. Señala como una de las causas más importantes de la crisis a la formación progresista que hubo en los seminarios en las década de los 70 y 80, sin advertir que similares problemas existían en instituciones o ambientes "conservadores", como salió a la luz luego durante el Pontificado de Benedicto XVI. Creo que juzgar a Juan Pablo II como cómplice de Maciel es un juicio temerario grave. Por lo mismo podrían considerarse cómplices,aunque en diverso grado, a todos los Papss a los que Maciel logró engañar, desde Pío XII en adelante...Me parece que sería un abuso...Creo en la santidad de Juan Pablo II, sin caer en las simplificaciones neoconservadoras y sabiendo que la canonización lo es de su persona, no de todo lo que hizo en su vida o en su Pontificado. Tengo mis serias dudas sobre algunas cuestiones del mismo. Pero en líneas generales el balance me da positivo. Claro que a veces es fácil opinar cuando no se tiene experiencia de gobierno (ni tan siquiera de un club barrial), con las limitaciones y condicionamientos que esto conlleva...Con disidencia en los "modos", creo que muchas de las cosas escritas en Infocaótica y en The Wanderer han ayudado a corregir ciertas "taras" de algunas mentalidades tradicionalistas y conservadoras. La acusación de filo- lefebvrismo hecha por el P. Iraburu - por quien tengo un gran respeto - me pareció a todas luces injusta. Tal vez medios como estos deberían tener alguna clave de acceso, para no escandalizar inútilmente a los católicos de a pie. Pero valoro mucha de las cosas que escriben. Mi disidencia acerca de figuras como las de Juan Pablo II o Escrivá de Balaguer no me lleva a considerarlos cuasi- cismáticos...No me queda claro el carácter "preceptivo" de las canonizaciones al que hace referencia el P. Iraburu, pero supongo que pensadores serios como De Mattei y otros de su línea, tendrán argumentos serios ante esta afirmación. Yo por mi parte la acepto porque estoy convencido de la santidad de Juan Pablo II desde hace años, al margen de cuán vinculante sea lo preceptivo de las canonizaciones...

Fernando Romero Moreno

Anónimo dijo...

EX-LC dice:"¿Por qué Juan Pablo II, de estar debidamente informado, iba a dejar de castigar a Maciel, si había castigado -dura e inmediatamente- a uno de los primeros colaboradores que tuvo en su pontificado?"
PEDRO HISPANO: Pues por lo que fuera, pero el caso es que no se detuvo en "no condenarlo" sino que lo alabó públicamente. Y ese es un problema añadadido a lo de no estar informado. Que un Papa alabe en público a una persona aún viva no es muestra de prudencia, precisamente. Y no se trata aquí de prudencia heroica sino de la más elemental. De la que demostró carecer en un caso tan grave.
Y el supuesto "cerco" de la Curia, que habría estado dominada por los adictos a Maciel, puede ser. Pero no resulta muy creible en un organismo tan complejo como ese.